En una sorprendente revelación, Rusia ha anunciado el descubrimiento de la mayor reserva de petróleo jamás encontrada en la Antártida. Según informes oficiales, se estima que esta reserva contiene alrededor de 511 mil millones de barriles, lo que representa un hallazgo histórico con el potencial de transformar significativamente el panorama energético a nivel mundial. El hallazgo fue realizado por barcos de investigación rusos y se presentó como evidencia la semana pasada al Comité de Auditoría Ambiental de los Comunes, que estaba evaluando la exploración de petróleo y gas en barcos pertenecientes a Rosgeo, la mayor compañía de exploración geológica de Rusia, controlada por el Kremlin. La Antártida está protegida por el Tratado Antártico de 1959, el cual prohíbe cualquier desarrollo petrolero en la zona. Este tratado se estableció para asegurar que la región se utilice exclusivamente para fines pacíficos y para evitar cualquier tipo de discordia internacional. El anuncio ha generado un gran revuelo en la comunidad internacional, ya que plantea importantes interrogantes sobre los posibles impactos ambientales y geopolíticos derivados de este descubrimiento. Expertos en energía y medio ambiente han expresado su preocupación ante las posibles consecuencias que podría acarrear la explotación de esta enorme reserva en una región tan delicada como la Antártida. El Tratado Antártico británico, el más grande de los 14 territorios de ultramar británicos, ha enfrentado reclamaciones de competencia por parte de Argentina y Chile en el pasado. El Foreign, Commonwealth and Development Office declaró: Rusia ha asegurado repetidamente en la Reunión Consultiva del Tratado Antártico que estas actividades son con fines científicos.
Seguro que la capa de ozono de la Antártida se está recuperando? La delgada banda de la estratosfera de entre 11 y 40 kilómetros sobre la superficie del planeta que protege a los seres vivos de la Tierra de los dañinos rayos ultravioletas procedentes del Sol, fue descubierta hace más de un siglo y, ahora, según un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Otago en Nueva Zelanda, quizá la recuperación no estaría siendo tal en los agujeros de ozono sobre la Antártida. Contrariamente a la percepción, la investigación, publicada en la revista Nature Communications, plantea que los agujeros no solo no se han reducido sino que son alarmantemente grandes y persistentes, más profundos de lo que se creía. Los últimos tres años (2020-2022) han sido testigos del resurgimiento de grandes agujeros de ozono de larga duración sobre la Antártida, escribieron los investigadores. Comprender la variabilidad del ozono sigue siendo de gran importancia debido al importante papel que desempeña el ozono estratosférico antártico en la variabilidad climática en todo el hemisferio sur. Un poco de historia Desde mediados de la década de 1970, los científicos descubrieron que productos químicos llamados clorofluorocarbonos (CFC), que alguna vez se usaron de forma masiva en aerosoles y refrigeradores, estaban reduciendo los niveles de ozono, creando agujeros anuales en gran parte en la región de la Antártida. Aquí es donde entró el Protocolo de Montreal de 1987, que prohibió los CFC en un intento por limitar estos agujeros en la capa de ozono. “La mayoría de las comunicaciones importantes sobre la capa de ozono en los últimos años han dado al público la impresión de que el 'problema del ozono' se ha resuelto”, dicen los expertos de este estudio. Sin embargo, a pesar de que una evaluación respaldada por la ONU afirmó que el acuerdo de cooperación ambiental internacional estaba funcionando y que la capa de ozono se regeneraría por completo alrededor de 2066, los investigadores analizaron los cambios mensuales y diarios del ozono, en diferentes altitudes y latitudes dentro del agujero de ozono antártico, de 2004 a 2022 y encontraron que hay mucho menos ozono en el centro del agujero de ozono en comparación con hace 19 años. “Esto significa que el agujero no sólo es más grande en área, sino también más profundo durante la mayor parte de la primavera. Hicimos conexiones entre esta caída de ozono y los cambios en el aire que llega al vórtice polar sobre la Antártida. Esto revela que los recientes y grandes agujeros en la capa de ozono pueden no ser causados sólo por los CFC”, afirma Hannah Kessenich, candidata a doctorado en el Departamento de Física y autora principal de la investigación. Los datos no son nada conciliadores: “Nuestro análisis terminó con datos de 2022, pero a día de hoy el agujero de ozono de 2023 ya ha superado el tamaño de los tres años anteriores: a finales del mes pasado era de más de 26 millones de km2, casi el doble del área de la Antártida”. “Aunque está separado del impacto de los gases de efecto invernadero en el clima, el agujero de ozono interactúa con el delicado equilibrio de la atmósfera. Debido a que el ozono generalmente absorbe la luz ultravioleta, un agujero en la capa de ozono no sólo puede causar niveles extremos de radiación ultravioleta en la superficie de la Antártida, sino que también puede afectar drásticamente el lugar donde se almacena el calor en la atmósfera ”, apuntan los autores del estudio. ¿Qué factores influyen en la capa de ozono? Los químicos utilizados en aerosoles y refrigeradores ya sabemos que agotan la capa de ozono de la Tierra, pero también influyen los grandes incendios y las erupciones volcánicas que han contribuido a que en los últimos años se produzcan agujeros de ozono más grandes de lo habitual sobre la Antártida. Kessenich señaló que el Protocolo de Montreal y las reducciones de CFC siguenen camino. Sin embargo, añade que los recientes y sustanciales agujeros de ozono pueden no ser únicamente el resultado de los CFC, excluyendo los datos de años con rupturas de vórtices polares. Algunos científicos se muestran escépticos ante los hallazgos del estudio, que se basan en gran medida en los agujeros observados entre 2020 y 2022 y utilizan un período corto (19 años) para sacar conclusiones sobre la salud a largo plazo de la capa de ozono.
