Tener un buen control de la diabetes y mantener hábitos de vida saludables, además de seguir el tratamiento son claves para que una persona con diabetes mellitus tenga una mejor calidad de vida. En ese contexto, gracias a la Ley Cenabast que está vigente desde el 2020, se pueden encontrar 16 medicamentos y 2 insulinas a un menor precio en las farmacias adheridas a la ley, ya que la normativa establece un precio máximo de venta y que en algunos casos el ahorro puede ser de más del 80%.
Un reciente estudio publicado en JAMA Network Open ha encontrado que las personas que toman semaglutida, ya sea para la diabetes o para la pérdida de peso, reportan más frecuentemente pensamientos suicidas en comparación con quienes usan otros medicamentos. Este hallazgo añade una capa de preocupación a las ya existentes inquietudes sobre los efectos del medicamento en la salud mental. La semaglutida, comercializada como Ozempic para la diabetes y Wegovy para la pérdida de peso, ha ganado popularidad debido a sus beneficios prometedores, que incluyen mejoras en enfermedades renales y cáncer. Sin embargo, el riesgo potencial de problemas de ánimo no es nuevo. En el pasado, medicamentos para la pérdida de peso que alteran el apetito, como el rimonabant, fueron retirados del mercado debido a su asociación con un aumento en el riesgo de suicidio. El estudio reciente se basa en una base de datos global de la Organización Mundial de la Salud que compila informes de eventos adversos. Los investigadores analizaron más de 82,000 informes y encontraron 107 casos de pensamientos suicidas entre pacientes que tomaban semaglutida, en contraste con 162 casos en pacientes que tomaban liraglutida, otro medicamento similar pero más antiguo. El riesgo de pensamientos suicidas fue alto en personas que usaban semaglutida, aumento 45% en comparación con otros medicamentos. Los autores del estudio notaron que el riesgo se incrementaba considerablemente en pacientes que también tomaban antidepresivos, sugiriendo una posible interacción entre semaglutida y medicamentos para la depresión. Sin embargo, al excluir estos casos, el riesgo asociado con semaglutida desapareció, lo que podría indicar que la combinación con antidepresivos podría estar influyendo en los resultados. Críticos del estudio, como el Dr. Mahyar Etminan y el profesor Ian Douglas, argumentan que la evidencia presentada es preliminar y no prueba una causalidad directa entre semaglutida y pensamientos suicidas. Los expertos en seguridad de medicamentos sugieren ser cautelosos y tener en cuenta el historial de salud mental de los pacientes al recetar estos medicamentos. La investigación sigue en curso, y mientras tanto, los médicos y pacientes deben considerar cuidadosamente el riesgo y los beneficios de los tratamientos con semaglutida.
Un estudio publicado recientemente por la revista médica The Lancet señala que más de mil millones de personas en todo el mundo viven con obesidad, un factor de riesgo clave para varias enfermedades no transmisibles, incluido el cáncer. Es decir, una de cada ocho personas en el mundo es obesa. PUBLICIDAD Según el estudio, las tasas de obesidad se han duplicado entre los adultos y se ha cuadriplicado entre los niños y adolescentes de 5 a 19 años desde 1990. Aunado a ello, las cifras actuales indican que el 43% de los adultos tienen sobrepeso – o cuatro de cada 10 personas. Otros datos de interés del estudio mencionan que la prevalencia del sobrepeso varía según la región, y va del 67% en América al 31% en África. Si bien alguna vez se pensó que era un problema de los países de ingreso alto, el sobrepeso va en aumento en los países de ingresos bajo y mediano. Cabe señalar que la obesidad es uno de los principales factores de riesgo para numerosas enfermedades no transmisibles, entre las que se incluyen la diabetes, enfermedades cardiovasculares, hipertensión, accidentes cerebrovasculares e incluso algunos tipos de cánceres. CAUSAS El sobrepeso y la obesidad son la consecuencia de un desequilibrio entre la ingesta calórica (alimentación) y el gasto calórico (actividad física), de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS). En la mayoría de los casos, la obesidad es una enfermedad multifactorial que se debe a un entorno obesogénico, factores psicosociales y variantes genéticas. PUBLICIDAD El entorno obesogénico está relacionado con factores estructurales que limitan la disponibilidad de alimentos saludables y asequibles, la falta de situaciones en las que sea fácil y seguro realizar actividad física y la ausencia de un entorno legal y reglamentario adecuado, según