La caza de tiburones ha sido un tema de preocupación global debido a las prácticas intensivas y, a menudo, crueles que la acompañan. Además, la reducción drástica de sus poblaciones tiene graves consecuencias ecológicas. Los tiburones son depredadores tope y juegan un papel crucial en el mantenimiento del equilibrio de los ecosistemas marinos. Por suerte, ya hay en marcha proyectos que buscan revertir esta situación. Es el caso de la ONG ORGCAS, que trata de convertir a los cazadores de esta especie en los principales interesados en que los tiburones sobrevivan. ¿Por qué son cazados los tiburones? El principal motor detrás de la caza de tiburones es la demanda de sus aletas, especialmente en mercados asiáticos donde la sopa de aleta de tiburón es considerada un manjar y símbolo de estatus. Este plato puede alcanzar precios exorbitantes, lo que incentiva a pescadores a cazar tiburones exclusivamente por sus aletas, en un proceso conocido comoaleteo. En este cruel procedimiento, las aletas son cortadas y el cuerpo del tiburón, todavía vivo, es arrojado al mar, donde inevitablemente muere. Con el fin de promover la conservación de los tiburones, esta práctica ha sido prohibida en alrededor del 70 % de los países y territorios de ultramar. Pero las normas que han reducido la frecuencia del cercenamiento de las aletas no han servido realmente para salvar más vidas de tiburones, según informa un equipo internacional de investigación en la revista Science. En varios países de Asia y Oceanía, la piel de tiburón se consume. Sin embargo, según la FAO, el mayor uso de piel de tiburón es para obtener cuero. El cartílago de tiburón se utiliza también como alimento, pero el mercado más grande de este producto es la industria farmacéutica. ¿Por qué es importante la conservación de los tiburones para el medio ambiente? La reducción drástica de las poblaciones de tiburones tiene graves consecuencias ecológicas. Los tiburones son depredadores tope y juegan un papel crucial en el mantenimiento del equilibrio de los ecosistemas marinos, por eso es esencial promover su conservación. Su declive puede desencadenar efectos en cascada que alteran la estructura y función de estos ecosistemas, afectando a otras especies y, en última instancia, a las economías locales dependientes de la pesca. Las capturas mundiales de tiburones notificadas a la FAO se han triplicado desde 1950 y alcanzaron su nivel más elevado de todos los tiempos en el año 2000, con 868 000 toneladas. Desde entonces, la cifra ha ido disminuyendo. Pero fue precisamente, fue en la primera década del siglo XXI cuando la revista Science publicó un artículo que demuestra el efecto en cascada que se produce en las comunidades oceánicas cuando la sobrepesca elimina a los grandes depredadores, como son el tiburón toro, el gran tiburón blanco o el tiburón martillo. Según los investigadores, la población de estas especies había disminuido en un 97 % entre 1970 y 2005, llegando al 99 % en algunos casos en la costa atlántica de Estados Unidos. Y con su desaparición, las rayas y otras especies de las que normalmente se alimentan los tiburones tuvieron una explosión demográfica. Las consecuencias fueron devastadoras. La proliferación de las rayas hizo que estas necesitaran más alimento, aniquilado las poblaciones de bivalvos e impactando directamente en el sector de la pesca tradicional de Carolina del Norte. Además, se pudo comprobar que la calidad del agua disminuyó con la desaparición de los bivalvos, que son organismos que filtran enormes cantidades de agua marina. Los tiburones también mantienen, indirectamente, los hábitats de algas y arrecifes de coral. La pérdida de tiburones ha llevado al declive de los arrecifes de coral, de los lechos de algas y a la pérdida de pesquerías comerciales. Al eliminar la presencia de tiburones en los ecosistemas de arrecifes de coral, otros depredadores como el mero proliferan y se alimentan de herbívoros. Al haber menos herbívoros, las macroalgas se expanden y el coral no puede competir con ellas, por lo que el ecosistema pasa a ser dominado por las algas y se ve afectada la supervivencia del arrecife. ORGCAS: