10 de octubre de 2024
Este jueves el Comité del Nobel dio a conocer en Suecia el nombre de la acreedora del premio de literatura de este año, y que recayó en la escritora y poetisa surcoreana Han Kang.
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Nacida en 1970, en la ciudad de Gwangju, Kang siempre estuvo destinada a darle forma a su talento en el mundo de las letras, considerando que su padre fue un reputado novelista, y su entorno en completa sincronización con variadas expresiones artísticas que le permitieron a la autora aventurarse no sólo en la literatura, sino que en la música y el arte en general.
En su juventud, entre los 22 y 23 años (1993), la escritora dio sus primeros pasos en las letras gracias a una serie de incipientes ensayos (“El ancla escarlata”) y poemas que logró publicar en la revista surcoreana “Literatura y sociedad”. Un primer escalón para que dos años después se lanzara al mundo de la prosa con su colección de cuentos titulada “El amor de Yeosu”.
Como profesional de las letras (titulada de la Universidad Yonsei), Kang también conoció del trabajo periodístico en sus primeros años, donde se desempeñó por tres años en revistas como “Publishing Journal” y “Samtoh”.
Influida por una adolescencia compleja, que vivió en Seúl (donde se trasladó junto a su familia a los 11 años), y que estuvo llena de cuestionamientos respecto de la cotidianidad humana, los cuales finalmente decantaron en un destacable estilo en prosa que consolidó en sus posteriores obras.
.Una de las más destacadas, según reseñaron en las redes sociales del Premio Nobel, la novela que publicó en 2002 “Tus manos frías”, que en palabras del comité “muestra claramente el interés de Kang por el arte”.
Ese talento en su trabajo fue el que acabó consolidando su figura a nivel mundial en 2007 gracias al lanzamiento de la novela “La vegetariana”, una suma de tres cuentos relacionados, en los que Kang se habría inspirado en un verso de Yi Sang donde postulaba que “creo que las personas han de ser plantas”.
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“La obra de la autora retrata las violentas consecuencias que se producen cuando su protagonista Yeong-hye se niega a someterse a las normas de la ingesta de alimentos”, agrega el comité del Nobel, que destaca finalmente el afán de Kang por exponer en sus obras “una doble exposición al dolor, una correspondencia entre el tormento mental y el físico con estrechas conexiones con el pensamiento oriental”.
Calificación que Kang ha corroborado con relatos que reflejan la fragilidad de la vida humana frente a traumas históricos y el conjunto casi invisible de reglas que estructuran finalmente el comportamiento deseado del ser humano.