Tras recibir un total de 22 postulaciones, ACME Chile, empresa procesadora y comercializadora de salmón ahumado, seleccionó a los dos ganadores de la 2da versión del “Premio ACME Chile para el Cambio Climático”. Una iniciativa que busca identificar, apoyar con financiamiento y visibilizar soluciones innovadoras y sustentables que contribuyan a la reducción de la huella de carbono en la industria de productos del mar. Franco Adam, CEO de ACME Chile, señaló que “es un honor para nosotros destacar y apoyar a ideas tan innovadoras. Creemos firmemente en la importancia de encontrar soluciones que contribuyan de manera significativa a la reducción de la huella de carbono. Estos proyectos, basados en harinas de mejillón y boyas fúngicas, demuestran que la innovación puede ser un motor clave para el cambio climático y la sostenibilidad. En ACME Chile, estamos comprometidos con liderar iniciativas que impacten positivamente en nuestro entorno y en el futuro de la industria”. El primer lugar se lo llevó el proyecto Harinas de mejillón de alto valor nutricional de Dryer Chile, una empresa de la Región de Los Lagos que busca solucionar el problema de generación de residuos que existe en la industria mitilicultora, en específico la carne de mejillón que se descarta, sin comercializarse, y termina en los vertederos, significando un costo (económico) para la industria y para el medioambiente. Se busca, por tanto, dar valor a este residuo orgánico a través de la generación de harinas de alto valor nutritivo, aplicando la economía circular. Estamos agradecidos por ser reconocidos con el ´Premio ACME Chile para el Cambio Climático´. Este concurso nos permitirá avanzar en la puesta en marcha del proyecto con miras a la validación productiva y posterior escalabilidad de la solución, donde se busca revalorizar los residuos de carne de mejillón en la industria Mitilicultora. Iniciativas como este premio son un ejemplo para otras compañías para apoyar a empresas que están buscando innovar con foco en la agregación de valor en distintos sectores productivos, en especial en temas tan importantes como la sustentabilidad, el cambio climático y la economía circular, señalan Rodrigo Rubilar, gerente de operaciones; y Boris Sepúlveda, director I+D de Dryer; ganadores del primer lugar. Entre las consideraciones del jurado para elegir al primer lugar, estuvo presente la urgencia del problema del manejo de residuos de esta industria que afecta directamente a las comunidades de Chiloé, junto con la afectación de los ecosistemas terrestres y marinos. También se valoró la consolidación de la organización dentro del ecosistema, destacando su innovación. El segundo lugar lo obtuvo Baukatech boyas fúngicas de la startup Biokeikruk de la Región de Magallanes, que tiene como objetivo abordar la grave problemática de la contaminación por plásticos en los océanos, incorporando el reino fungi a la industria de productos del mar a través del diseño e instalación de boyas biodegradables en los centros de cultivo y otras instalaciones. Lorenza Zanoni, CEO de Biokeikruk, comentó que “estas boyas representan un logro destacado en el campo de la sostenibilidad, ofreciendo una alternativa ambientalmente consciente para la industria, al tiempo que demuestran cómo la simbiosis entre la biotecnología y los recursos naturales puede transformar positivamente nuestro impacto en el medio ambiente”. El jurado destacó su carácter emergente, abriendo el campo de la investigación aplicada del fungi en la sustitución o complementación de plásticos empleados en diversas operaciones, abriendo una avenida de innovación relevante. A partir de ello, pueden generarse nuevas oportunidades de soluciones sustentables e innovadoras. El concurso, que fue gestionado por 40c Consultores, cuenta con un monto total de USD $40.000, fondo que será repartido entre dos proyectos ganadores seleccionados. El primer premio recibirá USD $25.000, mientras que el segundo obtendrá USD $15.000. Cada una de las propuestas fue sometida a una preselección por parte de un comité técnico, el cual eligió cinco proyectos que posteriormente fueron evaluados por un jurado especializado, el cual estaba compuesto por Franco Adam, CEO de ACME Chile; Daniel Silva, periodista de ciencia, innovación y tecnología de Mega; Adolfo Alvial, director ejecutivo del Centro de Innovación Acuícola; Anette Krohn, gerente de Endeavor Patagonia; y Cristián Solís, gerente general del grupo B2B media, que agrupa a medios de comunicación especializados como Aqua. Las dimensiones evaluadas consideraron tres aspectos clave. En primer lugar, la innovación fue medida según la capacidad del proyecto para introducir