8 de abril de 2025
Se llaman Rómulo y Remo, tienen seis meses y su aullido parece el del cachorro de cualquier otro mamífero similar. Se trata de dos ejemplares de lobos, pero no son lobos cualquiera: se trata de la especie Aenocyon dirus o lobo terrible (o lobo gigante), un animal que lleva extinto casi 13.000 años, y que la empresa Colossal Bioscience asegura haber sido capaz de 'revivir', convirtiéndolo en el primer animal desextinto de la historia.
"Estos dos lobos fueron rescatados de la extinción a través de modificaciones genéticas derivadas de un genoma completo del lobo terrible, reconstruido meticulosamente por Colossal a partir de ADN antiguo, hallado en fósiles que datan de hace entre 11.500 y 72.000 años", asegura la compañía en un comentario publicado en las redes sociales, junto a las imágenes de los cánidos. "Este momento marca no sólo un hito para nosotros como empresa, sino también un gran avance para la ciencia, la conservación y la humanidad".
Colossal Bioscience asegura que su objetivo siempre ha sido "revolucionar la historia" y convertirse en la "primera empresa en utilizar con éxito la tecnología CRISPR para la desextinción de especies previamente extintas". "Al conseguirlo, seguimos impulsando nuestra gran misión: aceptar el deber de la humanidad de restaurar la Tierra a un estado más saludable". "Ahora, cierra los ojos y esculla este aullido una vez más": estas palabras acompañan a un vídeo en el que se puede ver a dos cachorros de color blanco aullando sin parar.
Además de estos dos cachorros, también hay un ejemplar femenino, llamado Khaleesi, que tiene sólo tres meses.
¿Cómo se 'desextingue' un animal?
Desde la compañía explican cómo han sido capaces de hacer 'revivir' a este animal: "Con la ayuda de una hábil ingeniería genética y ADN antiguo y preservado, los científicos de Colossal han logrado descifrar el genoma del lobo terrible, reescribir el código genético del lobo gris común, para que coincidiera con él, y utilizando perras domésticas como 'madres sustitutas', trajeron al mundo a Rómulo y Remo y a Khalessi —en partos separados, en otoño los primeros y en invierno, la última—, desextinguiendo así por primera vez una especie animal cuyo acervo genético vivo desapareció hace mucho tiempo", explican.
Para poder 'desextinguir' al lobo gigante, se llevaron a cabo sólo 20 modificaciones en 14 genes del lobo gris común. Es una cantidad insignificante, teniendo en cuenta que el lobo posee unos 19.000 genes —los humanos y los ratones tienen cerca de 30.000—. Según relataron en la revista TIME, estas pequeñas modificaciones dieron lugar a grandes diferencias entre estas especies, como el color blanco del pelaje, pero también un mayor tamaño, unos hombros con más fuerza, una cabeza más ancha, patas más musculosas y dientes y mandíbulas más grandes. A esto se le suma una vocalización característica y particular del lobo gigante.
El genoma del lobo terrible analizado para determinar cuáles fueron esos cambios se extrajo de dos muestras muy antiguas: un diente, con 13.000 años, hallado en Sheridan Pit (Ohio) y el hueso de un oído, de 72.000 años, desenterrado en American Falls (Idaho). Las muestras forman parte de la colección de dos museos, pero los prestaron para poder realizar los trabajos de laboratorio pertinentes.
Este no es el único proyecto que tiene en proceso Colossal Bioscience: también está en proceso de 'desextinguir' otros animales desaparecidos, como el dodo o el mamut lanudo, que creen que podría estar 'listo' antes de 2028, o el tilacino o tigre de Tasmania, un animal cuya población se fue reduciendo por acción del hombre hasta desaparecer en 1936, cuando falleció el último ejemplar vivo, un tilacino en cautiverio, que murió de frío.
Rómulo y Remo vs. Dolly
La clonación genética, por norma general, necesita una muestra de tejido de un animal donante para aislar una única célula. Es el núcleo de esa célula, que contiene todo el ADN del animal, el que se extrae y se inserta en un óvulo cuyo núcleo ha sido extraído. Se deja que el óvulo se desarrolle, hasta llegar al punto de embrión, para después implantarlo en el útero de una 'madre sustituta'. El cachorro resultante es un duplicado genético exacto del animal donante original. Este es el proceso que se llevó a cabo con la oveja Dolly, el primer animal clonado de la historia, en 1996.
Sin embargo, en el caso de estos lobos gigantes el enfoque ha sido diferente: se aislaron unas células pero no de una muestra de tejido de lobo gris donante, sino de su sangre. Las células seleccionadas se conocen como células progenitoras endoteliales, que forman el revestimiento de los vasos sanguíneos. Los científicos reescribieron los 14 genes clave del núcleo para que coincidieran con los del lobo terrible y fue este núcleo el que se transfirió a un óvulo desnucleado.
Los científicos, según explican desde TIME, fueron capaces de producir 45 óvulos modificados, que se desarrollaron en embriones de laboratorio. Estos se implantaron en las 'madres sustitutas', mixtas de sabueso, elegidas principalmente por su salud pero también por su tamaño, ya que se esperaba que dieran a luz a cachorros de gran tamaño. En cada madre, un embrión logró seguir adelante y procedió a un embarazo a término. Desde la revista apuntan, además, que ninguna de las 'madres sustitutas' sufrió abortos ni muerte fetal. El 1 de octubre de 2024, nacieron Rómulo y Remo; unos meses después, el 30 de enero de 2025, nació Khalessi.
Los lobos gigantes son los animales en los que se inspiró George R. R. Martin, en su saga 'Canción de hielo y fuego' —posteriormente llevada a la pequeña pantalla como 'Juego de tronos'— para 'diseñar' a los lobos huargo de la familia Stark.