9 de septiembre de 2024
Tristemente, los atentados por armas de fuego en los Estados Unidos son pan de cada día. Sin ir más lejos, el pasado lunes 2 de septiembre se registró un tiroteo en la escuela secundaria Apalachee en Winder, estado de Georgia. Y lo más preocupante es que en el país norteamericano estos hechos siguen siendo la principal causa de muerte infantil.
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Sumado a este hecho –que terminó con la vida de cuatro personas y al menos nueve heridos–, como señaló CNN, el pasado sábado 7 de este mes hubo otro tiroteo en una zona rural del condado de Laurel, estado de Kentucky, que fue perpetrado por un sujeto identificado con las siglas J.C. de 32 años, quien aún no ha podido ser detenido por la Policía Estatal de Kentucky.
Y debido al accionar de las armas de fuego, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), en 2022 el 18% de las muertes infantiles –de menores entre 1 y 18 años– fueron a causa de los impactos balísticos mediante tiroteos o atentados violentos.
Aquel año fueron 3.500 los niños, niñas y adolescentes que fallecieron en incidentes que involucraron armamento: cinco muertes por cada 100 mil niños en Estados Unidos de América.
Además, un estudio que viene a complementar los números de los CDC –realizado por la Universidad de Michigan– detalló que el 90% de los decesos de 2022 que tienen que ver con armas de fuego superaron a los accidentes de vehículos en el país de Norteamérica ocurridos en años previos.
Los miembros de esta investigación, publicada en la revista JAMA Pediatrics, sostuvieron que “este informe muestra que la violencia armada sigue siendo un problema crítico y geográficamente diverso en Estados Unidos (...) Estas muertes son prevenibles y, al identificar áreas de alta prioridad, podemos adaptar mejor las estrategias y soluciones políticas basadas en evidencia para salvar vidas”.