Además de la superestrella del pop de 40 años, a bordo iban la científica y activista Amanda Nguyen, la presentadora de televisión Gayle King, la cineasta Kerianne Flynn, la ingeniera aeroespacial Aisha Bowe y la periodista Lauren Sanchez, quien también es la prometida del multimillonario Jeff Bezos. Bezos es el dueño y fundador de Blue Origin, la empresa detrás del vuelo de este lunes. El mulitmillonario fue a bordo del mismo cohete en una misión similar en 2021. El cohete reutilizable New Shepard despegó de Texas hacia las 8:30 de la mañana (hora local). Durante los instantes que pasó en el espacio se oyó a Katy Perry cantar la canción What a Wonderful World, y las tripulantes pudieron soltarse sus cinturones y experimentar la gravedad cero brevemente. Tras aterrizar, Perry afirmó que se sentía superconectada con la vida y describió la experiencia como una rendición a lo desconocido. Otras tripulantes hablaron de lo tranquila que se ve la tierra desde el espacio. La última tripulación exclusivamente femenina fue la de la cosmonauta soviética Valentina Tereshkova, quien completó un vuelo espacial en solitario en 1963. La misión NS-31 supone un paso significativo para la naciente industria del turismo aeroespacial. Se considera un vuelo espacial porque traspasó la línea Karma, que está a 100 kilómetros de la superficie terrestre, y que es el límite internacionalmente reconocido entre la Tierra y el espacio. Las tripulantes pudieron ver la Tierra antes de descender. En palabras del Dr. Kai-Uwe Schrogl, de la Agencia Espacial Europea, estos vuelos son importantes y emocionantes, pero creo que también pueden ser una fuente de frustración para los científicos espaciales Consideramos que los vuelos espaciales son para la ciencia, el conocimiento y los intereses de la humanidad. Las celebridades lo hacen por diversión, pero reciben mucha más atención que los astronautas normales.
Bajo tal contexto, surge el hotwifing, quizá, una forma moderna de voyeurismo, el acto de espiar que produce excitación, una versión consensuada que está en auge en las redes sociales y diversos portales. ¿Adiós a la monotonía? La mecánica del hotwifing consiste en que un hombre heterosexual y casado anima a su esposa a tener un encuentro sexual con otra persona, mientras él observa, un matrimonio abierto, en donde se aprueba “una infidelidad consentida” con el propósito de “avivar la llama de la pasión”. En terminos coloquiales, es como prestarle el auto o la bicicleta al amigo o compadre. Se trata de una práctica sexual que cada día tiene más adeptos, donde una mujer casada o en pareja estable tiene sexo con otros hombres, siendo informada y, algunas veces, consentida e incluso animada emocional o físicamente por su marido o pareja. A diferencia de otras dinámicas abiertas, aquí el énfasis suele estar en la excitación compartida y en el “empoderamiento sexual” de la mujer dentro de un marco de “respeto y comunicación”, en lo que confiere al hombre, tiende a ser activo y partícipe, ya sea observando, grabando o apoyando emocionalmente a su pareja. Aunque para muchos es polémico, quienes lo practican aseguran que les da libertad, seguridad y mucho deseo renovado e incluso la salvación de un matrimonio monótono. No obstante, los detractores de tal ejercicio, enfatizan que el erotismo, el sexo y el amor son cosas completamente distintas, y tal praxis no es ni lo uno ni lo otro, sino un acto descarado de pornografía disfrazado de “apertura amorosa”. No confundir En estos ámbitos de la sexualidad hay una línea muy delgada para definir tal o cual, y con el hotwifing (esposa caliente) no es la excepción ya que a menudo se le confunde con el cuckolding (cornudo). El primero se enfoca en el empoderamiento sexual de la esposa, muchas veces sin humillación o sumisión del esposo; el segundo, suele incluir elementos de sumisión o fetichismo de humillación hacia el marido. Por ello, cualquiera que sean las filias o atracciones sexuales, lo más conveniente es comunicarlo y encontrar la disposición en la contraparte, para disfrute placentero de los involucradas(os).
