Un estudio publicado recientemente por la revista médica The Lancet señala que más de mil millones de personas en todo el mundo viven con obesidad, un factor de riesgo clave para varias enfermedades no transmisibles, incluido el cáncer. Es decir, una de cada ocho personas en el mundo es obesa. PUBLICIDAD Según el estudio, las tasas de obesidad se han duplicado entre los adultos y se ha cuadriplicado entre los niños y adolescentes de 5 a 19 años desde 1990. Aunado a ello, las cifras actuales indican que el 43% de los adultos tienen sobrepeso – o cuatro de cada 10 personas. Otros datos de interés del estudio mencionan que la prevalencia del sobrepeso varía según la región, y va del 67% en América al 31% en África. Si bien alguna vez se pensó que era un problema de los países de ingreso alto, el sobrepeso va en aumento en los países de ingresos bajo y mediano. Cabe señalar que la obesidad es uno de los principales factores de riesgo para numerosas enfermedades no transmisibles, entre las que se incluyen la diabetes, enfermedades cardiovasculares, hipertensión, accidentes cerebrovasculares e incluso algunos tipos de cánceres. CAUSAS El sobrepeso y la obesidad son la consecuencia de un desequilibrio entre la ingesta calórica (alimentación) y el gasto calórico (actividad física), de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS). En la mayoría de los casos, la obesidad es una enfermedad multifactorial que se debe a un entorno obesogénico, factores psicosociales y variantes genéticas. PUBLICIDAD El entorno obesogénico está relacionado con factores estructurales que limitan la disponibilidad de alimentos saludables y asequibles, la falta de situaciones en las que sea fácil y seguro realizar actividad física y la ausencia de un entorno legal y reglamentario adecuado, según el organismo. Al mismo tiempo, la falta de una respuesta eficaz del sistema de salud para identificar el exceso de aumento de peso y de depósitos de grasa durante las primeras etapas agrava la problemática. RIESGOS, DIAGNÓSTICO, TRATAMIENTO En ese sentido, el Dr. Rafael Florenciano, Jefe de Cardiología del Hospital Quirón de Torrevieja, España, comenta en entrevista con Metro World News que la asociación entre obesidad y enfermedades cardiovasculares es compleja. “Por un lado, la obesidad puede facilitar la aparición de factores de riesgo cardiovascular conocidos, como pueden ser la hipertensión o la diabetes. Por otro lado, puede ser dañina en sí misma, ya que puede producir inflamación, activación neurohormonal y aumentar la cantidad de insulina en sangre – fenómenos que dañan el sistema cardiovascular”, asevera. Así mismo, agrega que los obesos tienen menos calidad de vida y que su esperanza de vida también es más corta que los no obesos. “Es importante saber que la obesidad como tal tiene sus riesgos y estos se relacionan con las enfermedades del corazón. Es un factor de riesgo para diversas enfermedades coronarias como son infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca, algunas arritmias y muerte súbita”, advierte el experto. Si bien el peso de una persona es el resultado de la masa muscular, los huesos, la grasa y/o el agua en el cuerpo, la obesidad se presenta con el transcurso del tiempo, cuando se ingieren más calorías que las que se queman. Y entre los factores que pueden afectar el peso se incluyen la constitución genética, el exceso de comida, el consumo de alimentos ricos en grasas y la falta de actividad física. Los tratamientos más comunes para la pérdida de peso, precisa el Dr. Rafael Florenciano, giran en torno a la alimentación saludable y la actividad física. Sin embargo, añade, también hay varios medicamentos que son útiles en la pérdida de peso. “Y cuando todo lo anterior falla o existe obesidad mórbida, el único tratamiento útil es la cirugía bariátrica, como el bypass, con pérdidas de peso que pueden llegar al 50% del exceso de peso. Esta cirugía puede mejorar significativamente los niveles de presión arterial, glucosa, colesterol y calidad de vida”, concluye. Metro habló con el doctor Néstor Apae, cirujano bariatra y director de la Clínica de Especialistas en Cirugía de Obesidad, para saber más. P: ¿Qué opina sobre estos datos tan alarmantes en torno a la obesidad? —Sin duda alguna, la obesidad es una pandemia que ha tenido grandes repercusiones en materia de salud en todo el mundo. Son datos alarmantes, sobre todo si tomamos en cuenta que cada vez hay más información sobre cómo prevenir y cómo tratar el sobrepeso y la obesidad, incluso al tratarse de una enfermedad multifactorial. P: ¿Cuál es la diferencia entre sobrepeso y obesidad? —Según la OMS, la principal diferencia entre sobrepeso y obesidad es el grado de acumulación de grasa corporal. El sobrepeso se refiere a un estado en el cual una persona tiene un peso corporal más alto del considerado saludable para