Tami Muller, una escritora y motivadora especializada en el campo de la psicología positiva, ha estudiado la ciencia detrás de la felicidad durante los últimos cinco años. Muller dice que la incansable búsqueda de la felicidad por medio de conseguir el mejor trabajo o ganar más dinero no es la forma de alcanzarla. “Las personas felices ganan más dinero, tienen mejores relaciones y más éxito en la vida, y no al revés”, afirmó Muller. A menos que las personas usen el dinero para comprar experiencias, conseguir tiempo extra o hacer donaciones a otros, este no puede comprar la felicidad, dijo el científico social Arthur C. Brooks en el curso que imparte en Harvard sobre gestión de la felicidad. Lo que realmente conduce a la felicidad y a la plenitud es optar por prácticas como establecer fuertes vínculos sociales y encontrar un propósito que nos impulse, no perseguir un objetivo económico concreto, apuntó Brooks. Pero ser más feliz en la vida puede conducir a una mejora financiera y al éxito, afirmó Muller. “La felicidad es lo que realmente nos lleva al éxito”. Una revisión sistemática de 225 trabajos realizada en 2005 concluyó que ser feliz puede conducir al éxito en distintos ámbitos de la vida, como los ingresos y la salud. Y cuando se trata de tener mejores relaciones, las personas más felices y que viven más tiempo priorizan y refuerzan a menudo sus vínculos personales, según un estudio de Harvard que analizó más de 80 años de datos. “Realmente tenemos que centrarnos no en cómo tener más éxito, sino en cómo podemos ser más felices”, dijo Muller. “Entonces el éxito vendrá por añadidura”
Es difícil no sentirse abrumado cuando uno se desplaza por las redes sociales, bombardeado por parejas perfectas. Pues bien, detrás de esas sonrisas puede haber otra historia. Un estudio reciente ha revelado que quienes inundan tu timeline con tres o más selfis de pareja a la semana podrían no ser tan felices como aparentan. De hecho, podrían ser un 128 por ciento más infelices que las parejas que mantienen su afecto más discreto. Un nuevo estudio revela detalles curiosos sobre las parejas y sus hábitos en las redes sociales. Los investigadores encuestaron a 2.000 parejas de entre 18 y 50 años para saber cómo utilizan las redes sociales y lo felices que se sienten. Lo que descubrieron fue sorprendente: las parejas que publican regularmente tres o más selfis a la semana podrían no ser tan felices como se piensa. De hecho, se supone que son un 128 % menos felices que las que mantienen un perfil más bajo en Internet. Resulta que solo el 10 por ciento de estas parejas obsesionadas con los selfies dijeron ser “muy felices”. Por otro lado, un 46 % de las parejas que no comparten tanto en las redes sociales dicen sentirse mucho más felices. La investigación indica que los problemas de confianza podrían estar llevando a las parejas infelices a compartir más en las redes sociales. La principal razón por la que las parejas comparten su estado sentimental en Internet es para demostrar que se quieren. Sin embargo, lo que se ve en Internet no capta lo que ocurre antes o después de hacerse la foto. No eres testigo de las discusiones que pueden haber ocurrido justo antes de la foto, ni de las inseguridades que persisten en la relación, como los celos y los problemas de confianza. Muchas personas tienden a mostrar en Internet solo los aspectos positivos de su relación, dando a los demás la impresión de que todo es perfecto. Sin embargo, podría haber problemas ocultos que mantienen en privado. Los millennials de más edad tienden a compartir más muestras públicas de afecto que la Generación Z. Curiosamente, la