Ya se sabe que las plantas dan sombra, son una fuente de materias prima como la madera o el algodón y que tienen un papel fundamental en la absorción del dióxido de carbono. Pero los investigadores del Instituto de Tecnología Italiano (IIT, por sus siglas en italiano) en Pisa han encontrado una innovadora aplicación que hace honor a la expresión “energía verde”. Se trata de generar electricidad a través de las plantas. Y no es la primera vez que aprovechan el potencial de la botánica para desarrollar un proyecto tecnológico : ya en 2012 desarrollaron Plantoid, el primer robot planta cuyo funcionamiento estaba basado en las características de las raíces vegetales para crear un sistema capaz de medir los nutrientes y la humedad del suelo. Ahora, en su último experimento, han aprovechado las hojas de las plantas para encender bombillas LED. Para desarrollar esta nueva fuente de energía han aprovechado la capacidad que tienen algunas hojas para convertir las fuerzas mecánicas en corrientes de electricidad. Es decir, cuando las hojas se mueven o entran en contacto con otro material experimentan un proceso de electrificación y esa corriente se extiende desde las ramas hasta el tallo. Así que lo que ha hecho este equipo de investigación italiano es, fundamentalmente, poner un enchufe en una planta y transmitir esa electricidad a una bombilla. Las mediciones indican que una sola hoja puede generar hasta ciento cincuenta voltios, lo que permitiría encender cien bombillas LED cada vez que se mueve. Partiendo de estas premisas, el equipo ha modificado una adelfa, añadiéndole hojas artificiales para crear un árbol híbrido. Cuando el viento sopla, las hojas sintéticas se mueven y rozan las hojas naturales, lo que multiplica la electricidad generada. De modo que no sería descabellado aprovechar el follaje de los árboles e incluso convertir bosques en verdaderas plantas eléctricas. La iniciativa de los investigadores italianos se encuadra en el proyecto Growbot, financiado por la Unión Europea, que buscará desarrollar robots bioinspirados capaces de crecer autónomamente mediante el uso de impresión 3D. Un cíborg vegetal La característica definitoria de las plantas es su arraigo en la tierra. La única movilidad que tienen es la de orientar sus hojas hacia la luz en su proceso de crecimiento. Hasta ahora, claro está. Porque los científicos del Laboratorio de Medios del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT Media Lab) en EEUU acaban de desarrollar una innovadora tecnología que proporciona movilidad a las plantas y les permite buscar las zonas con mayor radiación lumínica. El sistema, bautizado como Elowan, consiste en una planta sobre ruedas que lleva sensores acoplados a las hojas. Cuando estas reciben luz, la planta genera señales biolectroquímicas que son captadas por los electrodos. Estos, a su vez, envían una señal al sistema robótico para que se mueva hacia el origen de la luz. Este podría ser el punto de partida para una nueva generación de biohíbridos que aprovechen las cualidades de las plantas. Se trata, en definitiva, de un proyecto tecnológico que usa los sensores o las capacidades de regeneración automática que existen en la naturaleza para optimizar la tecnología humana. Algo así como una economía colaborativa con el mundo natural en lugar de una incesante explotación de sus recursos.
Los autos voladores llevan años rondando el imaginario colectivo, gracias a películas como “Blade Runner” o “Regreso al Futuro II”. Y no solo ello, sino también por el desarrollo de varios prototipos creados durante el último tiempo, algunos con más éxito que otros. Uno de ellos es aquel de la s tart-up Alef Aeronautics, con sede en California (EE.UU.), el cual ha logrado un hito al realizar su despegue vertical. “Esta prueba representa un momento comparable al primer vuelo de los hermanos Wright. Estamos demostrando a la humanidad que un nuevo transporte es posible”, declaró Jim Dukhovny, CEO de la firma. A diferencia de otros proyectos de eVolt (Vehículo Eléctrico de Aterrizaje y Despegue Vertical), el Alef Model A llama la atención por su aspecto similar al de un auto convencional, en tanto, que su diseño esconde la decisión de sus creadores de no dejar hélices expuestas en el exterior de la carrocería. Al tener cuatro ruedas y una carrocería puede conducirse y estacionarse en cualquier vía pública en cuanto esté homologado para circular. Este eVolt puede despegar y aterrizar en vertical de manera fácil y rápida, tiene una cabina para dos pasajeros con puertas que se abren en vertical y una curiosa carrocería de rejilla que permite la circulación de aire y que oculta las hélices que le permiten volar. Según sus creadores, tiene una autonomía en carretera de unos 354 km, mientras que en vuelo podría recorrer alrededor de 177 km. El primer vuelo del Alef Model A fue corto, aunque suficiente para probar las posibilidades del proyecto. Igualmente la empresa no prevé tenerlo listo comercialmente antes de 2035.