elementos innovadores en las industrias de recursos marinos, incluyendo la adaptación de soluciones de otras industrias. En segundo lugar, la implementación se centró en evaluar la viabilidad y escalabilidad de la solución propuesta, abordando detalles como el uso de los recursos del premio, los plazos, los recursos involucrados y la posibilidad de replicación. Por último, el impacto fue medido en función de dos pilares fundamentales: la reducción prevista de la huella de carbono gracias a la solución propuesta y las metodologías utilizadas para medir dicho impacto. El concurso de Chile se lleva a cabo en paralelo con la versión que realiza ACME Smoked Fish en Estados Unidos y Canadá, llamado “Seafood Industries Climate Award” (SICA, por sus siglas en inglés). Que este año premió tres iniciativas, las cuales están enfocadas en abordan aspectos cruciales como la diversidad, la sostenibilidad en la acuicultura y el desarrollo de productos sostenibles, buscando contribuir a la reducción de la huella de carbono y al impacto positivo en la industria pesquera.
Según un nuevo estudio, no todo el territorio de la ciudad de Nueva York está uniformemente nivelado, y algunas zonas de la región, como las principales carreteras y la sede del US Open de tenis, se hunden mucho más rápido que otras, lo que eleva el riesgo de inundaciones a medida que sube el nivel del mar. La pista de aterrizaje del aeropuerto de LaGuardia, el estadio Arthur Ashe, la carretera interestatal 78 -que incluye el túnel Holland- y la autopista 440, que une Nueva Jersey y Staten Island, se hunden más de 2 milímetros al año, según los investigadores. Según el estudio publicado el miércoles en Science Advances, se hunden más rápido que la media de 1,6 milímetros al año de la ciudad de Nueva York. “Si eres un ciudadano medio en una ciudad costera, creo que es importante que entiendas lo que hace el componente de movimiento vertical de la tierra y cómo puede cambiar la susceptibilidad a las inundaciones, incluso de un barrio a otro”, dijo Brett Buzzanga, autor principal del estudio y científico costero del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA. Comparativamente, milímetros de hundimiento en la ciudad de Nueva York puede no parecer gran cosa, pero puede agravar las inundaciones con la subida del nivel del mar. En los últimos 20 años, el nivel del mar ha aumentado 4,4 milímetros al año en Manhattan, en parte debido al hundimiento de la tierra, según el estudio. Esto puede tener graves consecuencias cuando se producen fenómenos meteorológicos extremos: un estudio estimó que unos 8.000 millones de dólares de los daños causados por la supertormenta Sandy en 2012 podrían estar relacionados con el aumento del nivel del mar. “El aumento del nivel del mar y la disminución de la superficie terrestre pueden causar más daños”, afirmó Buzzanga. “Es una especie de agregado al estado de fondo sobre el que actúan estas tormentas. Hay más agua que agitar”. Buzzanga y sus colegas emplearon una nueva técnica que utiliza datos de satélite para obtener mediciones de alta resolución y comparar vecindarios. El estudio mejora los datos GPS de instrumentos terrestres o aviones que también pueden recoger datos de alta resolución, pero punto por punto. “Destacamos con un detalle realmente sin precedentes las diferencias en toda la región y que algunos puntos pueden estar hundiéndose más rápido que otros y eso puede causar más inundaciones en algunos puntos”, explicó Buzzanga. “Esto va a ser igual en cualquier ciudad”. Nueva York es una de las muchas ciudades costeras en las que se observa un hundimiento del terreno. Otras investigaciones han demostrado que Norfolk y Virginia Beach, por ejemplo, se hunden una media de más de 3,5 milímetros al año. Algunas zonas alrededor de Nueva Orleans han experimentado 40 milímetros de hundimiento al año. La tierra puede hundirse por varias razones. En Nueva York, gran parte del hundimiento se debe al retroceso de los glaciares de la última Edad de Hielo, cuando las capas de hielo pesaban sobre la tierra y hacían que la corteza se estirara y hundiera bajo zonas como el noreste de Estados Unidos. La ciudad de Nueva York, sin embargo, estaba en la periferia de la zona de hundimiento y se abultaba hacia arriba. Cuando las capas de hielo empezaron a retroceder, la tierra empezó a nivelarse lentamente, y las zonas caídas empezaron a elevarse mientras que las abultadas empezaron a hundirse. Piense en el cambio como si presionara con el dedo (actuando como la capa de hielo) sobre un globo y luego lo levantara (retroceso de la capa de hielo). Pero las actividades humanas pueden añadir tensión adicional a nuestra tierra, haciendo