El 68% de los consumidores busca, según un estudio, opciones de snacks que le recuerden a la infancia o experiencias pasadas. Su consumo puede estar directamente relacionado, de acuerdo con el sondeo hecho en colaboración con The Food Institute, con un concepto que algunos llaman newstalgia que hace que se recuerde en cada instante los buenos momentos. La newstalgia hace referencia a la unión entre lo nuevo y lo pasado que crea sentimientos nostálgicos. Estos se relacionan con los detalles, sabores, olores, texturas y emociones, un contexto donde los snacks suelen ocupar un lugar propio en la mente del consumidor. De esta manera, ciertos aspectos de la infancia son fácilmente recordados por particularidades, como un personaje de una serie animada, un lugar especial y/o la experiencia de comer un snack. Para algunas personas, esta última está asociada a aspectos adicionales al propio acto de snackear. Por ejemplo, con quién se compartió ese snack y las emociones del momento, relacionadas con los sabores y texturas. PUBLICIDAD Luis Gutiérrez, gerente de sostenibilidad y comunicaciones de Mondelēz International, comentó al respecto que la compañía trabaja para que sus productos sean recordados y acompañen a distintas generaciones en diferentes etapas de vida. “Se trata de ir más allá del consumo y ocupar un espacio importante entre los recuerdos, de modo que, al probarlos nuevamente, evoquen sentimientos diversos. Esto lo hacemos en el marco del snackeo consciente para disfrutar de cada bocado con atención e intención mientras se crean recuerdos memorables”, afirmó.
No todas las aplicaciones para animar fotos son iguales. Algunas, como MyHeritage, utilizan sistemas de IA para generar fotografías animadas basadas en modelos entrenados a través de otras muchas imágenes, para generar resultados ultrarrealistas. Otras, en cambio, permiten añadir efectos animados a las fotografías para darles un toque único antes de compartirlas en redes sociales. MyHeritage Se ha convertido en la app de moda de los últimos meses. MyHeritage es una herramienta que permite generar un árbol genealógico en base a distintos datos sobre nosotros. Sin embargo, la función que ha llevado a MyHeritage a ser viral es DeepNostalgia, una característica que utiliza sistemas basados en inteligencia artificial para animar rostros en fotografías con un efecto sorprendentemente realista. Al subir una imagen, MyHeritage permite crear una animación con un alto grado de realismo y naturalidad, que posteriormente puede ser guardado en nuestra galería para compartirlo a través de apps de mensajería o redes sociales. La mayoría de usuarios de la app la han utilizado para animar fotos antiguas de sus familiares y antepasados, o para crear vídeos animados a partir de fotografías de personajes famosos. La app se puede descargar gratis, pero cuenta con una serie de limitaciones que desaparecen en su versión de pago.
El olfato está íntimamente ligado a la memoria y a las emociones. Por este motivo, los negocios se están interesando cada vez más en utilizar el sentido del olfato a su favor, con el objetivo de incrementar las ventas y mejorar la experiencia de sus clientes. Qué es la memoria olfativa La memoria olfativa consiste en asociar un aroma a una sensación, emoción o vivencia. Esta sensación puede ser agradable o desagradable. Por ejemplo, podemos asociar el olor del protector solar a los días de vacaciones, felices y sin preocupaciones. Al oler ese aroma, se despiertan emociones de alegría y parece que uno se traslada a ese instante de nuevo. El caso opuesto también es muy común. Por ejemplo, si tuvimos una mala experiencia con una persona que solía usar siempre el mismo perfume, cuando volvemos a oler esa fragancia es muy habitual volver a sentir cierto malestar. Cómo funciona la memoria olfativa Es indudable el poder que tienen los aroma s para conectar con nuestros recuerdos y revivir sensaciones, pero, ¿cuál es la explicación? Cómo el olfato conecta con diversas estructuras cerebrales y sus funciones básicas. Los aromas se desplazan desde la nariz hasta el bulbo olfatorio. De allí, la información va directa hacia la amígdala, encargada de procesar las emociones, y al hipocampo, la estructura más implicada en el aprendizaje y la memoria. Pues bien, la información que transmite el aroma no se guarda de forma aislada, sino que se complementa con la vivencia y las emociones que se están sintiendo en ese momento. De esta manera, el aroma queda asociado a unas sensaciones en concreto. La conexión es mayor cuanto más fuerte es la emoción o cuantas más veces