Las 4 fases del duelo
- Aceptar la realidad de la pérdida: al principio es normal, sentir que todo ha sido un mal sueño y que la pérdida de nuestro perro no forma parte de la realidad.
- Trabajar las emociones y el dolor de la pérdida: experimentar emociones de tristeza, angustia o dolor es habitual tras la pérdida de nuestra mascota. Debemos aceptarlas como una parte temporal del proceso y no resguardarnos eternamente en el dolor.
- Adaptarse a un medio en el que el fallecido está ausente: es seguro que todo en tu casa te recordará a tu mascota constantemente. Seguramente, hasta varias semanas después de su partida, aún encuentres pelos suyos en el sofá o tu ropa. La huella de sus dientes, tras los mordiscos que propició a tu mando de la TV, o las patas de tu silla. Sus cuencos, comida, su camita, sus materiales de paseo, bolsas para sus excrementos en todos tus bolsillos… y todos los juguetes que pasaste horas tirándole mientras se divertía y cansaba…Todo esto, sigue ahí, recordándote a él.
- Recolocar emocionalmente al fallecido y seguir viviendo: además de sus juguetes y cacharros… las rutinas, los despertares, el sonido de su respiración y salir a pasear sin él resulta demasiado
El peor sentimiento: la culpa
- Culpa de sentir dolor: el duelo por animales es aún más difícil que el duelo por otros familiares humanos. Entre otras cosas porque no está aceptado socialmente. Esto, nos hace sentir que no tenemos derecho a expresar el dolor o lo tristes que estamos por la pérdida.
- Culpa de haber asistido su muerte: lo que sí está acepado es la eutanasia o muerte asistida. El objetivo es que el animal tenga un final digno y sin dolor. Pero, es habitual que exista un sentimiento de culpa y que nos cuestionemos si deberíamos haber esperado más. Creemos que hemos sido egoístas decidiendo cuando “dormir” a nuestro perro con ayuda del veterinario.
La despedida: 3 pasos para facilitar el duelo
- Hacer un ritual de despedida: la muerte y el duelo es algo inevitable que debemos aceptar. Hacer un ritual de despedida para tu perro, puede ayudarte a cerrar la etapa y mirar la vida por delante, de una forma más tranquila.
- Recordar anécdotas graciosas y buenos momentos con el animal fallecido: aunque el cuerpo muere, los recuerdos permanecen vivos en nuestro corazón. Conservar y reproducir recuerdos graciosos y felices, nos aliviará gracias a la evocación de emociones positivas.
- Decidir qué hacer con sus efectos personales: si no les vas a dar uso, lo mejor es que busques un lugar donde puedan disfrutar de su “herencia”. Por ejemplo, donarlos a una protectora, o repartirlos entre sus amigos del parque.
La importancia de encontrar apoyo
En el caso del duelo por mascotas, mucha gente no entiende que las emociones y el dolor sentido sea tan fuerte, al verlo como un simple animal.
Como hemos visto en el apartado de la culpa, esto puede originar un sentimiento de incomprensión.
Contar con personas que hayan experimentado el fallecimiento de su mascota con anterioridad y que conozcan y valoren la importancia que tienen las mascotas en nuestras vidas y día a día, es de gran importancia.
¿Qué decir a una persona en duelo por una mascota?
Si tienes una persona cercana que ha perdido a su mascota y por la falta de cultura social en el duelo animal, no sabes qué decirle. Aquí van 5 consejos para no meter la pata y mostrar que estás ahí.
- Evitar frases desafortunadas, como es solo un perro, o ahora adoptas otro y ya está, etc.…
- Acoge y empatiza con las emociones que la persona expresa, sin coartar ni reprimirlas
- Invitarle a dar un paseo, y otras actividades de ocio que no sean muy exigentes y le ayuden a divertirse y salir del aislamiento
- Asegúrate de que está cubriendo su autocuidado básico: comer, beber, dormir
- Respeta si la persona necesita estar sola en algunos momentos
¿Cuánto dura el duelo por una mascota?
La duración es distinta en cada persona.
Perder a un perro, no es solo un estado mental de tristeza, también es un estado de tristeza física.
No olvidemos que, acariciar a nuestro perro nos ayuda en la secreción de oxitocina. La oxitocina es esa hormona que nos hace sentir bien, felices y tranquilos. Y de repente, adiós oxitocina.
Compartir momentos de interacción social con otros perros puede ayudar a la persona a sentirse mejor. Gracias a la liberación de oxitocina.
Lógicamente, algunas personas expresan no estar preparadas para adoptar otro perro tras el fallecimiento del suyo. Ayudar en una protectora puede ser una buena opción para sobrellevar mejor las fases del duelo a la vez que nos sentimos útiles.