Cuando se habla de envejecimiento, muchos piensan de inmediato en las arrugas, el dolor de rodillas o en la aparición de canas. Sin embargo, The New York Times destacó ciertos cambios menos conocidos que podrían ser signos de que estás envejeciendo. Descúbrelos a continuación: 1. Cambios en tu voz Ted Mau, director del centro de la voz del UT Southwestern Medical Center, explicó al citado medio que, a medida que las personas envejecen, las cuerdas vocales suelen volverse más delgadas y menos flexibles, razón por la cual es posible que no se cierren con la misma firmeza. Esto implica que la voz puede tornarse más débil o áspera. Algunos hombres, aunque solían tener una voz profunda y sonora, puede que tengan una voz no tan profunda y plena a medida que envejecen, sostuvo Mau, quien aclaró que las voces de las mujeres podrían hacerse más graves. 2. Perderás estatura Desde los 40 años, tanto hombres como mujeres pierden centímetros de estatura. Ardeshir Hashmi, jefe de área del Centro de Medicina Geriátrica de la Clínica Cleveland, explicó que, con los años, las personas pierden hueso y cartílago en las vértebras de la columna, lo que puede hacernos más bajos. A esto se suma la dificultad de mantenerse erguido debido a que los músculos abdominales y lumbares que rodean la columna pueden debilitarse. Por ello, la recomendación es mantenerse activo y realizar ejercicios que fortalezcan la espalda, además de consumir calcio y vitamina D. 3. Disminuyen las migrañas Las mujeres, que son más propensas a sufrir migrañas, pueden experimentar una disminución de estos episodios después de la menopausia. Seniha Nur Ozudogru, neuróloga de Penn Medicine, señaló al citado portal que la mayoría de las mujeres refieren que sus migrañas mejoran y que han reducido la frecuencia, la gravedad, e incluso puede que ya no tengan ataques de migraña.
Cuanto van pasando los años, más propensos somos a caer en el sedentarismo. De hecho, se calcula que el 67% de los adultos mayores pasan sentados más de ocho horas al día, y sólo entre el 28% y el 34% de los adultos de 65 a 74 años son físicamente activos, según el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos. Evelyn O’Neill, directora de programas de ejercicio para pacientes externos del Centro Hebreo de Rehabilitación, afiliado a Harvard, es testigo de las consecuencias de pasar demasiado tiempo sentada. “Estar sentado es el nuevo hábito de fumar en términos de riesgos para la salud”, dijo en diálogo con la revista Harvard Health Publishing. “La falta de movimiento es quizá más culpable que cualquier otra cosa de un sinfín de problemas de salud”. Una vida sedentaria puede afectar a la salud de formas que quizá no sepas. Por ejemplo, estar sentado durante mucho tiempo puede aumentar las probabilidades de desarrollar trombosis venosa (coágulos sanguíneos potencialmente mortales que se forman en las venas profundas de las piernas), según un estudio de más de 15.000 personas. Un estudio mostró que las personas que más veían la televisión tenían un riesgo un 70% mayor de sufrir trombosis venosa en comparación con las que nunca o casi nunca veían la televisión. Una situación de sedentarismo similar tiene su reflejo en quienes pasan largas horas sentados trabajando. Por otro lado, moverse más durante el día puede tener un gran impacto. Por ejemplo, estar más tiempo de pie puede ayudar a perder peso y mantenerlo, según un estudio publicado en la revista European Journal of Preventive Cardiology. Las actividades cotidianas que incluyen caminar más también pueden fortalecer los músculos de las piernas, lo que puede ayudar a vivir más tiempo. Los investigadores han observado que la pérdida de fuerza y masa muscular en las piernas se asocia a una menor velocidad al caminar entre las personas mayores. Una forma de combatir los riesgos para la salud de un estilo de vida sedentario es incorporar pequeñas dosis de ejercicio a la rutina diaria. Hay muchas formas de hacerlo, según O’Neill. “Aunque no transpiremos ni sintamos que nos esforzamos, moviendo los brazos y las piernas, estamos estimulando los músculos y haciendo trabajar las articulaciones”, remarcó la experta. En el transcurso de la pandemia, muchas personas que antes se desplazaban a oficinas y lugares de trabajo se incorporaron a la población activa que trabaja desde casa. Por desgracia, ese tiempo adicional en el hogar equivale fácilmente a más tiempo de sedentarismo. Tanto si trabajamos desde casa como en una oficina, si nuestras rutinas diarios nos obligan a permanecer sentados durante horas, es importante que hagamos un esfuerzo por movernos a lo largo del día para evitar las consecuencias negativas para la salud del sedentarismo. De hecho, interrumpir las largas sesiones de sedentarismo con un poco de ejercicio puede mejorar la salud