Un reciente estudio sugiere que el tetrahidrocannabinol (THC), el principal componente activo del cannabis, podría revertir los signos convencionales del envejecimiento cerebral. Investigadores de Alemania e Israel observaron estos efectos en ratones, lo que abre la puerta a nuevas investigaciones sobre cómo mantener el cerebro humano más saludable y agudo durante el envejecimiento. El estudio, publicado en ACS Pharmacology & Translational Science, se centró en la señalización de la proteína mTOR, conocida por regular el metabolismo celular. Se descubrió que el THC activa esta proteína en el cerebro, lo que facilita la formación de nuevas conexiones neuronales, clave para la función cognitiva. Curiosamente, en el tejido adiposo, el THC reduce la actividad de mTOR, un efecto similar al de una dieta controlada en calorías, que también se asocia con el envejecimiento más lento. Los experimentos se llevaron a cabo en dos grupos de ratones: jóvenes (de cuatro meses) y mayores (de 18 meses), a los cuales se les administró una dosis baja diaria de THC durante 28 días. Los ratones tratados mostraron un aumento en la producción de proteínas sinápticas, cruciales para la memoria y el aprendizaje, y una disminución de la actividad mTOR en el tejido adiposo, lo que podría ser un indicio de sus efectos antienvejecimiento. Aunque los resultados en ratones son prometedores, los investigadores enfatizan la necesidad de estudios adicionales en humanos. El THC ha mostrado tanto beneficios como riesgos para el cerebro, por lo que cualquier aplicación futura deberá ser cuidadosamente monitoreada. Este hallazgo abre nuevas posibilidades para el desarrollo de tratamientos que puedan mejorar la salud cerebral en la vejez, manteniendo la cognición y reduciendo los efectos del envejecimiento.
La semaglutida, conocido comercialmente como Wegovy y Ozempic, está cambiando la forma en que entendemos la medicina para la pérdida de peso. Recientes estudios presentados en la Conferencia de la Sociedad Europea de Cardiología en Londres revelan que este medicamento no solo reduce el riesgo de muerte en personas obesas o con sobrepeso que padecen enfermedades cardiovasculares, sino que también podría ralentizar el proceso de envejecimiento y extender la vida. La investigación, derivada del ensayo Select en Estados Unidos, involucró a 17,604 participantes de 45 años o más con sobrepeso u obesidad y enfermedades cardiovasculares establecidas, pero sin diabetes. Durante más de tres años, estos individuos fueron monitoreados mientras recibían semaglutida o un placebo. Los resultados fueron sorprendentes: aquellos que tomaron semaglutida no solo presentaron menos riesgos de muerte por causas cardiovasculares, sino que también murieron en menor proporción por todas las causas, incluyendo infecciones. El profesor Harlan Krumholz de la escuela de medicina de Yale señaló que los beneficios del semaglutide van más allá de lo previsto, sugiriendo que podría actuar como un promotor de la salud general y ralentizar el envejecimiento. “No se trata sólo de evitar ataques cardíacos. Mejorar la salud de esta manera podría realmente ralentizar el proceso de envejecimiento”, aseguró Krumholz, según reportó The Guardian. El estudio también mostró que la semaglutida redujo de manera consistente el riesgo de resultados cardiovasculares adversos y de muertes no cardiovasculares, especialmente aquellas causadas por infecciones. Estos hallazgos refuerzan la idea de que el sobrepeso y la obesidad incrementan el riesgo de muerte por múltiples causas que pueden ser modificadas con terapias como la semaglutida.
Un nuevo estudio realizado en 342 mujeres de mediana edad ha revelado que el consumo de grandes cantidades de azúcar añadida puede tener un efecto hiperactivo en el reloj biológico del cuerpo, incluso si el resto de la dieta es saludable. Esta investigación, publicada en JAMA Network Open, sugiere que aquellas personas que consumen altos niveles de azúcar añadida presentan células con un aspecto más envejecido. Barbara Laraia, científica de alimentos de la Universidad de California Berkeley, afirmó que reducir 10 gramos de azúcar añadida al día podría equivaler a retroceder el reloj biológico en 2.4 meses si se mantiene esta reducción a lo largo del tiempo. La dieta y la edad Las alteraciones epigenéticas, que son cambios químicos temporales en el ADN, pueden desactivar genes y modificar la expresión genética del cuerpo. Estas alteraciones se conocen como reloj epigenético y son útiles para estimar la edad biológica real de una persona. Se sabe que la dieta, el estilo de vida, la genética y las enfermedades afectan la velocidad del reloj epigenético, pero este estudio es uno de los primeros en examinar específicamente el papel del azúcar. Los resultados indican que el azúcar añadida puede acelerar los cambios epigenéticos relacionados con el envejecimiento más rápido que los alimentos saludables pueden revertirlos, independientemente de la presencia de nutrientes saludables. Las participantes que seguían una dieta rica en vitaminas, minerales y antioxidantes tenían células con una edad epigenética más joven. Aquellas que seguían la dieta mediterránea mostraban los relojes epigenéticos más lentos. Sin embargo, cuanto más azúcar añadida consumía una persona, más vieja parecía su ADN salival para los científicos, incluso si su dieta era rica en alimentos que mantienen y reparan el ADN. Esto era cierto incluso considerando factores como la educación, el estilo de vida y la salud actual de las participantes. En promedio, las mujeres del estudio consumían un poco más de 60 gramos de azúcar al día, aunque algunas consumían más de 300 gramos al día. La Asociación Americana del Corazón recomienda limitar los azúcares añadidos a unos 25 gramos para las mujeres y 36 gramos para los hombres. Más estudios Los hallazgos sugieren que el azúcar añadida puede acelerar significativamente el envejecimiento celular, aunque es importante señalar que este estudio se basa en registros de alimentos recopilados en tres días no consecutivos y una muestra de saliva. Estudios previos han sugerido que las células pueden parecer epigenéticamente más jóvenes o más viejas dependiendo de la hora del día en que se tomó la muestra de ADN, por lo que se necesitan estudios a más largo plazo y en ambos sexos antes de sacar conclusiones definitivas. Elissa Epel, científica del comportamiento de la Universidad de California San Francisco, explica que «ahora sabemos que el envejecimiento epigenético acelerado está relacionado con la ingesta excesiva de azúcar, y probablemente esta sea una de las muchas maneras en que el consumo excesivo de azúcar limita la longevidad saludable».