Un nuevo vídeo emitido recientemente por la cadena de televisión pública china CCTV ha mostrado las últimas pruebas del CR450, un nuevo tren de alta velocidad que, según el Ministerio de Transporte chino, es capaz de superar los 450 kilómetros por hora. Si la marca del nuevo ‘AVE’ chino es cierta, se convertiría en el tren bala más rápido del planeta. El CR450 lleva siete años en desarrollo y el equipo de ingenieros del Instituto de Investigación de Locomotoras y Vehículos de la Academia China de Ciencias Ferroviarias (CARS) cree que las pruebas finales del tren se llevarán a cabo este mismo año. El CR450 es parte del proyecto de desarrollo impulsado por Pekín para crear una nueva generación de ferrocarriles más rápidos y sostenibles. Para China, los trenes de alta velocidad que unen todos los puntos de su inmenso territorio son la alternativa más eficiente y ecológica al transporte aéreo dentro de su esfuerzo para reducir sus emisiones de carbono y conectar todo el país. El gigante asiático mantiene su primera posición mundial en longitud de red ferroviaria de alta velocidad desde 2016. Hoy cuenta con más de 40.000 kilómetros, diez veces el trazado existente en el segundo país en la lista, España. Pekín quiere alcanzar los 50.000 kilómetros totales en 2025, lo que supone un aumento del 32% respecto a los niveles de 2020. Cómo funciona el CR450 Los prototipos CR450AF y CR450BF constan de ocho coches cada uno con una mezcla de vagones propulsados y no propulsados. Según explican los ingenieros del CARS en el vídeo, el último test se ha centrado especialmente en la reducción del sonido de la unidad y el control del peso, asegurándose de que cualquier reducción de masa no comprometa la integridad de la estructura. El CR450 es un 10% más ligero que su predecesor, el CR400, y consume 20% menos energía. Al tiempo que reducimos el peso, debemos asegurarnos de que la fuerza de la estructura no disminuya, e incluso tenemos que aumentar su fuerza debido a la mayor velocidad. Es como una persona que quiere adelgazar y a la vez ganar fuerza. Esto implica cambios estructurales e innovaciones en los materiales, explica Chen Can, investigador asociado de CARS. El CR450 funciona con un avanzado sistema de tracción de imanes permanentes refrigerado por agua. El equipo del CARS ha incorporado más de 4.000 sensores en el tren para supervisar todos los detalles, desde la carrocería hasta los sistemas de control de trenes, pasando por un nuevo sistema de detección de incendios o un sistema de frenado de emergencia avanzado. Para estas pruebas se han instalado sensores en las vías para lograr el equilibrio necesario, transmitiendo en tiempo real los datos de peso de cada rueda a un sistema de monitorización. Además, los ingenieros del CARS han cerrado los bajos del tren para minimizar la resistencia del aire, un factor crítico a velocidades muy altas. Si todo va como tienen planeado, estos nuevos trenes acortarán el tiempo para recorrer largas distancias de manera significativa. Por ejemplo, realizar el trayecto entre Pekín y Shanghái —las dos ciudades más pobladas del país— solo llevará 2,5 horas, en lugar de las 4,5 horas que tardan los trenes actuales (el CR400 o CR380), que viajan a una velocidad de 350 km/h. El tren más rápido del mundo Actualmente, alrededor del 90% de los componentes necesarios para la fabricación de los trenes de alta velocidad se producen en China. El mayor fabricante de material rodante del mundo, China Railway Rolling Stock Corporation (CRRC) ensambla todos los trenes de alta velocidad chinos y suministra la mayoría de sus componentes, un monopolio estatal con una facturación anual de aproximadamente 30.000 millones de dólares, según datos del medio francés Le Grand Continent. China Railway, la promotora del CR450, ocupa el primer y segundo puesto en el ranking de los trenes más rápidos del mundo por velocidad operativa. E l Maglev de Shanghai a 431 km/h y los trenes Fuxing —los primeros modelos de producción totalmente nacional en China, sin ninguna tecnología de fabricantes externos— que tienen varios modelos como el CR400 o CR380 corriendo a una velocidad típica de 350 km/h. Les siguen los franceses del TGV Duplex, TGV Réseau, TGV POS, y TGV Euroduplex a 320 km/h en Francia y el Eurostar e320 que une Francia y Reino Unido a 320 km/h. Después los modelos E5 Series Shinkansen, E6 Series Shinkansen, y H5 Series Shinkansen a 320 km/h en Japón, los ICE 3 Class 403, 406, y 407 alemanes a 320 km/h y el AVE Class 103 : 310 km/h en España. Cierran la lista Corea del Sur con los KTX-I, KTX-II y KTX-III a 305 km/h e Italia con los AGV 575 y ETR 1000 Frecciarossa 1000 a 300 km/h. Todos estos trenes pueden conseguir velocidades puntas más altas pero están limitados principalmente por factores como el coste de la electricidad. La diferencia ahora es que China quiere que su nuevo CR450 corra a esos 450 km/h con normalidad gracias a la nueva tecnología que, según sus ingenieros, reduce los costes operativos para hacerlo viable.
