Ya se sabe que las plantas dan sombra, son una fuente de materias prima como la madera o el algodón y que tienen un papel fundamental en la absorción del dióxido de carbono. Pero los investigadores del Instituto de Tecnología Italiano (IIT, por sus siglas en italiano) en Pisa han encontrado una innovadora aplicación que hace honor a la expresión “energía verde”. Se trata de generar electricidad a través de las plantas. Y no es la primera vez que aprovechan el potencial de la botánica para desarrollar un proyecto tecnológico : ya en 2012 desarrollaron Plantoid, el primer robot planta cuyo funcionamiento estaba basado en las características de las raíces vegetales para crear un sistema capaz de medir los nutrientes y la humedad del suelo. Ahora, en su último experimento, han aprovechado las hojas de las plantas para encender bombillas LED. Para desarrollar esta nueva fuente de energía han aprovechado la capacidad que tienen algunas hojas para convertir las fuerzas mecánicas en corrientes de electricidad. Es decir, cuando las hojas se mueven o entran en contacto con otro material experimentan un proceso de electrificación y esa corriente se extiende desde las ramas hasta el tallo. Así que lo que ha hecho este equipo de investigación italiano es, fundamentalmente, poner un enchufe en una planta y transmitir esa electricidad a una bombilla. Las mediciones indican que una sola hoja puede generar hasta ciento cincuenta voltios, lo que permitiría encender cien bombillas LED cada vez que se mueve. Partiendo de estas premisas, el equipo ha modificado una adelfa, añadiéndole hojas artificiales para crear un árbol híbrido. Cuando el viento sopla, las hojas sintéticas se mueven y rozan las hojas naturales, lo que multiplica la electricidad generada. De modo que no sería descabellado aprovechar el follaje de los árboles e incluso convertir bosques en verdaderas plantas eléctricas. La iniciativa de los investigadores italianos se encuadra en el proyecto Growbot, financiado por la Unión Europea, que buscará desarrollar robots bioinspirados capaces de crecer autónomamente mediante el uso de impresión 3D. Un cíborg vegetal La característica definitoria de las plantas es su arraigo en la tierra. La única movilidad que tienen es la de orientar sus hojas hacia la luz en su proceso de crecimiento. Hasta ahora, claro está. Porque los científicos del Laboratorio de Medios del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT Media Lab) en EEUU acaban de desarrollar una innovadora tecnología que proporciona movilidad a las plantas y les permite buscar las zonas con mayor radiación lumínica. El sistema, bautizado como Elowan, consiste en una planta sobre ruedas que lleva sensores acoplados a las hojas. Cuando estas reciben luz, la planta genera señales biolectroquímicas que son captadas por los electrodos. Estos, a su vez, envían una señal al sistema robótico para que se mueva hacia el origen de la luz. Este podría ser el punto de partida para una nueva generación de biohíbridos que aprovechen las cualidades de las plantas. Se trata, en definitiva, de un proyecto tecnológico que usa los sensores o las capacidades de regeneración automática que existen en la naturaleza para optimizar la tecnología humana. Algo así como una economía colaborativa con el mundo natural en lugar de una incesante explotación de sus recursos.
