Mañana se cumplen 120 días desde que se perdió el rastro de Julia Chuñil Catricura, de 72 años, dirigente mapuche y presidenta desde 2014 de la comunidad Indígena Putregel, en la comuna de Máfil, región de Los Ríos. La principal tesis de la familia (que quedó plasmada en una querella que presentaron el 9 de diciembre) apunta al empresario forestal y agrícola Juan Carlos Morstadt Anwandter. El empresario, según los cercanos a Chuñil, en el pasado habría proferido amenazas en contra de la mujer por disputas sobre los terrenos que posee la Conadi y que son resguardados por la comunidad Putregel, según reza el escrito. Sin embargo, a partir de una serie de diligencias ejecutadas por Carabineros y ordenadas por los persecutores a cargo, el caso podría tomar ribetes inesperados. El jueves 30 de enero, personal de la Segunda Comisaría de Los Lagos llegó hasta la casa de la dirigente mapuche, ubicada en el sector de Huichaco, donde también reside una de sus hijas, Jeannette Troncoso Chuñil, junto a su marido, para inspeccionar el lugar. En esa diligencia, según publicó La Tercera, los policías encontraron un rastro de sangre en la casa que levantó sospechas sobre el círculo familiar de la mujer desaparecida. Esa muestra se envió al Laboratorio de Criminalística de Carabineros (Labocar) en Santiago para determinar a quién correspondía. Las pericias arrojaron que el rastro coincidía con el material genético de Julia Chuñil Catricura. Esa diligencia era considerada clave para los investigadores. Ahora dicen las mismas fuentes restaría por inspeccionar la casa con georradares de penetración en el suelo para descartar que el cuerpo pueda estar enterrado allí. Por otra parte desde la familia existe molestia por las constantes filtraciones a la prensa. Así lo expresó su hijo Pablo San Martín Chuñil: “La carpeta investigativa se abría el 20 de enero, nos pidieron 40 días más de reserva,, ahora deja un encargado y le hace un informe a nuestra abogada”, dijo. Fuente: ADN Radio Nacional
Nuevas revelaciones han salido a la luz sobre la desaparición de María Ercira en Limache, las que recientemente dio a conocer Contigo en la mañana en un reportaje. Un supuesto trabajador del restaurante donde fue vista por última vez se habría puesto en contacto con su nieta, Carla Hernández, en septiembre del año pasado, asegurando que sus jefes le ordenaron eliminar imágenes de seguridad. El presunto empleado del local gastronómico expresó su temor en los mensajes de WhatsApp que envió a Carla. “Sé que ha pasado tiempo, pero esto no ha sido fácil para nosotros como trabajadores”, afirmó. “Pero no soporto más esta angustia de tener que vivir callado, por miedo a que le hagan algo a mi familia. Pero el jefe Andreas es el que nos tiene amenazados a todos si hablamos”, añadió. Según su testimonio, la desaparición de María Ercira no fue un hecho aislado y estaría relacionada con órdenes directas de los dueños del restaurante. “Si llamamos a alguien, nos va a sacar del trabajo y nuestras familias van a sufrir por haber hablado. Pero la firme es que a la abuelita se la llevaron para Puerto Montt, se la llevaron por orden del Andreas”, aseguró. El contacto entre el supuesto trabajador y Carla se prolongó durante varios mensajes, donde el hombre le confesó que recibió la orden de borrar material clave de las cámaras de seguridad. “Ellos, los jefes, me pidieron deshacerme de las imágenes de las cámaras del 12. No hemos podido vivir tranquilos por las amenazas del jefe, pero tengo mucho miedo a que se sepa lo que le estoy diciendo”, mencionó. Además, señaló que los dueños del local ejercen control absoluto sobre los empleados. “Andreas y su mujer son los dueños del restaurante y ellos saben todo y manipularon todo desde el inicio“, sostuvo. “Tampoco podemos renunciar porque nos mandan seguir con matones a nuestras casas. Todos los que trabajamos aquí estamos en la misma situación”, agregó. El trabajador insistió en la necesidad de mantener en secreto su identidad. “Me arriesgo muchísimo al hablarte; espero te sirva de algo. Ojalá no entreguen mi número porque sería muy peligroso para mí y mi familia“, dijo. Fuente: ADN Radio Nacional
