La música tiene un gran impacto en el cerebro, ya que afecta a varias áreas del mismo, como las responsables de la memoria, el movimiento y el estado de ánimo. La música es, incluso, capaz de estimular la actividad de varias áreas cerebrales al mismo tiempo. Siempre que sea a una intensidad normal y adecuada, ya que la música a gran intensidad puede ser perjudicial para nuestros oídos. Pero no sólo ocurre con la música que escuchamos sino, al cantar o tocar algún instrumento. Estas actividades favorecen la salud de nuestro cerebro, lo estimulan y favorecen la memoria. Áreas del cerebro sobre las que actúa La música actúa sobre diferentes áreas de nuestro cerebro por distintos motivos: A nivel general Hipotálamo Núcleo accumbens Área tegmental vertebral. La tonalidad de la música En el córtex prefrontal Cerebelo Lóbulo temporal Las letras actúan en Área de Wernicke Área de Broca (según el tipo de canción) Córtex visual (imaginando partes de la canción) Córtex motor Respuestas emocionales El ritmo Córtex frontal izquierdo Córtex parietal izquierdo Cerebelo derecho Además activa los centros de recompensa y placer de nuestro cerebro La música estimula Escuchar o tocar música nos ayuda a concentrarnos, favorece la memoria, pero además estimula varias áreas del cerebro y la producción de: Óxido nítrico, una sustancia vasodilatadora. Libera serotonina. Ayuda a reducir los niveles de cortisol, hormona responsable del estrés y la ansiedad. Segregas Prolactina, hormona de la tristeza o que sirve como calmante de la pena. Efectos positivos de la música en el cerebro La música ayuda a mantener tu salud cerebral y presenta efectos muy positivos, siempre que se escuche a una intensidad adecuada: Mejora del rendimiento cognitivo Reducción del estrés Mejora del estado de ánimo Mejora la memoria Además, se utiliza en rehabilitación, debido a que puede ayudar en la recuperación de personas con problemas neurológicos o algunas enfermedades mentales. La música mejora el estado de ánimo e invita a moverse Cuando la música llega a nuestro oídos, las ondas sonoras se convierten en impulsos nerviosos que viajan a varias áreas del cerebro, incluidas las que liberan dopamina. Escuchar música te hace sentir mejor y promueve las interacciones sociales. Las personas que interpretan canciones o cantan sienten menos la soledad y tienen una mejor calidad de vida. Además, la música favorece el movimiento, otro componente clave en la salud cerebral. La música puede ser una manera placentera de hacer ejercicio, ya que hace que parezca más fácil y entretenido. La música como terapia Muchos expertos utilizan la música para ayudar a sus pacientes a recuperarse de enfermedades y lesiones cerebrales, relajarse o aliviar sus síntomas. Por ejemplo, en adultos que sufren Parkinson, la música y el baile les ayuda a fortalecer el movimiento. En personas con demencia, la música la utilizan para evocar recuerdos mediante canciones de la infancia que pueden ayudarles a recordar personas y lugares. También se puede utilizar para tratar la agitación como agresividad, ansiedad, desasosiego, etc. Mejora la salud del cerebro La música aporta grandes beneficios para la salud de nuestro cerebro. Actividades como cantar, escuchar canciones nuevas y conocidas o hacer música con los demás, favorecen la memoria y la actividad cerebral. Tocar un instrumento también es muy beneficioso para el cerebro, ya que requiere del uso de muchas aptitudes cognitivas como la atención y la memoria.