Generación X, nacida entre 1965 y 1980, muestra incluso un mayor compromiso con las redes sociales que los millennials. Los estudios indican que pasan 40 minutos más a la semana en las plataformas sociales. Esto sugiere un cambio de tendencia en el comportamiento en las redes sociales de los distintos grupos de edad. Las parejas comparten selfies por diferentes motivos Compartir regularmente en las redes sociales, especialmente selfies de pareja, puede mostrar una necesidad de validación y atención. Las parejas infelices pueden postear más a menudo para compensar la insatisfacción de su relación. Ver momentos felices de otras parejas en Internet puede provocar celos y sentimientos de inadecuación. Comparar la propia relación con representaciones idealizadas de otros puede agravar la insatisfacción. Pasar demasiado tiempo en las redes sociales puede reducir las interacciones significativas cara a cara y provocar sentimientos de desconexión y abandono. Las parejas sienten la presión de representar la perfección La búsqueda de la perfección, ya sea en las entrevistas de trabajo o en las redes sociales, puede perjudicar la salud mental, especialmente en los jóvenes y en las parejas que se hacen selfies. Las expectativas poco realistas sobre el aspecto, las posesiones y los logros pueden provocar ansiedad. Esta búsqueda de la perfección no solo afecta a la salud mental, sino que también repercute en el bienestar físico, como han demostrado diversos estudios. El perfeccionismo está relacionado con problemas como la depresión, la ansiedad, los trastornos alimentarios y el deterioro de la salud. Aceptar las imperfecciones y aprender de los errores es vital para crecer personalmente y como pareja, ya que la perfección es imposible de alcanzar.
Los hay de muchos sabores, suelen triunfar los días de calor y pueden alegrarnos un mal día. Efectivamente, hablamos de los helados. Pocas personas se negarían a uno, ya sea de pistacho o de chocolate, pero, ¿por qué nos gustan tanto? El origen de los helados se desconoce, aunque parece que la primera huella data de hace más de 3.000 años en Oriente, y que de ahí pasó a la India y, por último, a Grecia e Italia, desde donde se difundió al resto de Europa. Años más tarde, llegó hasta Estados Unidos y, desde entonces, este país se convirtió en el número uno tanto en producción como en consumo. Los expertos afirman que este producto funciona como exorfinas en el sistema nervioso, estas son similares a las endorfinas, pero las obtenemos a través de algunos alimentos. Estas generan una sensación de bienestar en el cerebro y, además, contribuyen a modular el estrés y la ansiedad. Asimismo, un estudio del Instituto de Psiquiatría de Londres ha confirmado que cuando comemos helado se activan las zonas del cerebro asociadas al placer. Por ello, al sentirnos tan bien al comerlo, nuestro cerebro quiere más y se crea una adicción, que controlada puede ser muy agradable. Otros estudios se remontan a muchos años atrás, cuando el ser humano era nómada y comía lo que cazaba o recolectaba. En esa etapa de la historia, los humanos asociaban los alimentos más dulces a gran ingesta calórica y fuente de energía, lo que significaba mayor probabilidad de supervivencia. Así, cuando ahora consumimos productos dulces, se activan las vías del cerebro relacionadas con la recompensa y el refuerzo. Lo que explicaría por qué las personas con a nsiedad sienten cierto confort al comer helado. Además, los helados industriales suelen llevar bastante grasa y azúcar y cuando estos dos se mezclan en el equilibrio químico perfecto nuestro cerebro lo traduce en felicidad.