se repite la asociación entre ambas. Así, el cerebro es capaz de anticipar estados y actuar en consecuencia. Por ejemplo, si siente un aroma que está asociado al bienestar, le envía señales al cuerpo relacionadas con esta sensación, haciendo que los músculos se relajen y que la respiración se calme, porque percibe que todo está bien. Si el aroma estuviera relacionado con una emoción desagradable, el cuerpo se activaría para huir o atacar en caso de que fuera necesario. Así es como los aromas son capaces de provocar reacciones en nuestro comportamiento. Reacciones que, aunque queramos, no podemos controlar: se trata de un mecanismo automático que nos ha servido a lo largo de millones de años para sobrevivir y socializarnos. Relación entre memoria olfativa, marketing y ventas Tras ver que el gran poder que tiene el olfato para desencadenar emociones, ¿por qué no aprovechar esta valiosa información a través del marketing olfativo? Las ventajas de asociar tu marca con un aroma agradable y único son múltiples. Te contamos las principales a continuación: Un aroma atractivo favorece que los clientes entren al establecimiento y permanezcan allí más tiempo. Eso da como resultado más ventas. Si la experiencia en la tienda ha sido agradable, asociarán el aroma del establecimiento a sensaciones positivas. Así, es posible mejorar la percepción de la marca y reactivar esas emociones cuando vuelvan. Un aroma adecuado es capaz de estimular la decisión de compra, porque puede despertar deseos e intensificarlos. Con el marketing olfativo se actúa especialmente en las emociones que desencadenan procesos de compra. Tener un aroma único, que se asocie de forma exclusiva al establecimiento, mejora la fidelización de los clientes. Éstos reconocerán el aroma y lo identificarán rápidamente con la marca. Permanecer en su recuerdo es clave para que vuelvan a comprar. Pero no sirve cualquier aroma. Debe tratarse de una fragancia única, que se relacione de forma exclusiva con la marca. Y por supuesto, para que sea efectiva, tiene que ser coherente con su personalidad y la de sus clientes, generando las emociones que interese despertar. Existen aromas con carácter alegre, otros que evocan mayor serenidad, otros más elegantes y sofisticados… Cada marca es única, así como el aroma que la representa. Los profesionales del marketing olfativo son especialistas capaces de desarrollar una fragancia que comunique exactamente lo que la marca desea. El olfato y su relación con la memoria Los olores pueden servirnos de referencia para saber en qué lugar nos encontramos, por ejemplo, si estamos cerca de la playa. También nos indican qué comida se está haciendo cerca, si un lugar se ha limpiado recientemente o si alguien querido ha venido a visitarnos, incluso antes de verlo o escuchar su voz. Esto se debe a que los olores están estrechamente vinculados a la memoria. Cuando un niño nace comienza a recibir estímulos del exterior por medio del oído y del olfato, principalmente. Por eso, el olor de su madre le resulta tranquilizador. Al pasar el tiempo, el resto de los sentidos también se irán desarrollando. Sin embargo, según diversos estudios, un adulto tal solo recordará un 1% de lo que toca, un 2% de lo que oye, un 5% de lo que ve y un 35% de lo que huele. Además, el olor permanece almacenado en la memoria hasta siete veces más tiempo que otro recuerdo. ¿Por qué se recuerdan especialmente las cosas que olemos? El conjunto de órganos implicados en la recepción e interpretación de los olores forma parte del sistema límbico. Este también es el encargado de crear respuestas a los estímulos, convirtiéndolos en emociones. Estas sensaciones se quedan mejor grabadas que los simples datos, ya que las emociones tienen mejor aceptación y son más fáciles de memorizar para nuestro cerebro, por todo lo que implican. Algunos de los órganos que intervienen en este proceso son la amígdala cerebral, que procesa las emociones y el hipocampo, que crea recuerdos y los archiva a corto o largo plazo. Los dos están unidos al bulbo olfativo, lugar al que llegan los olores que provienen del exterior. Esta es la razón por la que uno no se olvida del olor que tiene nuestro bebé nada más nacer o la marca de la colonia con la que nos atiborraba nuestra madre para ir todas las mañanas al colegio. Ese olor nos persigue por el resto de nuestras vidas y cuando lo percibimos, nos vienen un montón de recuerdos, como la habitación en la que nos peinaba y cómo abrochaba los botones de nuestra camisa justo antes de salir de casa, mientras murmuraba que nos portásemos bien, por ejemplo.
