No hay persona en el mundo que no conozca al DeLorean DMC-12, aunque es posible que muchos ignoren su nombre y hasta su origen. Sin embargo, con solo decir que fue la máquina del tiempo de la saga Volver al futuro , todos sabrán de qué se trata. Ese vehículo futurista realmente existió y fue uno de los grandes fracasos de la industria automotriz. Fue creado por John DeLorean, un ingeniero y empresario que a mediados de la década de 1970 decidió independizarse y crear su propia marca. Desde sus innovaciones revolucionarias en General Motors hasta el lanzamiento de su propio automóvil icónico, la historia de DeLorean es un relato fascinante que trasciende los límites de la ingeniería y el negocio para adentrarse en el terreno de la intriga y la pasión. Nacido en Detroit en 1925, comenzó su carrera en la industria automotriz con GM. Su talento innato y su pasión por el diseño lo llevaron a ascender rápidamente en la compañía, convirtiéndose en uno de los ejecutivos más jóvenes de la misma. Fue clave en el desarrollo del legendario Pontiac GTO, considerado el primer muscle car americano. Sin embargo, su ambición iba más allá de las paredes de GM. En 1973, dio el salto y fundó su propia compañía, DeLorean Motor Company (DMC), con la visión de crear un automóvil deportivo de lujo que rompiera con los moldes establecidos. El resultado de esta visión audaz fue el DeLorean DMC-12, un vehículo con un diseño futurista y características únicas como su carrocería de aluminio sin pintar y sus puertas de apertura vertical. Aunque el potencial del DMC-12 era evidente, la producción enfrentó numerosos obstáculos, desde problemas financieros hasta desafíos logísticos. Para hacer realidad su visión, este emprendedor visionario contó con la colaboración de Colin Chapman, fundador de Lotus Cars y experto en diseño e ingeniería automotriz. Chapman, que gestionaba con gran éxito su propio equipo de la Fórmula 1, aportó su experiencia técnica y su enfoque en la simplicidad y la eficiencia, pero incluso su genio no pudo salvar al DMC-12 de los problemas que enfrentaba. Desde su nacimiento el proyecto de DeLorean estuvo marcado por la controversia. Como primera medida, el empresario no pudo cumplir con la promesa de un auto que fuera vendido por 12.000 dólares (de ahí su nombre) y le puso un precio final de 24.000 dólares. Además, el auto contaba con un motor muy poco potente para un deportivo. Todo esto hizo que DeLorean tuviese la necesidad imperiosa de conseguir dinero para salvar su empresa, que tenía su base de producción en Irlanda para aprovechar diversos beneficios impositivos. La crisis de DMC se agravó aún más cuando la justicia irlandesa inició una investigación por presunto fraude financiero al mismo tiempo que el propio DeLorean fue acusado por lavado de dinero y tráfico de drogas. Todo eso dañó la reputación y la confianza en la marca, que finalmente se declaró en bancarrota en 1982 luego de producir solo 9.200 unidades de su único modelo. El juicio que enfrentó el empresario en Estados Unidos fue uno de los casos más mediáticos de la época. Según la acusación, el ejecutivo había acordado utilizar su compañía para lavar el dinero que recibiría a cambio de facilitar un tráfico de cocaína de 200 kilos. DeLorean se había reunido varias veces con agentes encubiertos del FBI, quienes se hacían pasar por inversores y traficantes de drogas interesados en ayudarlo a salvar su compañía en crisis. El fundador de DMC se defendió alegando que había sido víctima de una estratagema del FBI para incriminarlo y que nunca había tenido intención de cometer ningún delito. Además, argumentó que había sido presionado para aceptar la oferta de los agentes encubiertos debido a los problemas financieros de su compañía. Finalmente, en agosto de 1984, el hombre fue declarado inocente de todos los cargos en su contra. El jurado aceptó que había sido víctima de una provocación ilegal por parte del FBI y no había tenido intención de cometer ningún delito. No obstante, todo el caso afectó seriamente su imagen. Por esas cosas del destino, el éxito que tanto buscaba para su auto lo alcanzó años después a través de Volver al futuro , que convirtió al DMC-12 en un icono de la cultura popular estadounidense y en uno de los vehículos más codiciados por coleccionistas. El ingeniero falleció en el estado de Nueva Jersey en marzo de 2005, a sus 80 años de edad. Para ese entonces, se encontraba trabajando en el proyecto de una empresa de relojes de alta gama, llamada DeLorean Time.