En la búsqueda constante de la felicidad, a menudo tendemos a pensar en grandes eventos o logros como los principales impulsores de nuestro bienestar emocional. Sin embargo, la verdadera felicidad no siempre reside en momentos espectaculares o metas ambiciosas, sino en las pequeñas acciones y momentos que llenan nuestro día a día con alegría y significado. Aquí te presentamos algunas formas simples pero poderosas de encontrar la felicidad en tu vida diaria: 1. Practica la gratitud: Tomarse un momento cada día para reflexionar sobre las cosas por las que estamos agradecidos puede tener un impacto significativo en nuestro bienestar emocional. Ya sea escribiendo en un diario de gratitud o simplemente haciendo una pausa para apreciar las pequeñas cosas, reconocer las bendiciones en nuestras vidas nos ayuda a cultivar una actitud positiva y a encontrar la felicidad en lo que ya tenemos. 2. Disfruta de las pequeñas alegrías: La felicidad se encuentra en los pequeños placeres de la vida, como disfrutar de una taza de café por la mañana, dar un paseo bajo el sol, escuchar tu canción favorita o disfrutar de una conversación con un ser querido. Tómate el tiempo para reconocer y disfrutar de estas pequeñas alegrías cotidianas, ya que son ellas las que realmente enriquecen nuestras vidas. 3. Haz actos de bondad: Realizar actos de bondad hacia los demás no solo beneficia a quienes los reciben, sino que también nos brinda una sensación de satisfacción y conexión con los demás. Desde un simple cumplido hasta ayudar a alguien en necesidad, encontrarás que hacer el bien a los demás puede llenarte de alegría y propósito. 4. Vive el momento presente: La felicidad se encuentra en el aquí y el ahora, no en el pasado o en el futuro. Practica la atención plena y concéntrate en el momento presente, saboreando cada experiencia con todos tus sentidos. Deja de lado las preocupaciones sobre el pasado o el futuro y sumérgete por completo en el momento presente, donde la verdadera felicidad reside. 5. Cultiva relaciones significativas: Las relaciones humanas significativas y positivas son fundamentales para nuestro bienestar emocional. Dedica tiempo y energía a cultivar relaciones con amigos, familiares y seres queridos que te apoyen, te inspiren y te hagan sentir amado. Estas conexiones auténticas y significativas son una fuente invaluable de felicidad en nuestras vidas. La felicidad no es un destino al que llegar, sino un viaje que se vive día a día. Al adoptar un enfoque consciente y apreciativo de la vida, podemos encontrar la felicidad en las pequeñas acciones y momentos que forman parte de nuestro día a día. Así que no esperes a que lleguen grandes eventos o logros para ser feliz; aprende a encontrar la alegría en las pequeñas cosas.
Tami Muller, una escritora y motivadora especializada en el campo de la psicología positiva, ha estudiado la ciencia detrás de la felicidad durante los últimos cinco años. Muller dice que la incansable búsqueda de la felicidad por medio de conseguir el mejor trabajo o ganar más dinero no es la forma de alcanzarla. “Las personas felices ganan más dinero, tienen mejores relaciones y más éxito en la vida, y no al revés”, afirmó Muller. A menos que las personas usen el dinero para comprar experiencias, conseguir tiempo extra o hacer donaciones a otros, este no puede comprar la felicidad, dijo el científico social Arthur C. Brooks en el curso que imparte en Harvard sobre gestión de la felicidad. Lo que realmente conduce a la felicidad y a la plenitud es optar por prácticas como establecer fuertes vínculos sociales y encontrar un propósito que nos impulse, no perseguir un objetivo económico concreto, apuntó Brooks. Pero ser más feliz en la vida puede conducir a una mejora financiera y al éxito, afirmó Muller. “La felicidad es lo que realmente nos lleva al éxito”. Una revisión sistemática de 225 trabajos realizada en 2005 concluyó que ser feliz puede conducir al éxito en distintos ámbitos de la vida, como los ingresos y la salud. Y cuando se trata de tener mejores relaciones, las personas más felices y que viven más tiempo priorizan y refuerzan a menudo sus vínculos personales, según un estudio de Harvard que analizó más de 80 años de datos. “Realmente tenemos que centrarnos no en cómo tener más éxito, sino en cómo podemos ser más felices”, dijo Muller. “Entonces el éxito vendrá por añadidura”