Según un estudio de la Universidad de Stanford (Estados Unidos), nuestro cuerpo empieza a envejecer a los 34 años, ya que una vez alcanzamos esta edad, se producen cambios en las proteínas relacionadas con el envejecimiento. Sabemos desde hace mucho tiempo que medir ciertas proteínas en la sangre puede brindar información sobre el estado de salud de una persona, por ejemplo, lipoproteínas para la salud cardiovascular, aseguró Tony Wyss-Coray, profesor de ciencias neurológicas y autor principal del estudio. Para determinar esta edad, el equipo analizó el plasma de 4.263 personas de entre 18 y 95 años, y gracias a sus evaluaciones fueron capaces de identificar un reloj fisiológico basado en 373 proteínas que es capaz de predecir la edad cronológica de una persona: «Las proteínas son los caballos de batalla de las células constituyentes del cuerpo, y cuando sus niveles relativos experimentan cambios sustanciales, significa que tú también has cambiado», explica Wyss-Coray. Tres edades de inflexión La investigación también revela que existen tres puntos de inflexión en el ciclo ligado al envejecimiento: Los 34, 60 y 78 años es donde se ven más cambios en la cantidad de proteínas transmitidas por la sangre. (AVV)
Un reciente estudio sugiere que el tetrahidrocannabinol (THC), el principal componente activo del cannabis, podría revertir los signos convencionales del envejecimiento cerebral. Investigadores de Alemania e Israel observaron estos efectos en ratones, lo que abre la puerta a nuevas investigaciones sobre cómo mantener el cerebro humano más saludable y agudo durante el envejecimiento. El estudio, publicado en ACS Pharmacology & Translational Science, se centró en la señalización de la proteína mTOR, conocida por regular el metabolismo celular. Se descubrió que el THC activa esta proteína en el cerebro, lo que facilita la formación de nuevas conexiones neuronales, clave para la función cognitiva. Curiosamente, en el tejido adiposo, el THC reduce la actividad de mTOR, un efecto similar al de una dieta controlada en calorías, que también se asocia con el envejecimiento más lento. Los experimentos se llevaron a cabo en dos grupos de ratones: jóvenes (de cuatro meses) y mayores (de 18 meses), a los cuales se les administró una dosis baja diaria de THC durante 28 días. Los ratones tratados mostraron un aumento en la producción de proteínas sinápticas, cruciales para la memoria y el aprendizaje, y una disminución de la actividad mTOR en el tejido adiposo, lo que podría ser un indicio de sus efectos antienvejecimiento. Aunque los resultados en ratones son prometedores, los investigadores enfatizan la necesidad de estudios adicionales en humanos. El THC ha mostrado tanto beneficios como riesgos para el cerebro, por lo que cualquier aplicación futura deberá ser cuidadosamente monitoreada. Este hallazgo abre nuevas posibilidades para el desarrollo de tratamientos que puedan mejorar la salud cerebral en la vejez, manteniendo la cognición y reduciendo los efectos del envejecimiento.