En los últimos años, el uso de teléfonos inteligentes se incrementó de manera exponencial, lo que genera preocupación entre los especialistas sobre su impacto en la salud mental. Un estudio reciente publicado en BMC Medicine demuestra que reducir el tiempo de pantalla a menos de dos horas diarias puede mejorar significativamente el bienestar psicológico. Un ensayo clínico con resultados contundentes Investigadores liderados por Cristobal Pieh y un equipo multidisciplinario llevaron a cabo un ensayo controlado aleatorio con 125 estudiantes sanos. Durante tres semanas, un grupo de participantes limitó su tiempo de pantalla a un máximo de dos horas por día, mientras que otro grupo continuó con su uso habitual. Los resultados evidenciaron mejoras significativas en diversos indicadores de salud mental. Menor estrés: reducción de los niveles de estrés según la escala PSQ. Disminución de síntomas depresivos: se observó un impacto positivo en la escala PHQ-9. Mejor calidad del sueño: evaluada con la escala ISI, los participantes del grupo de reducción de pantalla reportaron un mejor descanso. Mayor bienestar: medido con la escala WHO-5, los participantes informaron una sensación general de mayor bienestar tras la intervención. ¿Causalidad o simple correlación? Uno de los aspectos más relevantes del estudio es que aporta evidencia sobre la relación causal entre el tiempo frente a la pantalla y la salud mental. A diferencia de estudios previos que sólo mostraban una asociación, este ensayo clínico sugiere que reducir el uso del celular podría ser una estrategia efectiva para mejorar el bienestar emocional. Sin embargo, los investigadores advierten que, tras la intervención, los participantes retomaron sus hábitos previos y el tiempo de pantalla volvió a aumentar. Esto indica que se requieren estrategias a largo plazo para sostener los beneficios obtenidos. El impacto del tiempo de pantalla en la salud mental El debate sobre el impacto del uso del smartphone en la salud mental ha cobrado relevancia en los últimos años. Si bien algunas investigaciones han señalado beneficios, como una mayor conexión social y acceso a entretenimiento, otros estudios han vinculado su uso excesivo con problemas psicológicos. Un estudio previo con más de un millón de adolescentes mostró que el aumento del tiempo de pantalla se asocia con un menor bienestar psicológico. Además, se ha encontrado una correlación entre el uso excesivo de redes sociales y una mayor prevalencia de síntomas depresivos y ansiedad. ¿Cómo reducir el tiempo de pantalla de manera efectiva? Para quienes buscan disminuir su dependencia del celular, los expertos recomiendan: Establecer horarios específicos para el uso del smartphone. Usar aplicaciones de control de tiempo para monitorear el consumo de pantalla. Priorizar actividades offline, como el ejercicio o la lectura. Evitar el uso del celular antes de dormir, ya que la luz azul afecta la calidad del sueño.