y la forma física en general. ¿Qué pasaría si, a lo largo de una jornada de ocho horas, nos levantáramos y nos moviéramos tres minutos cada hora? Eso equivale a 24 minutos de ejercicio diario. Si añadimos otros 10 minutos de caminar o subir escaleras antes o después del trabajo, estaría en 34 minutos diarios, o 170 minutos por semana laboral de cinco días. Eso supera con creces el umbral semanal de 150 minutos, o dos horas y media, recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), sin pisar nunca un gimnasio. “En líneas generales, se recomiendan pausas de entre 10 a 15 minutos cada 40 a 60 minutos de trabajo continuo; pudiendo ser sustituido por pausas de entre 3 a 5 min cada 30 minutos”, precisó. Las siguientes son sugerencias prácticas para integrar intervalos de movimiento en una jornada laboral de ocho horas. 1. Levantarse, sentarse, repetir El ejercicio físico promueve el bienestar físico y psicológico, se asocia con mejoría en la postura y reducción de dolores musculares y con reducción de la ansiedad y depresión (Getty Images) Es importante levantarse de la silla al menos una vez cada hora. La forma más sencilla de empezar a moverse es convertir el acto de levantarse de la silla y volver a sentarse en un ejercicio. Los entrenadores y preparadores físicos lo llaman sentadilla de caja. De pie frente a la silla, aconsejan sentarse lentamente, haciendo contacto con el asiento sin apoyar todo el peso en él. A continuación, impulsar los pies, las piernas y las caderas para volver a ponerse de pie. Repetir este movimiento, al ritmo de cada uno, durante tres minutos cada hora. 2. Movimientos de manos para aliviar la tensión Trabajar con las manos requiere cuidarlas, no sólo por dentro y por fuera, sino también con pequeños trucos para que cada músculo se relaje y la relajación sea completa (Getty Images) ¿Pensaste alguna vez que la tensión en las manos de tanto teclear puede estar contribuyendo a la tensión en los hombros? Los músculos trabajan en cadena, así que la tensión puede subir y bajar por el cuerpo. Cuando estamos tensos o inmovilizados en una zona, otros músculos tienen que compensar para ayudarnos a movernos. Esos músculos se sobrecargan y se tensan, lo que deriva una reacción en cadena de compensación muscular y tensión crónica. Para realizar ejercicios de manos, debemos centrarnos en una mano por vez. Apoyar el codo de la mano que estamos ejercitando en el escritorio para estabilizarlo. Apretar el puño y luego abrir la mano y separar los dedos al máximo. Repetir cinco veces. A continuación, cerrar el puño y girar lentamente la muñeca en una dirección cinco veces. Repetir en la dirección opuesta. Abrir la mano y, con la mano contraria, presionar suavemente los dedos hacia atrás para estirar el interior de la muñeca y la mano. Mantener la posición durante tres respiraciones. Repetir presionando la mano hacia delante para estirar el dorso de la mano y la muñeca. A continuación, pasamos a centrarnos en los dedos. Utilizar la mano contraria para sujetar y estabilizar la muñeca mientras sacamos el pulgar y hacemos tres círculos en una dirección y luego en la otra. Repetir esta acción lo mejor que podamos con cada dedo. Hacer todos los ejercicios con la otra mano. Terminar poniéndonos de pie, entrelazando los dedos y estirando los brazos por encima de la cabeza con las palmas hacia arriba. Aguantar unas cuantas respiraciones y repetir con las manos entrelazadas hacia delante y luego hacia atrás. Puede que nos cueste más con unos dedos que con otros y que nos resulte más difícil con la mano no dominante. No pasa nada. Mejorará con el tiempo. 3. Y de pies Al igual que cuidamos y fortalecemos otras partes de nuestro cuerpo, debemos mantener los pies fuertes y flexibles con una rutina de ejercicios (Getty Images) El mismo tipo de reacción muscular en cadena de la tensión puede producirse con los pies. Dedicar sólo unos minutos al día a mover activamente los pies y los tobillos puede tener un impacto espectacular en cómo se siente todo el cuerpo. Para esto, hará falta que nos quitemos los zapatos y, si es posible, las medias. Luego, cruzar una pierna sobre la otra, concentrándonos en el pie de arriba. Dirigir los dedos del pie hacia delante y hacia abajo, como una bailarina, y luego flexionar el pie hacia atrás para dirigir los dedos hacia arriba, abriéndolos todo lo que podamos. Repetir 10 veces. A continuación, girar lentamente el tobillo en una dirección 10 veces. Repetir en la dirección opuesta. Por último, hacer los ejercicios con el otro pie. También, podemos levantarnos y hacer 10 repeticiones alternando, desplazando el peso uniformemente hacia la parte exterior de los pies, intentando levantar los bordes interiores, y luego desplazando el peso hacia la parte interior de los pies mientras intentamos levantar los bordes exteriores. A continuación, realizar 10 elevaciones lentas y controladas de las pantorrillas, levantando los talones y empujando el peso hacia la parte anterior de los pies, para luego volver a bajar los talones. Un tip: colocar una mano en una silla o en la pared para mantener el equilibrio. 