Los niños pequeños, cuando notan que un ser querido está sintiendo tristeza o necesita ayuda, orgánicamente acuden a sostener, acompañar y calmarlo. En términos simples, están siendo solidarios. Y es que poder cuidar, proteger, confiar y pertenecer, son experiencias fundamentales en el desarrollo humano, así como sentirse cuidado, protegido, querido y parte de un grupo social. La solidaridad viene a resaltar justamente esa capacidad que tenemos para ocupar nuestra sensibilidad, fomentando la consciencia humana y movilizándonos hacia la empatía, la ocupación y la ayuda social. En este sentido, la “ educación socio emocional, es fundamental en el desarrollo integral de los estudiantes de todas las edades, intencionado su aplicación en la práctica y cotidianidad ”, explica Adela Gajardo, psicóloga del equipo de Salvaguarda de la red educacional Cognita, que cuenta con 17 colegios en Chile. “Podemos contribuir con una perspectiva que los ayude a identificar y fortalecer las competencias y habilidades que son esenciales para trabajar el valor de la solidaridad. Estas son la autogestión, la conciencia social, las habilidades sociales y resolución de conflictos, la empatía, la colaboración, el aprecio por la diversidad, la interdependencia y la pertenencia”, complementa la especialista. Modelo y ejemplo Sin embargo, por mucho que se trate de inculcar, el ejemplo es fundamental para la educación de cualquier valor, siendo las personas significativas de su entorno a quienes los niños siguen y que los inspiran a ser solidarios. “ En la familia, son los padres, abuelos y tíos; y en el colegio, sus profesores, principalmente ”, comenta la psicóloga de Cognita. Por eso es tan importante comprender que los adultos son un modelo permanente de la solidaridad, donde pueden además intencionar una actitud activa y propositiva al momento de participar y asistir a quienes lo necesiten. “ Los padres pueden ayudar a desarrollar la conciencia social en los niños, que les permitirá sensibilizar, empatizar y aportar desde su lugar, a quienes no presentan las mismas oportunidades ”, dice Adela Gajardo. Así, es principal que los niños reflexionen, aprecien y valoren las actitudes solidarias observadas en su casa y que tengan conciencia de cómo pueden ellos y ellas ayudar a fortalecerlas y hacerlas crecer. Para ello, la psicóloga propone trabajar con ejemplos y casos tomados de diversos ámbitos de la cotidianeidad como la actualidad, ciencia, artes, deporte, etc. donde ellos reconozcan la presencia o ausencia del valor de la solidaridad o conductas prosociales. Un ejercicio puede ser comentar a los niños que, a raíz de los cortes de luz por el temporal, hubo personas que no fueron afectadas en el suministro de electricidad e invitaron a quienes lo necesitaron para que pudieran cargar sus celulares o facilitaron un cable que les permitiera usar su refrigerador y algunas ampolletas. Asimismo, otra actividad formativa para realizar en familia se da en la película El Rey León, cuenta Adela Gajardo, psicóloga de la red Cognita. “ Cuando Scar enfrenta a Simba; ¿qué podría hacerse para que Scar fuera solidario? ¿Por qué él es así? ¿Podríamos comprenderlo y ayudarlo para que cambiara?” Sin duda una excelente invitación a reflexionar.
Los niños pequeños, cuando notan que un ser querido está sintiendo tristeza o necesita ayuda, orgánicamente acuden a sostener, acompañar y calmarlo. En términos simples, están siendo solidarios. Y es que poder cuidar, proteger, confiar y pertenecer, son experiencias fundamentales en el desarrollo humano, así como sentirse cuidado, protegido, querido y parte de un grupo social. La solidaridad viene a resaltar justamente esa capacidad que tenemos para ocupar nuestra sensibilidad, fomentando la consciencia humana y movilizándonos hacia la empatía, la ocupación y la ayuda social. En este sentido, la “ educación socio emocional, es fundamental en el desarrollo integral de los estudiantes de todas las edades, intencionado su aplicación en la práctica y cotidianidad ”, explica Adela Gajardo, psicóloga del equipo de Salvaguarda de la red educacional Cognita, que cuenta con 17 colegios en Chile. “Podemos contribuir con una perspectiva que los ayude a identificar y fortalecer las competencias y habilidades que son esenciales para trabajar el valor de la solidaridad. Estas son la autogestión, la conciencia social, las habilidades sociales y resolución de conflictos, la empatía, la colaboración, el aprecio por la diversidad, la interdependencia y la pertenencia”, complementa la especialista. Modelo y ejemplo Sin embargo, por mucho que se trate de inculcar, el ejemplo es fundamental para la educación de cualquier valor, siendo las personas significativas de su entorno a quienes los niños siguen y que los inspiran a ser solidarios. “ En la familia, son los padres, abuelos y tíos; y en el colegio, sus profesores, principalmente ”, comenta la psicóloga de Cognita. Por eso es tan importante comprender que los adultos son un modelo permanente de la solidaridad, donde pueden además intencionar una actitud activa y propositiva al momento de participar y asistir a quienes lo necesiten. “ Los padres pueden ayudar a desarrollar la conciencia social en los niños, que les permitirá sensibilizar, empatizar y aportar desde su lugar, a quienes no presentan las mismas oportunidades ”, dice Adela Gajardo. Así, es principal que los niños reflexionen, aprecien y valoren las actitudes solidarias observadas en su casa y que tengan conciencia de cómo pueden ellos y ellas ayudar a fortalecerlas y hacerlas crecer. Para ello, la psicóloga propone trabajar con ejemplos y casos tomados de diversos ámbitos de la cotidianeidad como la actualidad, ciencia, artes, deporte, etc. donde ellos reconozcan la presencia o ausencia del valor de la solidaridad o conductas prosociales. Un ejercicio puede ser comentar a los niños que, a raíz de los cortes de luz por el temporal, hubo personas que no fueron afectadas en el suministro de electricidad e invitaron a quienes lo necesitaron para que pudieran cargar sus celulares o facilitaron un cable que les permitiera usar su refrigerador y algunas ampolletas. Asimismo, otra actividad formativa para realizar en familia se da en la película El Rey León, cuenta Adela Gajardo, psicóloga de la red Cognita. “ Cuando Scar enfrenta a Simba; ¿qué podría hacerse para que Scar fuera solidario? ¿Por qué él es así? ¿Podríamos comprenderlo y ayudarlo para que cambiara?” Sin duda una excelente invitación a reflexionar.