La semaglutida, conocido comercialmente como Wegovy y Ozempic, está cambiando la forma en que entendemos la medicina para la pérdida de peso. Recientes estudios presentados en la Conferencia de la Sociedad Europea de Cardiología en Londres revelan que este medicamento no solo reduce el riesgo de muerte en personas obesas o con sobrepeso que padecen enfermedades cardiovasculares, sino que también podría ralentizar el proceso de envejecimiento y extender la vida. La investigación, derivada del ensayo Select en Estados Unidos, involucró a 17,604 participantes de 45 años o más con sobrepeso u obesidad y enfermedades cardiovasculares establecidas, pero sin diabetes. Durante más de tres años, estos individuos fueron monitoreados mientras recibían semaglutida o un placebo. Los resultados fueron sorprendentes: aquellos que tomaron semaglutida no solo presentaron menos riesgos de muerte por causas cardiovasculares, sino que también murieron en menor proporción por todas las causas, incluyendo infecciones. El profesor Harlan Krumholz de la escuela de medicina de Yale señaló que los beneficios del semaglutide van más allá de lo previsto, sugiriendo que podría actuar como un promotor de la salud general y ralentizar el envejecimiento. “No se trata sólo de evitar ataques cardíacos. Mejorar la salud de esta manera podría realmente ralentizar el proceso de envejecimiento”, aseguró Krumholz, según reportó The Guardian. El estudio también mostró que la semaglutida redujo de manera consistente el riesgo de resultados cardiovasculares adversos y de muertes no cardiovasculares, especialmente aquellas causadas por infecciones. Estos hallazgos refuerzan la idea de que el sobrepeso y la obesidad incrementan el riesgo de muerte por múltiples causas que pueden ser modificadas con terapias como la semaglutida.
Un nuevo estudio realizado en 342 mujeres de mediana edad ha revelado que el consumo de grandes cantidades de azúcar añadida puede tener un efecto hiperactivo en el reloj biológico del cuerpo, incluso si el resto de la dieta es saludable. Esta investigación, publicada en JAMA Network Open, sugiere que aquellas personas que consumen altos niveles de azúcar añadida presentan células con un aspecto más envejecido. Barbara Laraia, científica de alimentos de la Universidad de California Berkeley, afirmó que reducir 10 gramos de azúcar añadida al día podría equivaler a retroceder el reloj biológico en 2.4 meses si se mantiene esta reducción a lo largo del tiempo. La dieta y la edad Las alteraciones epigenéticas, que son cambios químicos temporales en el ADN, pueden desactivar genes y modificar la expresión genética del cuerpo. Estas alteraciones se conocen como reloj epigenético y son útiles para estimar la edad biológica real de una persona. Se sabe que la dieta, el estilo de vida, la genética y las enfermedades afectan la velocidad del reloj epigenético, pero este estudio es uno de los primeros en examinar específicamente el papel del azúcar. Los resultados indican que el azúcar añadida puede acelerar los cambios epigenéticos relacionados con el envejecimiento más rápido que los alimentos saludables pueden revertirlos, independientemente de la presencia de nutrientes saludables. Las participantes que seguían una dieta rica en vitaminas, minerales y antioxidantes tenían células con una edad epigenética más joven. Aquellas que seguían la dieta mediterránea mostraban los relojes epigenéticos más lentos. Sin embargo, cuanto más azúcar añadida consumía una persona, más vieja parecía su ADN salival para los científicos, incluso si su dieta era rica en alimentos que mantienen y reparan el ADN. Esto era cierto incluso considerando factores como la educación, el estilo de vida y la salud actual de las participantes. En promedio, las mujeres del estudio consumían un poco más de 60 gramos de azúcar al día, aunque algunas consumían más de 300 gramos al día. La Asociación Americana del Corazón recomienda limitar los azúcares añadidos a unos 25 gramos para las mujeres y 36 gramos para los hombres. Más estudios Los hallazgos sugieren que el azúcar añadida puede acelerar significativamente el envejecimiento celular, aunque es importante señalar que este estudio se basa en registros de alimentos recopilados en tres días no consecutivos y una muestra de saliva. Estudios previos han sugerido que las células pueden parecer epigenéticamente más jóvenes o más viejas dependiendo de la hora del día en que se tomó la muestra de ADN, por lo que se necesitan estudios a más largo plazo y en ambos sexos antes de sacar conclusiones definitivas. Elissa Epel, científica del comportamiento de la Universidad de California San Francisco, explica que «ahora sabemos que el envejecimiento epigenético acelerado está relacionado con la ingesta excesiva de azúcar, y probablemente esta sea una de las muchas maneras en que el consumo excesivo de azúcar limita la longevidad saludable».
Según un estudio de la Universidad de Stanford (Estados Unidos), nuestro cuerpo empieza a envejecer a los 34 años, ya que una vez alcanzamos esta edad, se producen cambios en las proteínas relacionadas con el envejecimiento. Sabemos desde hace mucho tiempo que medir ciertas proteínas en la sangre puede brindar información sobre el estado de salud de una persona, por ejemplo, lipoproteínas para la salud cardiovascular, aseguró Tony Wyss-Coray, profesor de ciencias neurológicas y autor principal del estudio. Para determinar esta edad, el equipo analizó el plasma de 4.263 personas de entre 18 y 95 años, y gracias a sus evaluaciones fueron capaces de identificar un reloj fisiológico basado en 373 proteínas que es capaz de predecir la edad cronológica de una persona: «Las proteínas son los caballos de batalla de las células constituyentes del cuerpo, y cuando sus niveles relativos experimentan cambios sustanciales, significa que tú también has cambiado», explica Wyss-Coray. Tres edades de inflexión La investigación también revela que existen tres puntos de inflexión en el ciclo ligado al envejecimiento: Los 34, 60 y 78 años es donde se ven más cambios en la cantidad de proteínas transmitidas por la sangre. (AVV)