4. Reuniones en movimiento Realizar reuniones de trabajo caminando aumenta la productividad al mantener la mente más relajada, incrementa el engagement al enfocarse en el tema del que se habla y brinda innumerables beneficios a la salud de los trabajadores al combatir el sedentarismo laboral (Getty Images) Es raro el día de trabajo que no incluye al menos una reunión virtual. Durante esas reuniones, podemos colocar la pantalla en una superficie más alta, como una isla de cocina, para poder estar de pie cómodamente durante la reunión. Mientras lo hagamos, dediquemos unos minutos a marchar suavemente en el lugar o a cambiar nuestro peso de un pie a otro para trabajar el equilibrio. 5. Corregir la postura y prevenir el dolor Aunque nos hayamos estado moviendo cada hora, al final de la jornada laboral es útil dedicar unos minutos a recuperarnos proactivamente de estar sentado frente a una pantalla. Centrarnos en movimientos que abran y relajen esa postura encorvada que solemos adoptar delante del ordenador y cuando miramos el móvil. Hacer estiramientos y giros suaves de pecho y espalda. Bonus track Los beneficios se vuelven más marcados cuando se combina la actividad física con otros cambios del estilo de vida, como una dieta saludable y la reducción del consumo de alcohol. Caminar es uno de los ejercicios más accesibles para quemar grasa de todo el cuerpo. Por eso, los expertos aconsejan, todos los días, intentar dar un paseo de al menos 10 minutos, idealmente al aire libre. Si el tiempo o el entorno nos impiden caminar, podemos considerar como alternativa este sencillo ejercicio en casa de 11 minutos. Con 24 minutos de movimiento para interrumpir nuestra jornada laboral, si añadimos incluso un paseo de seis minutos, alcanzaremos la cifra redonda de 30 minutos de ejercicio diario. Después de sólo una semana de practicar este plan, deberíamos notar una mejora en su salud y forma física general. En sintonía con estos conceptos, Torres Luque advirtió que existen “pequeñas acciones que se pueden incluir en el día a día laboral, siempre según sea su puesto de trabajo”. Y enumeró las siguientes: 1- Intente llegar al trabajo caminando. Si va en transporte público, intente bajarse unos minutos antes de llegar a la oficina. 2- Emplee siempre que pueda las escaleras. 3- Suba y baje las escaleras. Cuando vaya al sanitario, hágalo al de la planta de arriba o abajo si hay posibilidad. 4- Intente ponerse de pie si habla por teléfono. 5- Mantenga las conversaciones con sus compañeros de pie siempre que sea posible. 6- Levántese y siéntese de la silla varias veces seguidas, siempre que pueda. 7- Trabaje o estudie de pie o paseando por un breve periodo de tiempo.
Pasar demasiadas horas sentado puede tener un impacto negativo en la salud cardiovascular, incluso en personas que practican ejercicio de manera regular, según un estudio reciente. Este estudio vincula más de 10 horas y media de inactividad diaria con un mayor riesgo de insuficiencia cardíaca y muerte relacionada con problemas del corazón, independientemente de la actividad física que se realice. El trabajo, realizado con 89.530 participantes, se ha publicado en JACC (Journal of the American College of Cardiology) y fue presentado durante las sesiones científicas de 2024 de la American Heart Association. Los hallazgos destacan que el tiempo prolongado en posiciones sedentarias, como estar sentado o tumbado, es perjudicial para el corazón. El sedentarismo es reconocido como un factor de riesgo importante para las enfermedades cardiovasculares, como indica el Colegio Americano de Cardiología en un comunicado. Las pautas actuales recomiendan al menos 150 minutos de actividad física moderada a intensa cada semana para mejorar la salud cardíaca. Investigación No obstante, los investigadores subrayan que la cantidad de ejercicio realizado es solo una parte del panorama, ya que las pautas no abordan específicamente el tiempo que se pasa inactivo, que suele representar una porción mucho mayor del día. Este estudio ha analizado cómo el tiempo dedicado al sedentarismo influye en el riesgo de desarrollar enfermedades como fibrilación auricular, insuficiencia cardíaca, infarto de miocardio y muerte cardiovascular, a la vez que examina cómo interactúan estos factores con la actividad física. Los participantes provenían del biobanco del Reino Unido, donde la edad promedio era de 62 años, y el 56,4% eran mujeres. Se utilizó un acelerómetro triaxial de muñeca para monitorear su