su estatura y composición corporal, mientras que la obesidad se refiere a una acumulación excesiva de grasa corporal. Un Índice de Masa Corporal (IMC) entre 25 y 29.9 se considera sobrepeso, mientras que uno de 30 o más se considera obesidad. El IMC es fácil de calcular, dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros. El sobrepeso puede ser un factor de riesgo para estas enfermedades, pero en mucha menor medida que la obesidad, la cual se asocia con una serie de problemas de salud graves. En todo caso, es fundamental tratar de combatir cualquiera de las dos condiciones para reducir las posibles consecuencias negativas que se deriven. P: ¿Cómo se pueden combatir el sobrepeso y la obesidad? —Existen varias formas de combatir el sobrepeso y la obesidad. Lo fundamental es saber identificar cuál es la más adecuada a cada caso, y aplicarla con tal de reducir las consecuencias negativas de estas afecciones. Algunas de las medidas incluyen cambios en la dieta, ejercicio o actividad física, un buen manejo del estrés u otras condiciones psicológicas que puedan llevar a cambios en el peso de una persona, dormir bien, etc. Si los cambios en la dieta y el ejercicio no son suficientes para combatir el sobrepeso o la obesidad, es recomendable consultar a un especialista. En casos extremos de obesidad, cuando otras opciones han fallado y se presentan comorbilidades graves, se puede recomendar una cirugía bariátrica, siendo esta una opción muy efectiva, aunque requiere de un seguimiento y cambios en el estilo de vida a largo plazo.
La semaglutida, conocido comercialmente como Wegovy y Ozempic, está cambiando la forma en que entendemos la medicina para la pérdida de peso. Recientes estudios presentados en la Conferencia de la Sociedad Europea de Cardiología en Londres revelan que este medicamento no solo reduce el riesgo de muerte en personas obesas o con sobrepeso que padecen enfermedades cardiovasculares, sino que también podría ralentizar el proceso de envejecimiento y extender la vida. La investigación, derivada del ensayo Select en Estados Unidos, involucró a 17,604 participantes de 45 años o más con sobrepeso u obesidad y enfermedades cardiovasculares establecidas, pero sin diabetes. Durante más de tres años, estos individuos fueron monitoreados mientras recibían semaglutida o un placebo. Los resultados fueron sorprendentes: aquellos que tomaron semaglutida no solo presentaron menos riesgos de muerte por causas cardiovasculares, sino que también murieron en menor proporción por todas las causas, incluyendo infecciones. El profesor Harlan Krumholz de la escuela de medicina de Yale señaló que los beneficios del semaglutide van más allá de lo previsto, sugiriendo que podría actuar como un promotor de la salud general y ralentizar el envejecimiento. “No se trata sólo de evitar ataques cardíacos. Mejorar la salud de esta manera podría realmente ralentizar el proceso de envejecimiento”, aseguró Krumholz, según reportó The Guardian. El estudio también mostró que la semaglutida redujo de manera consistente el riesgo de resultados cardiovasculares adversos y de muertes no cardiovasculares, especialmente aquellas causadas por infecciones. Estos hallazgos refuerzan la idea de que el sobrepeso y la obesidad incrementan el riesgo de muerte por múltiples causas que pueden ser modificadas con terapias como la semaglutida.
Tener una buena alimentación, dormir de 6 a 8 horas, controlar el estrés y realizar actividad física son aristas fundamentales para estar en buen estado. Ante esto, expertos del Centro OBE en una entrevista al Clarín entregaron una serie de recomendaciones para activar la hormona llamada leptina, que puede influir considerablemente en la estabilidad del peso. Asimismo, la leptina cumple con ser la hormona que regula el metabolismo y controla la energía que consumimos y gastamos. Un artículo de la Clínica Mayo detalló quese libera en el tejido adiposo (grasa corporal) y ayuda al cuerpo a mantener su peso normal a largo plazo. Además, según explicaron médicos de OBE Centro, mide el estado nutricional del organismo y avisa al cerebro si se necesita más o menos energía. Luego, transmite la orden a los órganos y el resultado es el apetito o la falta de este. Cabe destacar que, es recomendable acudir a un profesional para evaluar el caso particularmente y entregar las mejores formas para abordarlo. Recomendaciones 1. Evitar las dietas restrictivas y los ayunos, ya que la leptina requiere nutrientes para circular. 2. Hacer ejercicio estimula la leptina 3. Controlar el estrés el cortisol puede provocar el consumo de alimentos más calóricos reduciendo la producción de leptina. 4. Dormir lo necesario no mantener las horas de sueño suficientes produce estrés y contribuye a comer más. 5. Evitar el alcohol su consumo puede desbalancear el equilibrio entre la leptina y la grelina.
