Existe todo un debate sobre si es bueno ducharse todos los días o no. Si bien es cierto que muchas personas afirman ducharse al menos una vez al día, algunas lo hacen incluso entre dos y tres veces diarias. Pero, ¿cada cuánto es mejor ducharse? ¿Qué es lo que realmente conviene para el cuidado de la piel?
La piel es como un escudo, protege al organismo de factores externos y además contribuye a la eliminación de toxinas. La piel ayuda a prevenir infecciones de microorganismos patógenos como hongos o bacterias.
Cuando nos duchamos, la epidermis, que es la capa más externa de la piel, entra en contacto con el agua y el jabón. El uso constante de estos elementos destruye la barrera natural de la piel y, por tanto, su función protectora puede verse alterada.
Para el cuidado correcto de la piel, hay algunos consejos y recomendaciones para no alterar esta barrera natural y a la vez puedes mantener una buena higiene corporal:
- Algunas zonas como las axilas, los pies o los genitales segregan más cantidad de sudor, por lo que al ensuciarse con mayor facilidad es importante lavarlas cada día. Es imprescindible en este proceso utilizar jabones específicos que respeten el pH de la piel para que no se vea alterado.
- La temperatura del agua es clave para una buena higiene. Si el agua está demasiado caliente, se pueden destruir los aceites naturales de la piel. Por ello, te recomendamos que, en el momento de ducharte, el agua esté tibia, ni demasiado fría ni excesivamente caliente entre 35ºC y 38ºC.
- Enjuagarse y secarse de manera correcta es fundamental para no alterar la piel. Se deben retirar todos los restos de jabón que queden en la piel y secarse sin frotar ni restregar en exceso. Se aconseja hacerlo dando pequeños toques sobre el cuerpo para no dañarla demasiado.
- También es importante mantener nuestra piel hidratada. Después del uso de geles tras la ducha, la aplicación de cremas o lociones hidratantes favorecen a la restauración de la función protectora de la piel evitando la pérdida de agua y otros componentes, así como evitando la penetración de factores externos provenientes del medio ambiente. De esta forma, la piel mantiene la humedad y la hidratación favorece la regeneración celular.