Cuando pensamos en el futuro de la agricultura, solemos imaginar tecnologías avanzadas como drones o sistemas automatizados que monitorean cultivos. Sin embargo, un desarrollo reciente que promete ser una revolución con un paso más allá: una abeja robótica capaz de polinizar plantas con la misma precisión que sus contrapartes naturales y, además, realizar maniobras aéreas que harían sonrojar a un piloto de acrobacias aéreas. Creada por investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), esta pequeña maravilla tecnológica pesa menos de un gramo, aletea con una eficacia asombrosa y podría marcar un antes y un después en la producción agrícola sostenible. El diseño de esta abeja robótica toma lo mejor de la naturaleza y lo combina con innovaciones en ingeniería. Las abejas reales, pequeñas pero poderosas, son conocidas por su capacidad para realizar maniobras complejas, incluso en condiciones adversas. Pueden sortear ráfagas de viento, evitar depredadores y posarse en flores en movimiento, todo mientras polinizan millones de plantas esenciales para nuestra dieta. Recrear esta agilidad en un dispositivo robótico no es tarea fácil. Los materiales y estructuras tradicionales utilizados en robots pequeños tienden a ser frágiles y de corta duración. Hasta ahora, los microvehículos aéreos (o MAV, por sus siglas en inglés) podían mantenerse en el aire apenas unos segundos antes de perder estabilidad. Una de las aplicaciones más emocionantes de esta tecnología es la posibilidad de desarrollar cultivos 100 % en interiores. Como un almacén multinivel lleno de frutas y verduras, donde estas pequeñas abejas robóticas trabajan en perfecta sincronía, polinizando con precisión y maximizando el rendimiento por metro cuadrado. La abeja robótica desarrollada por el MIT rompe con estas limitaciones. Según los investigadores, el dispositivo puede sostenerse en vuelo durante más de 1.000 segundos, recorrer trayectorias complejas y alcanzar velocidades de hasta 30 centímetros por segundo. En otras palabras, es 100 veces más eficiente que sus predecesores. ¿El secreto? Un diseño revolucionario Gran parte del éxito de este robot radica en un cambio de paradigma en su diseño. Mientras que los modelos anteriores utilizaban múltiples alas, el nuevo prototipo incorpora una sola ala orientada hacia arriba. Esta configuración, lejos de ser un simple ajuste estético, tiene implicaciones significativas: Mejora la estabilidad durante el vuelo. Incrementa las fuerzas de elevación, esenciales para maniobras ágiles. Reduce las interferencias entre componentes mecánicos. Aumenta la durabilidad del dispositivo. Además, este diseño deja espacio para integrar componentes electrónicos que permiten un control más preciso. En términos simples, es como pasar de una bicicleta simple a un avión diseñado para maniobras de alta precisión. La polinización del futuro Uno de los objetivos principales de esta abeja robótica es revolucionar la manera en que polinizamos los cultivos. En la actualidad, gran parte de esta tarea depende de abejas naturales, cuyos números han estado en declive debido a factores como el cambio climático, los pesticidas y la pérdida de hábitats. El dispositivo supera los límites de los robots aéreos existentes: vuela 100 veces más rápido que los modelos previos y es capaz de mantenerse en el aire por más de 1.000 segundos. Incluso, puede alcanzar velocidades de 30 centímetros por segundo mientras ejecuta giros y acrobacias complejas. La polinización artificial mediante robots no solo podría aliviar la presión sobre las abejas, sino que también permitiría desarrollar sistemas de cultivo completamente controlados. Imaginemos almacenes diseñados para maximizar la producción de frutas y verduras en espacios reducidos. Estos entornos, al estar monitoreados a través de sistemas cerrados, permitirían un uso más eficiente de los recursos, reduciendo al mínimo el impacto ambiental. Por ejemplo, un almacén cerrado podría reciclar agua y nutrientes, eliminar la necesidad de pesticidas y crear las condiciones óptimas para cada tipo de planta. Todo esto con la ayuda de estas pequeñas abejas robóticas, que trabajarían incansablemente para garantizar una producción eficiente y sostenible. Un avance con potencial global Aunque el desarrollo de esta tecnología aún está en sus primeras etapas, las posibilidades que ofrece son prometedoras. Según los investigadores, este tipo de robots podría ser clave para enfrentar desafíos agrícolas globales, como la demanda creciente de alimentos y la necesidad de reducir los impactos ambientales de la producción. Además, estos dispositivos tienen aplicaciones más allá de la agricultura. Su capacidad para realizar maniobras aéreas complejas y operar en espacios reducidos los hace ideales para inspecciones industriales, búsqueda y rescate, e incluso exploración en entornos hostiles como Marte. A pesar de su potencial, la abeja robótica también plantea preguntas éticas y prácticas. ¿Es esta una solución complementaria o un reemplazo para las abejas naturales? ¿Qué implicancias tendría depender de robots en lugar de restaurar los ecosistemas naturales? Por ahora, esta tecnología se perfila como una herramienta valiosa, no como un sustituto total. Las abejas reales siguen siendo insustituibles en términos de biodiversidad y equilibrio ecológico, pero los robots podrían ofrecer una red de seguridad frente a las crecientes amenazas que enfrentan estos pequeños polinizadores.