que se hunda o se eleve más allá de estos profundos procesos naturales. Según el estudio, los puntos de hundimiento de LaGuardia, el estadio Arthur Ashe y algunas carreteras fueron vertederos en el pasado. Según Buzzanga, esos lugares “se van a comprimir mucho más rápido de lo que lo haría algo construido sobre un suelo más sólido”. El estadio Arthur Ashe se renovó incluso con un techo ligero especial para reducir el hundimiento. El estudio también descubrió algunas zonas inesperadas en las que el terreno se elevaba. Por ejemplo, en Brooklyn, Newtown Creek, en East Williamsburg, se elevó unos 2 milímetros al año. El estudio señala que la zona cuenta con un enorme proyecto de ingeniería que recupera y trata las aguas subterráneas contaminadas del acuífero del arroyo, lo que podría provocar la elevación del terreno. Pero la elevación del terreno también puede desestabilizar las infraestructuras. Tom Parsons, geofísico del Servicio Geológico de Estados Unidos que no participó en el estudio, se declaró impresionado por la resolución de los datos de subsidencia y levantamiento que habían obtenido los autores. Sus conclusiones también coinciden con las anteriores conclusiones de Parsons y sus colegas: las infraestructuras construidas sobre rellenos artificiales en la costa o cerca de ella parecen hundirse a mayor velocidad. Este estudio confirma la utilidad de los datos por satélite “para ayudar a las grandes ciudades a gestionar múltiples cuestiones, como dónde se construyen grandes edificios, el uso de rellenos artificiales y dónde se necesitan medidas de protección contra futuras inundaciones”, afirmó Parsons. Steven D’Hondt, catedrático de Oceanografía de la Universidad de Rhode Island que no participó en la nueva investigación, añadió que el asentamiento de lugares construidos sobre vertederos puede verse agravado por el peso de edificios y pistas de aterrizaje. Pero el hundimiento causado por este peso añadido de las infraestructuras suele detenerse a los pocos años de la construcción, por lo que no es un factor que contribuya principalmente al hundimiento del terreno. Según Buzzanga, él y sus colegas tienen previsto utilizar su nuevo algoritmo para obtener datos sobre el desplazamiento vertical en toda Norteamérica, lo que podría ayudar a evaluar el riesgo de inundación de una comunidad y a planificar la ciudad. “Todas las ciudades del mundo se beneficiarían de un análisis tan refinado del movimiento vertical del terreno en toda la ciudad”, afirmó D’Hondt.
Al menos 100 elefantes han muerto durante los últimos tres meses en el parque nacional de Hwange, en el oeste de Zimbabue, por la falta de agua, confirmaron hoy a EFE las autoridades medioambientales del país africano. “Los animales salvajes y los elefantes están muriendo en el parque de Hwange debido a la escasez de agua y todavía estamos monitoreando la situación”, señaló el portavoz de la Autoridad para la Gestión de Parques y Vida Salvaje de Zimbabue (ZimParks), Tinashe Farawo. El mes pasado, la muerte de paquidermos “había llegado a 70 y ahora son 100” en Hwange, el parque más grande de Zimbabue, con 14.650 kilómetros cuadrados, precisó Farawo. El portavoz del Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW), Luckmore Safuli, declaró a EFE que el parque “ha estado registrando una gran cantidad de muertes de elefantes y vida silvestre” por “una grave escasez de agua”. Grave problema Según el IFAW, las lluvias de verano se retrasaron cinco semanas debido al actual fenómeno de El Niño, que consiste en un cambio en las dinámicas atmosféricas ocasionado por el aumento en la temperatura del océano Pacífico. “Los elefantes y otras especies de vida silvestre enfrentarán una crisis si las lluvias no llegan pronto. En 2019, más de 200 elefantes murieron en Zimbabue debido a una grave sequía. Este fenómeno es recurrente”, advirtió esa ONG en un comunicado. Para evitar la muerte de animales, Farawo explicó a EFE que ZimParks ha construido abrevaderos artificiales y se han excavado pozos de agua. Zimbabue es hogar de más de 80 mil elefantes africanos de sabana, la segunda población más grande de estos animales en el continente. El número de estos animales en África disminuyó un 60% durante los últimos 50 años, según los datos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), lo que empujó a la institución a declararlos en peligro de extinción. Sus principales amenazas son la pérdida de sus hábitats y la caza furtiva incentivada por la demanda del marfil, procedente sobre todo de algunos países asiáticos. Los colmillos de los paquidermos se venden para ser transformados en figuras, esculturas, pulseras, collares u otros adornos exclusivos.