Es inevitable. Escuchamos esa canción en la radio, en el coche o en la discoteca y, casi sin darnos cuenta, empezamos a bailar. Ese impulso irresistible de movernos al ritmo de ciertas canciones, conocido como groove, es un fenómeno conocido para muchos, pero los motivos detrás de esta reacción no siempre han sido claros. Recientes investigaciones han comenzado a desentrañar los mecanismos que subyacen a esa sensación rítmica que nos empuja a movernos por un ritmo musical concreto, sugiriendo que el secreto radica en la estructura rítmica de la música, concretamente en el grado de síncopa. La ‘magia’ del groove En concreto, la síncopa se refiere a patrones rítmicos donde los acentos ocurren en momentos inesperados, haciendo que el ritmo sea menos predecible. En otras palabras, es una estrategia compositiva que rompe de alguna manera la regularidad del ritmo. Y este aspecto de la música juega un papel trascendental en nuestra respuesta motora a los sonidos. Ahora, un estudio reciente dirigido por el neurocientífico cognitivo Benjamin Morillon, de la Universidad de Aix-Marsella (Francia), ha revelado que un nivel medio de síncopa es el más efectivo para desencadenar el deseo de bailar. Los resultados se han publicado en la revista Science Advances. Para llegar a estas conclusiones, los investigadores realizaron una serie de experimentos con más de 60 participantes. En concreto, Morillon y su equipo expusieron a los voluntarios a 12 melodías diferentes con variaciones en el grado de síncopa. “Creamos melodías con distintos grados de predictibilidad rítmica (síncopa) y pedimos a los participantes que valoraran su deseo de querer moverse (groove)”, explican los autores, matizando que ambos conceptos están correlacionados. Los resultados revelaron que los participantes sintieron mayor necesidad de moverse con melodías que tenían un nivel medio de síncopa, en comparación con aquellas que resultaron ser demasiado predecibles o sorprendentes. Por tanto, los expertos han determinado que no provoca el mismo deseo de bailar ni un ritmo completamente regular ni uno excesivamente caótico, sino un grado de ‘previsibilidad rítmica’ moderada. Cómo procesa el cerebro el ritmo Para comprender mejor cómo el cerebro convierte la música en movimiento, Morillon y sus colegas midieron la actividad cerebral de 29 personas utilizando magnetoencefalografía mientras escuchaban música. Descubrieron que la corteza auditiva del cerebro, responsable de procesar los estímulos auditivos, sigue principalmente el ritmo de la melodía. Por otro lado, la vía auditiva dorsal, que conecta la corteza auditiva con las áreas de movimiento, se alinea con el ritmo básico. Así pues, los investigadores creen que el impulso de bailar o groove surge en esta vía y luego se transmite a las áreas motoras del cerebro como una señal de movimiento. Asimismo, el estudio también utilizó modelos matemáticos para representar sus hallazgos, mostrando una curva en U invertida donde el mayor deseo de moverse se encontraba en un nivel medio de previsibilidad rítmica. Una modelización que sugiere que con un nivel moderado de sincopación, nuestro cerebro puede extraer el ritmo periódico de las melodías, facilitando así el movimiento rítmico. El ritmo y el movimiento Pero no es la primera vez que la relación entre música y movimiento ha sido objeto de estudio. En 2014, un estudio realizado por científicos de la Universidad de Aarhus (Dinamarca) y la Universidad de Oxford (Reino Unido) encontró que la música con ritmos complejos, pero que aún permitían la predicción de los beats, era más propensa a inducir el deseo de bailar. Además, aquel trabajo también puso de manifiesto que los ritmos moderadamente complejos eran los más efectivos para generar una respuesta motora. En este sentido, una investigación publicada en 2016 por científicos de la Universidad de Jyväskylä (Finlandia), analizó cómo afectan a nuestra propensión a movernos los diferentes géneros musicales. Constataron que la música electrónica de baile (EDM), con sus patrones rítmicos repetitivos pero ligeramente variables, era particularmente eficaz para inducir movimientos de baile en los oyentes. Es más, con este estudio reforzaron la idea de que la previsibilidad moderada, combinada con una cierta variabilidad, es clave para estimular la respuesta motora. Otras aplicaciones Sea como fuere, lo cierto es que comprender por qué ciertas canciones nos ‘obligan’ a bailar tiene implicaciones más allá de la mera curiosidad científica. Los expertos creen que estos hallazgos podrían influir tanto en la forma en que abordamos la terapia musical como en el tratamiento de trastornos del movimiento. Por ejemplo, las personas con enfermedades como el Parkinson suelen tener dificultades para coordinar sus movimientos, por lo que la música con el nivel adecuado de síncopa podría utilizarse para mejorar su capacidad de moverse rítmicamente. Además, estos hallazgos podrían facilitar el diseño de experiencias musicales más atractivas en diversos contextos, desde la industria del entretenimiento hasta programas de ejercicio y bienestar.