Acurrucados entre las mantas de la cama, con un snack favorito en el velador y la televisión encendida. Ese parece ser el panorama favorito de las personas hoy, mientras que hace varios años, probablemente preferían estar en una fiesta con luces despampanantes, música alta y conociendo a gente interesante. ¿Qué pasó con las fiestas? ¿Se volvieron aburridas, o es la sociedad la que está cambiando? Estas preguntas se las hicieron desde el Washington Post : las personas, al menos en Estados Unidos, creen que “el ambiente está apagado”. Todo habría comenzado en la pandemia. Después de estar encerrados, pareciera que muchos le agarraron “el gusto” de quedarse en casa. Ahora, más emocionante que salir con amigos, es recibir un mensaje de que los planes se cancelaron a último minuto. Esta realidad, está traduciéndose en el cierre de lugares icónicos de la vida nocturna en grandes ciudades como Nueva York y Londres. ¿Qué está pasando con las fiestas alrededor del mundo? Por qué las personas ya no tienen ganas de salir a fiestas Según explicaron desde CNN , las ventas de bebidas alcohólicas como el champán se están desplomando. Y tiendas de souvenirs para celebraciones —como sombreros temáticos, servilletas, bombillas y cotillón— están cerrando. Y es que la demanda ya no es la misma. Para James St. James, un “legendario chico de discoteca” de Nueva York, el problema está en que “estamos divididos, tribalizados. No quiero estar en una habitación con cien hombres gays, como tampoco quiero estar en una habitación con cien dentistas”. El hombre aseguró que en los 80, las fiestas se caracterizaban por mezclar a todo tipo de personas, como “jóvenes y viejos, ricos y pobres, famosos, aspirantes, traficantes, drag queens y chicas de moda”, algo que ahora ya no sucede. Por eso, sus días de fiesta quedaron atrás: “Lo único que detesto cuando salgo, cuando veo las discotecas ahora, es el ruido que hay. Ahora soy una especie de ermitaño. Me encanta aislarme”. Michael Vosters, un DJ radicado en Nueva York piensa lo mismo, pero añadió que, desde la pandemia, no solo se perdieron las ganas de salir, sino también la capacidad económica que demanda una noche de diversión nocturna. “La gente simplemente no tiene dinero para pagar el servicio de botella, que fue lo que mantuvo a flote a muchos clubes a principios de la década de 2000”. Además, percibió que los millennials ya no quieren estar “rodeados de veinteañeros”, que son el público predominante en las fiestas actuales. Discotecas que cierran temprano y bares sin alcohol: la solución para los treintañeros Desde las 5 de la tarde hasta las 10 de la noche, un sábado, con artistas invitados y pizza gratis. Este panorama de fiesta resonó entre un grupo numeroso de personas en Nueva York que encontró prudente el horario. El DJ Vosters había planteado organizar una fiesta así como broma, no obstante, terminó siendo una realidad que los asistentes adoraron: “Al final de la fiesta, todos decían: ‘Tiene que seguir así, fue la mejor noche”, aseguró en conversación con el Washington Post. El costo de la entrada era 33 dólares (33.000 pesos chilenos aproximadamente) y, entre otras actividades divertidas, pudieron ver bailarines de breakdance y drag queens interpretando a Britney Spears y Christina Aguilera. Todo esto, con tiempo de sobra para llegar a casa y acurrucarse con sus mascotas a ver una serie o dormir, sin sentir el cansancio de haber trasnochado la noche anterior. ¿Y qué pasa con la resaca o “caña”, como se conoce en Chile? El protagonismo de este nuevo concepto de fiestas también está en los locales que cada vez más ofrecen bebidas sin alcohol. Salir de noche y socializar suele estar asociado al alcohol, pero muchas personas han encontrado que su deseo de tomar ha disminuido. Así le pasó a Sam Bail, una consultora de 39 años que se dio cuenta que cada vez que salía, incluso a cenar o a un evento laboral, terminaba tomando alcohol y, al día siguiente, su cuerpo le pasaba la cuenta con una fulminante resaca. “Nos faltan terceros espacios que abran hasta tarde y que no giren en torno al alcohol”, le dijo al Washington Post. Fue así cómo decidió fundar Third Place Bar (bar de tercer espacio) donde organizan fiestas sin alcohol. Ya tienen casi 14.000 seguidores leales en Instagram. “El 75 % de quienes asisten a mis eventos siguen bebiendo ocasionalmente. Simplemente están muy emocionados de tener por fin una alternativa”. Entre los eventos, suele organizar noches de trivia, noches para solteros y hasta clases de cocina. Y es que considera importante socializar y aprender a hacer amistades de verdad.