actividad durante siete días. En promedio, cada participante estuvo sedentario durante 9,4 horas al día. Tras un seguimiento de ocho años, 3.638 personas (4,9%) desarrollaron fibrilación auricular, 1.854 (2,1%) insuficiencia cardíaca, 1.610 (1,8%) sufrieron un infarto y 846 (0,94%) fallecieron. Sedentarismo El impacto del sedentarismo varió según el tipo de problema cardíaco. En el caso de la fibrilación auricular y los infartos de miocardio, el riesgo aumentó de manera continua conforme crecía el tiempo sedentario. Sin embargo, para la insuficiencia cardíaca y la mortalidad cardiovascular, el riesgo permaneció relativamente estable hasta que el tiempo sentado superó las 10,6 horas diarias, momento en el que el riesgo aumentó considerablemente, revelando un efecto de “umbral”. En aquellos que cumplieron con las recomendaciones de actividad física moderada a vigorosa (150 minutos a la semana o más), los efectos negativos del sedentarismo sobre la fibrilación auricular y el infarto de miocardio se redujeron considerablemente, pero el riesgo de insuficiencia cardíaca y muerte cardiovascular siguió siendo elevado, indica EFE. El cardiólogo Shaan Khurshid, del Hospital General de Massachusetts y principal autor del estudio, señala que las futuras recomendaciones y estrategias de salud pública deben centrarse en la reducción del tiempo sedentario. “Evitar más de 10,6 horas al día sentado podría ser un objetivo realista para mejorar la salud del corazón”, afirma Khurshid. En un comentario editorial asociado, Charles Eaton, de la Universidad de Brown, destaca que el uso de acelerómetros ha demostrado que la gente tiende a sobreestimar la cantidad de ejercicio que realiza y subestimar el tiempo que pasa inactiva. Eaton sugiere que reemplazar solo 30 minutos de inactividad diaria con actividad física podría reducir significativamente los riesgos para la salud cardiovascular.
En la agitada vida moderna, es común sentirse abrumado y estresado debido a las múltiples responsabilidades y demandas diarias. El estrés puede tener un impacto negativo en nuestra salud física y mental si no se maneja adecuadamente. Afortunadamente, existen soluciones eficaces para reducir el estrés y recuperar el equilibrio en nuestras vidas. Tomar vitaminas Para vencer el estrés hay que entender que nuestro sistema nervioso está sometido a una actividad permanente, lo que puede provocar una sensación de agotamiento y ansiedad. Aquí es donde las vitaminas juegan un papel crucial en el manejo del estrés. En particular, las vitaminas del complejo B son conocidas por su capacidad para apoyar y calmar el sistema nervioso. Para obtener suficientes vitaminas del complejo B, asegúrate de tener una dieta equilibrada que incluya alimentos como carnes magras, pescado, huevos, nueces y granos enteros. Si sientes que necesitas un impulso adicional, los suplementos de vitamina B Complex pueden ser una opción, pero es esencial consultar a un profesional de la salud previamente. También es muy conveniente que prestes atención a todos los ingredientes, ya que podría haber alérgenos. Incorporar ejercicio regular en tu rutina El ejercicio físico es una herramienta poderosa para reducir el estrés y mejorar la salud en general. Cuando nos movemos, nuestro cuerpo libera endorfinas, sustancias químicas que actúan como analgésicos naturales y que también mejoran nuestro estado de ánimo. No es necesario realizar ejercicios intensos para obtener los beneficios. Actividades como caminar, nadar o practicar yoga pueden ayudar a reducir las tensiones acumuladas en el cuerpo y la mente. Establecer límites y priorizar el autocuidado La falta de límites y la sobrecarga de responsabilidades pueden contribuir significativamente al estrés. Aprender a establecer límites adecuados y aprender a decir no cuando sea necesario es fundamental para proteger nuestra salud mental y emocional. Esto puede resultar difícil en el trabajo o en las actividades diarias, pero es necesario aprender a decir que no en el momento que sea necesario. Existen guías y trucos que pueden ayudar a organizarnos o a comunicarnos correctamente. Evadirse y entretenerse Además, es crucial priorizar el autocuidado y reservar tiempo para actividades que nos relajen y nos hagan sentir bien. Practicar pasatiempos creativos, leer un libro, tomar un baño relajante o compartir tiempo con amigos y familiares puede ayudarnos a reducir el estrés y mejorar nuestro bienestar en general. El estrés es una parte inevitable de la vida, pero podemos manejarlo eficazmente adoptando las diversas estrategias que hemos visto. Hay que recordar la importancia de consultar a un profesional de la salud antes de comenzar cualquier suplementación o cambio significativo en las rutinas. ¡Prioriza tu bienestar y comienza a reducir el estrés hoy mismo!