La mayor parte de lo que te sucede todos los días desaparece sin dejar rastro. Pero un estudio reciente dirigido por un equipo de investigadores de la Facultad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York (Estados Unidos) ha identificado un mecanismo a través del que el cerebro selecciona ciertos recuerdos para que se vuelvan permanentes y la forma en la que lo hace. La importancia del sueño Sabemos desde hace algún tiempo que durante el sueño, el cerebro pasa por una especie de limpieza de recuerdos, durante la que los pensamientos recopilados durante ese día se convierten en recuerdos a largo plazo o se descartan aunque hasta hace poco, los científicos no entendían el mecanismo por el que el cerebro elige qué conservar y qué no. Ahora, en la reciente investigación publicada en la revista Science, los investigadores han demostrado por primera vez que durante el día el cerebro pasa por una serie de pasos en un esfuerzo por etiquetar ciertos recuerdos para almacenarlos posteriormente por la noche cuando el cerebro está inactivo. El sueño los vuelve permanentes El estudio gira en torno a las neuronas que se activan (o provocan cambios en el equilibrio de sus cargas positivas y negativas) para transmitir señales eléctricas que codifican recuerdos. Resulta que grupos extensos de neuronas en una región del cerebro conocida como el hipocampo disparan en ciclos rítmicos sincronizados, generando secuencias de señales en milisegundos que pueden codificar información compleja (como la formación de recuerdos detallados y permanentes). Son una especie de “gritos” cerebrales que representan la activación casi simultánea del 15% de las neuronas del hipocampo. Los investigadores descubrieron que, durante el sueño, si un acontecimiento iba seguido de muy pocas o ninguna de estas ondas agudas o “gritos”, los recuerdos no pasaban a solidificarse, sino que se desvanecían, se olvidaban. Sin embargo, todos aquellos eventos diurnos que iban seguidos de entre 5 y 20 ondas agudas acababan consolidándose como recuerdos permanentes. Según los expertos, las ondas agudas ocurren con menos frecuencia durante el día, pero por la noche pueden darse entre 2.000 y 4.000 ondas agudas, lo que hace que el cerebro condense su colección de recuerdos. Parece que nuestro cerebro etiqueta de forma natural las experiencias de vigilia y se reactivan dichas etiquetas neuronales durante el sueño. En el caso de los recuerdos que pasan a ser permanentes, este grupo importante de células cerebrales, reproducen el evento grabado miles de veces por noche lo que fortalece las conexiones entre las neuronas involucradas. Experimento con ratones Para llegar a estas conclusiones, los investigadores realizaron varios experimentos con ratones. Permitieron a los roedores recorrer un laberinto varias veces mientras observaban la actividad cerebral durante el proceso. Descubrieron que cuando los ratones descansaban bebiendo agua azucarada, era cuando ocurrían las ondas agudas. Cuanto más tiempo pasaban los roedores junto al bebedero, más ondas agudas se generaban en el cerebro. Después, cuando los animales dormían y experimentaban múltiples ondas agudas durante la noche, el recorrido del laberinto que repetían al día siguiente era el que habían realizado justo antes de su descanso junto al bebedero. ¿Por qué no lo recordamos todo? ¿Que por qué no lo recordamos absolutamente todo? No es eficiente. Construir una nueva memoria tiene un costo fisiológico porque el cerebro utiliza del 20% al 25% de su suministro diario de energía. Utiliza aproximadamente la misma cantidad de energía por hora independientemente de lo que esté haciendo. Por eso no recordarás muchas de las personas con las que te cruzas a diario cuando pasas junto a ellas, o incluso las palabras concretas que te dijo tu madre el día anterior mientras tomábas un café por la tarde tranquilamente. Recuerda que cuanto más tiempo estás haciendo algo, más energía asigna el cerebro a esa tarea. Eso sí, sólo porque no recuerdes haber hecho algo o el nombre de alguna persona en concreto, no significa que no haya tenido impacto en ninguno de tus sistemas de memoria. Podemos no recordar una situación particular y aún así haber influido en nuestra capacidad para llevar a cabo una tarea o afectado a nuestro conocimiento del mundo.