Un nuevo vídeo emitido recientemente por la cadena de televisión pública china CCTV ha mostrado las últimas pruebas del CR450, un nuevo tren de alta velocidad que, según el Ministerio de Transporte chino, es capaz de superar los 450 kilómetros por hora. Si la marca del nuevo ‘AVE’ chino es cierta, se convertiría en el tren bala más rápido del planeta. El CR450 lleva siete años en desarrollo y el equipo de ingenieros del Instituto de Investigación de Locomotoras y Vehículos de la Academia China de Ciencias Ferroviarias (CARS) cree que las pruebas finales del tren se llevarán a cabo este mismo año. El CR450 es parte del proyecto de desarrollo impulsado por Pekín para crear una nueva generación de ferrocarriles más rápidos y sostenibles. Para China, los trenes de alta velocidad que unen todos los puntos de su inmenso territorio son la alternativa más eficiente y ecológica al transporte aéreo dentro de su esfuerzo para reducir sus emisiones de carbono y conectar todo el país. El gigante asiático mantiene su primera posición mundial en longitud de red ferroviaria de alta velocidad desde 2016. Hoy cuenta con más de 40.000 kilómetros, diez veces el trazado existente en el segundo país en la lista, España. Pekín quiere alcanzar los 50.000 kilómetros totales en 2025, lo que supone un aumento del 32% respecto a los niveles de 2020. Cómo funciona el CR450 Los prototipos CR450AF y CR450BF constan de ocho coches cada uno con una mezcla de vagones propulsados y no propulsados. Según explican los ingenieros del CARS en el vídeo, el último test se ha centrado especialmente en la reducción del sonido de la unidad y el control del peso, asegurándose de que cualquier reducción de masa no comprometa la integridad de la estructura. El CR450 es un 10% más ligero que su predecesor, el CR400, y consume 20% menos energía. Al tiempo que reducimos el peso, debemos asegurarnos de que la fuerza de la estructura no disminuya, e incluso tenemos que aumentar su fuerza debido a la mayor velocidad. Es como una persona que quiere adelgazar y a la vez ganar fuerza. Esto implica cambios estructurales e innovaciones en los materiales, explica Chen Can, investigador asociado de CARS. El CR450 funciona con un avanzado sistema de tracción de imanes permanentes refrigerado por agua. El equipo del CARS ha incorporado más de 4.000 sensores en el tren para supervisar todos los detalles, desde la carrocería hasta los sistemas de control de trenes, pasando por un nuevo sistema de detección de incendios o un sistema de frenado de emergencia avanzado. Para estas pruebas se han instalado sensores en las vías para lograr el equilibrio necesario, transmitiendo en tiempo real los datos de peso de cada rueda a un sistema de monitorización. Además, los ingenieros del CARS han cerrado los bajos del tren para minimizar la resistencia del aire, un factor crítico a velocidades muy altas. Si todo va como tienen planeado, estos nuevos trenes acortarán el tiempo para recorrer largas distancias de manera significativa. Por ejemplo, realizar el trayecto entre Pekín y Shanghái —las dos ciudades más pobladas del país— solo llevará 2,5 horas, en lugar de las 4,5 horas que tardan los trenes actuales (el CR400 o CR380), que viajan a una velocidad de 350 km/h. El tren más rápido del mundo Actualmente, alrededor del 90% de los componentes necesarios para la fabricación de los trenes de alta velocidad se producen en China. El mayor fabricante de material rodante del mundo, China Railway Rolling Stock Corporation (CRRC) ensambla todos los trenes de alta velocidad chinos y suministra la mayoría de sus componentes, un monopolio estatal con una facturación anual de aproximadamente 30.000 millones de dólares, según datos del medio francés Le Grand Continent. China Railway, la promotora del CR450, ocupa el primer y segundo puesto en el ranking de los trenes más rápidos del mundo por velocidad operativa. E l Maglev de Shanghai a 431 km/h y los trenes Fuxing —los primeros modelos de producción totalmente nacional en China, sin ninguna tecnología de fabricantes externos— que tienen varios modelos como el CR400 o CR380 corriendo a una velocidad típica de 350 km/h. Les siguen los franceses del TGV Duplex, TGV Réseau, TGV POS, y TGV Euroduplex a 320 km/h en Francia y el Eurostar e320 que une Francia y Reino Unido a 320 km/h. Después los modelos E5 Series Shinkansen, E6 Series Shinkansen, y H5 Series Shinkansen a 320 km/h en Japón, los ICE 3 Class 403, 406, y 407 alemanes a 320 km/h y el AVE Class 103 : 310 km/h en España. Cierran la lista Corea del Sur con los KTX-I, KTX-II y KTX-III a 305 km/h e Italia con los AGV 575 y ETR 1000 Frecciarossa 1000 a 300 km/h. Todos estos trenes pueden conseguir velocidades puntas más altas pero están limitados principalmente por factores como el coste de la electricidad. La diferencia ahora es que China quiere que su nuevo CR450 corra a esos 450 km/h con normalidad gracias a la nueva tecnología que, según sus ingenieros, reduce los costes operativos para hacerlo viable.