En las últimas horas ha llamado la atención una información sobre el complejo de cines Cinépolis, en específico el edificio ubicado en la comuna de La Reina, de los más concurridos de la Región Metropolitana. Actualmente está en venta, pese a que la sede, con 16 salas, reporta ingresos mensuales cercanos a los $153 millones. Hasta el momento la operación es liderada por el Banco Itaú, en representación de los propietarios del inmueble, Banchile Rentas Inmobiliarias, una filial de Banchile Administradora General de Fondos (AGF), ligada al Banco de Chile y, en última instancia, al Grupo Quiñenco de la familia Luksic. Cabe recordar que, el edificio –que cuenta con una superficie superior a los 27.500 metros cuadrados– fue adquirido hace seis años: junio de 2019. No obstante, Banchile Rentas Inmobiliarias comenzó un proceso de liquidación desde el año pasado, a raíz de la imposibilidad de extender su estrategia de inversiones, con deudas superiores a los $325 mil millones. Según lo informado por el Diario Financiero (DF), la comercialización del recinto, con dirección en Avenida Ossa 655, se está realizando de manera discreta, contactando directamente a posibles compradores como aseguradoras, family offices y fondos de renta. La advertencia que hicieron para el futuro comprador es que deberá respetar el contrato de arriendo vigente con Cinépolis, firmado en 2019 en la venta original. Dicho acuerdo establece un arriendo total por dos décadas sin opción de término anticipado y con posibilidad de extenderlo por cinco años. Además, el contrato incluye los locales comerciales y más de 500 estacionamientos. Y como si fuera poco, Itaú seguirá siendo el titular de la hipoteca. Por el momento, el precio del inmueble sigue siendo reservado, aunque se estima que su valor ronda los 25 millones de dólares, algo así como $23.300 millones. Fuente: Publimetro
El nacimiento de La Pantera Rosa continúa siendo uno de los más inusuales de la historia de la cinematografía. Incluso en tiempos actuales, donde se convirtió en moneda corriente adaptar libros, cómics, videojuegos, juegos de mesa y hasta películas animadas en su equivalente live action. De todas formas, lo del felino rosa se mantiene como una rareza, ya que el divertido y pícaro personaje surgió de una secuencia de créditos hecha para la película La Pantera Rosa (1963). En una época donde la ficha técnica iba al comienzo del filme, el personaje animado le robó todo el protagonismo a Peter Sellers antes de que apareciera en pantalla como el Inspector Clouseau. El nacimiento de La Pantera Rosa En la película original, la pantera rosa no es más que el nombre de una joya rosa en la que se puede ver la silueta de una pantera en su interior. Al igual que el maletín de “Pulp Fiction”, la piedra preciosa es simplemente una excusa que hace avanzar la trama centrada en El Fantasma, un conocido ladrón de joyas y Clouseau, el inspector más torpe de Europa. Sin embargo, para los créditos iniciales, el director Blake Edwards tuvo la acertada idea de contratar al productor David DePatie y al animador Friz Freleng para que le den vida y forma al animal. El pedido era simple: quería un personaje gracioso, mudo y de color rosa. Pero la Pantera Rosa no sólo es graciosa, también es traviesa y pícara. Tiene la picardía propia que brota del particular humor de Freleng. El animador que también creó a algunos de los “Looney Tunes” más recordados: Porky Pig, Piolín, El gato Silvestre, Sam Bigotes y Speedy Gonzales. “Es promiscua, amante de la diversión, diabólica y bromista”, aseguró Edwards. DePatie agrega un detalle más. “La clave de La Pantera Rosa es la simplicidad y la identificación. Y hay algo más que la acompaña también: la sofisticación”, resumió en el documental Behind the Feline: The Cartoon Phenomenon (2023). Y, si algo ayudó a esa sofisticación, fue la banda sonora de Henry Mancini, la cual sería tan icónica como el propio personaje. Se hicieron más de 100 bocetos en los que trabajaron muchos diseñadores que pasaron varias noches sin dormir hasta que finalmente Edwards aprobó la versión final del dibujo. Así nació el personaje. La secuencia de créditos, en la que la Pantera Rosa se dio a conocer al mundo, dura ni más ni menos que 3 minutos y medio. En ella se puede ver cómo el felino modifica, reinventa, corrige y sabotea los títulos. El Oscar y la consagración En las primeras proyecciones ya se podía ver que el personaje animado sería un éxito. Cuando se terminaba la secuencia de créditos, el cine debía prender las luces y apagar el proyector para darle tiempo a la audiencia de aplaudir y gritar antes de poder continuar con la función. “Nunca vi una reacción así”, asegura DePatie. Incluso