Ya se sabe que las plantas dan sombra, son una fuente de materias prima como la madera o el algodón y que tienen un papel fundamental en la absorción del dióxido de carbono. Pero los investigadores del Instituto de Tecnología Italiano (IIT, por sus siglas en italiano) en Pisa han encontrado una innovadora aplicación que hace honor a la expresión “energía verde”. Se trata de generar electricidad a través de las plantas. Y no es la primera vez que aprovechan el potencial de la botánica para desarrollar un proyecto tecnológico : ya en 2012 desarrollaron Plantoid, el primer robot planta cuyo funcionamiento estaba basado en las características de las raíces vegetales para crear un sistema capaz de medir los nutrientes y la humedad del suelo. Ahora, en su último experimento, han aprovechado las hojas de las plantas para encender bombillas LED. Para desarrollar esta nueva fuente de energía han aprovechado la capacidad que tienen algunas hojas para convertir las fuerzas mecánicas en corrientes de electricidad. Es decir, cuando las hojas se mueven o entran en contacto con otro material experimentan un proceso de electrificación y esa corriente se extiende desde las ramas hasta el tallo. Así que lo que ha hecho este equipo de investigación italiano es, fundamentalmente, poner un enchufe en una planta y transmitir esa electricidad a una bombilla. Las mediciones indican que una sola hoja puede generar hasta ciento cincuenta voltios, lo que permitiría encender cien bombillas LED cada vez que se mueve. Partiendo de estas premisas, el equipo ha modificado una adelfa, añadiéndole hojas artificiales para crear un árbol híbrido. Cuando el viento sopla, las hojas sintéticas se mueven y rozan las hojas naturales, lo que multiplica la electricidad generada. De modo que no sería descabellado aprovechar el follaje de los árboles e incluso convertir bosques en verdaderas plantas eléctricas. La iniciativa de los investigadores italianos se encuadra en el proyecto Growbot, financiado por la Unión Europea, que buscará desarrollar robots bioinspirados capaces de crecer autónomamente mediante el uso de impresión 3D. Un cíborg vegetal La característica definitoria de las plantas es su arraigo en la tierra. La única movilidad que tienen es la de orientar sus hojas hacia la luz en su proceso de crecimiento. Hasta ahora, claro está. Porque los científicos del Laboratorio de Medios del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT Media Lab) en EEUU acaban de desarrollar una innovadora tecnología que proporciona movilidad a las plantas y les permite buscar las zonas con mayor radiación lumínica. El sistema, bautizado como Elowan, consiste en una planta sobre ruedas que lleva sensores acoplados a las hojas. Cuando estas reciben luz, la planta genera señales biolectroquímicas que son captadas por los electrodos. Estos, a su vez, envían una señal al sistema robótico para que se mueva hacia el origen de la luz. Este podría ser el punto de partida para una nueva generación de biohíbridos que aprovechen las cualidades de las plantas. Se trata, en definitiva, de un proyecto tecnológico que usa los sensores o las capacidades de regeneración automática que existen en la naturaleza para optimizar la tecnología humana. Algo así como una economía colaborativa con el mundo natural en lugar de una incesante explotación de sus recursos.
Los autos voladores llevan años rondando el imaginario colectivo, gracias a películas como “Blade Runner” o “Regreso al Futuro II”. Y no solo ello, sino también por el desarrollo de varios prototipos creados durante el último tiempo, algunos con más éxito que otros. Uno de ellos es aquel de la s tart-up Alef Aeronautics, con sede en California (EE.UU.), el cual ha logrado un hito al realizar su despegue vertical. “Esta prueba representa un momento comparable al primer vuelo de los hermanos Wright. Estamos demostrando a la humanidad que un nuevo transporte es posible”, declaró Jim Dukhovny, CEO de la firma. A diferencia de otros proyectos de eVolt (Vehículo Eléctrico de Aterrizaje y Despegue Vertical), el Alef Model A llama la atención por su aspecto similar al de un auto convencional, en tanto, que su diseño esconde la decisión de sus creadores de no dejar hélices expuestas en el exterior de la carrocería. Al tener cuatro ruedas y una carrocería puede conducirse y estacionarse en cualquier vía pública en cuanto esté homologado para circular. Este eVolt puede despegar y aterrizar en vertical de manera fácil y rápida, tiene una cabina para dos pasajeros con puertas que se abren en vertical y una curiosa carrocería de rejilla que permite la circulación de aire y que oculta las hélices que le permiten volar. Según sus creadores, tiene una autonomía en carretera de unos 354 km, mientras que en vuelo podría recorrer alrededor de 177 km. El primer vuelo del Alef Model A fue corto, aunque suficiente para probar las posibilidades del proyecto. Igualmente la empresa no prevé tenerlo listo comercialmente antes de 2035.
