Su inventor fue un ingeniero estadounidense llamado Andy Hildebrand, que antes de crear Auto-Tune se dedicaba a buscar petróleo en las entrañas de la tierra con el mismo modelo matemático que más tarde le serviría para diseñar el algoritmo con el que Auto-tune permite cambiar el tono de un audio sin variar su longitud o su tempo. El modelo de Andy era relativamente sencillo: generaba explosiones en la superficie terrestre, esas explosiones creaban ondas de sonido que se transmitían a través de la tierra hasta que rebotaban en el petróleo escondido, más tarde esas ondas de sonido serían recogidas por unos receptores colocados de nuevo en la superficie que le permitían saber en qué condiciones y lugares se escondía la materia prima. Su sistema generó cientos de millones de dólares para la empresa EXXON hasta el año 1979, por lo que acabó por crear su propia empresa, haciendo exactamente lo mismo pero esta vez para terceros. Su aventura de negocios le llevó a ganar más de quinientos millones para 1989, así que una vez con los bolsillos llenos y tiempo libre se dedicó a otra de sus pasiones: la música. Su mente de ingeniero, aún así, no podía dejar de funcionar, por lo que después de crear algunos sistema de sampleo relativamente importantes se percató de que la misma tecnología que había usado para analizar las vibraciones del suelo cuando generaba explosiones en busca de petróleo le serviría para crear el mítico « Afinador de Tono», ya que al fin y al cabo ambas cosas consistían en analizar ondas de sonido. Ya existía en el mercado el concepto de hardware que ayudara a afinar el tono de un audio, pero todos los sistemas que había hasta la fecha eran costosos e ineficientes, sin embargo el de Andy Hildebrand era a tiempo real. Había nacido Auto-Tune. REPERCUSIONES EN LA INDUSTRIA Lógicamente todos los grandes estudios querían tener en su poder semejante herramienta, que no solo aligeraba y mejoraba el trabajo de los artistas en el estudio, sino que también permitía hacerlo en menos tiempo. Cuantas menos horas de grabación se empleen en la grabación de un álbum significa menos coste, ya que para bien o para mal, siempre es más rentable para un proyecto invertir 4 horas de trabajo extra a un ingeniero que refine el sonido por software que pagar 4 horas de estudio (incluyendo músicos, técnicos, etc), y depender de los resultados de las grabaciones. Durante años la tecnología del Auto-Tune fue algo así como un secreto a voces, ya que había miedo por parte de la industria a la reacción y el posible rechazo del gran público masivo. En 1998 llegó Cher con su canción Believe , que no sólo empleaba la magia del Auto-tune, sino que además la utilizaba con tal descaro e impunidad que fue un éxito. Lo rompedor en dicha canción fue, que por naturaleza Auto-tune fue diseñado para arreglar pequeñas desafinaciones en la voz, pero empleando sus ajustes de forma exagerada se conseguían esos saltos en el tono generando ese efecto casi robótico parecido al del vocoder, pero completamente nuevo e innovador en la escena musical de entonces. Hasta el día de hoy un número incontable de artistas, por no decir todos, cuentan con alguna herramienta de modificación de tono similar o basada en la idea de Auto-tune, como Melodyne, que aunque no funciona a tiempo real permite una precisión mucho más milimétrica. SU INFLUENCIA EN LA ACTUALIDAD El Auto-tune, y el resto de tecnologías similares, han cambiado el resultado de la música en todo el mundo. En palabras del mítico productor Rick Rubin: “si escuchas pop, todo está en el tono perfecto, en tiempo perfecto. Así de ubicuo es Auto-Tune.” Pero no todo es malo, ya que ha permitido incluso a actores y actrices, que no eran cantantes profesionales, a cantar en musicales con resultados maravillosos. Por supuesto no podemos pasar por alto la importancia del concepto “efecto Auto-Tune” en géneros como el Trap, que ha sido y sigue siendo tan utilizado que en ocasiones se le considera una técnica imprescindible dentro del propio estilo. El Auto-Tune, con todo lo que conlleva, llegó para quedarse dentro de una industria musical de cada vez más fácil consumo y más global, que en ocasiones se preocupa más por generar un producto atractivo que una obra artística depurada en la que el talento natural del artista es lo primordial.