La estética, las modas y la historia misma están en constante cambio. La cultura, con sus matices, va desarrollando ideas y prácticas que las comunidades adoptan; mientras unas se van desechando, otras irrumpen para convertirse en tendencia: es el caso del bigote femenino. Diversos medios y contenidos en internet o redes sociales dan cuenta de que este movimiento, sobre todo en España, donde importantes medios como ABC, Marca o El Universal, dan cuenta de que es algo que está cobrando fuerza. Una de sus representantes es la influencer Joanna Kelly , que tiene como una de sus banderas la visibilidad de lo que, hasta ahora, se conoce como las imperfecciones. Como tantas otras personas, crecí creyendo que el vello facial visible era antihigiénico, poco atractivo y masculino. Esto es algo que debemos desaprender colectivamente como sociedad, explica la joven en su cuenta de Instagram, donde tiene más de 110 mil seguidores. El bigote femenino, una tendencia al alza La misma joven explica que su lucha es porla elección personal libre de juicios. Sin embargo, este movimiento está lejos de ser algo de nicho: incluso grandes marcas deportivas, como Nike, han tomado cartas en el asunto y han generado campañas en donde los vellos en las mujeres cobran protagonismo, como en el caso de la cantante de soul Annahstasia Enuke. En redes sociales es común encontrar a usuarios comentando al respecto. Lo cierto es que el tema genera debate y, aunque es algo natural, la hegemonía del pensamiento de una mujer sin vellos en la cara o en las axilas como en la citada campaña, está sufriendo cuestionamientos desde distintos grupos sociales.
La Fundación Educacional Oportunidad lanzó la tercera versión del concurso “Haz que Despeguen”, que busca incentivar la asistencia de niñas y niños a la Educación Parvularia premiando a aquellos con una asistencia destacada. Este año, el concurso ofrece un emocionante premio: un viaje todo pagado al Centro Espacial Kennedy de la NASA en Estados Unidos. La iniciativa, que se lleva a cabo por tercer año consecutivo, premiará a 16 párvulos, uno por cada región de Chile, que hayan mantenido una asistencia igual o superior al 90% durante el primer semestre escolar. Además, por primera vez, el concurso incluye una categoría especial para educadoras, técnicos y co-educadoras de párvulos, quienes también podrán ser parte de la delegación que viajará a la NASA. Esta categoría tiene como objetivo reconocer el trabajo de las duplas educativas que fomentan la asistencia y motivación de los niños. Las postulaciones para el concurso están abiertas en el sitio web oficial y estarán disponibles hasta el 30 de junio. Los ganadores se determinarán mediante un sorteo ante notario y, posteriormente, se verificará la documentación correspondiente para asegurar que los afortunados viajen a la NASA en enero de 2026. Baja asistencia en Educación Parvularia, un desafío para Chile A pesar de los esfuerzos, la baja asistencia en Educación Parvularia sigue siendo un desafío importante en Chile. En 2024, los niños de este nivel educativo faltaron, en promedio, 43 días a clases, lo que, aunque ha mejorado respecto al año anterior, sigue siendo insuficiente para garantizar un aprendizaje adecuado. Por esta razón, María de la Luz González, Directora Ejecutiva de Fundación Educacional Oportunidad, destacó que el concurso busca motivar tanto a las familias como a las comunidades educativas a soñar en grande, subrayando la importancia de la Educación Parvularia en el futuro académico de los niños y niñas.