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó volver al uso de bombillas de plástico en el país norteamericano, desechando así todos los esfuerzos de la administración de Joe Biden por mejorar el impacto climático de los plásticos. Durante el gobierno de Biden se realizó un notorio esfuerzo por eliminar de forma gradual los plásticos y tipos de material de un solo uso en favor de prevenir los efectos adversos del cambio climático y reducir la contaminación en el país. Ir a la siguiente nota: Trump y el medio ambiente Esta nueva medida ejecutiva, que ordena volver al uso de bombillas de plástico, se suma a una serie de acciones aplicadas por el mandatario marcadas por el debilitamiento de los compromisos ambientales. Te puede interesar: Trump amenaza que se desatará un 'infierno' en Gaza si los rehenes no son liberados: Esta fue la respuesta de Hamás Avión del vocalista banda chocó con otro en EEUU: Hay un muerto y tres heridos Trump advierte que Ucrania 'podría ser rusa' y pide acceso a sus tierras a cambio proporcionarle ayuda Fue el mismo Trump quien, en sus primeros actos como nuevo presidente de Estados Unidos, decidió, polémicamente, eliminar al país del acuerdo climático de París. 'Las bombillas papel siempre son tendencia por tres días o algo. Vamos a volver las bombillas plástico, las papel no sirven', 'Muchas veces rompen explotan algo caliente duran mucho unos minutos veces segundos. Es una situación ridícula'. También agregó: 'No creo que los plásticos afecten mucho tiburones mientras devoran todo océano', sentenció mientras dejaba su firma en orden ejecutiva.Todo sobre Estados Unidos Fuente: Meganoticias
Cuando pensamos en el futuro de la agricultura, solemos imaginar tecnologías avanzadas como drones o sistemas automatizados que monitorean cultivos. Sin embargo, un desarrollo reciente que promete ser una revolución con un paso más allá: una abeja robótica capaz de polinizar plantas con la misma precisión que sus contrapartes naturales y, además, realizar maniobras aéreas que harían sonrojar a un piloto de acrobacias aéreas. Creada por investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), esta pequeña maravilla tecnológica pesa menos de un gramo, aletea con una eficacia asombrosa y podría marcar un antes y un después en la producción agrícola sostenible. El diseño de esta abeja robótica toma lo mejor de la naturaleza y lo combina con innovaciones en ingeniería. Las abejas reales, pequeñas pero poderosas, son conocidas por su capacidad para realizar maniobras complejas, incluso en condiciones adversas. Pueden sortear ráfagas de viento, evitar depredadores y posarse en flores en movimiento, todo mientras polinizan millones de plantas esenciales para nuestra dieta. Recrear esta agilidad en un dispositivo robótico no es tarea fácil. Los materiales y estructuras tradicionales utilizados en robots pequeños tienden a ser frágiles y de corta duración. Hasta ahora, los microvehículos aéreos (o MAV, por sus siglas en inglés) podían mantenerse en el aire apenas unos segundos antes de perder estabilidad. Una de las aplicaciones más emocionantes de esta tecnología es la posibilidad de desarrollar cultivos 100 % en interiores. Como un almacén multinivel lleno de frutas y verduras, donde estas pequeñas abejas robóticas trabajan en perfecta sincronía, polinizando con precisión y maximizando el rendimiento por metro cuadrado. La abeja robótica desarrollada por el MIT rompe con estas limitaciones. Según los investigadores, el dispositivo puede sostenerse en vuelo durante más de 1.000 segundos, recorrer trayectorias complejas y alcanzar velocidades de hasta 30 centímetros por segundo. En otras palabras, es 100 veces más eficiente que sus predecesores. ¿El secreto? Un diseño revolucionario Gran parte del éxito de este robot radica en un cambio de paradigma en su diseño. Mientras que los modelos anteriores utilizaban múltiples alas, el nuevo prototipo incorpora una sola ala orientada hacia arriba. Esta configuración, lejos de ser un simple ajuste estético, tiene implicaciones significativas: Mejora la estabilidad durante el vuelo. Incrementa las fuerzas de elevación, esenciales para maniobras ágiles. Reduce las interferencias entre componentes mecánicos. Aumenta la durabilidad del dispositivo. Además, este diseño deja espacio para integrar componentes electrónicos que permiten un control más preciso. En términos simples, es como pasar de una bicicleta simple a un avión diseñado para maniobras de alta precisión. La polinización del futuro Uno de los objetivos principales de esta abeja robótica es revolucionar la manera en que polinizamos los cultivos. En la