El 68% de los consumidores busca, según un estudio, opciones de snacks que le recuerden a la infancia o experiencias pasadas. Su consumo puede estar directamente relacionado, de acuerdo con el sondeo hecho en colaboración con The Food Institute, con un concepto que algunos llaman newstalgia que hace que se recuerde en cada instante los buenos momentos. La newstalgia hace referencia a la unión entre lo nuevo y lo pasado que crea sentimientos nostálgicos. Estos se relacionan con los detalles, sabores, olores, texturas y emociones, un contexto donde los snacks suelen ocupar un lugar propio en la mente del consumidor. De esta manera, ciertos aspectos de la infancia son fácilmente recordados por particularidades, como un personaje de una serie animada, un lugar especial y/o la experiencia de comer un snack. Para algunas personas, esta última está asociada a aspectos adicionales al propio acto de snackear. Por ejemplo, con quién se compartió ese snack y las emociones del momento, relacionadas con los sabores y texturas. PUBLICIDAD Luis Gutiérrez, gerente de sostenibilidad y comunicaciones de Mondelēz International, comentó al respecto que la compañía trabaja para que sus productos sean recordados y acompañen a distintas generaciones en diferentes etapas de vida. “Se trata de ir más allá del consumo y ocupar un espacio importante entre los recuerdos, de modo que, al probarlos nuevamente, evoquen sentimientos diversos. Esto lo hacemos en el marco del snackeo consciente para disfrutar de cada bocado con atención e intención mientras se crean recuerdos memorables”, afirmó.
No todas las aplicaciones para animar fotos son iguales. Algunas, como MyHeritage, utilizan sistemas de IA para generar fotografías animadas basadas en modelos entrenados a través de otras muchas imágenes, para generar resultados ultrarrealistas. Otras, en cambio, permiten añadir efectos animados a las fotografías para darles un toque único antes de compartirlas en redes sociales. MyHeritage Se ha convertido en la app de moda de los últimos meses. MyHeritage es una herramienta que permite generar un árbol genealógico en base a distintos datos sobre nosotros. Sin embargo, la función que ha llevado a MyHeritage a ser viral es DeepNostalgia, una característica que utiliza sistemas basados en inteligencia artificial para animar rostros en fotografías con un efecto sorprendentemente realista. Al subir una imagen, MyHeritage permite crear una animación con un alto grado de realismo y naturalidad, que posteriormente puede ser guardado en nuestra galería para compartirlo a través de apps de mensajería o redes sociales. La mayoría de usuarios de la app la han utilizado para animar fotos antiguas de sus familiares y antepasados, o para crear vídeos animados a partir de fotografías de personajes famosos. La app se puede descargar gratis, pero cuenta con una serie de limitaciones que desaparecen en su versión de pago.
El olfato está íntimamente ligado a la memoria y a las emociones. Por este motivo, los negocios se están interesando cada vez más en utilizar el sentido del olfato a su favor, con el objetivo de incrementar las ventas y mejorar la experiencia de sus clientes. Qué es la memoria olfativa La memoria olfativa consiste en asociar un aroma a una sensación, emoción o vivencia. Esta sensación puede ser agradable o desagradable. Por ejemplo, podemos asociar el olor del protector solar a los días de vacaciones, felices y sin preocupaciones. Al oler ese aroma, se despiertan emociones de alegría y parece que uno se traslada a ese instante de nuevo. El caso opuesto también es muy común. Por ejemplo, si tuvimos una mala experiencia con una persona que solía usar siempre el mismo perfume, cuando volvemos a oler esa fragancia es muy habitual volver a sentir cierto malestar. Cómo funciona la memoria olfativa Es indudable el poder que tienen los aroma s para conectar con nuestros recuerdos y revivir sensaciones, pero, ¿cuál es la explicación? Cómo el olfato conecta con diversas estructuras cerebrales y sus funciones básicas. Los aromas se desplazan desde la nariz hasta el bulbo olfatorio. De allí, la información va directa hacia la amígdala, encargada de procesar las emociones, y al hipocampo, la estructura más implicada en el aprendizaje y la memoria. Pues bien, la información que transmite el aroma no se guarda de forma aislada, sino que se complementa con la vivencia y las emociones que se están sintiendo en ese momento. De esta manera, el aroma queda asociado a unas sensaciones en concreto. La conexión es mayor cuanto más fuerte es la emoción o cuantas más veces