Cuando se habla de envejecimiento, muchos piensan de inmediato en las arrugas, el dolor de rodillas o en la aparición de canas. Sin embargo, The New York Times destacó ciertos cambios menos conocidos que podrían ser signos de que estás envejeciendo. Descúbrelos a continuación: 1. Cambios en tu voz Ted Mau, director del centro de la voz del UT Southwestern Medical Center, explicó al citado medio que, a medida que las personas envejecen, las cuerdas vocales suelen volverse más delgadas y menos flexibles, razón por la cual es posible que no se cierren con la misma firmeza. Esto implica que la voz puede tornarse más débil o áspera. Algunos hombres, aunque solían tener una voz profunda y sonora, puede que tengan una voz no tan profunda y plena a medida que envejecen, sostuvo Mau, quien aclaró que las voces de las mujeres podrían hacerse más graves. 2. Perderás estatura Desde los 40 años, tanto hombres como mujeres pierden centímetros de estatura. Ardeshir Hashmi, jefe de área del Centro de Medicina Geriátrica de la Clínica Cleveland, explicó que, con los años, las personas pierden hueso y cartílago en las vértebras de la columna, lo que puede hacernos más bajos. A esto se suma la dificultad de mantenerse erguido debido a que los músculos abdominales y lumbares que rodean la columna pueden debilitarse. Por ello, la recomendación es mantenerse activo y realizar ejercicios que fortalezcan la espalda, además de consumir calcio y vitamina D. 3. Disminuyen las migrañas Las mujeres, que son más propensas a sufrir migrañas, pueden experimentar una disminución de estos episodios después de la menopausia. Seniha Nur Ozudogru, neuróloga de Penn Medicine, señaló al citado portal que la mayoría de las mujeres refieren que sus migrañas mejoran y que han reducido la frecuencia, la gravedad, e incluso puede que ya no tengan ataques de migraña.
Cuanto van pasando los años, más propensos somos a caer en el sedentarismo. De hecho, se calcula que el 67% de los adultos mayores pasan sentados más de ocho horas al día, y sólo entre el 28% y el 34% de los adultos de 65 a 74 años son físicamente activos, según el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos. Evelyn O’Neill, directora de programas de ejercicio para pacientes externos del Centro Hebreo de Rehabilitación, afiliado a Harvard, es testigo de las consecuencias de pasar demasiado tiempo sentada. “Estar sentado es el nuevo hábito de fumar en términos de riesgos para la salud”, dijo en diálogo con la revista Harvard Health Publishing. “La falta de movimiento es quizá más culpable que cualquier otra cosa de un sinfín de problemas de salud”. Una vida sedentaria puede afectar a la salud de formas que quizá no sepas. Por ejemplo, estar sentado durante mucho tiempo puede aumentar las probabilidades de desarrollar trombosis venosa (coágulos sanguíneos potencialmente mortales que se forman en las venas profundas de las piernas), según un estudio de más de 15.000 personas. Un estudio mostró que las personas que más veían la televisión tenían un riesgo un 70% mayor de sufrir trombosis venosa en comparación con las que nunca o casi nunca veían la televisión. Una situación de sedentarismo similar tiene su reflejo en quienes pasan largas horas sentados trabajando. Por otro lado, moverse más durante el día puede tener un gran impacto. Por ejemplo, estar más tiempo de pie puede ayudar a perder peso y mantenerlo, según un estudio publicado en la revista European Journal of Preventive Cardiology. Las actividades cotidianas que incluyen caminar más también pueden fortalecer los músculos de las piernas, lo que puede ayudar a vivir más tiempo. Los investigadores han observado que la pérdida de fuerza y masa muscular en las piernas se asocia a una menor velocidad al caminar entre las personas mayores. Una forma de combatir los riesgos para la salud de un estilo de vida sedentario es incorporar pequeñas dosis de ejercicio a la rutina diaria. Hay muchas formas de hacerlo, según O’Neill. “Aunque no transpiremos ni sintamos que nos esforzamos, moviendo los brazos y las piernas, estamos estimulando los músculos y haciendo trabajar las articulaciones”, remarcó la experta. En el transcurso de la pandemia, muchas personas que antes se desplazaban a oficinas y lugares de trabajo se incorporaron a la población activa que trabaja desde casa. Por desgracia, ese tiempo adicional en el hogar equivale fácilmente a más tiempo de sedentarismo. Tanto si trabajamos desde casa como en una oficina, si nuestras rutinas diarios nos obligan a permanecer sentados durante horas, es importante que hagamos un esfuerzo por movernos a lo largo del día para evitar las consecuencias negativas para la salud del sedentarismo. De hecho, interrumpir las largas sesiones de sedentarismo con un poco de ejercicio puede mejorar la salud