Es difícil no sentirse abrumado cuando uno se desplaza por las redes sociales, bombardeado por parejas perfectas. Pues bien, detrás de esas sonrisas puede haber otra historia. Un estudio reciente ha revelado que quienes inundan tu timeline con tres o más selfis de pareja a la semana podrían no ser tan felices como aparentan. De hecho, podrían ser un 128 por ciento más infelices que las parejas que mantienen su afecto más discreto. Un nuevo estudio revela detalles curiosos sobre las parejas y sus hábitos en las redes sociales. Los investigadores encuestaron a 2.000 parejas de entre 18 y 50 años para saber cómo utilizan las redes sociales y lo felices que se sienten. Lo que descubrieron fue sorprendente: las parejas que publican regularmente tres o más selfis a la semana podrían no ser tan felices como se piensa. De hecho, se supone que son un 128 % menos felices que las que mantienen un perfil más bajo en Internet. Resulta que solo el 10 por ciento de estas parejas obsesionadas con los selfies dijeron ser “muy felices”. Por otro lado, un 46 % de las parejas que no comparten tanto en las redes sociales dicen sentirse mucho más felices. La investigación indica que los problemas de confianza podrían estar llevando a las parejas infelices a compartir más en las redes sociales. La principal razón por la que las parejas comparten su estado sentimental en Internet es para demostrar que se quieren. Sin embargo, lo que se ve en Internet no capta lo que ocurre antes o después de hacerse la foto. No eres testigo de las discusiones que pueden haber ocurrido justo antes de la foto, ni de las inseguridades que persisten en la relación, como los celos y los problemas de confianza. Muchas personas tienden a mostrar en Internet solo los aspectos positivos de su relación, dando a los demás la impresión de que todo es perfecto. Sin embargo, podría haber problemas ocultos que mantienen en privado. Los millennials de más edad tienden a compartir más muestras públicas de afecto que la Generación Z. Curiosamente, la Generación X, nacida entre 1965 y 1980, muestra incluso un mayor compromiso con las redes sociales que los millennials. Los estudios indican que pasan 40 minutos más a la semana en las plataformas sociales. Esto sugiere un cambio de tendencia en el comportamiento en las redes sociales de los distintos grupos de edad. Las parejas comparten selfies por diferentes motivos Compartir regularmente en las redes sociales, especialmente selfies de pareja, puede mostrar una necesidad de validación y atención. Las parejas infelices pueden postear más a menudo para compensar la insatisfacción de su relación. Ver momentos felices de otras parejas en Internet puede provocar celos y sentimientos de inadecuación. Comparar la propia relación con representaciones idealizadas de otros puede agravar la insatisfacción. Pasar demasiado tiempo en las redes sociales puede reducir las interacciones significativas cara a cara y provocar sentimientos de desconexión y abandono. Las parejas sienten la presión de representar la perfección La búsqueda de la perfección, ya sea en las entrevistas de trabajo o en las redes sociales, puede perjudicar la salud mental, especialmente en los jóvenes y en las parejas que se hacen selfies. Las expectativas poco realistas sobre el aspecto, las posesiones y los logros pueden provocar ansiedad. Esta búsqueda de la perfección no solo afecta a la salud mental, sino que también repercute en el bienestar físico, como han demostrado diversos estudios. El perfeccionismo está relacionado con problemas como la depresión, la ansiedad, los trastornos alimentarios y el deterioro de la salud. Aceptar las imperfecciones y aprender de los errores es vital para crecer personalmente y como pareja, ya que la perfección es imposible de alcanzar.