se repite la asociación entre ambas. Así, el cerebro es capaz de anticipar estados y actuar en consecuencia. Por ejemplo, si siente un aroma que está asociado al bienestar, le envía señales al cuerpo relacionadas con esta sensación, haciendo que los músculos se relajen y que la respiración se calme, porque percibe que todo está bien. Si el aroma estuviera relacionado con una emoción desagradable, el cuerpo se activaría para huir o atacar en caso de que fuera necesario. Así es como los aromas son capaces de provocar reacciones en nuestro comportamiento. Reacciones que, aunque queramos, no podemos controlar: se trata de un mecanismo automático que nos ha servido a lo largo de millones de años para sobrevivir y socializarnos. Relación entre memoria olfativa, marketing y ventas Tras ver que el gran poder que tiene el olfato para desencadenar emociones, ¿por qué no aprovechar esta valiosa información a través del marketing olfativo? Las ventajas de asociar tu marca con un aroma agradable y único son múltiples. Te contamos las principales a continuación: Un aroma atractivo favorece que los clientes entren al establecimiento y permanezcan allí más tiempo. Eso da como resultado más ventas. Si la experiencia en la tienda ha sido agradable, asociarán el aroma del establecimiento a sensaciones positivas. Así, es posible mejorar la percepción de la marca y reactivar esas emociones cuando vuelvan. Un aroma adecuado es capaz de estimular la decisión de compra, porque puede despertar deseos e intensificarlos. Con el marketing olfativo se actúa especialmente en las emociones que desencadenan procesos de compra. Tener un aroma único, que se asocie de forma exclusiva al establecimiento, mejora la fidelización de los clientes. Éstos reconocerán el aroma y lo identificarán rápidamente con la marca. Permanecer en su recuerdo es clave para que vuelvan a comprar. Pero no sirve cualquier aroma. Debe tratarse de una fragancia única, que se relacione de forma exclusiva con la marca. Y por supuesto, para que sea efectiva, tiene que ser coherente con su personalidad y la de sus clientes, generando las emociones que interese despertar. Existen aromas con carácter alegre, otros que evocan mayor serenidad, otros más elegantes y sofisticados… Cada marca es única, así como el aroma que la representa. Los profesionales del marketing olfativo son especialistas capaces de desarrollar una fragancia que comunique exactamente lo que la marca desea. El olfato y su relación con la memoria Los olores pueden servirnos de referencia para saber en qué lugar nos encontramos, por ejemplo, si estamos cerca de la playa. También nos indican qué comida se está haciendo cerca, si un lugar se ha limpiado recientemente o si alguien querido ha venido a visitarnos, incluso antes de verlo o escuchar su voz. Esto se debe a que los olores están estrechamente vinculados a la memoria. Cuando un niño nace comienza a recibir estímulos del exterior por medio del oído y del olfato, principalmente. Por eso, el olor de su madre le resulta tranquilizador. Al pasar el tiempo, el resto de los sentidos también se irán desarrollando. Sin embargo, según diversos estudios, un adulto tal solo recordará un 1% de lo que toca, un 2% de lo que oye, un 5% de lo que ve y un 35% de lo que huele. Además, el olor permanece almacenado en la memoria hasta siete veces más tiempo que otro recuerdo. ¿Por qué se recuerdan especialmente las cosas que olemos? El conjunto de órganos implicados en la recepción e interpretación de los olores forma parte del sistema límbico. Este también es el encargado de crear respuestas a los estímulos, convirtiéndolos en emociones. Estas sensaciones se quedan mejor grabadas que los simples datos, ya que las emociones tienen mejor aceptación y son más fáciles de memorizar para nuestro cerebro, por todo lo que implican. Algunos de los órganos que intervienen en este proceso son la amígdala cerebral, que procesa las emociones y el hipocampo, que crea recuerdos y los archiva a corto o largo plazo. Los dos están unidos al bulbo olfativo, lugar al que llegan los olores que provienen del exterior. Esta es la razón por la que uno no se olvida del olor que tiene nuestro bebé nada más nacer o la marca de la colonia con la que nos atiborraba nuestra madre para ir todas las mañanas al colegio. Ese olor nos persigue por el resto de nuestras vidas y cuando lo percibimos, nos vienen un montón de recuerdos, como la habitación en la que nos peinaba y cómo abrochaba los botones de nuestra camisa justo antes de salir de casa, mientras murmuraba que nos portásemos bien, por ejemplo.
