25 de diciembre de 2024
Los Tres Reyes Magos son personajes bíblicos que resaltan en plena celebración de la Navidad. La arqueología y la ciencia en general han intentado encontrar alguna prueba que sostenga su existencia. Décadas de investigaciones y excavaciones, hasta ahora, han arrojado pocos frutos.
Como tal no existe una prueba directa de su existencia, más allá de lo que dicta el Evangelio de Mateo (2:1-12), donde se mencionan unos “sabios del Oriente” que visitan a Jesús después de su nacimiento, guiados por una estrella. No hay tumbas o sarcófagos que demuestren su existencia, a pesar de los intentos incesantes que ha hecho la arqueología a lo largo de los últimos años.
Sin embargo, eso no quiere decir que se haya desestimado que hayan sido personas reales que acudieron al llamado del nacimiento del Niño Dios. Basados en los textos bíblicos, lo que se ha intentado encontrar es la “Estrella de Belén”, ese astro por el cual fueron guiados hacia el nicho de nacimiento de Jesús de Nazaret.
Gracias al Kepler, los expertos pueden estudiar el movimiento de estrellas y planetas en el firmamento para saber la posición en la que van a estar en un futuro y por supuesto, en la que estuvieron en el pasado. Han hecho diferentes cálculos al respecto y no hay un detalle certero sobre cuál era la estrella de Belén.
Según el Evangelio de Mateo, los Reyes Magos fueron guiados por una estrella desde el Oriente hasta el lugar del nacimiento de Jesús. Sin embargo, la descripción es vaga y no proporciona ninguna información específica sobre su naturaleza.
Hay varias teorías sobre lo que pudo haber sido la Estrella de Belén. Una posibilidad es una supernova o un cometa. También se ha sugerido un planeta o una conjunción planetaria.
La alineación entre tres planetas es una teoría sólida con respecto a la estrella. En 2020 se registró conjunción entre Júpiter y Saturno relacionada con este fenómeno ocurrido 800 años después.