Un estudio publicado recientemente por la revista médica The Lancet señala que más de mil millones de personas en todo el mundo viven con obesidad, un factor de riesgo clave para varias enfermedades no transmisibles, incluido el cáncer. Es decir, una de cada ocho personas en el mundo es obesa. PUBLICIDAD Según el estudio, las tasas de obesidad se han duplicado entre los adultos y se ha cuadriplicado entre los niños y adolescentes de 5 a 19 años desde 1990. Aunado a ello, las cifras actuales indican que el 43% de los adultos tienen sobrepeso – o cuatro de cada 10 personas. Otros datos de interés del estudio mencionan que la prevalencia del sobrepeso varía según la región, y va del 67% en América al 31% en África. Si bien alguna vez se pensó que era un problema de los países de ingreso alto, el sobrepeso va en aumento en los países de ingresos bajo y mediano. Cabe señalar que la obesidad es uno de los principales factores de riesgo para numerosas enfermedades no transmisibles, entre las que se incluyen la diabetes, enfermedades cardiovasculares, hipertensión, accidentes cerebrovasculares e incluso algunos tipos de cánceres. CAUSAS El sobrepeso y la obesidad son la consecuencia de un desequilibrio entre la ingesta calórica (alimentación) y el gasto calórico (actividad física), de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS). En la mayoría de los casos, la obesidad es una enfermedad multifactorial que se debe a un entorno obesogénico, factores psicosociales y variantes genéticas. PUBLICIDAD El entorno obesogénico está relacionado con factores estructurales que limitan la disponibilidad de alimentos saludables y asequibles, la falta de situaciones en las que sea fácil y seguro realizar actividad física y la ausencia de un entorno legal y reglamentario adecuado, según el organismo. Al mismo tiempo, la falta de una respuesta eficaz del sistema de salud para identificar el exceso de aumento de peso y de depósitos de grasa durante las primeras etapas agrava la problemática. RIESGOS, DIAGNÓSTICO, TRATAMIENTO En ese sentido, el Dr. Rafael Florenciano, Jefe de Cardiología del Hospital Quirón de Torrevieja, España, comenta en entrevista con Metro World News que la asociación entre obesidad y enfermedades cardiovasculares es compleja. “Por un lado, la obesidad puede facilitar la aparición de factores de riesgo cardiovascular conocidos, como pueden ser la hipertensión o la diabetes. Por otro lado, puede ser dañina en sí misma, ya que puede producir inflamación, activación neurohormonal y aumentar la cantidad de insulina en sangre – fenómenos que dañan el sistema cardiovascular”, asevera. Así mismo, agrega que los obesos tienen menos calidad de vida y que su esperanza de vida también es más corta que los no obesos. “Es importante saber que la obesidad como tal tiene sus riesgos y estos se relacionan con las enfermedades del corazón. Es un factor de riesgo para diversas enfermedades coronarias como son infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca, algunas arritmias y muerte súbita”, advierte el experto. Si bien el peso de una persona es el resultado de la masa muscular, los huesos, la grasa y/o el agua en el cuerpo, la obesidad se presenta con el transcurso del tiempo, cuando se ingieren más calorías que las que se queman. Y entre los factores que pueden afectar el peso se incluyen la constitución genética, el exceso de comida, el consumo de alimentos ricos en grasas y la falta de actividad física. Los tratamientos más comunes para la pérdida de peso, precisa el Dr. Rafael Florenciano, giran en torno a la alimentación saludable y la actividad física. Sin embargo, añade, también hay varios medicamentos que son útiles en la pérdida de peso. “Y cuando todo lo anterior falla o existe obesidad mórbida, el único tratamiento útil es la cirugía bariátrica, como el bypass, con pérdidas de peso que pueden llegar al 50% del exceso de peso. Esta cirugía puede mejorar significativamente los niveles de presión arterial, glucosa, colesterol y calidad de vida”, concluye. Metro habló con el doctor Néstor Apae, cirujano bariatra y director de la Clínica de Especialistas en Cirugía de Obesidad, para saber más. P: ¿Qué opina sobre estos datos tan alarmantes en torno a la obesidad? —Sin duda alguna, la obesidad es una pandemia que ha tenido grandes repercusiones en materia de salud en todo el mundo. Son datos alarmantes, sobre todo si tomamos en cuenta que cada vez hay más información sobre cómo prevenir y cómo tratar el sobrepeso y la obesidad, incluso al tratarse de una enfermedad multifactorial. P: ¿Cuál es la diferencia entre sobrepeso y obesidad? —Según la OMS, la principal diferencia entre sobrepeso y obesidad es el grado de acumulación de grasa corporal. El sobrepeso se refiere a un estado en el cual una persona tiene un peso corporal más alto del considerado saludable para