un proyecto pionero en la conservación de tiburones Los Makos son los tiburones más rápidos que existen. Tanto, que son conocidos como los guepardos del océano porque superan los 70 km por hora en un abrir y cerrar los ojos. Estos depredadores, con 3.000 dientes por boca, han sido los compañeros de baño del periodista Amaro Gómez-Pablos en las aguas del mar de Cortés. A día de hoy un cuarto de las especies de tiburón están en peligro de extinción por la sobrepesca. La mayoría de ellas, apenas mantienen un 20 % o 30 % de sus poblaciones. Para revertir esta situación nace el proyecto ORGCAS. Su objetivo principal es que los pescadores tiburoneros se transformen en guías turísticos para proteger lo que ayer capturaban. Es decir, que sean los principales defensores de la conservación de los tiburones. Liderando esta iniciativa está el grupo de mujeres que fundaron la ONG. Son biólogas, comunicadoras, abogadas… Vienen de distintos ámbitos, per comparten una misión: capacitar a estos pescadores para fomentar su conversión profesional. De esta forma, gana el medio ambiente, ganan los pescadores y ganan también los tiburones. Desde su inicio, el proyecto de ORGCAS ha mostrado resultados prometedores en la conservación de los tiburones. Las poblaciones en las áreas monitoreadas han comenzado a recuperarse, y las comunidades locales están cada vez más involucradas y comprometidas con la conservación marina. La combinación de educación, protección, y desarrollo económico sostenible ha creado un modelo replicable que puede aplicarse en otras regiones del mundo. La regeneración de los tiburones es crucial para mantener la salud de los ecosistemas marinos y la prosperidad de las comunidades pesqueras. Proyectos como el de ORGCAS demuestran que, con compromiso, educación y colaboración, es posible revertir el declive de estas especies vitales. A medida que avanzamos hacia un futuro más sostenible, la protección de los tiburones debe ser una prioridad en la agenda de conservación global, asegurando océanos saludables para las generaciones venideras.
La caza de tiburones ha sido un tema de preocupación global debido a las prácticas intensivas y, a menudo, crueles que la acompañan. Además, la reducción drástica de sus poblaciones tiene graves consecuencias ecológicas. Los tiburones son depredadores tope y juegan un papel crucial en el mantenimiento del equilibrio de los ecosistemas marinos. Por suerte, ya hay en marcha proyectos que buscan revertir esta situación. Es el caso de la ONG ORGCAS, que trata de convertir a los cazadores de esta especie en los principales interesados en que los tiburones sobrevivan. ¿Por qué son cazados los tiburones? El principal motor detrás de la caza de tiburones es la demanda de sus aletas, especialmente en mercados asiáticos donde la sopa de aleta de tiburón es considerada un manjar y símbolo de estatus. Este plato puede alcanzar precios exorbitantes, lo que incentiva a pescadores a cazar tiburones exclusivamente por sus aletas, en un proceso conocido comoaleteo. En este cruel procedimiento, las aletas son cortadas y el cuerpo del tiburón, todavía vivo, es arrojado al mar, donde inevitablemente muere. Con el fin de promover la conservación de los tiburones, esta práctica ha sido prohibida en alrededor del 70 % de los países y territorios de ultramar. Pero las normas que han reducido la frecuencia del cercenamiento de las aletas no han servido realmente para salvar más vidas de tiburones, según informa un equipo internacional de investigación en la revista Science. En varios países de Asia y Oceanía, la piel de tiburón se consume. Sin embargo, según la FAO, el mayor uso de piel de tiburón es para obtener cuero. El cartílago de tiburón se utiliza también como alimento, pero el mercado más grande de este producto es la industria farmacéutica. ¿Por qué es importante la conservación de los tiburones para el medio ambiente? La reducción drástica de las poblaciones de tiburones tiene graves consecuencias ecológicas. Los tiburones son depredadores tope y juegan un papel crucial en el mantenimiento del equilibrio de los ecosistemas marinos, por eso es esencial