el organismo. Al mismo tiempo, la falta de una respuesta eficaz del sistema de salud para identificar el exceso de aumento de peso y de depósitos de grasa durante las primeras etapas agrava la problemática. RIESGOS, DIAGNÓSTICO, TRATAMIENTO En ese sentido, el Dr. Rafael Florenciano, Jefe de Cardiología del Hospital Quirón de Torrevieja, España, comenta en entrevista con Metro World News que la asociación entre obesidad y enfermedades cardiovasculares es compleja. “Por un lado, la obesidad puede facilitar la aparición de factores de riesgo cardiovascular conocidos, como pueden ser la hipertensión o la diabetes. Por otro lado, puede ser dañina en sí misma, ya que puede producir inflamación, activación neurohormonal y aumentar la cantidad de insulina en sangre – fenómenos que dañan el sistema cardiovascular”, asevera. Así mismo, agrega que los obesos tienen menos calidad de vida y que su esperanza de vida también es más corta que los no obesos. “Es importante saber que la obesidad como tal tiene sus riesgos y estos se relacionan con las enfermedades del corazón. Es un factor de riesgo para diversas enfermedades coronarias como son infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca, algunas arritmias y muerte súbita”, advierte el experto. Si bien el peso de una persona es el resultado de la masa muscular, los huesos, la grasa y/o el agua en el cuerpo, la obesidad se presenta con el transcurso del tiempo, cuando se ingieren más calorías que las que se queman. Y entre los factores que pueden afectar el peso se incluyen la constitución genética, el exceso de comida, el consumo de alimentos ricos en grasas y la falta de actividad física. Los tratamientos más comunes para la pérdida de peso, precisa el Dr. Rafael Florenciano, giran en torno a la alimentación saludable y la actividad física. Sin embargo, añade, también hay varios medicamentos que son útiles en la pérdida de peso. “Y cuando todo lo anterior falla o existe obesidad mórbida, el único tratamiento útil es la cirugía bariátrica, como el bypass, con pérdidas de peso que pueden llegar al 50% del exceso de peso. Esta cirugía puede mejorar significativamente los niveles de presión arterial, glucosa, colesterol y calidad de vida”, concluye. Metro habló con el doctor Néstor Apae, cirujano bariatra y director de la Clínica de Especialistas en Cirugía de Obesidad, para saber más. P: ¿Qué opina sobre estos datos tan alarmantes en torno a la obesidad? —Sin duda alguna, la obesidad es una pandemia que ha tenido grandes repercusiones en materia de salud en todo el mundo. Son datos alarmantes, sobre todo si tomamos en cuenta que cada vez hay más información sobre cómo prevenir y cómo tratar el sobrepeso y la obesidad, incluso al tratarse de una enfermedad multifactorial. P: ¿Cuál es la diferencia entre sobrepeso y obesidad? —Según la OMS, la principal diferencia entre sobrepeso y obesidad es el grado de acumulación de grasa corporal. El sobrepeso se refiere a un estado en el cual una persona tiene un peso corporal más alto del considerado saludable para su estatura y composición corporal, mientras que la obesidad se refiere a una acumulación excesiva de grasa corporal. Un Índice de Masa Corporal (IMC) entre 25 y 29.9 se considera sobrepeso, mientras que uno de 30 o más se considera obesidad. El IMC es fácil de calcular, dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros. El sobrepeso puede ser un factor de riesgo para estas enfermedades, pero en mucha menor medida que la obesidad, la cual se asocia con una serie de problemas de salud graves. En todo caso, es fundamental tratar de combatir cualquiera de las dos condiciones para reducir las posibles consecuencias negativas que se deriven. P: ¿Cómo se pueden combatir el sobrepeso y la obesidad? —Existen varias formas de combatir el sobrepeso y la obesidad. Lo fundamental es saber identificar cuál es la más adecuada a cada caso, y aplicarla con tal de reducir las consecuencias negativas de estas afecciones. Algunas de las medidas incluyen cambios en la dieta, ejercicio o actividad física, un buen manejo del estrés u otras condiciones psicológicas que puedan llevar a cambios en el peso de una persona, dormir bien, etc. Si los cambios en la dieta y el ejercicio no son suficientes para combatir el sobrepeso o la obesidad, es recomendable consultar a un especialista. En casos extremos de obesidad, cuando otras opciones han fallado y se presentan comorbilidades graves, se puede recomendar una cirugía bariátrica, siendo esta una opción muy efectiva, aunque requiere de un seguimiento y cambios en el estilo de vida a largo plazo.