En una sorprendente revelación, Rusia ha anunciado el descubrimiento de la mayor reserva de petróleo jamás encontrada en la Antártida. Según informes oficiales, se estima que esta reserva contiene alrededor de 511 mil millones de barriles, lo que representa un hallazgo histórico con el potencial de transformar significativamente el panorama energético a nivel mundial. El hallazgo fue realizado por barcos de investigación rusos y se presentó como evidencia la semana pasada al Comité de Auditoría Ambiental de los Comunes, que estaba evaluando la exploración de petróleo y gas en barcos pertenecientes a Rosgeo, la mayor compañía de exploración geológica de Rusia, controlada por el Kremlin. La Antártida está protegida por el Tratado Antártico de 1959, el cual prohíbe cualquier desarrollo petrolero en la zona. Este tratado se estableció para asegurar que la región se utilice exclusivamente para fines pacíficos y para evitar cualquier tipo de discordia internacional. El anuncio ha generado un gran revuelo en la comunidad internacional, ya que plantea importantes interrogantes sobre los posibles impactos ambientales y geopolíticos derivados de este descubrimiento. Expertos en energía y medio ambiente han expresado su preocupación ante las posibles consecuencias que podría acarrear la explotación de esta enorme reserva en una región tan delicada como la Antártida. El Tratado Antártico británico, el más grande de los 14 territorios de ultramar británicos, ha enfrentado reclamaciones de competencia por parte de Argentina y Chile en el pasado. El Foreign, Commonwealth and Development Office declaró: Rusia ha asegurado repetidamente en la Reunión Consultiva del Tratado Antártico que estas actividades son con fines científicos.
Seguro que la capa de ozono de la Antártida se está recuperando? La delgada banda de la estratosfera de entre 11 y 40 kilómetros sobre la superficie del planeta que protege a los seres vivos de la Tierra de los dañinos rayos ultravioletas procedentes del Sol, fue descubierta hace más de un siglo y, ahora, según un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Otago en Nueva Zelanda, quizá la recuperación no estaría siendo tal en los agujeros de ozono sobre la Antártida. Contrariamente a la percepción, la investigación, publicada en la revista Nature Communications, plantea que los agujeros no solo no se han reducido sino que son alarmantemente grandes y persistentes, más profundos de lo que se creía. Los últimos tres años (2020-2022) han sido testigos del resurgimiento de grandes agujeros de ozono de larga duración sobre la Antártida, escribieron los investigadores. Comprender la variabilidad del ozono sigue siendo de gran importancia debido al importante papel que desempeña el ozono estratosférico antártico en la variabilidad climática en todo el hemisferio sur. Un poco de historia Desde mediados de la década de 1970, los científicos descubrieron que productos químicos llamados clorofluorocarbonos (CFC), que alguna vez se usaron de forma masiva en aerosoles y refrigeradores, estaban reduciendo los niveles de ozono, creando agujeros anuales en gran parte en la región de la Antártida. Aquí es donde entró el Protocolo de Montreal de 1987, que prohibió los CFC en un intento por limitar estos agujeros en la capa de ozono. “La mayoría de las comunicaciones importantes sobre la capa de ozono en los últimos años han dado al público la impresión de que el 'problema del ozono' se ha resuelto”, dicen los expertos de este estudio. Sin embargo, a pesar de que una evaluación respaldada por la ONU afirmó que el acuerdo de cooperación ambiental internacional estaba funcionando y que la capa de ozono se regeneraría por completo alrededor de 2066, los investigadores analizaron los cambios mensuales y diarios del ozono, en diferentes altitudes y latitudes dentro del agujero de ozono antártico, de 2004 a 2022 y encontraron que hay mucho menos ozono en el centro del agujero de ozono en comparación con hace 19 años. “Esto significa que el agujero no sólo es más grande en área, sino también más profundo durante la mayor parte de la primavera. Hicimos conexiones entre esta caída de ozono y los cambios en el aire que llega al vórtice polar sobre la Antártida. Esto revela que los recientes y grandes agujeros en la capa de ozono pueden no ser causados sólo por los CFC”, afirma Hannah Kessenich, candidata a doctorado en el Departamento de Física y autora principal de la investigación. Los datos no son nada conciliadores: “Nuestro análisis terminó con datos de 2022, pero a día de hoy el agujero de ozono de 2023 ya ha superado el tamaño de los tres años anteriores: a finales del mes pasado era de más de 26 millones de km2, casi el doble del área de la Antártida”. “Aunque está separado del impacto de los gases de efecto invernadero en el clima, el agujero de ozono interactúa con el delicado equilibrio de la atmósfera. Debido a que el ozono generalmente absorbe la luz ultravioleta, un agujero en la capa de ozono no sólo puede causar niveles extremos de radiación ultravioleta en la superficie de la Antártida, sino que también puede afectar drásticamente el lugar donde se almacena el calor en la atmósfera ”, apuntan los autores del estudio. ¿Qué factores influyen en la capa de ozono? Los químicos utilizados en aerosoles y refrigeradores ya sabemos que agotan la capa de ozono de la Tierra, pero también influyen los grandes incendios y las erupciones volcánicas que han contribuido a que en los últimos años se produzcan agujeros de ozono más grandes de lo habitual sobre la Antártida. Kessenich señaló que el Protocolo de Montreal y las reducciones de CFC siguenen camino. Sin embargo, añade que los recientes y sustanciales agujeros de ozono pueden no ser únicamente el resultado de los CFC, excluyendo los datos de años con rupturas de vórtices polares. Algunos científicos se muestran escépticos ante los hallazgos del estudio, que se basan en gran medida en los agujeros observados entre 2020 y 2022 y utilizan un período corto (19 años) para sacar conclusiones sobre la salud a largo plazo de la capa de ozono.