Mañana se cumplen 120 días desde que se perdió el rastro de Julia Chuñil Catricura, de 72 años, dirigente mapuche y presidenta desde 2014 de la comunidad Indígena Putregel, en la comuna de Máfil, región de Los Ríos. La principal tesis de la familia (que quedó plasmada en una querella que presentaron el 9 de diciembre) apunta al empresario forestal y agrícola Juan Carlos Morstadt Anwandter. El empresario, según los cercanos a Chuñil, en el pasado habría proferido amenazas en contra de la mujer por disputas sobre los terrenos que posee la Conadi y que son resguardados por la comunidad Putregel, según reza el escrito. Sin embargo, a partir de una serie de diligencias ejecutadas por Carabineros y ordenadas por los persecutores a cargo, el caso podría tomar ribetes inesperados. El jueves 30 de enero, personal de la Segunda Comisaría de Los Lagos llegó hasta la casa de la dirigente mapuche, ubicada en el sector de Huichaco, donde también reside una de sus hijas, Jeannette Troncoso Chuñil, junto a su marido, para inspeccionar el lugar. En esa diligencia, según publicó La Tercera, los policías encontraron un rastro de sangre en la casa que levantó sospechas sobre el círculo familiar de la mujer desaparecida. Esa muestra se envió al Laboratorio de Criminalística de Carabineros (Labocar) en Santiago para determinar a quién correspondía. Las pericias arrojaron que el rastro coincidía con el material genético de Julia Chuñil Catricura. Esa diligencia era considerada clave para los investigadores. Ahora dicen las mismas fuentes restaría por inspeccionar la casa con georradares de penetración en el suelo para descartar que el cuerpo pueda estar enterrado allí. Por otra parte desde la familia existe molestia por las constantes filtraciones a la prensa. Así lo expresó su hijo Pablo San Martín Chuñil: “La carpeta investigativa se abría el 20 de enero, nos pidieron 40 días más de reserva,, ahora deja un encargado y le hace un informe a nuestra abogada”, dijo. Fuente: ADN Radio Nacional
Nuevas revelaciones han salido a la luz sobre la desaparición de María Ercira en Limache, las que recientemente dio a conocer Contigo en la mañana en un reportaje. Un supuesto trabajador del restaurante donde fue vista por última vez se habría puesto en contacto con su nieta, Carla Hernández, en septiembre del año pasado, asegurando que sus jefes le ordenaron eliminar imágenes de seguridad. El presunto empleado del local gastronómico expresó su temor en los mensajes de WhatsApp que envió a Carla. “Sé que ha pasado tiempo, pero esto no ha sido fácil para nosotros como trabajadores”, afirmó. “Pero no soporto más esta angustia de tener que vivir callado, por miedo a que le hagan algo a mi familia. Pero el jefe Andreas es el que nos tiene amenazados a todos si hablamos”, añadió. Según su testimonio, la desaparición de María Ercira no fue un hecho aislado y estaría relacionada con órdenes directas de los dueños del restaurante. “Si llamamos a alguien, nos va a sacar del trabajo y nuestras familias van a sufrir por haber hablado. Pero la firme es que a la abuelita se la llevaron para Puerto Montt, se la llevaron por orden del Andreas”, aseguró. El contacto entre el supuesto trabajador y Carla se prolongó durante varios mensajes, donde el hombre le confesó que recibió la orden de borrar material clave de las cámaras de seguridad. “Ellos, los jefes, me pidieron deshacerme de las imágenes de las cámaras del 12. No hemos podido vivir tranquilos por las amenazas del jefe, pero tengo mucho miedo a que se sepa lo que le estoy diciendo”, mencionó. Además, señaló que los dueños del local ejercen control absoluto sobre los empleados. “Andreas y su mujer son los dueños del restaurante y ellos saben todo y manipularon todo desde el inicio“, sostuvo. “Tampoco podemos renunciar porque nos mandan seguir con matones a nuestras casas. Todos los que trabajamos aquí estamos en la misma situación”, agregó. El trabajador insistió en la necesidad de mantener en secreto su identidad. “Me arriesgo muchísimo al hablarte; espero te sirva de algo. Ojalá no entreguen mi número porque sería muy peligroso para mí y mi familia“, dijo. Fuente: ADN Radio Nacional