se dice que las personas pagaban la entrada de cine solamente para ver la animación del comienzo, como si se tratara de una obra independiente al resto de la película. En ese sentido, la Pantera Rosa se adelantó a lo que muchos años después Pixar convertiría en marca registrada: presentar un corto antes de la función principal. El éxito fue tal que DePatie empezó a creer que el personaje tenía vida más allá de aquellos créditos. Curiosamente, Freleng no estaba de acuerdo, él creía que La Pantera Rosa era cosa de una sola vez. El animador era un genio artístico pero ciertamente carecía de la visión comercial de su socio. Afortunadamente, DePatie desoyó la opinión del mismísimo creador de La Pantera Rosa y fue a negociar un acuerdo con United Artists. No sólo consiguió un contrato para producir 156 cortos animados, sino que también logró quedarse con el 25% de los derechos de autor del personaje. Algo que parecía impensado y que Freleng creía imposible. El primero de esos episodios fue “The Pink Phink”, la famosa animación en que La Pantera Rosa compite con un pintor por pintar una casa de azul o de rosa. No le fue nada mal, el cortometraje ganó el Óscar al Mejor Cortometraje Animado en 1965. A partir de allí, el personaje terminó de despegar y se convirtió en un fenómeno mundial, adorado en Europa y Sudamérica. Un personaje inmortal La Pantera Rosa es una animación propia de su época. Su minimalismo, su estilo “cartoon modern”, sus fondos sencillos y el jazz como banda sonora responder a los mandamientos estéticos de los 50s y 60s. Como señala Dan Bashara en su libro “Cartoon Vision: UPA animation and Postwarwar Aesthetics”, el personaje “simbolizaba el buen gusto asociado con el modernismo de mediados de siglo. Luciendo un monóculo y una elegante boquilla para cigarrillos, rodeada de líneas simplificadas y colores intensos, encarna y al mismo tiempo parodia la sofisticación que la clase media buscaba en su romance con el diseño moderno”. Sin embargo, el cometido cómico de La Pantera Rosa se mantiene intacto frente al paso del tiempo y eso se debe en gran parte al trabajo de Friz Freleng, a quien David DePatie define como un genio. “No hay nadie que entendiera el timing, es decir cuál era la mejor manera de realizar un gag, como él”, explicó. Al igual que Charles Chaplin, Benny Hill, Tom & Jerry o Mr. Bean, el timing perfecto para el chiste junto con la decisión de que no tenga diálogo convirtieron a La Pantera Rosa en un personaje universal y atemporal. Y, además, eternamente emparentada con un color. Como dijimos al principio: un personaje gracioso, mudo y de color rosa.
El Eternauta, convertido en un fenómeno del streaming, ha conquistado el mercado europeo con los seis primeros capítulos de una serie que impacta por los alcances de la ficción plasmada en un cómic de 1957. Sin embargo, estremece mucho más por el infame final en la vida real de su creador, Héctor Germán Oesterheld. La saga de Netflix revive el tema 68 años después a través de una versión elogiada desde todos los ángulos, incluyendo la actuación del argentino Ricardo Darín como el protagonista siempre convencido de que “nadie se salva solo”. Esta frase alegórica enfrenta la amenaza alienígena en un Buenos Aires apocalíptico tras el ataque de una nevazón letal que aniquila a los habitantes. La historieta creada por Oesterheld y dibujada por Francisco Solano López se publicó por primera vez en 1957. Con el tiempo escaló hasta transformarse en una revista antes de que su creador viviera su propia historia de horror durante la dictadura militar: militantes del movimiento “Montoneros” durante la represión desaparecieron junto con sus cuatro hijas bajo el imperio de la junta militar en 1977 y sus cuerpos nunca pudieron ser recuperados. Según estudiosos y analistas, ‘El Eternauta’ puede interpretarse como una versión local de ‘La guerra de los mundos’, pero con sutiles referencias a la situación política del momento. En medio del reconocimiento actual por parte comentaristas como Shaurya Thapa quien definió la obra como “un clásico latinoamericano” y “una alegoría antifascista”. Incluso desde Europa, donde destacados directores como Álex De La Iglesia han argumentado sobre lo brillante y necesario que es esta producción para hacer ciencia ficción latinoamericana. Oesterheld radicalizó sus historias gráficas con críticas al capitalismo y al colonialismo durante la dictadura militar impuesta por Juan Carlos Onganía. Llegando incluso a guionizar cómics políticos claros como una biografía del Che Guevara en 1968. Casado con Elsa Sánchez, Oesterheld fue padre de Estela, Diana, Beatriz y Marina quienes compartían sus mismos ideales políticos. Sin embargo, trágicamente tanto él como dos hijas embarazadas sufrieron desaparición y asesinato durante esa etapa oscura. Fuente: Publimetro