La legendaria Cindy Lauper anuncia su retirada de los escenarios con una emotiva gira de despedida. Conocida como una de las reinas del pop de los años 80, Lauper ha cautivado a millones de fans a lo largo de su carrera. Su gira, titulada ' Girls Just Wanna Have Fun Farewell Tour ', dará inicio el 18 de octubre en Montreal y culminará el 5 de diciembre en el United Center, Chicago. Con un total de 23 conciertos programados, esta gira promete ser inolvidable para todos aquellos que han disfrutado y celebrado sus himnos musicales a lo largo de los años. Este es un evento que ningún seguidor fiel querrá perderse mientras se despide una verdadera leyenda del pop. La icónica artista debutó en 1983 con su primer álbum She's so unusual, cautivando al mundo con su estilo inconfundible. A pesar de ser considerada una figura del pop, su singular forma de vestir la hizo destacar como un verdadero ícono de la moda. Desde temprana edad demostró un talento excepcional, componiendo sus propias canciones a los 15 años y presentándose en pubs antes de ser descubierta por un productor de Portrait Records que transformaría por completo su destino. En su haber, un Grammy a la artista revolución y varios discos de oro. 40 años dedicados en cuerpo y alma a la música, nada más y nada menos que 11 álbumes, el último 'Detour', en el año 2016. Es bastante probable que la retirada de la leyenda se deba a problemas de salud que todavía atraviesa, como la psoriasis. Aunque con sus 70 años sigue siendo igual de reconocible para el público y mantiene su estilo que la llevó a lo más alto de la industria. Nunca fue la reina del pop, ya que Madonna la eclipsó durante su carrera, pero siempre será recordada como una de las mejores de la historia.
La música tiene un gran impacto en el cerebro, ya que afecta a varias áreas del mismo, como las responsables de la memoria, el movimiento y el estado de ánimo. La música es, incluso, capaz de estimular la actividad de varias áreas cerebrales al mismo tiempo. Siempre que sea a una intensidad normal y adecuada, ya que la música a gran intensidad puede ser perjudicial para nuestros oídos. Pero no sólo ocurre con la música que escuchamos sino, al cantar o tocar algún instrumento. Estas actividades favorecen la salud de nuestro cerebro, lo estimulan y favorecen la memoria. Áreas del cerebro sobre las que actúa La música actúa sobre diferentes áreas de nuestro cerebro por distintos motivos: A nivel general Hipotálamo Núcleo accumbens Área tegmental vertebral. La tonalidad de la música En el córtex prefrontal Cerebelo Lóbulo temporal Las letras actúan en Área de Wernicke Área de Broca (según el tipo de canción) Córtex visual (imaginando partes de la canción) Córtex motor Respuestas emocionales El ritmo Córtex frontal izquierdo Córtex parietal izquierdo Cerebelo derecho Además activa los centros de recompensa y placer de nuestro cerebro La música estimula Escuchar o tocar música nos ayuda a concentrarnos, favorece la memoria, pero además estimula varias áreas del cerebro y la producción de: Óxido nítrico, una sustancia vasodilatadora. Libera serotonina. Ayuda a reducir los niveles de cortisol, hormona responsable del estrés y la ansiedad. Segregas Prolactina, hormona de la tristeza o que sirve como calmante de la pena. Efectos positivos de la música en el cerebro La música ayuda a mantener tu salud cerebral y presenta efectos muy positivos, siempre que se escuche a una intensidad adecuada: Mejora del rendimiento cognitivo Reducción del estrés Mejora del estado de ánimo Mejora la memoria Además, se utiliza en rehabilitación, debido a que puede ayudar en la recuperación de personas con problemas neurológicos o algunas enfermedades mentales. La música mejora el estado de ánimo e invita a moverse Cuando la música llega a nuestro oídos, las ondas sonoras se convierten en impulsos nerviosos que viajan a varias áreas del cerebro, incluidas las que liberan dopamina. Escuchar música te hace sentir mejor y promueve las interacciones sociales. Las personas que