y la forma física en general. ¿Qué pasaría si, a lo largo de una jornada de ocho horas, nos levantáramos y nos moviéramos tres minutos cada hora? Eso equivale a 24 minutos de ejercicio diario. Si añadimos otros 10 minutos de caminar o subir escaleras antes o después del trabajo, estaría en 34 minutos diarios, o 170 minutos por semana laboral de cinco días. Eso supera con creces el umbral semanal de 150 minutos, o dos horas y media, recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), sin pisar nunca un gimnasio. “En líneas generales, se recomiendan pausas de entre 10 a 15 minutos cada 40 a 60 minutos de trabajo continuo; pudiendo ser sustituido por pausas de entre 3 a 5 min cada 30 minutos”, precisó. Las siguientes son sugerencias prácticas para integrar intervalos de movimiento en una jornada laboral de ocho horas. 1. Levantarse, sentarse, repetir El ejercicio físico promueve el bienestar físico y psicológico, se asocia con mejoría en la postura y reducción de dolores musculares y con reducción de la ansiedad y depresión (Getty Images) Es importante levantarse de la silla al menos una vez cada hora. La forma más sencilla de empezar a moverse es convertir el acto de levantarse de la silla y volver a sentarse en un ejercicio. Los entrenadores y preparadores físicos lo llaman sentadilla de caja. De pie frente a la silla, aconsejan sentarse lentamente, haciendo contacto con el asiento sin apoyar todo el peso en él. A continuación, impulsar los pies, las piernas y las caderas para volver a ponerse de pie. Repetir este movimiento, al ritmo de cada uno, durante tres minutos cada hora. 2. Movimientos de manos para aliviar la tensión Trabajar con las manos requiere cuidarlas, no sólo por dentro y por fuera, sino también con pequeños trucos para que cada músculo se relaje y la relajación sea completa (Getty Images) ¿Pensaste alguna vez que la tensión en las manos de tanto teclear puede estar contribuyendo a la tensión en los hombros? Los músculos trabajan en cadena, así que la tensión puede subir y bajar por el cuerpo. Cuando estamos tensos o inmovilizados en una zona, otros músculos tienen que compensar para ayudarnos a movernos. Esos músculos se sobrecargan y se tensan, lo que deriva una reacción en cadena de compensación muscular y tensión crónica. Para realizar ejercicios de manos, debemos centrarnos en una mano por vez. Apoyar el codo de la mano que estamos ejercitando en el escritorio para estabilizarlo. Apretar el puño y luego abrir la mano y separar los dedos al máximo. Repetir cinco veces. A continuación, cerrar el puño y girar lentamente la muñeca en una dirección cinco veces. Repetir en la dirección opuesta. Abrir la mano y, con la mano contraria, presionar suavemente los dedos hacia atrás para estirar el interior de la muñeca y la mano. Mantener la posición durante tres respiraciones. Repetir presionando la mano hacia delante para estirar el dorso de la mano y la muñeca. A continuación, pasamos a centrarnos en los dedos. Utilizar la mano contraria para sujetar y estabilizar la muñeca mientras sacamos el pulgar y hacemos tres círculos en una dirección y luego en la otra. Repetir esta acción lo mejor que podamos con cada dedo. Hacer todos los ejercicios con la otra mano. Terminar poniéndonos de pie, entrelazando los dedos y estirando los brazos por encima de la cabeza con las palmas hacia arriba. Aguantar unas cuantas respiraciones y repetir con las manos entrelazadas hacia delante y luego hacia atrás. Puede que nos cueste más con unos dedos que con otros y que nos resulte más difícil con la mano no dominante. No pasa nada. Mejorará con el tiempo. 3. Y de pies Al igual que cuidamos y fortalecemos otras partes de nuestro cuerpo, debemos mantener los pies fuertes y flexibles con una rutina de ejercicios (Getty Images) El mismo tipo de reacción muscular en cadena de la tensión puede producirse con los pies. Dedicar sólo unos minutos al día a mover activamente los pies y los tobillos puede tener un impacto espectacular en cómo se siente todo el cuerpo. Para esto, hará falta que nos quitemos los zapatos y, si es posible, las medias. Luego, cruzar una pierna sobre la otra, concentrándonos en el pie de arriba. Dirigir los dedos del pie hacia delante y hacia abajo, como una bailarina, y luego flexionar el pie hacia atrás para dirigir los dedos hacia arriba, abriéndolos todo lo que podamos. Repetir 10 veces. A continuación, girar lentamente el tobillo en una dirección 10 veces. Repetir en la dirección opuesta. Por último, hacer los ejercicios con el otro pie. También, podemos levantarnos y hacer 10 repeticiones alternando, desplazando el peso uniformemente hacia la parte exterior de los pies, intentando levantar los bordes interiores, y luego desplazando el peso hacia la parte interior de los pies mientras intentamos levantar los bordes exteriores. A continuación, realizar 10 elevaciones lentas y controladas de las pantorrillas, levantando los talones y empujando el peso hacia la parte anterior de los pies, para luego volver a bajar los talones. Un tip: colocar una mano en una silla o en la pared para mantener el equilibrio. 