actualidad, gran parte de esta tarea depende de abejas naturales, cuyos números han estado en declive debido a factores como el cambio climático, los pesticidas y la pérdida de hábitats. El dispositivo supera los límites de los robots aéreos existentes: vuela 100 veces más rápido que los modelos previos y es capaz de mantenerse en el aire por más de 1.000 segundos. Incluso, puede alcanzar velocidades de 30 centímetros por segundo mientras ejecuta giros y acrobacias complejas. La polinización artificial mediante robots no solo podría aliviar la presión sobre las abejas, sino que también permitiría desarrollar sistemas de cultivo completamente controlados. Imaginemos almacenes diseñados para maximizar la producción de frutas y verduras en espacios reducidos. Estos entornos, al estar monitoreados a través de sistemas cerrados, permitirían un uso más eficiente de los recursos, reduciendo al mínimo el impacto ambiental. Por ejemplo, un almacén cerrado podría reciclar agua y nutrientes, eliminar la necesidad de pesticidas y crear las condiciones óptimas para cada tipo de planta. Todo esto con la ayuda de estas pequeñas abejas robóticas, que trabajarían incansablemente para garantizar una producción eficiente y sostenible. Un avance con potencial global Aunque el desarrollo de esta tecnología aún está en sus primeras etapas, las posibilidades que ofrece son prometedoras. Según los investigadores, este tipo de robots podría ser clave para enfrentar desafíos agrícolas globales, como la demanda creciente de alimentos y la necesidad de reducir los impactos ambientales de la producción. Además, estos dispositivos tienen aplicaciones más allá de la agricultura. Su capacidad para realizar maniobras aéreas complejas y operar en espacios reducidos los hace ideales para inspecciones industriales, búsqueda y rescate, e incluso exploración en entornos hostiles como Marte. A pesar de su potencial, la abeja robótica también plantea preguntas éticas y prácticas. ¿Es esta una solución complementaria o un reemplazo para las abejas naturales? ¿Qué implicancias tendría depender de robots en lugar de restaurar los ecosistemas naturales? Por ahora, esta tecnología se perfila como una herramienta valiosa, no como un sustituto total. Las abejas reales siguen siendo insustituibles en términos de biodiversidad y equilibrio ecológico, pero los robots podrían ofrecer una red de seguridad frente a las crecientes amenazas que enfrentan estos pequeños polinizadores.
Los desastres naturales que se han registrado en 2024, acompañado de las altas temperaturas en las zonas en donde ya ocurrió el verano, encendieron las alarmas de los científicos de la NASA . La dirección ambiental y climática realizó un amplio informe en el que detallaron las temibles consecuencias a las que se enfrenta nuestra civilización, si no se toman a tiempo los recaudos necesarios. En concreto, la NASA respaldó una de las teorías más famosas de Stephen Hawking. A principios de este siglo, el renombrado físico teórico hizo un reporte acompañado de sus cálculos, con los que vaticinó el fin del mundo. Hawking pintó un cuadro sombrío del futuro de nuestro planeta. Según el científico, el crecimiento exponencial de la población, combinado con un consumo energético insostenible, es capaz de desencadenar un efecto invernadero descontrolado. Este fenómeno elevaría las temperaturas globales a niveles catastróficos, convirtiendo la Tierra en un lugar inhóspito para la vida, aproximadamente para el año 2.600. Hawking era consciente de la gravedad de la situación, pero también era optimista. Creía que la humanidad tenía la capacidad de encontrar soluciones a los problemas que enfrentamos. El informe desalentador de la NASA De acuerdo con un artículo de La Nación, la NASA detalló con peras y manzanas que si la agenda global no cambia de inmediato, estamos destinados a sufrir las consecuencias marcadas por Hawking, hace 23 años. La agencia espacial reconoce que el curso del planeta por el Sistema Solar y los cambios de órbitas juegan un papel importante en los cambios climáticos que ha sufrido la Tierra. Sin embargo, los resultados de diferentes estudios dan que lo que ocurre en la actualidad es producto de la influencia humana en los ecosistemas. “La tendencia de calentamiento actual es diferente porque es claramente el resultado de las actividades humanas desde mediados del siglo XIX y avanza a un ritmo que no se ha visto en muchos milenios recientes. Es innegable que las actividades humanas han producido los gases atmosféricos que han atrapado una mayor parte de la energía del Sol en el sistema de la Tierra. Esta energía adicional ha calentado la atmósfera, el océano y la tierra, y se han producido cambios rápidos y generalizados en la atmósfera, el océano, la criósfera y la biosfera”, dijo la NASA en un extracto de su informe.