Un nuevo vídeo emitido recientemente por la cadena de televisión pública china CCTV ha mostrado las últimas pruebas del CR450, un nuevo tren de alta velocidad que, según el Ministerio de Transporte chino, es capaz de superar los 450 kilómetros por hora. Si la marca del nuevo ‘AVE’ chino es cierta, se convertiría en el tren bala más rápido del planeta. El CR450 lleva siete años en desarrollo y el equipo de ingenieros del Instituto de Investigación de Locomotoras y Vehículos de la Academia China de Ciencias Ferroviarias (CARS) cree que las pruebas finales del tren se llevarán a cabo este mismo año. El CR450 es parte del proyecto de desarrollo impulsado por Pekín para crear una nueva generación de ferrocarriles más rápidos y sostenibles. Para China, los trenes de alta velocidad que unen todos los puntos de su inmenso territorio son la alternativa más eficiente y ecológica al transporte aéreo dentro de su esfuerzo para reducir sus emisiones de carbono y conectar todo el país. El gigante asiático mantiene su primera posición mundial en longitud de red ferroviaria de alta velocidad desde 2016. Hoy cuenta con más de 40.000 kilómetros, diez veces el trazado existente en el segundo país en la lista, España. Pekín quiere alcanzar los 50.000 kilómetros totales en 2025, lo que supone un aumento del 32% respecto a los niveles de 2020. Cómo funciona el CR450 Los prototipos CR450AF y CR450BF constan de ocho coches cada uno con una mezcla de vagones propulsados y no propulsados. Según explican los ingenieros del CARS en el vídeo, el último test se ha centrado especialmente en la reducción del sonido de la unidad y el control del peso, asegurándose de que cualquier reducción de masa no comprometa la integridad de la estructura. El CR450 es un 10% más ligero que su predecesor, el CR400, y consume 20% menos energía. Al tiempo que reducimos el peso, debemos asegurarnos de que la fuerza de la estructura no disminuya, e incluso tenemos que aumentar su fuerza debido a la mayor velocidad. Es como una persona que quiere adelgazar y a la vez ganar fuerza. Esto implica cambios estructurales e innovaciones en los materiales, explica Chen Can, investigador asociado de CARS. El CR450 funciona con un avanzado sistema de tracción de imanes permanentes refrigerado por agua. El equipo del CARS ha incorporado más de 4.000 sensores en el tren para supervisar todos los detalles, desde la carrocería hasta los sistemas de control de trenes, pasando por un nuevo sistema de detección de incendios o un sistema de frenado de emergencia avanzado. Para estas pruebas se han instalado sensores en las vías para lograr el equilibrio necesario, transmitiendo en tiempo real los datos de peso de cada rueda a un sistema de monitorización. Además, los ingenieros del CARS han cerrado los bajos del tren para minimizar la resistencia del aire, un factor crítico a velocidades muy altas. Si todo va como tienen planeado, estos nuevos trenes acortarán el tiempo para recorrer largas distancias de manera significativa. Por ejemplo, realizar el trayecto entre Pekín y Shanghái —las dos ciudades más pobladas del país— solo llevará 2,5 horas, en lugar de las 4,5 horas que tardan los trenes actuales (el CR400 o CR380), que viajan a una velocidad de 350 km/h. El tren más rápido del mundo Actualmente, alrededor del 90% de los componentes necesarios para la fabricación de los trenes de alta velocidad se producen en China. El mayor fabricante de material rodante del mundo, China Railway Rolling Stock Corporation (CRRC) ensambla todos los trenes de alta velocidad chinos y suministra la mayoría de sus componentes, un monopolio estatal con una facturación anual de aproximadamente 30.000 millones de dólares, según datos del medio francés Le Grand Continent. China Railway, la promotora del CR450, ocupa el primer y segundo puesto en el ranking de los trenes más rápidos del mundo por velocidad operativa. E l Maglev de Shanghai a 431 km/h y los trenes Fuxing —los primeros modelos de producción totalmente nacional en China, sin ninguna tecnología de fabricantes externos— que tienen varios modelos como el CR400 o CR380 corriendo a una velocidad típica de 350 km/h. Les siguen los franceses del TGV Duplex, TGV Réseau, TGV POS, y TGV Euroduplex a 320 km/h en Francia y el Eurostar e320 que une Francia y Reino Unido a 320 km/h. Después los modelos E5 Series Shinkansen, E6 Series Shinkansen, y H5 Series Shinkansen a 320 km/h en Japón, los ICE 3 Class 403, 406, y 407 alemanes a 320 km/h y el AVE Class 103 : 310 km/h en España. Cierran la lista Corea del Sur con los KTX-I, KTX-II y KTX-III a 305 km/h e Italia con los AGV 575 y ETR 1000 Frecciarossa 1000 a 300 km/h. Todos estos trenes pueden conseguir velocidades puntas más altas pero están limitados principalmente por factores como el coste de la electricidad. La diferencia ahora es que China quiere que su nuevo CR450 corra a esos 450 km/h con normalidad gracias a la nueva tecnología que, según sus ingenieros, reduce los costes operativos para hacerlo viable.
