26 de febrero de 2025
Comúnmente se asocia la presencia de La Niña con menores precipitaciones, pero desde el Centro Científico CEAZA destacan que fenómenos como el cambio climático han modificado sus efectos y hacen más complejo su pronóstico. De acuerdo al informe de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica, las condiciones de La Niña ya se instalaron en el océano y se espera que persistan hasta febrero-abril 2025 en el mundo. A raíz de esto, los efectos del fenómeno interactúan con las condiciones climáticas particulares de cada región del planeta.
En el caso de Chile, y más específicamente de la Región de Coquimbo, el modelador para aplicaciones de geociencias de CEAZA, Dr. Cristian Muñoz, señala que “históricamente, la fase La Niña ha estado asociada con un déficit de precipitación invernal entre las regiones de Coquimbo y Maule – Bio-Bio”.
Sin embargo, la idea de que La Niña significa menos lluvia ya no es precisamente como lo era hace años atrás. El Dr. Muñoz identifica dos factores de peso en estos cambios meteorológicos: el cambio climático y la Oscilación de Madden-Julian (MJO).
“Producto del cambio climático y la influencia de fenómenos de escala intraestacional como la Oscilación de Madden-Julian (MJO), es que esta relación entre la fase La Niña – déficit de precipitaciones en la región ya no es tan estricta. A pesar de que esté más restringida la llegada de sistemas frontales a la región de Coquimbo, aquellos que logren llegar pueden transportar una cantidad importante de vapor de agua, causando importantes precipitaciones, como en el caso de julio 2022, en donde se acumularon 80 mm de lluvia en La Serena en una semana (equivalente al total anual climatológico) a pesar de estar bajo una fase La Niña”, explica.
Otro punto crucial es el impacto de La Niña en las temperaturas costeras. Mientras dure la fase, el Dr. Muñoz apunta que las temperaturas a lo largo de la costa chilena estarán por debajo del rango normal para la época del año, ya que aumenta el viento que sopla desde el sur a lo largo de la costa central chilena.
¿Por qué repercute a nivel mundial?
“Las fases del ciclo de La Niña o El Niño (ENOS)efectivamente tienen alcance global por su origen en la banda ecuatorial del océano Pacífico, la más extensa entre todos los océanos. De esta forma, cualquier perturbación que ocurra sobre esta zona es libre de propagarse sin oposición por largas distancias o hasta interferir con alguna otra perturbación que pueda darse en una escala menor”, detalla el Dr. Muñoz.
El especialista indica que a este alcance global se le denomina “teleconexión” y el lugar en donde ocurre la convección en la banda ecuatorial dictamina cómo se propaga la onda por el planeta.
“Por ejemplo, cuando la convección está restringida al océano Pacífico ecuatorial occidental (como en el caso de La Niña), la onda resultante tiene un centro de baja presión atmosférica sobre la costa oeste de la península Antártica y la zona austral de Chile. Como resultado, los sistemas frontales suelen transitar por esta zona y no por la zona central de Chile”, señala.
Fuente: DiarioElDia Región