Los hay de muchos sabores, suelen triunfar los días de calor y pueden alegrarnos un mal día. Efectivamente, hablamos de los helados. Pocas personas se negarían a uno, ya sea de pistacho o de chocolate, pero, ¿por qué nos gustan tanto? El origen de los helados se desconoce, aunque parece que la primera huella data de hace más de 3.000 años en Oriente, y que de ahí pasó a la India y, por último, a Grecia e Italia, desde donde se difundió al resto de Europa. Años más tarde, llegó hasta Estados Unidos y, desde entonces, este país se convirtió en el número uno tanto en producción como en consumo. Los expertos afirman que este producto funciona como exorfinas en el sistema nervioso, estas son similares a las endorfinas, pero las obtenemos a través de algunos alimentos. Estas generan una sensación de bienestar en el cerebro y, además, contribuyen a modular el estrés y la ansiedad. Asimismo, un estudio del Instituto de Psiquiatría de Londres ha confirmado que cuando comemos helado se activan las zonas del cerebro asociadas al placer. Por ello, al sentirnos tan bien al comerlo, nuestro cerebro quiere más y se crea una adicción, que controlada puede ser muy agradable. Otros estudios se remontan a muchos años atrás, cuando el ser humano era nómada y comía lo que cazaba o recolectaba. En esa etapa de la historia, los humanos asociaban los alimentos más dulces a gran ingesta calórica y fuente de energía, lo que significaba mayor probabilidad de supervivencia. Así, cuando ahora consumimos productos dulces, se activan las vías del cerebro relacionadas con la recompensa y el refuerzo. Lo que explicaría por qué las personas con a nsiedad sienten cierto confort al comer helado. Además, los helados industriales suelen llevar bastante grasa y azúcar y cuando estos dos se mezclan en el equilibrio químico perfecto nuestro cerebro lo traduce en felicidad.
En la búsqueda constante de la felicidad, a menudo tendemos a pensar en grandes eventos o logros como los principales impulsores de nuestro bienestar emocional. Sin embargo, la verdadera felicidad no siempre reside en momentos espectaculares o metas ambiciosas, sino en las pequeñas acciones y momentos que llenan nuestro día a día con alegría y significado. Aquí te presentamos algunas formas simples pero poderosas de encontrar la felicidad en tu vida diaria: 1. Practica la gratitud: Tomarse un momento cada día para reflexionar sobre las cosas por las que estamos agradecidos puede tener un impacto significativo en nuestro bienestar emocional. Ya sea escribiendo en un diario de gratitud o simplemente haciendo una pausa para apreciar las pequeñas cosas, reconocer las bendiciones en nuestras vidas nos ayuda a cultivar una actitud positiva y a encontrar la felicidad en lo que ya tenemos. 2. Disfruta de las pequeñas alegrías: La felicidad se encuentra en los pequeños placeres de la vida, como disfrutar de una taza de café por la mañana, dar un paseo bajo el sol, escuchar tu canción favorita o disfrutar de una conversación con un ser querido. Tómate el tiempo para reconocer y disfrutar de estas pequeñas alegrías cotidianas, ya que son ellas las que realmente enriquecen nuestras vidas. 3. Haz actos de bondad: Realizar actos de bondad hacia los demás no solo beneficia a quienes los reciben, sino que también nos brinda una sensación de satisfacción y conexión con los demás. Desde un simple cumplido hasta ayudar a alguien en necesidad, encontrarás que hacer el bien a los demás puede llenarte de alegría y propósito. 4. Vive el momento presente: La felicidad se encuentra en el aquí y el ahora, no en el pasado o en el futuro. Practica la atención plena y concéntrate en el momento presente, saboreando cada experiencia con todos tus sentidos. Deja de lado las preocupaciones sobre el pasado o el futuro y sumérgete por completo en el momento presente, donde la verdadera felicidad reside. 5. Cultiva relaciones significativas: Las relaciones humanas significativas y positivas son fundamentales para nuestro bienestar emocional. Dedica tiempo y energía a cultivar relaciones con amigos, familiares y seres queridos que te apoyen, te inspiren y te hagan sentir amado. Estas conexiones auténticas y significativas son una fuente invaluable de felicidad en nuestras vidas. La felicidad no es un destino al que llegar, sino un viaje que se vive día a día. Al adoptar un enfoque consciente y apreciativo de la vida, podemos encontrar la felicidad en las pequeñas acciones y momentos que forman parte de nuestro día a día. Así que no esperes a que lleguen grandes eventos o logros para ser feliz; aprende a encontrar la alegría en las pequeñas cosas.