Ese es el hecho que lleva Tomás Alejandro Alzamora Muñoz (San Carlos, 1989) a realizar la película Denominación de origen. Una película realizada como una hilarante ficción como si fuera un documental, tomando hechos reales y con “actores naturales de la zona”. Denominación de origen se estrena el 24 de abril en salas del país. Hechos del 2018 En la segunda versión de la Fiesta de la Longaniza de Chillán, el 2018, tenía como punto cúlmine la elección de la “Mejor Longaniza” . Era una cata a ciegas. Entre todos los embutidos que participaron, el jurado eligió la mejor. Una que no era de ninguna fábrica… y menos de Chillán. La mejor longaniza era del CET (Centro de Estudio y Trabajo de Gendarmería de Chile) de San Carlos. ¡Escándalo! No era de una fábrica sino de personas en “rehabilitación” y ¡doble escándalo! era de San Carlos, histórico “enemigo” en la disputa por ser el lugar de origen de las mejores longanizas nacionales. Entonces, se recurrió a la “letra chica” : eliminar al ganador por estar fuera de bases. Sólo podían competir longanizas de Chillán, decía la letra chica. Se demoraron cinco horas en descalificar a los ganadores, porque debieron usar lupa. Luego, vendría otro golpe para San Carlos. El Instituto Nacional de Propiedad Industrial (Inapi) otorgaría el sello distintivo de “denominación de origen” a las longanizas de Chillán. Denominación de origen Tomás Alzamora (La mentirita blanca) toma estos hechos para realizar una ácida, entrañable e intensa comedia. En ella, indaga en las luchas, frustraciones, anhelos y dificultades de la comunidad de San Carlos. Alzamora, usando actores locales y grabando como si fuera un documental, plantea la creación del MSPLSC (Movimiento Social por la Longaniza de San Carlos), que quiere lograr la “Denominación de Origen” para las longanizas de San Carlos. Una dirigente social, un pequeño productor, un DJ local y un abogado son una suerte de “Los tres mosqueteros y D´Artagnan”, de cuatro pistoleros clamando justicia. Un grupo que se propone luchar por el progreso de San Carlos. El principal objetivo es demostrar que las mejores longanizas son las de San Carlos. Para ello, deben partir agrupando y organizando a los productores locales. Cuando todo parece cuesta arriba, la lucha y perseverancia de estos cuatro luchadores empiezan a dar frutos… El MSPLSC sale a las calles, hace reuniones, manifestaciones. Reúnen antecedentes, encargan estudios. Todo a pulso, con mucho esfuerzo y voluntad. El futuro se ve promisorio… Los márgenes de los márgenes Denominación de origen, además del tema central y sus anécdotas, aborda el tema de un Chile brutalmente centralizado. Donde, si resulta difícil desarrollarse fuera de Santiago, también lo es para las localidades respecto a sus propias capitales regionales y provinciales. Una escala del hermano menor, del hermano menor, del hermano menor. La película, además de las risas y la natural empatía que generan sus protagonistas, muestra las capacidades de las comunidades. La existencia de personas con liderazgo que luchan por el bien común. Que encuentran sentido a sus vidas abrazando causas que benefician a sus ciudades. Junto a lo anterior, van apareciendo las precariedades materiales y humanas. Las carencias para enfrentar tantas dificultades. Desde el individualismo, la fragmentación social hasta la apatía y el egoísmo. Denominación de origen se estrenó en el 31° Festival Internacional de Cine de Valdivia, donde obtuvo el Premio del Público y la Mención Especial del Jurado. Fue elegida Mejor Largometraje en el 17° Festival de Cine Chileno y Premio de la Prensa al Mejor Largometraje y Premio a la Mejor Actuación para Luisa Barrientos. Tomás Alzamora Tomás Alzamora Muñoz es director, guionista, montajista y productor. Es el fundador de la productora chilena EQUECO y director artístico del Festival de Cine Nacional de Ñuble. En su trabajo mezcla temas sociales y rurales con gran incidencia musical, aprovechando su carrera como rapero y DJ. Ha dirigido videoclips para artistas nacionales e internacionales. En 2017, estrenó su ópera prima La Mentirita Blanca (Mejor Guión en el Miami Film Festival). Ganó el premio a Mejor Cortometraje Documental en el Festival In-Edit Chile 2019 con su cortometraje documental Algo Está Pasando. Luego, ganó el premio Warner Media 2022 con su cortometraje de ficción Por Unos Caballos. Denominación es una comedia que aborda temas sociales relevantes, que muestra márgenes de manera directa, clara, honesta, con sensibilidad y respeto. Que genera empatía. Buena y recomendable comedia.