En los últimos años, el uso de teléfonos inteligentes se incrementó de manera exponencial, lo que genera preocupación entre los especialistas sobre su impacto en la salud mental. Un estudio reciente publicado en BMC Medicine demuestra que reducir el tiempo de pantalla a menos de dos horas diarias puede mejorar significativamente el bienestar psicológico. Un ensayo clínico con resultados contundentes Investigadores liderados por Cristobal Pieh y un equipo multidisciplinario llevaron a cabo un ensayo controlado aleatorio con 125 estudiantes sanos. Durante tres semanas, un grupo de participantes limitó su tiempo de pantalla a un máximo de dos horas por día, mientras que otro grupo continuó con su uso habitual. Los resultados evidenciaron mejoras significativas en diversos indicadores de salud mental. Menor estrés: reducción de los niveles de estrés según la escala PSQ. Disminución de síntomas depresivos: se observó un impacto positivo en la escala PHQ-9. Mejor calidad del sueño: evaluada con la escala ISI, los participantes del grupo de reducción de pantalla reportaron un mejor descanso. Mayor bienestar: medido con la escala WHO-5, los participantes informaron una sensación general de mayor bienestar tras la intervención. ¿Causalidad o simple correlación? Uno de los aspectos más relevantes del estudio es que aporta evidencia sobre la relación causal entre el tiempo frente a la pantalla y la salud mental. A diferencia de estudios previos que sólo mostraban una asociación, este ensayo clínico sugiere que reducir el uso del celular podría ser una estrategia efectiva para mejorar el bienestar emocional. Sin embargo, los investigadores advierten que, tras la intervención, los participantes retomaron sus hábitos previos y el tiempo de pantalla volvió a aumentar. Esto indica que se requieren estrategias a largo plazo para sostener los beneficios obtenidos. El impacto del tiempo de pantalla en la salud mental El debate sobre el impacto del uso del smartphone en la salud mental ha cobrado relevancia en los últimos años. Si bien algunas investigaciones han señalado beneficios, como una mayor conexión social y acceso a entretenimiento, otros estudios han vinculado su uso excesivo con problemas psicológicos. Un estudio previo con más de un millón de adolescentes mostró que el aumento del tiempo de pantalla se asocia con un menor bienestar psicológico. Además, se ha encontrado una correlación entre el uso excesivo de redes sociales y una mayor prevalencia de síntomas depresivos y ansiedad. ¿Cómo reducir el tiempo de pantalla de manera efectiva? Para quienes buscan disminuir su dependencia del celular, los expertos recomiendan: Establecer horarios específicos para el uso del smartphone. Usar aplicaciones de control de tiempo para monitorear el consumo de pantalla. Priorizar actividades offline, como el ejercicio o la lectura. Evitar el uso del celular antes de dormir, ya que la luz azul afecta la calidad del sueño.