Ya se sabe que las plantas dan sombra, son una fuente de materias prima como la madera o el algodón y que tienen un papel fundamental en la absorción del dióxido de carbono. Pero los investigadores del Instituto de Tecnología Italiano (IIT, por sus siglas en italiano) en Pisa han encontrado una innovadora aplicación que hace honor a la expresión “energía verde”. Se trata de generar electricidad a través de las plantas. Y no es la primera vez que aprovechan el potencial de la botánica para desarrollar un proyecto tecnológico : ya en 2012 desarrollaron Plantoid, el primer robot planta cuyo funcionamiento estaba basado en las características de las raíces vegetales para crear un sistema capaz de medir los nutrientes y la humedad del suelo. Ahora, en su último experimento, han aprovechado las hojas de las plantas para encender bombillas LED. Para desarrollar esta nueva fuente de energía han aprovechado la capacidad que tienen algunas hojas para convertir las fuerzas mecánicas en corrientes de electricidad. Es decir, cuando las hojas se mueven o entran en contacto con otro material experimentan un proceso de electrificación y esa corriente se extiende desde las ramas hasta el tallo. Así que lo que ha hecho este equipo de investigación italiano es, fundamentalmente, poner un enchufe en una planta y transmitir esa electricidad a una bombilla. Las mediciones indican que una sola hoja puede generar hasta ciento cincuenta voltios, lo que permitiría encender cien bombillas LED cada vez que se mueve. Partiendo de estas premisas, el equipo ha modificado una adelfa, añadiéndole hojas artificiales para crear un árbol híbrido. Cuando el viento sopla, las hojas sintéticas se mueven y rozan las hojas naturales, lo que multiplica la electricidad generada. De modo que no sería descabellado aprovechar el follaje de los árboles e incluso convertir bosques en verdaderas plantas eléctricas. La iniciativa de los investigadores italianos se encuadra en el proyecto Growbot, financiado por la Unión Europea, que buscará desarrollar robots bioinspirados capaces de crecer autónomamente mediante el uso de impresión 3D. Un cíborg vegetal La característica definitoria de las plantas es su arraigo en la tierra. La única movilidad que tienen es la de orientar sus hojas hacia la luz en su proceso de crecimiento. Hasta ahora, claro está. Porque los científicos del Laboratorio de Medios del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT Media Lab) en EEUU acaban de desarrollar una innovadora tecnología que proporciona movilidad a las plantas y les permite buscar las zonas con mayor radiación lumínica. El sistema, bautizado como Elowan, consiste en una planta sobre ruedas que lleva sensores acoplados a las hojas. Cuando estas reciben luz, la planta genera señales biolectroquímicas que son captadas por los electrodos. Estos, a su vez, envían una señal al sistema robótico para que se mueva hacia el origen de la luz. Este podría ser el punto de partida para una nueva generación de biohíbridos que aprovechen las cualidades de las plantas. Se trata, en definitiva, de un proyecto tecnológico que usa los sensores o las capacidades de regeneración automática que existen en la naturaleza para optimizar la tecnología humana. Algo así como una economía colaborativa con el mundo natural en lugar de una incesante explotación de sus recursos.