No hay persona en el mundo que no conozca al DeLorean DMC-12, aunque es posible que muchos ignoren su nombre y hasta su origen. Sin embargo, con solo decir que fue la máquina del tiempo de la saga Volver al futuro , todos sabrán de qué se trata. Ese vehículo futurista realmente existió y fue uno de los grandes fracasos de la industria automotriz. Fue creado por John DeLorean, un ingeniero y empresario que a mediados de la década de 1970 decidió independizarse y crear su propia marca. Desde sus innovaciones revolucionarias en General Motors hasta el lanzamiento de su propio automóvil icónico, la historia de DeLorean es un relato fascinante que trasciende los límites de la ingeniería y el negocio para adentrarse en el terreno de la intriga y la pasión. Nacido en Detroit en 1925, comenzó su carrera en la industria automotriz con GM. Su talento innato y su pasión por el diseño lo llevaron a ascender rápidamente en la compañía, convirtiéndose en uno de los ejecutivos más jóvenes de la misma. Fue clave en el desarrollo del legendario Pontiac GTO, considerado el primer muscle car americano. Sin embargo, su ambición iba más allá de las paredes de GM. En 1973, dio el salto y fundó su propia compañía, DeLorean Motor Company (DMC), con la visión de crear un automóvil deportivo de lujo que rompiera con los moldes establecidos. El resultado de esta visión audaz fue el DeLorean DMC-12, un vehículo con un diseño futurista y características únicas como su carrocería de aluminio sin pintar y sus puertas de apertura vertical. Aunque el potencial del DMC-12 era evidente, la producción enfrentó numerosos obstáculos, desde problemas financieros hasta desafíos logísticos. Para hacer realidad su visión, este emprendedor visionario contó con la colaboración de Colin Chapman, fundador de Lotus Cars y experto en diseño e ingeniería automotriz. Chapman, que gestionaba con gran éxito su propio equipo de la Fórmula 1, aportó su experiencia técnica y su enfoque en la simplicidad y la eficiencia, pero incluso su genio no pudo salvar al DMC-12 de los problemas que enfrentaba. Desde su nacimiento el proyecto de DeLorean estuvo marcado por la controversia. Como primera medida, el empresario no pudo cumplir con la promesa de un auto que fuera vendido por 12.000 dólares (de ahí su nombre) y le puso un precio final de 24.000 dólares. Además, el auto contaba con un motor muy poco potente para un deportivo. Todo esto hizo que DeLorean tuviese la necesidad imperiosa de conseguir dinero para salvar su empresa, que tenía su base de producción en Irlanda para aprovechar diversos beneficios impositivos. La crisis de DMC se agravó aún más cuando la justicia irlandesa inició una investigación por presunto fraude financiero al mismo tiempo que el propio DeLorean fue acusado por lavado de dinero y tráfico de drogas. Todo eso dañó la reputación y la confianza en la marca, que finalmente se declaró en bancarrota en 1982 luego de producir solo 9.200 unidades de su único modelo. El juicio que enfrentó el empresario en Estados Unidos fue uno de los casos más mediáticos de la época. Según la acusación, el ejecutivo había acordado utilizar su compañía para lavar el dinero que recibiría a cambio de facilitar un tráfico de cocaína de 200 kilos. DeLorean se había reunido varias veces con agentes encubiertos del FBI, quienes se hacían pasar por inversores y traficantes de drogas interesados en ayudarlo a salvar su compañía en crisis. El fundador de DMC se defendió alegando que había sido víctima de una estratagema del FBI para incriminarlo y que nunca había tenido intención de cometer ningún delito. Además, argumentó que había sido presionado para aceptar la oferta de los agentes encubiertos debido a los problemas financieros de su compañía. Finalmente, en agosto de 1984, el hombre fue declarado inocente de todos los cargos en su contra. El jurado aceptó que había sido víctima de una provocación ilegal por parte del FBI y no había tenido intención de cometer ningún delito. No obstante, todo el caso afectó seriamente su imagen. Por esas cosas del destino, el éxito que tanto buscaba para su auto lo alcanzó años después a través de Volver al futuro , que convirtió al DMC-12 en un icono de la cultura popular estadounidense y en uno de los vehículos más codiciados por coleccionistas. El ingeniero falleció en el estado de Nueva Jersey en marzo de 2005, a sus 80 años de edad. Para ese entonces, se encontraba trabajando en el proyecto de una empresa de relojes de alta gama, llamada DeLorean Time.