Además de la superestrella del pop de 40 años, a bordo iban la científica y activista Amanda Nguyen, la presentadora de televisión Gayle King, la cineasta Kerianne Flynn, la ingeniera aeroespacial Aisha Bowe y la periodista Lauren Sanchez, quien también es la prometida del multimillonario Jeff Bezos. Bezos es el dueño y fundador de Blue Origin, la empresa detrás del vuelo de este lunes. El mulitmillonario fue a bordo del mismo cohete en una misión similar en 2021. El cohete reutilizable New Shepard despegó de Texas hacia las 8:30 de la mañana (hora local). Durante los instantes que pasó en el espacio se oyó a Katy Perry cantar la canción What a Wonderful World, y las tripulantes pudieron soltarse sus cinturones y experimentar la gravedad cero brevemente. Tras aterrizar, Perry afirmó que se sentía superconectada con la vida y describió la experiencia como una rendición a lo desconocido. Otras tripulantes hablaron de lo tranquila que se ve la tierra desde el espacio. La última tripulación exclusivamente femenina fue la de la cosmonauta soviética Valentina Tereshkova, quien completó un vuelo espacial en solitario en 1963. La misión NS-31 supone un paso significativo para la naciente industria del turismo aeroespacial. Se considera un vuelo espacial porque traspasó la línea Karma, que está a 100 kilómetros de la superficie terrestre, y que es el límite internacionalmente reconocido entre la Tierra y el espacio. Las tripulantes pudieron ver la Tierra antes de descender. En palabras del Dr. Kai-Uwe Schrogl, de la Agencia Espacial Europea, estos vuelos son importantes y emocionantes, pero creo que también pueden ser una fuente de frustración para los científicos espaciales Consideramos que los vuelos espaciales son para la ciencia, el conocimiento y los intereses de la humanidad. Las celebridades lo hacen por diversión, pero reciben mucha más atención que los astronautas normales.
Bajo tal contexto, surge el hotwifing, quizá, una forma moderna de voyeurismo, el acto de espiar que produce excitación, una versión consensuada que está en auge en las redes sociales y diversos portales. ¿Adiós a la monotonía? La mecánica del hotwifing consiste en que un hombre heterosexual y casado anima a su esposa a tener un encuentro sexual con otra persona, mientras él observa, un matrimonio abierto, en donde se aprueba “una infidelidad consentida” con el propósito de “avivar la llama de la pasión”. En terminos coloquiales, es como prestarle el auto o la bicicleta al amigo o compadre. Se trata de una práctica sexual que cada día tiene más adeptos, donde una mujer casada o en pareja estable tiene sexo con otros hombres, siendo informada y, algunas veces, consentida e incluso animada emocional o físicamente por su marido o pareja. A diferencia de otras dinámicas abiertas, aquí el énfasis suele estar en la excitación compartida y en el “empoderamiento sexual” de la mujer dentro de un marco de “respeto y comunicación”, en lo que confiere al hombre, tiende a ser activo y partícipe, ya sea observando, grabando o apoyando emocionalmente a su pareja. Aunque para muchos es polémico, quienes lo practican aseguran que les da libertad, seguridad y mucho deseo renovado e incluso la salvación de un matrimonio monótono. No obstante, los detractores de tal ejercicio, enfatizan que el erotismo, el sexo y el amor son cosas completamente distintas, y tal praxis no es ni lo uno ni lo otro, sino un acto descarado de pornografía disfrazado de “apertura amorosa”. No confundir En estos ámbitos de la sexualidad hay una línea muy delgada para definir tal o cual, y con el hotwifing (esposa caliente) no es la excepción ya que a menudo se le confunde con el cuckolding (cornudo). El primero se enfoca en el empoderamiento sexual de la esposa, muchas veces sin humillación o sumisión del esposo; el segundo, suele incluir elementos de sumisión o fetichismo de humillación hacia el marido. Por ello, cualquiera que sean las filias o atracciones sexuales, lo más conveniente es comunicarlo y encontrar la disposición en la contraparte, para disfrute placentero de los involucradas(os).