interpretan canciones o cantan sienten menos la soledad y tienen una mejor calidad de vida. Además, la música favorece el movimiento, otro componente clave en la salud cerebral. La música puede ser una manera placentera de hacer ejercicio, ya que hace que parezca más fácil y entretenido. La música como terapia Muchos expertos utilizan la música para ayudar a sus pacientes a recuperarse de enfermedades y lesiones cerebrales, relajarse o aliviar sus síntomas. Por ejemplo, en adultos que sufren Parkinson, la música y el baile les ayuda a fortalecer el movimiento. En personas con demencia, la música la utilizan para evocar recuerdos mediante canciones de la infancia que pueden ayudarles a recordar personas y lugares. También se puede utilizar para tratar la agitación como agresividad, ansiedad, desasosiego, etc. Mejora la salud del cerebro La música aporta grandes beneficios para la salud de nuestro cerebro. Actividades como cantar, escuchar canciones nuevas y conocidas o hacer música con los demás, favorecen la memoria y la actividad cerebral. Tocar un instrumento también es muy beneficioso para el cerebro, ya que requiere del uso de muchas aptitudes cognitivas como la atención y la memoria.
Es inevitable. Escuchamos esa canción en la radio, en el coche o en la discoteca y, casi sin darnos cuenta, empezamos a bailar. Ese impulso irresistible de movernos al ritmo de ciertas canciones, conocido como groove, es un fenómeno conocido para muchos, pero los motivos detrás de esta reacción no siempre han sido claros. Recientes investigaciones han comenzado a desentrañar los mecanismos que subyacen a esa sensación rítmica que nos empuja a movernos por un ritmo musical concreto, sugiriendo que el secreto radica en la estructura rítmica de la música, concretamente en el grado de síncopa. La ‘magia’ del groove En concreto, la síncopa se refiere a patrones rítmicos donde los acentos ocurren en momentos inesperados, haciendo que el ritmo sea menos predecible. En otras palabras, es una estrategia compositiva que rompe de alguna manera la regularidad del ritmo. Y este aspecto de la música juega un papel trascendental en nuestra respuesta motora a los sonidos. Ahora, un estudio reciente dirigido por el neurocientífico cognitivo Benjamin Morillon, de la Universidad de Aix-Marsella (Francia), ha revelado que un nivel medio de síncopa es el más efectivo para desencadenar el deseo de bailar. Los resultados se han publicado en la revista Science Advances. Para llegar a estas conclusiones, los investigadores realizaron una serie de experimentos con más de 60 participantes. En concreto, Morillon y su equipo expusieron a los voluntarios a 12 melodías diferentes con variaciones en el grado de síncopa. “Creamos melodías con distintos grados de predictibilidad rítmica (síncopa) y pedimos a los participantes que valoraran su deseo de querer moverse (groove)”, explican los autores, matizando que ambos conceptos están correlacionados. Los resultados revelaron que los participantes sintieron mayor necesidad de moverse con melodías que tenían un nivel medio de síncopa, en comparación con aquellas que resultaron ser demasiado predecibles o sorprendentes. Por tanto, los expertos han determinado que no provoca el mismo deseo de bailar ni un ritmo completamente regular ni uno excesivamente caótico, sino un grado de ‘previsibilidad rítmica’ moderada. Cómo procesa el cerebro el ritmo Para comprender mejor cómo el cerebro convierte la música en movimiento, Morillon y sus colegas midieron la actividad cerebral de 29 personas utilizando magnetoencefalografía mientras escuchaban música. Descubrieron que la corteza auditiva del cerebro, responsable de procesar los estímulos auditivos, sigue principalmente el ritmo de la melodía. Por otro lado, la vía auditiva dorsal, que conecta la corteza auditiva con las áreas de movimiento, se alinea con el ritmo básico. Así pues, los investigadores creen que el impulso de bailar o groove surge en esta vía y luego se transmite a las áreas motoras del cerebro como