En las últimas horas ha llamado la atención una información sobre el complejo de cines Cinépolis, en específico el edificio ubicado en la comuna de La Reina, de los más concurridos de la Región Metropolitana. Actualmente está en venta, pese a que la sede, con 16 salas, reporta ingresos mensuales cercanos a los $153 millones. Hasta el momento la operación es liderada por el Banco Itaú, en representación de los propietarios del inmueble, Banchile Rentas Inmobiliarias, una filial de Banchile Administradora General de Fondos (AGF), ligada al Banco de Chile y, en última instancia, al Grupo Quiñenco de la familia Luksic. Cabe recordar que, el edificio –que cuenta con una superficie superior a los 27.500 metros cuadrados– fue adquirido hace seis años: junio de 2019. No obstante, Banchile Rentas Inmobiliarias comenzó un proceso de liquidación desde el año pasado, a raíz de la imposibilidad de extender su estrategia de inversiones, con deudas superiores a los $325 mil millones. Según lo informado por el Diario Financiero (DF), la comercialización del recinto, con dirección en Avenida Ossa 655, se está realizando de manera discreta, contactando directamente a posibles compradores como aseguradoras, family offices y fondos de renta. La advertencia que hicieron para el futuro comprador es que deberá respetar el contrato de arriendo vigente con Cinépolis, firmado en 2019 en la venta original. Dicho acuerdo establece un arriendo total por dos décadas sin opción de término anticipado y con posibilidad de extenderlo por cinco años. Además, el contrato incluye los locales comerciales y más de 500 estacionamientos. Y como si fuera poco, Itaú seguirá siendo el titular de la hipoteca. Por el momento, el precio del inmueble sigue siendo reservado, aunque se estima que su valor ronda los 25 millones de dólares, algo así como $23.300 millones. Fuente: Publimetro
El nacimiento de La Pantera Rosa continúa siendo uno de los más inusuales de la historia de la cinematografía. Incluso en tiempos actuales, donde se convirtió en moneda corriente adaptar libros, cómics, videojuegos, juegos de mesa y hasta películas animadas en su equivalente live action. De todas formas, lo del felino rosa se mantiene como una rareza, ya que el divertido y pícaro personaje surgió de una secuencia de créditos hecha para la película La Pantera Rosa (1963). En una época donde la ficha técnica iba al comienzo del filme, el personaje animado le robó todo el protagonismo a Peter Sellers antes de que apareciera en pantalla como el Inspector Clouseau. El nacimiento de La Pantera Rosa En la película original, la pantera rosa no es más que el nombre de una joya rosa en la que se puede ver la silueta de una pantera en su interior. Al igual que el maletín de “Pulp Fiction”, la piedra preciosa es simplemente una excusa que hace avanzar la trama centrada en El Fantasma, un conocido ladrón de joyas y Clouseau, el inspector más torpe de Europa. Sin embargo, para los créditos iniciales, el director Blake Edwards tuvo la acertada idea de contratar al productor David DePatie y al animador Friz Freleng para que le den vida y forma al animal. El pedido era simple: quería un personaje gracioso, mudo y de color rosa. Pero la Pantera Rosa no sólo es graciosa, también es traviesa y pícara. Tiene la picardía propia que brota del particular humor de Freleng. El animador que también creó a algunos de los “Looney Tunes” más recordados: Porky Pig, Piolín, El gato Silvestre, Sam Bigotes y Speedy Gonzales. “Es promiscua, amante de la diversión, diabólica y bromista”, aseguró Edwards. DePatie agrega un detalle más. “La clave de La Pantera Rosa es la simplicidad y la identificación. Y hay algo más que la acompaña también: la sofisticación”, resumió en el documental Behind the Feline: The Cartoon Phenomenon (2023). Y, si algo ayudó a esa sofisticación, fue la banda sonora de Henry Mancini, la cual sería tan icónica como el propio personaje. Se hicieron más de 100 bocetos en los que trabajaron muchos diseñadores que pasaron varias noches sin dormir hasta que finalmente Edwards aprobó la versión final del dibujo. Así nació el personaje. La secuencia de créditos, en la que la Pantera Rosa se dio a conocer al mundo, dura ni más ni menos que 3 minutos y medio. En ella se puede ver cómo el felino modifica, reinventa, corrige y sabotea los títulos. El Oscar y la consagración En las primeras proyecciones ya se podía ver que el personaje animado sería un éxito. Cuando se terminaba la secuencia de créditos, el cine debía prender las luces y apagar el proyector para darle tiempo a la audiencia de aplaudir y gritar antes de poder continuar con la función. “Nunca vi una reacción así”, asegura DePatie. Incluso