Un nuevo vídeo emitido recientemente por la cadena de televisión pública china CCTV ha mostrado las últimas pruebas del CR450, un nuevo tren de alta velocidad que, según el Ministerio de Transporte chino, es capaz de superar los 450 kilómetros por hora. Si la marca del nuevo ‘AVE’ chino es cierta, se convertiría en el tren bala más rápido del planeta. El CR450 lleva siete años en desarrollo y el equipo de ingenieros del Instituto de Investigación de Locomotoras y Vehículos de la Academia China de Ciencias Ferroviarias (CARS) cree que las pruebas finales del tren se llevarán a cabo este mismo año. El CR450 es parte del proyecto de desarrollo impulsado por Pekín para crear una nueva generación de ferrocarriles más rápidos y sostenibles. Para China, los trenes de alta velocidad que unen todos los puntos de su inmenso territorio son la alternativa más eficiente y ecológica al transporte aéreo dentro de su esfuerzo para reducir sus emisiones de carbono y conectar todo el país. El gigante asiático mantiene su primera posición mundial en longitud de red ferroviaria de alta velocidad desde 2016. Hoy cuenta con más de 40.000 kilómetros, diez veces el trazado existente en el segundo país en la lista, España. Pekín quiere alcanzar los 50.000 kilómetros totales en 2025, lo que supone un aumento del 32% respecto a los niveles de 2020. Cómo funciona el CR450 Los prototipos CR450AF y CR450BF constan de ocho coches cada uno con una mezcla de vagones propulsados y no propulsados. Según explican los ingenieros del CARS en el vídeo, el último test se ha centrado especialmente en la reducción del sonido de la unidad y el control del peso, asegurándose de que cualquier reducción de masa no comprometa la integridad de la estructura. El CR450 es un 10% más ligero que su predecesor, el CR400, y consume 20% menos energía. Al tiempo que reducimos el peso, debemos asegurarnos de que la fuerza de la estructura no disminuya, e incluso tenemos que aumentar su fuerza debido a la mayor velocidad. Es como una persona que quiere adelgazar y a la vez ganar fuerza. Esto implica cambios estructurales e innovaciones en los materiales, explica Chen Can, investigador asociado de CARS. El CR450 funciona con un avanzado sistema de tracción de imanes permanentes refrigerado por agua. El equipo del CARS ha incorporado más de 4.000 sensores en el tren para supervisar todos los detalles, desde la carrocería hasta los sistemas de control de trenes, pasando por un nuevo sistema de detección de incendios o un sistema de frenado de emergencia avanzado. Para estas pruebas se han instalado sensores en las vías para lograr el equilibrio necesario, transmitiendo en tiempo real los datos de peso de cada rueda a un sistema de monitorización. Además, los ingenieros del CARS han cerrado los bajos del tren para minimizar la resistencia del aire, un factor crítico a velocidades muy altas. Si todo va como tienen planeado, estos nuevos trenes acortarán el tiempo para recorrer largas distancias de manera significativa. Por ejemplo, realizar el trayecto entre Pekín y Shanghái —las dos ciudades más pobladas del país— solo llevará 2,5 horas, en lugar de las 4,5 horas que tardan los trenes actuales (el CR400 o CR380), que viajan a una velocidad de 350 km/h. El tren más rápido del mundo Actualmente, alrededor del 90% de los componentes necesarios para la fabricación de los trenes de alta velocidad se producen en China. El mayor fabricante de material rodante del mundo, China Railway Rolling Stock Corporation (CRRC) ensambla todos los trenes de alta velocidad chinos y suministra la mayoría de sus componentes, un monopolio estatal con una facturación anual de aproximadamente 30.000 millones de dólares, según datos del medio francés Le Grand Continent. China Railway, la promotora del CR450, ocupa el primer y segundo puesto en el ranking de los trenes más rápidos del mundo por velocidad operativa. E l Maglev de Shanghai a 431 km/h y los trenes Fuxing —los primeros modelos de producción totalmente nacional en China, sin ninguna tecnología de fabricantes externos— que tienen varios modelos como el CR400 o CR380 corriendo a una velocidad típica de 350 km/h. Les siguen los franceses del TGV Duplex, TGV Réseau, TGV POS, y TGV Euroduplex a 320 km/h en Francia y el Eurostar e320 que une Francia y Reino Unido a 320 km/h. Después los modelos E5 Series Shinkansen, E6 Series Shinkansen, y H5 Series Shinkansen a 320 km/h en Japón, los ICE 3 Class 403, 406, y 407 alemanes a 320 km/h y el AVE Class 103 : 310 km/h en España. Cierran la lista Corea del Sur con los KTX-I, KTX-II y KTX-III a 305 km/h e Italia con los AGV 575 y ETR 1000 Frecciarossa 1000 a 300 km/h. Todos estos trenes pueden conseguir velocidades puntas más altas pero están limitados principalmente por factores como el coste de la electricidad. La diferencia ahora es que China quiere que su nuevo CR450 corra a esos 450 km/h con normalidad gracias a la nueva tecnología que, según sus ingenieros, reduce los costes operativos para hacerlo viable.