su estatura y composición corporal, mientras que la obesidad se refiere a una acumulación excesiva de grasa corporal. Un Índice de Masa Corporal (IMC) entre 25 y 29.9 se considera sobrepeso, mientras que uno de 30 o más se considera obesidad. El IMC es fácil de calcular, dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros. El sobrepeso puede ser un factor de riesgo para estas enfermedades, pero en mucha menor medida que la obesidad, la cual se asocia con una serie de problemas de salud graves. En todo caso, es fundamental tratar de combatir cualquiera de las dos condiciones para reducir las posibles consecuencias negativas que se deriven. P: ¿Cómo se pueden combatir el sobrepeso y la obesidad? —Existen varias formas de combatir el sobrepeso y la obesidad. Lo fundamental es saber identificar cuál es la más adecuada a cada caso, y aplicarla con tal de reducir las consecuencias negativas de estas afecciones. Algunas de las medidas incluyen cambios en la dieta, ejercicio o actividad física, un buen manejo del estrés u otras condiciones psicológicas que puedan llevar a cambios en el peso de una persona, dormir bien, etc. Si los cambios en la dieta y el ejercicio no son suficientes para combatir el sobrepeso o la obesidad, es recomendable consultar a un especialista. En casos extremos de obesidad, cuando otras opciones han fallado y se presentan comorbilidades graves, se puede recomendar una cirugía bariátrica, siendo esta una opción muy efectiva, aunque requiere de un seguimiento y cambios en el estilo de vida a largo plazo.
La semaglutida, conocido comercialmente como Wegovy y Ozempic, está cambiando la forma en que entendemos la medicina para la pérdida de peso. Recientes estudios presentados en la Conferencia de la Sociedad Europea de Cardiología en Londres revelan que este medicamento no solo reduce el riesgo de muerte en personas obesas o con sobrepeso que padecen enfermedades cardiovasculares, sino que también podría ralentizar el proceso de envejecimiento y extender la vida. La investigación, derivada del ensayo Select en Estados Unidos, involucró a 17,604 participantes de 45 años o más con sobrepeso u obesidad y enfermedades cardiovasculares establecidas, pero sin diabetes. Durante más de tres años, estos individuos fueron monitoreados mientras recibían semaglutida o un placebo. Los resultados fueron sorprendentes: aquellos que tomaron semaglutida no solo presentaron menos riesgos de muerte por causas cardiovasculares, sino que también murieron en menor proporción por todas las causas, incluyendo infecciones. El profesor Harlan Krumholz de la escuela de medicina de Yale señaló que los beneficios del semaglutide van más allá de lo previsto, sugiriendo que podría actuar como un promotor de la salud general y ralentizar el envejecimiento. “No se trata sólo de evitar ataques cardíacos. Mejorar la salud de esta manera podría realmente ralentizar el proceso de envejecimiento”, aseguró Krumholz, según reportó The Guardian. El estudio también mostró que la semaglutida redujo de manera consistente el riesgo de resultados cardiovasculares adversos y de muertes no cardiovasculares, especialmente aquellas causadas por infecciones. Estos hallazgos refuerzan la idea de que el sobrepeso y la obesidad incrementan el riesgo de muerte por múltiples causas que pueden ser modificadas con terapias como la semaglutida.
Tener una buena alimentación, dormir de 6 a 8 horas, controlar el estrés y realizar actividad física son aristas fundamentales para estar en buen estado. Ante esto, expertos del Centro OBE en una entrevista al Clarín entregaron una serie de recomendaciones para activar la hormona llamada leptina, que puede influir considerablemente en la estabilidad del peso. Asimismo, la leptina cumple con ser la hormona que regula el metabolismo y controla la energía que consumimos y gastamos. Un artículo de la Clínica Mayo detalló quese libera en el tejido adiposo (grasa corporal) y ayuda al cuerpo a mantener su peso normal a largo plazo. Además, según explicaron médicos de OBE Centro, mide el estado nutricional del organismo y avisa al cerebro si se necesita más o menos energía. Luego, transmite la orden a los órganos y el resultado es el apetito o la falta de este. Cabe destacar que, es recomendable acudir a un profesional para evaluar el caso particularmente y entregar las mejores formas para abordarlo. Recomendaciones 1. Evitar las dietas restrictivas y los ayunos, ya que la leptina requiere nutrientes para circular. 2. Hacer ejercicio estimula la leptina 3. Controlar el estrés el cortisol puede provocar el consumo de alimentos más calóricos reduciendo la producción de leptina. 4. Dormir lo necesario no mantener las horas de sueño suficientes produce estrés y contribuye a comer más. 5. Evitar el alcohol su consumo puede desbalancear el equilibrio entre la leptina y la grelina.