se dice que las personas pagaban la entrada de cine solamente para ver la animación del comienzo, como si se tratara de una obra independiente al resto de la película. En ese sentido, la Pantera Rosa se adelantó a lo que muchos años después Pixar convertiría en marca registrada: presentar un corto antes de la función principal. El éxito fue tal que DePatie empezó a creer que el personaje tenía vida más allá de aquellos créditos. Curiosamente, Freleng no estaba de acuerdo, él creía que La Pantera Rosa era cosa de una sola vez. El animador era un genio artístico pero ciertamente carecía de la visión comercial de su socio. Afortunadamente, DePatie desoyó la opinión del mismísimo creador de La Pantera Rosa y fue a negociar un acuerdo con United Artists. No sólo consiguió un contrato para producir 156 cortos animados, sino que también logró quedarse con el 25% de los derechos de autor del personaje. Algo que parecía impensado y que Freleng creía imposible. El primero de esos episodios fue “The Pink Phink”, la famosa animación en que La Pantera Rosa compite con un pintor por pintar una casa de azul o de rosa. No le fue nada mal, el cortometraje ganó el Óscar al Mejor Cortometraje Animado en 1965. A partir de allí, el personaje terminó de despegar y se convirtió en un fenómeno mundial, adorado en Europa y Sudamérica. Un personaje inmortal La Pantera Rosa es una animación propia de su época. Su minimalismo, su estilo “cartoon modern”, sus fondos sencillos y el jazz como banda sonora responder a los mandamientos estéticos de los 50s y 60s. Como señala Dan Bashara en su libro “Cartoon Vision: UPA animation and Postwarwar Aesthetics”, el personaje “simbolizaba el buen gusto asociado con el modernismo de mediados de siglo. Luciendo un monóculo y una elegante boquilla para cigarrillos, rodeada de líneas simplificadas y colores intensos, encarna y al mismo tiempo parodia la sofisticación que la clase media buscaba en su romance con el diseño moderno”. Sin embargo, el cometido cómico de La Pantera Rosa se mantiene intacto frente al paso del tiempo y eso se debe en gran parte al trabajo de Friz Freleng, a quien David DePatie define como un genio. “No hay nadie que entendiera el timing, es decir cuál era la mejor manera de realizar un gag, como él”, explicó. Al igual que Charles Chaplin, Benny Hill, Tom & Jerry o Mr. Bean, el timing perfecto para el chiste junto con la decisión de que no tenga diálogo convirtieron a La Pantera Rosa en un personaje universal y atemporal. Y, además, eternamente emparentada con un color. Como dijimos al principio: un personaje gracioso, mudo y de color rosa.
El Eternauta, convertido en un fenómeno del streaming, ha conquistado el mercado europeo con los seis primeros capítulos de una serie que impacta por los alcances de la ficción plasmada en un cómic de 1957. Sin embargo, estremece mucho más por el infame final en la vida real de su creador, Héctor Germán Oesterheld. La saga de Netflix revive el tema 68 años después a través de una versión elogiada desde todos los ángulos, incluyendo la actuación del argentino Ricardo Darín como el protagonista siempre convencido de que “nadie se salva solo”. Esta frase alegórica enfrenta la amenaza alienígena en un Buenos Aires apocalíptico tras el ataque de una nevazón letal que aniquila a los habitantes. La historieta creada por Oesterheld y dibujada por Francisco Solano López se publicó por primera vez en 1957. Con el tiempo escaló hasta transformarse en una revista antes de que su creador viviera su propia historia de horror durante la dictadura militar: militantes del movimiento “Montoneros” durante la represión desaparecieron junto con sus cuatro hijas bajo el imperio de la junta militar en 1977 y sus cuerpos nunca pudieron ser recuperados. Según estudiosos y analistas, ‘El Eternauta’ puede interpretarse como una versión local de ‘La guerra de los mundos’, pero con sutiles referencias a la situación política del momento. En medio del reconocimiento actual por parte comentaristas como Shaurya Thapa quien definió la obra como “un clásico latinoamericano” y “una alegoría antifascista”. Incluso desde Europa, donde destacados directores como Álex De La Iglesia han argumentado sobre lo brillante y necesario que es esta producción para hacer ciencia ficción latinoamericana. Oesterheld radicalizó sus historias gráficas con críticas al capitalismo y al colonialismo durante la dictadura militar impuesta por Juan Carlos Onganía. Llegando incluso a guionizar cómics políticos claros como una biografía del Che Guevara en 1968. Casado con Elsa Sánchez, Oesterheld fue padre de Estela, Diana, Beatriz y Marina quienes compartían sus mismos ideales políticos. Sin embargo, trágicamente tanto él como dos hijas embarazadas sufrieron desaparición y asesinato durante esa etapa oscura. Fuente: Publimetro