Ozempic, es un medicamento inyectable originalmente ideado para tratar la diabetes tipo 2. Sin embargo, en el último año, este tratamiento se ha convertido en una herramienta para combatir la obesidad y el sobrepeso. Aunque efectivo, está lejos de ser un tratamiento milagro. Eficaz, con límites. Durante el último año, un medicamento destinado a tratar la diabetes, Ozempic, se ha convertido en una promesa a la hora de evitar la obesidad. A pesar de su efectividad demostrada en este sentido, hay que tener en cuenta que no se trata de un tratamiento milagro. Como tantas otras formas de luchar contra la obesidad, la semaglutida presenta un pero importante: el efecto rebote. Un estudio realizado en este contexto y publicado en la revista Diabetes, Obesity and Metabolism, los pacientes tratados con semaglutida como forma de aliviar problemas de obsesidad, recuperaron en promedio dos tercios del peso perdido durante el tratamiento. Otro de los problemas documentados con respecto a este uso alternativo del fármaco ha sido la falta de suministro. Efectos secundarios. Como cualquier otro medicamento, la semaglutida tiene también efectos secundarios. Los posibles efectos secundarios considerados “graves” de este medicamento se restringen a la enfermedad ocular diabética y, con poca frecuencia, a inflamación en el páncreas y posibles reacciones alérgicas. El tratamiento también provoca otros efectos adversos más leves pero a la vez más habituales, como las náuseas, diarrea o, también en su uso prescrito para diabéticos, hipoglucemia. Náuseas y diarrea, eso sí, tienden a desaparecer con el tiempo. Hasta la saciedad. La semaglutida funciona como un análogo de la hormona GLP-1. Esta hormona es segregada durante nuestro proceso digestivo. Lo que hace este fármaco es ralentizar el tránsito intestinal, fomentando así la sensación de saciedad y, a la vez, pudiendo causar náuseas. En resumen, Ozempic hace que aumente nuestra sensación de saciedad, con lo que hace que consumamos menos alimentos y así perdamos peso. Curiosamente, también existen algunos indicios de que este medicamento lleva a un menor consumo de alcohol. La cara más visible, pero no la única. Y a pesar de todo, la aparición de Ozempic en el mapa es una buena noticia. Más allá del consejo de no dejarse llevar por las recomendaciones sanitarias de las celebrities de turno, fármacos como este pueden ayudarnos a luchar, no contra la obesidad en sí misma, sino contra el gran reto sanitario de nuestra era: las enfermedades no transmisibles. Ozempic no es el único fármaco con potencial para ayudarnos en esta lucha, pero sobre todo lo que se ha hecho evidente es que el tratamiento de estos problemas no debe dejarse sólo en las manos de un fármaco (o al menos no de momento), sino que debe comprender un cambio más profundo en nuestros estilos de vida.