La mayor parte de lo que te sucede todos los días desaparece sin dejar rastro. Pero un estudio reciente dirigido por un equipo de investigadores de la Facultad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York (Estados Unidos) ha identificado un mecanismo a través del que el cerebro selecciona ciertos recuerdos para que se vuelvan permanentes y la forma en la que lo hace. La importancia del sueño Sabemos desde hace algún tiempo que durante el sueño, el cerebro pasa por una especie de limpieza de recuerdos, durante la que los pensamientos recopilados durante ese día se convierten en recuerdos a largo plazo o se descartan aunque hasta hace poco, los científicos no entendían el mecanismo por el que el cerebro elige qué conservar y qué no. Ahora, en la reciente investigación publicada en la revista Science, los investigadores han demostrado por primera vez que durante el día el cerebro pasa por una serie de pasos en un esfuerzo por etiquetar ciertos recuerdos para almacenarlos posteriormente por la noche cuando el cerebro está inactivo. El sueño los vuelve permanentes El estudio gira en torno a las neuronas que se activan (o provocan cambios en el equilibrio de sus cargas positivas y negativas) para transmitir señales eléctricas que codifican recuerdos. Resulta que grupos extensos de neuronas en una región del cerebro conocida como el hipocampo disparan en ciclos rítmicos sincronizados, generando secuencias de señales en milisegundos que pueden codificar información compleja (como la formación de recuerdos detallados y permanentes). Son una especie de “gritos” cerebrales que representan la activación casi simultánea del 15% de las neuronas del hipocampo. Los investigadores descubrieron que, durante el sueño, si un acontecimiento iba seguido de muy pocas o ninguna de estas ondas agudas o “gritos”, los recuerdos no pasaban a solidificarse, sino que se desvanecían, se olvidaban. Sin embargo, todos aquellos eventos diurnos que iban seguidos de entre 5 y 20 ondas agudas acababan consolidándose como recuerdos permanentes. Según los expertos, las ondas agudas ocurren con menos frecuencia durante el día, pero por la noche pueden darse entre 2.000 y 4.000 ondas agudas, lo que hace que el cerebro condense su colección de recuerdos. Parece que nuestro cerebro etiqueta de forma natural las experiencias de vigilia y se reactivan dichas etiquetas neuronales durante el sueño. En el caso de los recuerdos que pasan a ser permanentes, este grupo importante de células cerebrales, reproducen el evento grabado miles de veces por noche lo que fortalece las conexiones entre las neuronas involucradas. Experimento con ratones Para llegar a estas conclusiones, los investigadores realizaron varios experimentos con ratones. Permitieron a los roedores recorrer un laberinto varias veces mientras observaban la actividad cerebral durante el proceso. Descubrieron que cuando los ratones descansaban bebiendo agua azucarada, era cuando ocurrían las ondas agudas. Cuanto más tiempo pasaban los roedores junto al bebedero, más ondas agudas se generaban en el cerebro. Después, cuando los animales dormían y experimentaban múltiples ondas agudas durante la noche, el recorrido del laberinto que repetían al día siguiente era el que habían realizado justo antes de su descanso junto al bebedero. ¿Por qué no lo recordamos todo? ¿Que por qué no lo recordamos absolutamente todo? No es eficiente. Construir una nueva memoria tiene un costo fisiológico porque el cerebro utiliza del 20% al 25% de su suministro diario de energía. Utiliza aproximadamente la misma cantidad de energía por hora independientemente de lo que esté haciendo. Por eso no recordarás muchas de las personas con las que te cruzas a diario cuando pasas junto a ellas, o incluso las palabras concretas que te dijo tu madre el día anterior mientras tomábas un café por la tarde tranquilamente. Recuerda que cuanto más tiempo estás haciendo algo, más energía asigna el cerebro a esa tarea. Eso sí, sólo porque no recuerdes haber hecho algo o el nombre de alguna persona en concreto, no significa que no haya tenido impacto en ninguno de tus sistemas de memoria. Podemos no recordar una situación particular y aún así haber influido en nuestra capacidad para llevar a cabo una tarea o afectado a nuestro conocimiento del mundo.