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Cómo el cerebro selecciona qué recuerdos almacenar y cuáles olvidar

Una nueva investigación revela sobre el misterio de la memoria selectiva, revelando por qué ciertos eventos se graban a fuego en nuestra mente mientras que otros se desvanecen en el olvido.

16 de junio de 2024

La mayor parte de lo que te sucede todos los días desaparece sin dejar rastro. Pero un estudio reciente dirigido por un equipo de investigadores de la Facultad de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York (Estados Unidos) ha identificado un mecanismo a través del que el cerebro selecciona ciertos recuerdos para que se vuelvan permanentes y la forma en la que lo hace.

La importancia del sueño

Sabemos desde hace algún tiempo que durante el sueño, el cerebro pasa por una especie de limpieza de recuerdos, durante la que los pensamientos recopilados durante ese día se convierten en recuerdos a largo plazo o se descartan aunque hasta hace poco, los científicos no entendían el mecanismo por el que el cerebro elige qué conservar y qué no.

Ahora, en la reciente investigación publicada en la revista Science, los investigadores han demostrado por primera vez que durante el día el cerebro pasa por una serie de pasos en un esfuerzo por etiquetar ciertos recuerdos para almacenarlos posteriormente por la noche cuando el cerebro está inactivo.

El sueño los vuelve permanentes

El estudio gira en torno a las neuronas que se "activan" (o provocan cambios en el equilibrio de sus cargas positivas y negativas) para transmitir señales eléctricas que codifican recuerdos. Resulta que grupos extensos de neuronas en una región del cerebro conocida como el hipocampo disparan en ciclos rítmicos sincronizados, generando secuencias de señales en milisegundos que pueden codificar información compleja (como la formación de recuerdos detallados y permanentes). Son una especie de “gritos” cerebrales que representan la activación casi simultánea del 15% de las neuronas del hipocampo.

Los investigadores descubrieron que, durante el sueño, si un acontecimiento iba seguido de muy pocas o ninguna de estas ondas agudas o “gritos”, los recuerdos no pasaban a solidificarse, sino que se desvanecían, se olvidaban. Sin embargo, todos aquellos eventos diurnos que iban seguidos de entre 5 y 20 ondas agudas acababan consolidándose como recuerdos permanentes.

Según los expertos, las ondas agudas ocurren con menos frecuencia durante el día, pero por la noche pueden darse entre 2.000 y 4.000 ondas agudas, lo que hace que el cerebro condense su colección de recuerdos.

Parece que nuestro cerebro etiqueta de forma natural las experiencias de vigilia y se reactivan dichas etiquetas neuronales durante el sueño. En el caso de los recuerdos que pasan a ser permanentes, este grupo importante de células cerebrales, "reproducen el evento grabado miles de veces por noche" lo que fortalece las conexiones entre las neuronas involucradas.

Experimento con ratones

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores realizaron varios experimentos con ratones. Permitieron a los roedores recorrer un laberinto varias veces mientras observaban la actividad cerebral durante el proceso. Descubrieron que cuando los ratones descansaban bebiendo agua azucarada, era cuando ocurrían las ondas agudas. Cuanto más tiempo pasaban los roedores junto al bebedero, más ondas agudas se generaban en el cerebro. Después, cuando los animales dormían y experimentaban múltiples ondas agudas durante la noche, el recorrido del laberinto que repetían al día siguiente era el que habían realizado justo antes de su descanso junto al bebedero.

¿Por qué no lo recordamos todo?

¿Que por qué no lo recordamos absolutamente todo? No es eficiente. Construir una nueva memoria tiene un costo fisiológico porque el cerebro utiliza del 20% al 25% de su suministro diario de energía. Utiliza aproximadamente la misma cantidad de energía por hora independientemente de lo que esté haciendo. Por eso no recordarás muchas de las personas con las que te cruzas a diario cuando pasas junto a ellas, o incluso las palabras concretas que te dijo tu madre el día anterior mientras tomábas un café por la tarde tranquilamente. Recuerda que cuanto más tiempo estás haciendo algo, más energía asigna el cerebro a esa tarea. Eso sí, sólo porque no recuerdes haber hecho algo o el nombre de alguna persona en concreto, no significa que no haya tenido impacto en ninguno de tus sistemas de memoria. Podemos no recordar una situación particular y aún así haber influido en nuestra capacidad para llevar a cabo una tarea o afectado a nuestro conocimiento del mundo.





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