Tener un buen control de la diabetes y mantener hábitos de vida saludables, además de seguir el tratamiento son claves para que una persona con diabetes mellitus tenga una mejor calidad de vida. En ese contexto, gracias a la Ley Cenabast que está vigente desde el 2020, se pueden encontrar 16 medicamentos y 2 insulinas a un menor precio en las farmacias adheridas a la ley, ya que la normativa establece un precio máximo de venta y que en algunos casos el ahorro puede ser de más del 80%.
Un reciente estudio publicado en JAMA Network Open ha encontrado que las personas que toman semaglutida, ya sea para la diabetes o para la pérdida de peso, reportan más frecuentemente pensamientos suicidas en comparación con quienes usan otros medicamentos. Este hallazgo añade una capa de preocupación a las ya existentes inquietudes sobre los efectos del medicamento en la salud mental. La semaglutida, comercializada como Ozempic para la diabetes y Wegovy para la pérdida de peso, ha ganado popularidad debido a sus beneficios prometedores, que incluyen mejoras en enfermedades renales y cáncer. Sin embargo, el riesgo potencial de problemas de ánimo no es nuevo. En el pasado, medicamentos para la pérdida de peso que alteran el apetito, como el rimonabant, fueron retirados del mercado debido a su asociación con un aumento en el riesgo de suicidio. El estudio reciente se basa en una base de datos global de la Organización Mundial de la Salud que compila informes de eventos adversos. Los investigadores analizaron más de 82,000 informes y encontraron 107 casos de pensamientos suicidas entre pacientes que tomaban semaglutida, en contraste con 162 casos en pacientes que tomaban liraglutida, otro medicamento similar pero más antiguo. El riesgo de pensamientos suicidas fue alto en personas que usaban semaglutida, aumento 45% en comparación con otros medicamentos. Los autores del estudio notaron que el riesgo se incrementaba considerablemente en pacientes que también tomaban antidepresivos, sugiriendo una posible interacción entre semaglutida y medicamentos para la depresión. Sin embargo, al excluir estos casos, el riesgo asociado con semaglutida desapareció, lo que podría indicar que la combinación con antidepresivos podría estar influyendo en los resultados. Críticos del estudio, como el Dr. Mahyar Etminan y el profesor Ian Douglas, argumentan que la evidencia presentada es preliminar y no prueba una causalidad directa entre semaglutida y pensamientos suicidas. Los expertos en seguridad de medicamentos sugieren ser cautelosos y tener en cuenta el historial de salud mental de los pacientes al recetar estos medicamentos. La investigación sigue en curso, y mientras tanto, los médicos y pacientes deben considerar cuidadosamente el riesgo y los beneficios de los tratamientos con semaglutida.
Un estudio publicado recientemente por la revista médica The Lancet señala que más de mil millones de personas en todo el mundo viven con obesidad, un factor de riesgo clave para varias enfermedades no transmisibles, incluido el cáncer. Es decir, una de cada ocho personas en el mundo es obesa. PUBLICIDAD Según el estudio, las tasas de obesidad se han duplicado entre los adultos y se ha cuadriplicado entre los niños y adolescentes de 5 a 19 años desde 1990. Aunado a ello, las cifras actuales indican que el 43% de los adultos tienen sobrepeso – o cuatro de cada 10 personas. Otros datos de interés del estudio mencionan que la prevalencia del sobrepeso varía según la región, y va del 67% en América al 31% en África. Si bien alguna vez se pensó que era un problema de los países de ingreso alto, el sobrepeso va en aumento en los países de ingresos bajo y mediano. Cabe señalar que la obesidad es uno de los principales factores de riesgo para numerosas enfermedades no transmisibles, entre las que se incluyen la diabetes, enfermedades cardiovasculares, hipertensión, accidentes cerebrovasculares e incluso algunos tipos de cánceres. CAUSAS El sobrepeso y la obesidad son la consecuencia de un desequilibrio entre la ingesta calórica (alimentación) y el gasto calórico (actividad física), de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS). En la mayoría de los casos, la obesidad es una enfermedad multifactorial que se debe a un entorno obesogénico, factores psicosociales y variantes genéticas. PUBLICIDAD El entorno obesogénico está relacionado con factores estructurales que limitan la disponibilidad de alimentos saludables y asequibles, la falta de situaciones en las que sea fácil y seguro realizar actividad física y la ausencia de un entorno legal y reglamentario adecuado, según