Acurrucados entre las mantas de la cama, con un snack favorito en el velador y la televisión encendida. Ese parece ser el panorama favorito de las personas hoy, mientras que hace varios años, probablemente preferían estar en una fiesta con luces despampanantes, música alta y conociendo a gente interesante. ¿Qué pasó con las fiestas? ¿Se volvieron aburridas, o es la sociedad la que está cambiando? Estas preguntas se las hicieron desde el Washington Post : las personas, al menos en Estados Unidos, creen que “el ambiente está apagado”. Todo habría comenzado en la pandemia. Después de estar encerrados, pareciera que muchos le agarraron “el gusto” de quedarse en casa. Ahora, más emocionante que salir con amigos, es recibir un mensaje de que los planes se cancelaron a último minuto. Esta realidad, está traduciéndose en el cierre de lugares icónicos de la vida nocturna en grandes ciudades como Nueva York y Londres. ¿Qué está pasando con las fiestas alrededor del mundo? Por qué las personas ya no tienen ganas de salir a fiestas Según explicaron desde CNN , las ventas de bebidas alcohólicas como el champán se están desplomando. Y tiendas de souvenirs para celebraciones —como sombreros temáticos, servilletas, bombillas y cotillón— están cerrando. Y es que la demanda ya no es la misma. Para James St. James, un “legendario chico de discoteca” de Nueva York, el problema está en que “estamos divididos, tribalizados. No quiero estar en una habitación con cien hombres gays, como tampoco quiero estar en una habitación con cien dentistas”. El hombre aseguró que en los 80, las fiestas se caracterizaban por mezclar a todo tipo de personas, como “jóvenes y viejos, ricos y pobres, famosos, aspirantes, traficantes, drag queens y chicas de moda”, algo que ahora ya no sucede. Por eso, sus días de fiesta quedaron atrás: “Lo único que detesto cuando salgo, cuando veo las discotecas ahora, es el ruido que hay. Ahora soy una especie de ermitaño. Me encanta aislarme”. Michael Vosters, un DJ radicado en Nueva York piensa lo mismo, pero añadió que, desde la pandemia, no solo se perdieron las ganas de salir, sino también la capacidad económica que demanda una noche de diversión nocturna. “La gente simplemente no tiene dinero para pagar el servicio de botella, que fue lo que mantuvo a flote a muchos clubes a principios de la década de 2000”. Además, percibió que los millennials ya no quieren estar “rodeados de veinteañeros”, que son el público predominante en las fiestas actuales. Discotecas que cierran temprano y bares sin alcohol: la solución para los treintañeros Desde las 5 de la tarde hasta las 10 de la noche, un sábado, con artistas invitados y pizza gratis. Este panorama de fiesta resonó entre un grupo numeroso de personas en Nueva York que encontró prudente el horario. El DJ Vosters había planteado organizar una fiesta así como broma, no obstante, terminó siendo una realidad que los asistentes adoraron: “Al final de la fiesta, todos decían: ‘Tiene que seguir así, fue la mejor noche”, aseguró en conversación con el Washington Post. El costo de la entrada era 33 dólares (33.000 pesos chilenos aproximadamente) y, entre otras actividades divertidas, pudieron ver bailarines de breakdance y drag queens interpretando a Britney Spears y Christina Aguilera. Todo esto, con tiempo de sobra para llegar a casa y acurrucarse con sus mascotas a ver una serie o dormir, sin sentir el cansancio de haber trasnochado la noche anterior. ¿Y qué pasa con la resaca o “caña”, como se conoce en Chile? El protagonismo de este nuevo concepto de fiestas también está en los locales que cada vez más ofrecen bebidas sin alcohol. Salir de noche y socializar suele estar asociado al alcohol, pero muchas personas han encontrado que su deseo de tomar ha disminuido. Así le pasó a Sam Bail, una consultora de 39 años que se dio cuenta que cada vez que salía, incluso a cenar o a un evento laboral, terminaba tomando alcohol y, al día siguiente, su cuerpo le pasaba la cuenta con una fulminante resaca. “Nos faltan terceros espacios que abran hasta tarde y que no giren en torno al alcohol”, le dijo al Washington Post. Fue así cómo decidió fundar Third Place Bar (bar de tercer espacio) donde organizan fiestas sin alcohol. Ya tienen casi 14.000 seguidores leales en Instagram. “El 75 % de quienes asisten a mis eventos siguen bebiendo ocasionalmente. Simplemente están muy emocionados de tener por fin una alternativa”. Entre los eventos, suele organizar noches de trivia, noches para solteros y hasta clases de cocina. Y es que considera importante socializar y aprender a hacer amistades de verdad.