4. Reuniones en movimiento Realizar reuniones de trabajo caminando aumenta la productividad al mantener la mente más relajada, incrementa el engagement al enfocarse en el tema del que se habla y brinda innumerables beneficios a la salud de los trabajadores al combatir el sedentarismo laboral (Getty Images) Es raro el día de trabajo que no incluye al menos una reunión virtual. Durante esas reuniones, podemos colocar la pantalla en una superficie más alta, como una isla de cocina, para poder estar de pie cómodamente durante la reunión. Mientras lo hagamos, dediquemos unos minutos a marchar suavemente en el lugar o a cambiar nuestro peso de un pie a otro para trabajar el equilibrio. 5. Corregir la postura y prevenir el dolor Aunque nos hayamos estado moviendo cada hora, al final de la jornada laboral es útil dedicar unos minutos a recuperarnos proactivamente de estar sentado frente a una pantalla. Centrarnos en movimientos que abran y relajen esa postura encorvada que solemos adoptar delante del ordenador y cuando miramos el móvil. Hacer estiramientos y giros suaves de pecho y espalda. Bonus track Los beneficios se vuelven más marcados cuando se combina la actividad física con otros cambios del estilo de vida, como una dieta saludable y la reducción del consumo de alcohol. Caminar es uno de los ejercicios más accesibles para quemar grasa de todo el cuerpo. Por eso, los expertos aconsejan, todos los días, intentar dar un paseo de al menos 10 minutos, idealmente al aire libre. Si el tiempo o el entorno nos impiden caminar, podemos considerar como alternativa este sencillo ejercicio en casa de 11 minutos. Con 24 minutos de movimiento para interrumpir nuestra jornada laboral, si añadimos incluso un paseo de seis minutos, alcanzaremos la cifra redonda de 30 minutos de ejercicio diario. Después de sólo una semana de practicar este plan, deberíamos notar una mejora en su salud y forma física general. En sintonía con estos conceptos, Torres Luque advirtió que existen “pequeñas acciones que se pueden incluir en el día a día laboral, siempre según sea su puesto de trabajo”. Y enumeró las siguientes: 1- Intente llegar al trabajo caminando. Si va en transporte público, intente bajarse unos minutos antes de llegar a la oficina. 2- Emplee siempre que pueda las escaleras. 3- Suba y baje las escaleras. Cuando vaya al sanitario, hágalo al de la planta de arriba o abajo si hay posibilidad. 4- Intente ponerse de pie si habla por teléfono. 5- Mantenga las conversaciones con sus compañeros de pie siempre que sea posible. 6- Levántese y siéntese de la silla varias veces seguidas, siempre que pueda. 7- Trabaje o estudie de pie o paseando por un breve periodo de tiempo.
Pasar demasiadas horas sentado puede tener un impacto negativo en la salud cardiovascular, incluso en personas que practican ejercicio de manera regular, según un estudio reciente. Este estudio vincula más de 10 horas y media de inactividad diaria con un mayor riesgo de insuficiencia cardíaca y muerte relacionada con problemas del corazón, independientemente de la actividad física que se realice. El trabajo, realizado con 89.530 participantes, se ha publicado en JACC (Journal of the American College of Cardiology) y fue presentado durante las sesiones científicas de 2024 de la American Heart Association. Los hallazgos destacan que el tiempo prolongado en posiciones sedentarias, como estar sentado o tumbado, es perjudicial para el corazón. El sedentarismo es reconocido como un factor de riesgo importante para las enfermedades cardiovasculares, como indica el Colegio Americano de Cardiología en un comunicado. Las pautas actuales recomiendan al menos 150 minutos de actividad física moderada a intensa cada semana para mejorar la salud cardíaca. Investigación No obstante, los investigadores subrayan que la cantidad de ejercicio realizado es solo una parte del panorama, ya que las pautas no abordan específicamente el tiempo que se pasa inactivo, que suele representar una porción mucho mayor del día. Este estudio ha analizado cómo el tiempo dedicado al sedentarismo influye en el riesgo de desarrollar enfermedades como fibrilación auricular, insuficiencia cardíaca, infarto de miocardio y muerte cardiovascular, a la vez que examina cómo interactúan estos factores con la actividad física. Los participantes provenían del biobanco del Reino Unido, donde la edad promedio era de 62 años, y el 56,4% eran mujeres. Se utilizó un acelerómetro triaxial de muñeca para monitorear su