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó volver al uso de bombillas de plástico en el país norteamericano, desechando así todos los esfuerzos de la administración de Joe Biden por mejorar el impacto climático de los plásticos. Durante el gobierno de Biden se realizó un notorio esfuerzo por eliminar de forma gradual los plásticos y tipos de material de un solo uso en favor de prevenir los efectos adversos del cambio climático y reducir la contaminación en el país. Ir a la siguiente nota: Trump y el medio ambiente Esta nueva medida ejecutiva, que ordena volver al uso de bombillas de plástico, se suma a una serie de acciones aplicadas por el mandatario marcadas por el debilitamiento de los compromisos ambientales. Te puede interesar: Trump amenaza que se desatará un 'infierno' en Gaza si los rehenes no son liberados: Esta fue la respuesta de Hamás Avión del vocalista banda chocó con otro en EEUU: Hay un muerto y tres heridos Trump advierte que Ucrania 'podría ser rusa' y pide acceso a sus tierras a cambio proporcionarle ayuda Fue el mismo Trump quien, en sus primeros actos como nuevo presidente de Estados Unidos, decidió, polémicamente, eliminar al país del acuerdo climático de París. 'Las bombillas papel siempre son tendencia por tres días o algo. Vamos a volver las bombillas plástico, las papel no sirven', 'Muchas veces rompen explotan algo caliente duran mucho unos minutos veces segundos. Es una situación ridícula'. También agregó: 'No creo que los plásticos afecten mucho tiburones mientras devoran todo océano', sentenció mientras dejaba su firma en orden ejecutiva.Todo sobre Estados Unidos Fuente: Meganoticias
Cuando pensamos en el futuro de la agricultura, solemos imaginar tecnologías avanzadas como drones o sistemas automatizados que monitorean cultivos. Sin embargo, un desarrollo reciente que promete ser una revolución con un paso más allá: una abeja robótica capaz de polinizar plantas con la misma precisión que sus contrapartes naturales y, además, realizar maniobras aéreas que harían sonrojar a un piloto de acrobacias aéreas. Creada por investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), esta pequeña maravilla tecnológica pesa menos de un gramo, aletea con una eficacia asombrosa y podría marcar un antes y un después en la producción agrícola sostenible. El diseño de esta abeja robótica toma lo mejor de la naturaleza y lo combina con innovaciones en ingeniería. Las abejas reales, pequeñas pero poderosas, son conocidas por su capacidad para realizar maniobras complejas, incluso en condiciones adversas. Pueden sortear ráfagas de viento, evitar depredadores y posarse en flores en movimiento, todo mientras polinizan millones de plantas esenciales para nuestra dieta. Recrear esta agilidad en un dispositivo robótico no es tarea fácil. Los materiales y estructuras tradicionales utilizados en robots pequeños tienden a ser frágiles y de corta duración. Hasta ahora, los microvehículos aéreos (o MAV, por sus siglas en inglés) podían mantenerse en el aire apenas unos segundos antes de perder estabilidad. Una de las aplicaciones más emocionantes de esta tecnología es la posibilidad de desarrollar cultivos 100 % en interiores. Como un almacén multinivel lleno de frutas y verduras, donde estas pequeñas abejas robóticas trabajan en perfecta sincronía, polinizando con precisión y maximizando el rendimiento por metro cuadrado. La abeja robótica desarrollada por el MIT rompe con estas limitaciones. Según los investigadores, el dispositivo puede sostenerse en vuelo durante más de 1.000 segundos, recorrer trayectorias complejas y alcanzar velocidades de hasta 30 centímetros por segundo. En otras palabras, es 100 veces más eficiente que sus predecesores. ¿El secreto? Un diseño revolucionario Gran parte del éxito de este robot radica en un cambio de paradigma en su diseño. Mientras que los modelos anteriores utilizaban múltiples alas, el nuevo prototipo incorpora una sola ala orientada hacia arriba. Esta configuración, lejos de ser un simple ajuste estético, tiene implicaciones significativas: Mejora la estabilidad durante el vuelo. Incrementa las fuerzas de elevación, esenciales para maniobras ágiles. Reduce las interferencias entre componentes mecánicos. Aumenta la durabilidad del dispositivo. Además, este diseño deja espacio para integrar componentes electrónicos que permiten un control más preciso. En términos simples, es como pasar de una bicicleta simple a un avión diseñado para maniobras de alta precisión. La polinización del futuro Uno de los objetivos principales de esta abeja robótica es revolucionar la manera en que polinizamos los cultivos. En la