Tras recibir un total de 22 postulaciones, ACME Chile, empresa procesadora y comercializadora de salmón ahumado, seleccionó a los dos ganadores de la 2da versión del “Premio ACME Chile para el Cambio Climático”. Una iniciativa que busca identificar, apoyar con financiamiento y visibilizar soluciones innovadoras y sustentables que contribuyan a la reducción de la huella de carbono en la industria de productos del mar. Franco Adam, CEO de ACME Chile, señaló que “es un honor para nosotros destacar y apoyar a ideas tan innovadoras. Creemos firmemente en la importancia de encontrar soluciones que contribuyan de manera significativa a la reducción de la huella de carbono. Estos proyectos, basados en harinas de mejillón y boyas fúngicas, demuestran que la innovación puede ser un motor clave para el cambio climático y la sostenibilidad. En ACME Chile, estamos comprometidos con liderar iniciativas que impacten positivamente en nuestro entorno y en el futuro de la industria”. El primer lugar se lo llevó el proyecto Harinas de mejillón de alto valor nutricional de Dryer Chile, una empresa de la Región de Los Lagos que busca solucionar el problema de generación de residuos que existe en la industria mitilicultora, en específico la carne de mejillón que se descarta, sin comercializarse, y termina en los vertederos, significando un costo (económico) para la industria y para el medioambiente. Se busca, por tanto, dar valor a este residuo orgánico a través de la generación de harinas de alto valor nutritivo, aplicando la economía circular. Estamos agradecidos por ser reconocidos con el ´Premio ACME Chile para el Cambio Climático´. Este concurso nos permitirá avanzar en la puesta en marcha del proyecto con miras a la validación productiva y posterior escalabilidad de la solución, donde se busca revalorizar los residuos de carne de mejillón en la industria Mitilicultora. Iniciativas como este premio son un ejemplo para otras compañías para apoyar a empresas que están buscando innovar con foco en la agregación de valor en distintos sectores productivos, en especial en temas tan importantes como la sustentabilidad, el cambio climático y la economía circular, señalan Rodrigo Rubilar, gerente de operaciones; y Boris Sepúlveda, director I+D de Dryer; ganadores del primer lugar. Entre las consideraciones del jurado para elegir al primer lugar, estuvo presente la urgencia del problema del manejo de residuos de esta industria que afecta directamente a las comunidades de Chiloé, junto con la afectación de los ecosistemas terrestres y marinos. También se valoró la consolidación de la organización dentro del ecosistema, destacando su innovación. El segundo lugar lo obtuvo Baukatech boyas fúngicas de la startup Biokeikruk de la Región de Magallanes, que tiene como objetivo abordar la grave problemática de la contaminación por plásticos en los océanos, incorporando el reino fungi a la industria de productos del mar a través del diseño e instalación de boyas biodegradables en los centros de cultivo y otras instalaciones. Lorenza Zanoni, CEO de Biokeikruk, comentó que “estas boyas representan un logro destacado en el campo de la sostenibilidad, ofreciendo una alternativa ambientalmente consciente para la industria, al tiempo que demuestran cómo la simbiosis entre la biotecnología y los recursos naturales puede transformar positivamente nuestro impacto en el medio ambiente”. El jurado destacó su carácter emergente, abriendo el campo de la investigación aplicada del fungi en la sustitución o complementación de plásticos empleados en diversas operaciones, abriendo una avenida de innovación relevante. A partir de ello, pueden generarse nuevas oportunidades de soluciones sustentables e innovadoras. El concurso, que fue gestionado por 40c Consultores, cuenta con un monto total de USD $40.000, fondo que será repartido entre dos proyectos ganadores seleccionados. El primer premio recibirá USD $25.000, mientras que el segundo obtendrá USD $15.000. Cada una de las propuestas fue sometida a una preselección por parte de un comité técnico, el cual eligió cinco proyectos que posteriormente fueron evaluados por un jurado especializado, el cual estaba compuesto por Franco Adam, CEO de ACME Chile; Daniel Silva, periodista de ciencia, innovación y tecnología de Mega; Adolfo Alvial, director ejecutivo del Centro de Innovación Acuícola; Anette Krohn, gerente de Endeavor Patagonia; y Cristián Solís, gerente general del grupo B2B media, que