actividad durante siete días. En promedio, cada participante estuvo sedentario durante 9,4 horas al día. Tras un seguimiento de ocho años, 3.638 personas (4,9%) desarrollaron fibrilación auricular, 1.854 (2,1%) insuficiencia cardíaca, 1.610 (1,8%) sufrieron un infarto y 846 (0,94%) fallecieron. Sedentarismo El impacto del sedentarismo varió según el tipo de problema cardíaco. En el caso de la fibrilación auricular y los infartos de miocardio, el riesgo aumentó de manera continua conforme crecía el tiempo sedentario. Sin embargo, para la insuficiencia cardíaca y la mortalidad cardiovascular, el riesgo permaneció relativamente estable hasta que el tiempo sentado superó las 10,6 horas diarias, momento en el que el riesgo aumentó considerablemente, revelando un efecto de “umbral”. En aquellos que cumplieron con las recomendaciones de actividad física moderada a vigorosa (150 minutos a la semana o más), los efectos negativos del sedentarismo sobre la fibrilación auricular y el infarto de miocardio se redujeron considerablemente, pero el riesgo de insuficiencia cardíaca y muerte cardiovascular siguió siendo elevado, indica EFE. El cardiólogo Shaan Khurshid, del Hospital General de Massachusetts y principal autor del estudio, señala que las futuras recomendaciones y estrategias de salud pública deben centrarse en la reducción del tiempo sedentario. “Evitar más de 10,6 horas al día sentado podría ser un objetivo realista para mejorar la salud del corazón”, afirma Khurshid. En un comentario editorial asociado, Charles Eaton, de la Universidad de Brown, destaca que el uso de acelerómetros ha demostrado que la gente tiende a sobreestimar la cantidad de ejercicio que realiza y subestimar el tiempo que pasa inactiva. Eaton sugiere que reemplazar solo 30 minutos de inactividad diaria con actividad física podría reducir significativamente los riesgos para la salud cardiovascular.
En la agitada vida moderna, es común sentirse abrumado y estresado debido a las múltiples responsabilidades y demandas diarias. El estrés puede tener un impacto negativo en nuestra salud física y mental si no se maneja adecuadamente. Afortunadamente, existen soluciones eficaces para reducir el estrés y recuperar el equilibrio en nuestras vidas. Tomar vitaminas Para vencer el estrés hay que entender que nuestro sistema nervioso está sometido a una actividad permanente, lo que puede provocar una sensación de agotamiento y ansiedad. Aquí es donde las vitaminas juegan un papel crucial en el manejo del estrés. En particular, las vitaminas del complejo B son conocidas por su capacidad para apoyar y calmar el sistema nervioso. Para obtener suficientes vitaminas del complejo B, asegúrate de tener una dieta equilibrada que incluya alimentos como carnes magras, pescado, huevos, nueces y granos enteros. Si sientes que necesitas un impulso adicional, los suplementos de vitamina B Complex pueden ser una opción, pero es esencial consultar a un profesional de la salud previamente. También es muy conveniente que prestes atención a todos los ingredientes, ya que podría haber alérgenos. Incorporar ejercicio regular en tu rutina El ejercicio físico es una herramienta poderosa para reducir el estrés y mejorar la salud en general. Cuando nos movemos, nuestro cuerpo libera endorfinas, sustancias químicas que actúan como analgésicos naturales y que también mejoran nuestro estado de ánimo. No es necesario realizar ejercicios intensos para obtener los beneficios. Actividades como caminar, nadar o practicar yoga pueden ayudar a reducir las tensiones acumuladas en el cuerpo y la mente. Establecer límites y priorizar el autocuidado La falta de límites y la sobrecarga de responsabilidades pueden contribuir significativamente al estrés. Aprender a establecer límites adecuados y aprender a decir no cuando sea necesario es fundamental para proteger nuestra salud mental y emocional. Esto puede resultar difícil en el trabajo o en las actividades diarias, pero es necesario aprender a decir que no en el momento que sea necesario. Existen guías y trucos que pueden ayudar a organizarnos o a comunicarnos correctamente. Evadirse y entretenerse Además, es crucial priorizar el autocuidado y reservar tiempo para actividades que nos relajen y nos hagan sentir bien. Practicar pasatiempos creativos, leer un libro, tomar un baño relajante o compartir tiempo con amigos y familiares puede ayudarnos a reducir el estrés y mejorar nuestro bienestar en general. El estrés es una parte inevitable de la vida, pero podemos manejarlo eficazmente adoptando las diversas estrategias que hemos visto. Hay que recordar la importancia de consultar a un profesional de la salud antes de comenzar cualquier suplementación o cambio significativo en las rutinas. ¡Prioriza tu bienestar y comienza a reducir el estrés hoy mismo!