promover su conservación. Su declive puede desencadenar efectos en cascada que alteran la estructura y función de estos ecosistemas, afectando a otras especies y, en última instancia, a las economías locales dependientes de la pesca. Las capturas mundiales de tiburones notificadas a la FAO se han triplicado desde 1950 y alcanzaron su nivel más elevado de todos los tiempos en el año 2000, con 868 000 toneladas. Desde entonces, la cifra ha ido disminuyendo. Pero fue precisamente, fue en la primera década del siglo XXI cuando la revista Science publicó un artículo que demuestra el efecto en cascada que se produce en las comunidades oceánicas cuando la sobrepesca elimina a los grandes depredadores, como son el tiburón toro, el gran tiburón blanco o el tiburón martillo. Según los investigadores, la población de estas especies había disminuido en un 97 % entre 1970 y 2005, llegando al 99 % en algunos casos en la costa atlántica de Estados Unidos. Y con su desaparición, las rayas y otras especies de las que normalmente se alimentan los tiburones tuvieron una explosión demográfica. Las consecuencias fueron devastadoras. La proliferación de las rayas hizo que estas necesitaran más alimento, aniquilado las poblaciones de bivalvos e impactando directamente en el sector de la pesca tradicional de Carolina del Norte. Además, se pudo comprobar que la calidad del agua disminuyó con la desaparición de los bivalvos, que son organismos que filtran enormes cantidades de agua marina. Los tiburones también mantienen, indirectamente, los hábitats de algas y arrecifes de coral. La pérdida de tiburones ha llevado al declive de los arrecifes de coral, de los lechos de algas y a la pérdida de pesquerías comerciales. Al eliminar la presencia de tiburones en los ecosistemas de arrecifes de coral, otros depredadores como el mero proliferan y se alimentan de herbívoros. Al haber menos herbívoros, las macroalgas se expanden y el coral no puede competir con ellas, por lo que el ecosistema pasa a ser dominado por las algas y se ve afectada la supervivencia del arrecife. ORGCAS: un proyecto pionero en la conservación de tiburones Los Makos son los tiburones más rápidos que existen. Tanto, que son conocidos como los guepardos del océano porque superan los 70 km por hora en un abrir y cerrar los ojos. Estos depredadores, con 3.000 dientes por boca, han sido los compañeros de baño del periodista Amaro Gómez-Pablos en las aguas del mar de Cortés. A día de hoy un cuarto de las especies de tiburón están en peligro de extinción por la sobrepesca. La mayoría de ellas, apenas mantienen un 20 % o 30 % de sus poblaciones. Para revertir esta situación nace el proyecto ORGCAS. Su objetivo principal es que los pescadores tiburoneros se transformen en guías turísticos para proteger lo que ayer capturaban. Es decir, que sean los principales defensores de la conservación de los tiburones. Liderando esta iniciativa está el grupo de mujeres que fundaron la ONG. Son biólogas, comunicadoras, abogadas… Vienen de distintos ámbitos, per comparten una misión: capacitar a estos pescadores para fomentar su conversión profesional. De esta forma, gana el medio ambiente, ganan los pescadores y ganan también los tiburones. Desde su inicio, el proyecto de ORGCAS ha mostrado resultados prometedores en la conservación de los tiburones. Las poblaciones en las áreas monitoreadas han comenzado a recuperarse, y las comunidades locales están cada vez más involucradas y comprometidas con la conservación marina. La combinación de educación, protección, y desarrollo económico sostenible ha creado un modelo replicable que puede aplicarse en otras regiones del mundo. La regeneración de los tiburones es crucial para mantener la salud de los ecosistemas marinos y la prosperidad de las comunidades pesqueras. Proyectos como el de ORGCAS demuestran que, con compromiso, educación y colaboración, es posible revertir el declive de estas especies vitales. A medida que avanzamos hacia un futuro más sostenible, la protección de los tiburones debe ser una prioridad en la agenda de conservación global, asegurando océanos saludables para las generaciones venideras.