26 de abril de 2022
Espero que incluso mis peores críticos se queden en Twitter, porque eso es libertad de expresión". Acaba de leer el troleo más caro de la historia de internet: 44.000 millones de dólares. Es lo que Elon Musk ha pagado al final por Twitter, pero quien lo anunció fue él mismo con ese mensaje tres horas antes que nadie, cuando Wall Street aún no había cerrado y saltándose cualquier regla vigente en la comunicación de este tipo de operaciones. A Musk le resbala absolutamente todo y eso es justo lo que muchos temen del nuevo amo y señor de Twitter.
Quien diga que había visto venir este desenlace, miente. Solo hace falta comprobar algunas de las reacciones a la confirmación de la compra. Empleados de Twitter preguntándose si son ricos o si les van a despedir, miles de personas diciendo que no vuelven, eurodiputados avisando a Musk de lo que se le viene encima en Europa con la nueva regulación de las grandes plataformas, tecnólogos aplaudiéndolo, tecnólogos llamándolo 'hipócrita'... Ceremonia del desconcierto absoluto. El motivo es que nadie, ni quizás el propio Musk, sabe muy bien por qué ha pagado un 38% más del valor que tenía la empresa el pasado 1 de abril, el día que se hizo público que Musk poseía el 9% de la empresa.