La estética, las modas y la historia misma están en constante cambio. La cultura, con sus matices, va desarrollando ideas y prácticas que las comunidades adoptan; mientras unas se van desechando, otras irrumpen para convertirse en tendencia: es el caso del bigote femenino. Diversos medios y contenidos en internet o redes sociales dan cuenta de que este movimiento, sobre todo en España, donde importantes medios como ABC, Marca o El Universal, dan cuenta de que es algo que está cobrando fuerza. Una de sus representantes es la influencer Joanna Kelly , que tiene como una de sus banderas la visibilidad de lo que, hasta ahora, se conoce como las imperfecciones. Como tantas otras personas, crecí creyendo que el vello facial visible era antihigiénico, poco atractivo y masculino. Esto es algo que debemos desaprender colectivamente como sociedad, explica la joven en su cuenta de Instagram, donde tiene más de 110 mil seguidores. El bigote femenino, una tendencia al alza La misma joven explica que su lucha es porla elección personal libre de juicios. Sin embargo, este movimiento está lejos de ser algo de nicho: incluso grandes marcas deportivas, como Nike, han tomado cartas en el asunto y han generado campañas en donde los vellos en las mujeres cobran protagonismo, como en el caso de la cantante de soul Annahstasia Enuke. En redes sociales es común encontrar a usuarios comentando al respecto. Lo cierto es que el tema genera debate y, aunque es algo natural, la hegemonía del pensamiento de una mujer sin vellos en la cara o en las axilas como en la citada campaña, está sufriendo cuestionamientos desde distintos grupos sociales.
La Fundación Educacional Oportunidad lanzó la tercera versión del concurso “Haz que Despeguen”, que busca incentivar la asistencia de niñas y niños a la Educación Parvularia premiando a aquellos con una asistencia destacada. Este año, el concurso ofrece un emocionante premio: un viaje todo pagado al Centro Espacial Kennedy de la NASA en Estados Unidos. La iniciativa, que se lleva a cabo por tercer año consecutivo, premiará a 16 párvulos, uno por cada región de Chile, que hayan mantenido una asistencia igual o superior al 90% durante el primer semestre escolar. Además, por primera vez, el concurso incluye una categoría especial para educadoras, técnicos y co-educadoras de párvulos, quienes también podrán ser parte de la delegación que viajará a la NASA. Esta categoría tiene como objetivo reconocer el trabajo de las duplas educativas que fomentan la asistencia y motivación de los niños. Las postulaciones para el concurso están abiertas en el sitio web oficial y estarán disponibles hasta el 30 de junio. Los ganadores se determinarán mediante un sorteo ante notario y, posteriormente, se verificará la documentación correspondiente para asegurar que los afortunados viajen a la NASA en enero de 2026. Baja asistencia en Educación Parvularia, un desafío para Chile A pesar de los esfuerzos, la baja asistencia en Educación Parvularia sigue siendo un desafío importante en Chile. En 2024, los niños de este nivel educativo faltaron, en promedio, 43 días a clases, lo que, aunque ha mejorado respecto al año anterior, sigue siendo insuficiente para garantizar un aprendizaje adecuado. Por esta razón, María de la Luz González, Directora Ejecutiva de Fundación Educacional Oportunidad, destacó que el concurso busca motivar tanto a las familias como a las comunidades educativas a soñar en grande, subrayando la importancia de la Educación Parvularia en el futuro académico de los niños y niñas.