el organismo. Al mismo tiempo, la falta de una respuesta eficaz del sistema de salud para identificar el exceso de aumento de peso y de depósitos de grasa durante las primeras etapas agrava la problemática. RIESGOS, DIAGNÓSTICO, TRATAMIENTO En ese sentido, el Dr. Rafael Florenciano, Jefe de Cardiología del Hospital Quirón de Torrevieja, España, comenta en entrevista con Metro World News que la asociación entre obesidad y enfermedades cardiovasculares es compleja. “Por un lado, la obesidad puede facilitar la aparición de factores de riesgo cardiovascular conocidos, como pueden ser la hipertensión o la diabetes. Por otro lado, puede ser dañina en sí misma, ya que puede producir inflamación, activación neurohormonal y aumentar la cantidad de insulina en sangre – fenómenos que dañan el sistema cardiovascular”, asevera. Así mismo, agrega que los obesos tienen menos calidad de vida y que su esperanza de vida también es más corta que los no obesos. “Es importante saber que la obesidad como tal tiene sus riesgos y estos se relacionan con las enfermedades del corazón. Es un factor de riesgo para diversas enfermedades coronarias como son infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca, algunas arritmias y muerte súbita”, advierte el experto. Si bien el peso de una persona es el resultado de la masa muscular, los huesos, la grasa y/o el agua en el cuerpo, la obesidad se presenta con el transcurso del tiempo, cuando se ingieren más calorías que las que se queman. Y entre los factores que pueden afectar el peso se incluyen la constitución genética, el exceso de comida, el consumo de alimentos ricos en grasas y la falta de actividad física. Los tratamientos más comunes para la pérdida de peso, precisa el Dr. Rafael Florenciano, giran en torno a la alimentación saludable y la actividad física. Sin embargo, añade, también hay varios medicamentos que son útiles en la pérdida de peso. “Y cuando todo lo anterior falla o existe obesidad mórbida, el único tratamiento útil es la cirugía bariátrica, como el bypass, con pérdidas de peso que pueden llegar al 50% del exceso de peso. Esta cirugía puede mejorar significativamente los niveles de presión arterial, glucosa, colesterol y calidad de vida”, concluye. Metro habló con el doctor Néstor Apae, cirujano bariatra y director de la Clínica de Especialistas en Cirugía de Obesidad, para saber más. P: ¿Qué opina sobre estos datos tan alarmantes en torno a la obesidad? —Sin duda alguna, la obesidad es una pandemia que ha tenido grandes repercusiones en materia de salud en todo el mundo. Son datos alarmantes, sobre todo si tomamos en cuenta que cada vez hay más información sobre cómo prevenir y cómo tratar el sobrepeso y la obesidad, incluso al tratarse de una enfermedad multifactorial. P: ¿Cuál es la diferencia entre sobrepeso y obesidad? —Según la OMS, la principal diferencia entre sobrepeso y obesidad es el grado de acumulación de grasa corporal. El sobrepeso se refiere a un estado en el cual una persona tiene un peso corporal más alto del considerado saludable para su estatura y composición corporal, mientras que la obesidad se refiere a una acumulación excesiva de grasa corporal. Un Índice de Masa Corporal (IMC) entre 25 y 29.9 se considera sobrepeso, mientras que uno de 30 o más se considera obesidad. El IMC es fácil de calcular, dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros. El sobrepeso puede ser un factor de riesgo para estas enfermedades, pero en mucha menor medida que la obesidad, la cual se asocia con una serie de problemas de salud graves. En todo caso, es fundamental tratar de combatir cualquiera de las dos condiciones para reducir las posibles consecuencias negativas que se deriven. P: ¿Cómo se pueden combatir el sobrepeso y la obesidad? —Existen varias formas de combatir el sobrepeso y la obesidad. Lo fundamental es saber identificar cuál es la más adecuada a cada caso, y aplicarla con tal de reducir las consecuencias negativas de estas afecciones. Algunas de las medidas incluyen cambios en la dieta, ejercicio o actividad física, un buen manejo del estrés u otras condiciones psicológicas que puedan llevar a cambios en el peso de una persona, dormir bien, etc. Si los cambios en la dieta y el ejercicio no son suficientes para combatir el sobrepeso o la obesidad, es recomendable consultar a un especialista. En casos extremos de obesidad, cuando otras opciones han fallado y se presentan comorbilidades graves, se puede recomendar una cirugía bariátrica, siendo esta una opción muy efectiva, aunque requiere de un seguimiento y cambios en el estilo de vida a largo plazo.