agrupa a medios de comunicación especializados como Aqua. Las dimensiones evaluadas consideraron tres aspectos clave. En primer lugar, la innovación fue medida según la capacidad del proyecto para introducir elementos innovadores en las industrias de recursos marinos, incluyendo la adaptación de soluciones de otras industrias. En segundo lugar, la implementación se centró en evaluar la viabilidad y escalabilidad de la solución propuesta, abordando detalles como el uso de los recursos del premio, los plazos, los recursos involucrados y la posibilidad de replicación. Por último, el impacto fue medido en función de dos pilares fundamentales: la reducción prevista de la huella de carbono gracias a la solución propuesta y las metodologías utilizadas para medir dicho impacto. El concurso de Chile se lleva a cabo en paralelo con la versión que realiza ACME Smoked Fish en Estados Unidos y Canadá, llamado “Seafood Industries Climate Award” (SICA, por sus siglas en inglés). Que este año premió tres iniciativas, las cuales están enfocadas en abordan aspectos cruciales como la diversidad, la sostenibilidad en la acuicultura y el desarrollo de productos sostenibles, buscando contribuir a la reducción de la huella de carbono y al impacto positivo en la industria pesquera.
Según un nuevo estudio, no todo el territorio de la ciudad de Nueva York está uniformemente nivelado, y algunas zonas de la región, como las principales carreteras y la sede del US Open de tenis, se hunden mucho más rápido que otras, lo que eleva el riesgo de inundaciones a medida que sube el nivel del mar. La pista de aterrizaje del aeropuerto de LaGuardia, el estadio Arthur Ashe, la carretera interestatal 78 -que incluye el túnel Holland- y la autopista 440, que une Nueva Jersey y Staten Island, se hunden más de 2 milímetros al año, según los investigadores. Según el estudio publicado el miércoles en Science Advances, se hunden más rápido que la media de 1,6 milímetros al año de la ciudad de Nueva York. “Si eres un ciudadano medio en una ciudad costera, creo que es importante que entiendas lo que hace el componente de movimiento vertical de la tierra y cómo puede cambiar la susceptibilidad a las inundaciones, incluso de un barrio a otro”, dijo Brett Buzzanga, autor principal del estudio y científico costero del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA. Comparativamente, milímetros de hundimiento en la ciudad de Nueva York puede no parecer gran cosa, pero puede agravar las inundaciones con la subida del nivel del mar. En los últimos 20 años, el nivel del mar ha aumentado 4,4 milímetros al año en Manhattan, en parte debido al hundimiento de la tierra, según el estudio. Esto puede tener graves consecuencias cuando se producen fenómenos meteorológicos extremos: un estudio estimó que unos 8.000 millones de dólares de los daños causados por la supertormenta Sandy en 2012 podrían estar relacionados con el aumento del nivel del mar. “El aumento del nivel del mar y la disminución de la superficie terrestre pueden causar más daños”, afirmó Buzzanga. “Es una especie de agregado al estado de fondo sobre el que actúan estas tormentas. Hay más agua que agitar”. Buzzanga y sus colegas emplearon una nueva técnica que utiliza datos de satélite para obtener mediciones de alta resolución y comparar vecindarios. El estudio mejora los datos GPS de instrumentos terrestres o aviones que también pueden recoger datos de alta resolución, pero punto por punto. “Destacamos con un detalle realmente sin precedentes las diferencias en toda la región y que algunos puntos pueden estar hundiéndose más rápido que otros y eso puede causar más inundaciones en algunos puntos”, explicó Buzzanga. “Esto va a ser igual en cualquier ciudad”. Nueva York es una de las muchas ciudades costeras en las que se observa un hundimiento del terreno. Otras investigaciones han demostrado que Norfolk y Virginia Beach, por ejemplo, se hunden una media de más de 3,5 milímetros al año. Algunas zonas alrededor de Nueva Orleans han experimentado 40 milímetros de hundimiento al año. La tierra puede hundirse por varias razones. En Nueva York, gran parte del hundimiento se debe al retroceso de los glaciares de la última Edad de Hielo, cuando las capas de hielo pesaban sobre la tierra y hacían que la corteza se estirara y hundiera bajo zonas como el noreste de Estados Unidos. La ciudad de Nueva York, sin embargo, estaba en la periferia de la zona de hundimiento y se abultaba hacia arriba. Cuando