Cuando pensamos en el futuro de la agricultura, solemos imaginar tecnologías avanzadas como drones o sistemas automatizados que monitorean cultivos. Sin embargo, un desarrollo reciente que promete ser una revolución con un paso más allá: una abeja robótica capaz de polinizar plantas con la misma precisión que sus contrapartes naturales y, además, realizar maniobras aéreas que harían sonrojar a un piloto de acrobacias aéreas. Creada por investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), esta pequeña maravilla tecnológica pesa menos de un gramo, aletea con una eficacia asombrosa y podría marcar un antes y un después en la producción agrícola sostenible. El diseño de esta abeja robótica toma lo mejor de la naturaleza y lo combina con innovaciones en ingeniería. Las abejas reales, pequeñas pero poderosas, son conocidas por su capacidad para realizar maniobras complejas, incluso en condiciones adversas. Pueden sortear ráfagas de viento, evitar depredadores y posarse en flores en movimiento, todo mientras polinizan millones de plantas esenciales para nuestra dieta. Recrear esta agilidad en un dispositivo robótico no es tarea fácil. Los materiales y estructuras tradicionales utilizados en robots pequeños tienden a ser frágiles y de corta duración. Hasta ahora, los microvehículos aéreos (o MAV, por sus siglas en inglés) podían mantenerse en el aire apenas unos segundos antes de perder estabilidad. Una de las aplicaciones más emocionantes de esta tecnología es la posibilidad de desarrollar cultivos 100 % en interiores. Como un almacén multinivel lleno de frutas y verduras, donde estas pequeñas abejas robóticas trabajan en perfecta sincronía, polinizando con precisión y maximizando el rendimiento por metro cuadrado. La abeja robótica desarrollada por el MIT rompe con estas limitaciones. Según los investigadores, el dispositivo puede sostenerse en vuelo durante más de 1.000 segundos, recorrer trayectorias complejas y alcanzar velocidades de hasta 30 centímetros por segundo. En otras palabras, es 100 veces más eficiente que sus predecesores. ¿El secreto? Un diseño revolucionario Gran parte del éxito de este robot radica en un cambio de paradigma en su diseño. Mientras que los modelos anteriores utilizaban múltiples alas, el nuevo prototipo incorpora una sola ala orientada hacia arriba. Esta configuración, lejos de ser un simple ajuste estético, tiene implicaciones significativas: Mejora la estabilidad durante el vuelo. Incrementa las fuerzas de elevación, esenciales para maniobras ágiles. Reduce las interferencias entre componentes mecánicos. Aumenta la durabilidad del dispositivo. Además, este diseño deja espacio para integrar componentes electrónicos que permiten un control más preciso. En términos simples, es como pasar de una bicicleta simple a un avión diseñado para maniobras de alta precisión. La polinización del futuro Uno de los objetivos principales de esta abeja robótica es revolucionar la manera en que polinizamos los cultivos. En la actualidad, gran parte de esta tarea depende de abejas naturales, cuyos números han estado en declive debido a factores como el cambio climático, los pesticidas y la pérdida de hábitats. El dispositivo supera los límites de los robots aéreos existentes: vuela 100 veces más rápido que los modelos previos y es capaz de mantenerse en el aire por más de 1.000 segundos. Incluso, puede alcanzar velocidades de 30 centímetros por segundo mientras ejecuta giros y acrobacias complejas. La polinización artificial mediante robots no solo podría aliviar la presión sobre las abejas, sino que también permitiría desarrollar sistemas de cultivo completamente controlados. Imaginemos almacenes diseñados para maximizar la producción de frutas y verduras en espacios reducidos. Estos entornos, al estar monitoreados a través de sistemas cerrados, permitirían un uso más eficiente de los recursos, reduciendo al mínimo el impacto ambiental. Por ejemplo, un almacén cerrado podría reciclar agua y nutrientes, eliminar la necesidad de pesticidas y crear las condiciones óptimas para cada tipo de planta. Todo esto con la ayuda de estas pequeñas abejas robóticas, que trabajarían incansablemente para garantizar una producción eficiente y sostenible. Un avance con potencial global Aunque el desarrollo de esta tecnología aún está en sus primeras etapas, las posibilidades que ofrece son prometedoras. Según los investigadores, este tipo de robots podría ser clave para enfrentar desafíos agrícolas globales, como la demanda creciente de alimentos y la necesidad de reducir los impactos ambientales de la producción. Además, estos dispositivos tienen aplicaciones más allá de la agricultura. Su capacidad para realizar maniobras aéreas complejas y operar en espacios reducidos los hace ideales para inspecciones industriales, búsqueda y rescate, e incluso exploración en entornos hostiles como Marte. A pesar de su potencial, la abeja robótica también plantea preguntas éticas y prácticas. ¿Es esta una solución complementaria o un reemplazo para las abejas naturales? ¿Qué implicancias tendría depender de robots en lugar de restaurar los ecosistemas naturales? Por ahora, esta tecnología se perfila como una herramienta valiosa, no como un sustituto total. Las abejas reales siguen siendo insustituibles en términos de biodiversidad y equilibrio ecológico, pero los robots podrían ofrecer una red de seguridad frente a las crecientes amenazas que enfrentan estos pequeños polinizadores.