Ozempic, es un medicamento inyectable originalmente ideado para tratar la diabetes tipo 2. Sin embargo, en el último año, este tratamiento se ha convertido en una herramienta para combatir la obesidad y el sobrepeso. Aunque efectivo, está lejos de ser un tratamiento milagro. Eficaz, con límites. Durante el último año, un medicamento destinado a tratar la diabetes, Ozempic, se ha convertido en una promesa a la hora de evitar la obesidad. A pesar de su efectividad demostrada en este sentido, hay que tener en cuenta que no se trata de un tratamiento milagro. Como tantas otras formas de luchar contra la obesidad, la semaglutida presenta un pero importante: el efecto rebote. Un estudio realizado en este contexto y publicado en la revista Diabetes, Obesity and Metabolism, los pacientes tratados con semaglutida como forma de aliviar problemas de obsesidad, recuperaron en promedio dos tercios del peso perdido durante el tratamiento. Otro de los problemas documentados con respecto a este uso alternativo del fármaco ha sido la falta de suministro. Efectos secundarios. Como cualquier otro medicamento, la semaglutida tiene también efectos secundarios. Los posibles efectos secundarios considerados “graves” de este medicamento se restringen a la enfermedad ocular diabética y, con poca frecuencia, a inflamación en el páncreas y posibles reacciones alérgicas. El tratamiento también provoca otros efectos adversos más leves pero a la vez más habituales, como las náuseas, diarrea o, también en su uso prescrito para diabéticos, hipoglucemia. Náuseas y diarrea, eso sí, tienden a desaparecer con el tiempo. Hasta la saciedad. La semaglutida funciona como un análogo de la hormona GLP-1. Esta hormona es segregada durante nuestro proceso digestivo. Lo que hace este fármaco es ralentizar el tránsito intestinal, fomentando así la sensación de saciedad y, a la vez, pudiendo causar náuseas. En resumen, Ozempic hace que aumente nuestra sensación de saciedad, con lo que hace que consumamos menos alimentos y así perdamos peso. Curiosamente, también existen algunos indicios de que este medicamento lleva a un menor consumo de alcohol. La cara más visible, pero no la única. Y a pesar de todo, la aparición de Ozempic en el mapa es una buena noticia. Más allá del consejo de no dejarse llevar por las recomendaciones sanitarias de las celebrities de turno, fármacos como este pueden ayudarnos a luchar, no contra la obesidad en sí misma, sino contra el gran reto sanitario de nuestra era: las enfermedades no transmisibles. Ozempic no es el único fármaco con potencial para ayudarnos en esta lucha, pero sobre todo lo que se ha hecho evidente es que el tratamiento de estos problemas no debe dejarse sólo en las manos de un fármaco (o al menos no de momento), sino que debe comprender un cambio más profundo en nuestros estilos de vida.