Ese es el hecho que lleva Tomás Alejandro Alzamora Muñoz (San Carlos, 1989) a realizar la película Denominación de origen. Una película realizada como una hilarante ficción como si fuera un documental, tomando hechos reales y con “actores naturales de la zona”. Denominación de origen se estrena el 24 de abril en salas del país. Hechos del 2018 En la segunda versión de la Fiesta de la Longaniza de Chillán, el 2018, tenía como punto cúlmine la elección de la “Mejor Longaniza” . Era una cata a ciegas. Entre todos los embutidos que participaron, el jurado eligió la mejor. Una que no era de ninguna fábrica… y menos de Chillán. La mejor longaniza era del CET (Centro de Estudio y Trabajo de Gendarmería de Chile) de San Carlos. ¡Escándalo! No era de una fábrica sino de personas en “rehabilitación” y ¡doble escándalo! era de San Carlos, histórico “enemigo” en la disputa por ser el lugar de origen de las mejores longanizas nacionales. Entonces, se recurrió a la “letra chica” : eliminar al ganador por estar fuera de bases. Sólo podían competir longanizas de Chillán, decía la letra chica. Se demoraron cinco horas en descalificar a los ganadores, porque debieron usar lupa. Luego, vendría otro golpe para San Carlos. El Instituto Nacional de Propiedad Industrial (Inapi) otorgaría el sello distintivo de “denominación de origen” a las longanizas de Chillán. Denominación de origen Tomás Alzamora (La mentirita blanca) toma estos hechos para realizar una ácida, entrañable e intensa comedia. En ella, indaga en las luchas, frustraciones, anhelos y dificultades de la comunidad de San Carlos. Alzamora, usando actores locales y grabando como si fuera un documental, plantea la creación del MSPLSC (Movimiento Social por la Longaniza de San Carlos), que quiere lograr la “Denominación de Origen” para las longanizas de San Carlos. Una dirigente social, un pequeño productor, un DJ local y un abogado son una suerte de “Los tres mosqueteros y D´Artagnan”, de cuatro pistoleros clamando justicia. Un grupo que se propone luchar por el progreso de San Carlos. El principal objetivo es demostrar que las mejores longanizas son las de San Carlos. Para ello, deben partir agrupando y organizando a los productores locales. Cuando todo parece cuesta arriba, la lucha y perseverancia de estos cuatro luchadores empiezan a dar frutos… El MSPLSC sale a las calles, hace reuniones, manifestaciones. Reúnen antecedentes, encargan estudios. Todo a pulso, con mucho esfuerzo y voluntad. El futuro se ve promisorio… Los márgenes de los márgenes Denominación de origen, además del tema central y sus anécdotas, aborda el tema de un Chile brutalmente centralizado. Donde, si resulta difícil desarrollarse fuera de Santiago, también lo es para las localidades respecto a sus propias capitales regionales y provinciales. Una escala del hermano menor, del hermano menor, del hermano menor. La película, además de las risas y la natural empatía que generan sus protagonistas, muestra las capacidades de las comunidades. La existencia de personas con liderazgo que luchan por el bien común. Que encuentran sentido a sus vidas abrazando causas que benefician a sus ciudades. Junto a lo anterior, van apareciendo las precariedades materiales y humanas. Las carencias para enfrentar tantas dificultades. Desde el individualismo, la fragmentación social hasta la apatía y el egoísmo. Denominación de origen se estrenó en el 31° Festival Internacional de Cine de Valdivia, donde obtuvo el Premio del Público y la Mención Especial del Jurado. Fue elegida Mejor Largometraje en el 17° Festival de Cine Chileno y Premio de la Prensa al Mejor Largometraje y Premio a la Mejor Actuación para Luisa Barrientos. Tomás Alzamora Tomás Alzamora Muñoz es director, guionista, montajista y productor. Es el fundador de la productora chilena EQUECO y director artístico del Festival de Cine Nacional de Ñuble. En su trabajo mezcla temas sociales y rurales con gran incidencia musical, aprovechando su carrera como rapero y DJ. Ha dirigido videoclips para artistas nacionales e internacionales. En 2017, estrenó su ópera prima La Mentirita Blanca (Mejor Guión en el Miami Film Festival). Ganó el premio a Mejor Cortometraje Documental en el Festival In-Edit Chile 2019 con su cortometraje documental Algo Está Pasando. Luego, ganó el premio Warner Media 2022 con su cortometraje de ficción Por Unos Caballos. Denominación es una comedia que aborda temas sociales relevantes, que muestra márgenes de manera directa, clara, honesta, con sensibilidad y respeto. Que genera empatía. Buena y recomendable comedia.