una señal de movimiento. Asimismo, el estudio también utilizó modelos matemáticos para representar sus hallazgos, mostrando una curva en U invertida donde el mayor deseo de moverse se encontraba en un nivel medio de previsibilidad rítmica. Una modelización que sugiere que con un nivel moderado de sincopación, nuestro cerebro puede extraer el ritmo periódico de las melodías, facilitando así el movimiento rítmico. El ritmo y el movimiento Pero no es la primera vez que la relación entre música y movimiento ha sido objeto de estudio. En 2014, un estudio realizado por científicos de la Universidad de Aarhus (Dinamarca) y la Universidad de Oxford (Reino Unido) encontró que la música con ritmos complejos, pero que aún permitían la predicción de los beats, era más propensa a inducir el deseo de bailar. Además, aquel trabajo también puso de manifiesto que los ritmos moderadamente complejos eran los más efectivos para generar una respuesta motora. En este sentido, una investigación publicada en 2016 por científicos de la Universidad de Jyväskylä (Finlandia), analizó cómo afectan a nuestra propensión a movernos los diferentes géneros musicales. Constataron que la música electrónica de baile (EDM), con sus patrones rítmicos repetitivos pero ligeramente variables, era particularmente eficaz para inducir movimientos de baile en los oyentes. Es más, con este estudio reforzaron la idea de que la previsibilidad moderada, combinada con una cierta variabilidad, es clave para estimular la respuesta motora. Otras aplicaciones Sea como fuere, lo cierto es que comprender por qué ciertas canciones nos ‘obligan’ a bailar tiene implicaciones más allá de la mera curiosidad científica. Los expertos creen que estos hallazgos podrían influir tanto en la forma en que abordamos la terapia musical como en el tratamiento de trastornos del movimiento. Por ejemplo, las personas con enfermedades como el Parkinson suelen tener dificultades para coordinar sus movimientos, por lo que la música con el nivel adecuado de síncopa podría utilizarse para mejorar su capacidad de moverse rítmicamente. Además, estos hallazgos podrían facilitar el diseño de experiencias musicales más atractivas en diversos contextos, desde la industria del entretenimiento hasta programas de ejercicio y bienestar.
La legendaria Cindy Lauper anuncia su retirada de los escenarios con una emotiva gira de despedida. Conocida como una de las reinas del pop de los años 80, Lauper ha cautivado a millones de fans a lo largo de su carrera. Su gira, titulada ' Girls Just Wanna Have Fun Farewell Tour ', dará inicio el 18 de octubre en Montreal y culminará el 5 de diciembre en el United Center, Chicago. Con un total de 23 conciertos programados, esta gira promete ser inolvidable para todos aquellos que han disfrutado y celebrado sus himnos musicales a lo largo de los años. Este es un evento que ningún seguidor fiel querrá perderse mientras se despide una verdadera leyenda del pop. La icónica artista debutó en 1983 con su primer álbum She's so unusual, cautivando al mundo con su estilo inconfundible. A pesar de ser considerada una figura del pop, su singular forma de vestir la hizo destacar como un verdadero ícono de la moda. Desde temprana edad demostró un talento excepcional, componiendo sus propias canciones a los 15 años y presentándose en pubs antes de ser descubierta por un productor de Portrait Records que transformaría por completo su destino. En su haber, un Grammy a la artista revolución y varios discos de oro. 40 años dedicados en cuerpo y alma a la música, nada más y nada menos que 11 álbumes, el último 'Detour', en el año 2016. Es bastante probable que la retirada de la leyenda se deba a problemas de salud que todavía atraviesa, como la psoriasis. Aunque con sus 70 años sigue siendo igual de reconocible para el público y mantiene su estilo que la llevó a lo más alto de la industria. Nunca fue la reina del pop, ya que Madonna la eclipsó durante su carrera, pero siempre será recordada como una de las mejores de la historia.