Su inventor fue un ingeniero estadounidense llamado Andy Hildebrand, que antes de crear Auto-Tune se dedicaba a buscar petróleo en las entrañas de la tierra con el mismo modelo matemático que más tarde le serviría para diseñar el algoritmo con el que Auto-tune permite cambiar el tono de un audio sin variar su longitud o su tempo. El modelo de Andy era relativamente sencillo: generaba explosiones en la superficie terrestre, esas explosiones creaban ondas de sonido que se transmitían a través de la tierra hasta que rebotaban en el petróleo escondido, más tarde esas ondas de sonido serían recogidas por unos receptores colocados de nuevo en la superficie que le permitían saber en qué condiciones y lugares se escondía la materia prima. Su sistema generó cientos de millones de dólares para la empresa EXXON hasta el año 1979, por lo que acabó por crear su propia empresa, haciendo exactamente lo mismo pero esta vez para terceros. Su aventura de negocios le llevó a ganar más de quinientos millones para 1989, así que una vez con los bolsillos llenos y tiempo libre se dedicó a otra de sus pasiones: la música. Su mente de ingeniero, aún así, no podía dejar de funcionar, por lo que después de crear algunos sistema de sampleo relativamente importantes se percató de que la misma tecnología que había usado para analizar las vibraciones del suelo cuando generaba explosiones en busca de petróleo le serviría para crear el mítico « Afinador de Tono», ya que al fin y al cabo ambas cosas consistían en analizar ondas de sonido. Ya existía en el mercado el concepto de hardware que ayudara a afinar el tono de un audio, pero todos los sistemas que había hasta la fecha eran costosos e ineficientes, sin embargo el de Andy Hildebrand era a tiempo real. Había nacido Auto-Tune. REPERCUSIONES EN LA INDUSTRIA Lógicamente todos los grandes estudios querían tener en su poder semejante herramienta, que no solo aligeraba y mejoraba el trabajo de los artistas en el estudio, sino que también permitía hacerlo en menos tiempo. Cuantas menos horas de grabación se empleen en la grabación de un álbum significa menos coste, ya que para bien o para mal, siempre es más rentable para un proyecto invertir 4 horas de trabajo extra a un ingeniero que refine el sonido por software que pagar 4 horas de estudio (incluyendo músicos, técnicos, etc), y depender de los resultados de las grabaciones. Durante años la tecnología del Auto-Tune fue algo así como un secreto a voces, ya que había miedo por parte de la industria a la reacción y el posible rechazo del gran público masivo. En 1998 llegó Cher con su canción Believe , que no sólo empleaba la magia del Auto-tune, sino que además la utilizaba con tal descaro e impunidad que fue un éxito. Lo rompedor en dicha canción fue, que por naturaleza Auto-tune fue diseñado para arreglar pequeñas desafinaciones en la voz, pero empleando sus ajustes de forma exagerada se conseguían esos saltos en el tono generando ese efecto casi robótico parecido al del vocoder, pero completamente nuevo e innovador en la escena musical de entonces. Hasta el día de hoy un número incontable de artistas, por no decir todos, cuentan con alguna herramienta de modificación de tono similar o basada en la idea de Auto-tune, como Melodyne, que aunque no funciona a tiempo real permite una precisión mucho más milimétrica. SU INFLUENCIA EN LA ACTUALIDAD El Auto-tune, y el resto de tecnologías similares, han cambiado el resultado de la música en todo el mundo. En palabras del mítico productor Rick Rubin: “si escuchas pop, todo está en el tono perfecto, en tiempo perfecto. Así de ubicuo es Auto-Tune.” Pero no todo es malo, ya que ha permitido incluso a actores y actrices, que no eran cantantes profesionales, a cantar en musicales con resultados maravillosos. Por supuesto no podemos pasar por alto la importancia del concepto “efecto Auto-Tune” en géneros como el Trap, que ha sido y sigue siendo tan utilizado que en ocasiones se le considera una técnica imprescindible dentro del propio estilo. El Auto-Tune, con todo lo que conlleva, llegó para quedarse dentro de una industria musical de cada vez más fácil consumo y más global, que en ocasiones se preocupa más por generar un producto atractivo que una obra artística depurada en la que el talento natural del artista es lo primordial.