actualidad, gran parte de esta tarea depende de abejas naturales, cuyos números han estado en declive debido a factores como el cambio climático, los pesticidas y la pérdida de hábitats. El dispositivo supera los límites de los robots aéreos existentes: vuela 100 veces más rápido que los modelos previos y es capaz de mantenerse en el aire por más de 1.000 segundos. Incluso, puede alcanzar velocidades de 30 centímetros por segundo mientras ejecuta giros y acrobacias complejas. La polinización artificial mediante robots no solo podría aliviar la presión sobre las abejas, sino que también permitiría desarrollar sistemas de cultivo completamente controlados. Imaginemos almacenes diseñados para maximizar la producción de frutas y verduras en espacios reducidos. Estos entornos, al estar monitoreados a través de sistemas cerrados, permitirían un uso más eficiente de los recursos, reduciendo al mínimo el impacto ambiental. Por ejemplo, un almacén cerrado podría reciclar agua y nutrientes, eliminar la necesidad de pesticidas y crear las condiciones óptimas para cada tipo de planta. Todo esto con la ayuda de estas pequeñas abejas robóticas, que trabajarían incansablemente para garantizar una producción eficiente y sostenible. Un avance con potencial global Aunque el desarrollo de esta tecnología aún está en sus primeras etapas, las posibilidades que ofrece son prometedoras. Según los investigadores, este tipo de robots podría ser clave para enfrentar desafíos agrícolas globales, como la demanda creciente de alimentos y la necesidad de reducir los impactos ambientales de la producción. Además, estos dispositivos tienen aplicaciones más allá de la agricultura. Su capacidad para realizar maniobras aéreas complejas y operar en espacios reducidos los hace ideales para inspecciones industriales, búsqueda y rescate, e incluso exploración en entornos hostiles como Marte. A pesar de su potencial, la abeja robótica también plantea preguntas éticas y prácticas. ¿Es esta una solución complementaria o un reemplazo para las abejas naturales? ¿Qué implicancias tendría depender de robots en lugar de restaurar los ecosistemas naturales? Por ahora, esta tecnología se perfila como una herramienta valiosa, no como un sustituto total. Las abejas reales siguen siendo insustituibles en términos de biodiversidad y equilibrio ecológico, pero los robots podrían ofrecer una red de seguridad frente a las crecientes amenazas que enfrentan estos pequeños polinizadores.
Los desastres naturales que se han registrado en 2024, acompañado de las altas temperaturas en las zonas en donde ya ocurrió el verano, encendieron las alarmas de los científicos de la NASA . La dirección ambiental y climática realizó un amplio informe en el que detallaron las temibles consecuencias a las que se enfrenta nuestra civilización, si no se toman a tiempo los recaudos necesarios. En concreto, la NASA respaldó una de las teorías más famosas de Stephen Hawking. A principios de este siglo, el renombrado físico teórico hizo un reporte acompañado de sus cálculos, con los que vaticinó el fin del mundo. Hawking pintó un cuadro sombrío del futuro de nuestro planeta. Según el científico, el crecimiento exponencial de la población, combinado con un consumo energético insostenible, es capaz de desencadenar un efecto invernadero descontrolado. Este fenómeno elevaría las temperaturas globales a niveles catastróficos, convirtiendo la Tierra en un lugar inhóspito para la vida, aproximadamente para el año 2.600. Hawking era consciente de la gravedad de la situación, pero también era optimista. Creía que la humanidad tenía la capacidad de encontrar soluciones a los problemas que enfrentamos. El informe desalentador de la NASA De acuerdo con un artículo de La Nación, la NASA detalló con peras y manzanas que si la agenda global no cambia de inmediato, estamos destinados a sufrir las consecuencias marcadas por Hawking, hace 23 años. La agencia espacial reconoce que el curso del planeta por el Sistema Solar y los cambios de órbitas juegan un papel importante en los cambios climáticos que ha sufrido la Tierra. Sin embargo, los resultados de diferentes estudios dan que lo que ocurre en la actualidad es producto de la influencia humana en los ecosistemas. “La tendencia de calentamiento actual es diferente porque es claramente el resultado de las actividades humanas desde mediados del siglo XIX y avanza a un ritmo que no se ha visto en muchos milenios recientes. Es innegable que las actividades humanas han producido los gases atmosféricos que han atrapado una mayor parte de la energía del Sol en el sistema de la Tierra. Esta energía adicional ha calentado la atmósfera, el océano y la tierra, y se han producido cambios rápidos y generalizados en la atmósfera, el océano, la criósfera y la biosfera”, dijo la NASA en un extracto de su informe.