17 de marzo de 2025
Desde hace décadas, los científicos han intentado desentrañar el misterio de por qué los humanos son la única especie en la Tierra capaz de desarrollar un lenguaje complejo y articular palabras con fluidez. Mientras que muchos animales pueden comunicarse a través de sonidos, gestos y señales, ninguna otra especie tiene la capacidad de hablar como lo hacemos los humanos. Ahora, una investigación podría acercarnos a la respuesta, y todo se reduce a un gen clave: NOVA1.
El gen NOVA1 está relacionado con el desarrollo neuronal y se cree que ha influido en la evolución de nuestra capacidad para hablar. La versión humana de este gen difiere de la encontrada en neandertales, denisovanos y otros animales por un pequeño cambio de aminoácido. Sin embargo, esa pequeña diferencia parece ser la clave que desveló el lenguaje humano.
Descubren la razón de por qué solo los humanos pueden hablar
Un estudio, publicado en Nature Communications, exploró los efectos de la versión humana de NOVA1 en ratones, revelando cambios significativos en la actividad cerebral y la modulación de los sonidos. El experimento consistió en modificar genéticamente ratones para que expresaran la versión humana del gen NOVA1. Los investigadores observaron que estos ratones mostraban cambios significativos en su actividad cerebral y en su capacidad para emitir vocalizaciones.
Si bien los ratones se desarrollaron con normalidad, sus vocalizaciones cambiaron. Las crías de ratón con el gen humano emitieron llantos diferentes al separarse de sus madres, y los machos adultos modificaron sus llamadas ultrasónicas de apareamiento, creando patrones sonoros únicos.
“Descubrimos que, al ‘transliterar’ los chillidos de los ratones con la variante [gen del lenguaje] específica de los humanos, eran diferentes a los de los ratones de tipo salvaje”, declaró Robert B. Darnell, autor del estudio y director del Laboratorio de Neurooncología Molecular de la Universidad Rockefeller.
“Además, el hallazgo sugiere que NOVA1 juega un papel clave en la regulación de los genes asociados con la vocalización, lo que refuerza la hipótesis de su importancia en la evolución del lenguaje humano”, explicó Yoko Tajima, primera autora del estudio y asociada postdoctoral en el laboratorio de Darnell.
Si bien los ratones modificados no comenzaron a hablar en un sentido humano, los cambios observados en su actividad neuronal proporcionan pistas sobre cómo NOVA1 pudo haber ayudado a nuestros ancestros a desarrollar la capacidad de hablar.
Los investigadores examinaron más a fondo el ADN de los neandertales y los denisovanos, descubrieron que estos antiguos humanos tenían la misma versión de NOVA1 que otros animales, lo que significa que carecían de la mutación encontrada en los humanos modernos. Los
“Pensamos: ¡Guau! No nos lo esperábamos. Fue uno de esos momentos realmente sorprendentes de la ciencia”, añadió Darnell.
El estudio refuerza la idea de que el lenguaje humano no surgió de la nada, sino que fue el resultado de cambios biológicos acumulativos a lo largo de la evolución. La capacidad de hablar probablemente evolucionó debido a una combinación de factores genéticos, anatómicos y culturales.
“Nuestros datos muestran que una población ancestral de humanos modernos en África desarrolló la variante humana I197V, que posteriormente se volvió dominante, quizás porque confería ventajas relacionadas con la comunicación vocal. Esta población abandonó África y se expandió por todo el mundo”, comentó Darnell.
Además, el estudio sugiere que la versión humana de NOVA1 pudo haber jugado un papel en la mejora de la plasticidad neuronal y la sincronización de señales entre distintas áreas del cerebro, factores cruciales para el desarrollo del lenguaje complejo. Sin embargo, los científicos enfatizan que la evolución del lenguaje no depende exclusivamente de este gen.
Otras diferencias biológicas también han sido esenciales en nuestra capacidad para hablar. Por ejemplo, la estructura única de la laringe humana y el control motor refinado de nuestros labios, lengua y cuerdas vocales también han jugado un papel fundamental.
Además, el desarrollo de un cerebro altamente complejo, con áreas especializadas como el área de Broca y el área de Wernicke, ha permitido a los humanos procesar y producir lenguaje de una manera sin precedentes en el reino animal. Todo esto indica que el habla no depende de un solo gen, sino de una red compleja de factores genéticos y anatómicos que trabajan en conjunto.
Comprender cómo funciona NOVA1 podría ayudar a desarrollar nuevas estrategias para tratar afecciones como la dispraxia verbal y otros trastornos del habla. A medida que la ciencia avanza, quizás en el futuro descubramos aún más secretos sobre el origen del lenguaje y cómo nuestra biología nos permitió convertirnos en la especie parlante por excelencia.