las capas de hielo empezaron a retroceder, la tierra empezó a nivelarse lentamente, y las zonas caídas empezaron a elevarse mientras que las abultadas empezaron a hundirse. Piense en el cambio como si presionara con el dedo (actuando como la capa de hielo) sobre un globo y luego lo levantara (retroceso de la capa de hielo). Pero las actividades humanas pueden añadir tensión adicional a nuestra tierra, haciendo que se hunda o se eleve más allá de estos profundos procesos naturales. Según el estudio, los puntos de hundimiento de LaGuardia, el estadio Arthur Ashe y algunas carreteras fueron vertederos en el pasado. Según Buzzanga, esos lugares “se van a comprimir mucho más rápido de lo que lo haría algo construido sobre un suelo más sólido”. El estadio Arthur Ashe se renovó incluso con un techo ligero especial para reducir el hundimiento. El estudio también descubrió algunas zonas inesperadas en las que el terreno se elevaba. Por ejemplo, en Brooklyn, Newtown Creek, en East Williamsburg, se elevó unos 2 milímetros al año. El estudio señala que la zona cuenta con un enorme proyecto de ingeniería que recupera y trata las aguas subterráneas contaminadas del acuífero del arroyo, lo que podría provocar la elevación del terreno. Pero la elevación del terreno también puede desestabilizar las infraestructuras. Tom Parsons, geofísico del Servicio Geológico de Estados Unidos que no participó en el estudio, se declaró impresionado por la resolución de los datos de subsidencia y levantamiento que habían obtenido los autores. Sus conclusiones también coinciden con las anteriores conclusiones de Parsons y sus colegas: las infraestructuras construidas sobre rellenos artificiales en la costa o cerca de ella parecen hundirse a mayor velocidad. Este estudio confirma la utilidad de los datos por satélite “para ayudar a las grandes ciudades a gestionar múltiples cuestiones, como dónde se construyen grandes edificios, el uso de rellenos artificiales y dónde se necesitan medidas de protección contra futuras inundaciones”, afirmó Parsons. Steven D’Hondt, catedrático de Oceanografía de la Universidad de Rhode Island que no participó en la nueva investigación, añadió que el asentamiento de lugares construidos sobre vertederos puede verse agravado por el peso de edificios y pistas de aterrizaje. Pero el hundimiento causado por este peso añadido de las infraestructuras suele detenerse a los pocos años de la construcción, por lo que no es un factor que contribuya principalmente al hundimiento del terreno. Según Buzzanga, él y sus colegas tienen previsto utilizar su nuevo algoritmo para obtener datos sobre el desplazamiento vertical en toda Norteamérica, lo que podría ayudar a evaluar el riesgo de inundación de una comunidad y a planificar la ciudad. “Todas las ciudades del mundo se beneficiarían de un análisis tan refinado del movimiento vertical del terreno en toda la ciudad”, afirmó D’Hondt.
Al menos 100 elefantes han muerto durante los últimos tres meses en el parque nacional de Hwange, en el oeste de Zimbabue, por la falta de agua, confirmaron hoy a EFE las autoridades medioambientales del país africano. “Los animales salvajes y los elefantes están muriendo en el parque de Hwange debido a la escasez de agua y todavía estamos monitoreando la situación”, señaló el portavoz de la Autoridad para la Gestión de Parques y Vida Salvaje de Zimbabue (ZimParks), Tinashe Farawo. El mes pasado, la muerte de paquidermos “había llegado a 70 y ahora son 100” en Hwange, el parque más grande de Zimbabue, con 14.650 kilómetros cuadrados, precisó Farawo. El portavoz del Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW), Luckmore Safuli, declaró a EFE que el parque “ha estado registrando una gran cantidad de muertes de elefantes y vida silvestre” por “una grave escasez de agua”. Grave problema Según el IFAW, las lluvias de verano se retrasaron cinco semanas debido al actual fenómeno de El Niño, que consiste en un cambio en las dinámicas atmosféricas ocasionado por el aumento en la temperatura del océano Pacífico. “Los elefantes y otras especies de vida silvestre enfrentarán una crisis si las lluvias no llegan pronto. En 2019, más de 200 elefantes murieron en Zimbabue debido a una grave sequía. Este fenómeno es recurrente”, advirtió esa ONG en un comunicado. Para evitar la muerte de animales, Farawo explicó a EFE que ZimParks ha construido abrevaderos artificiales y se han excavado pozos de agua. Zimbabue es hogar de más de 80 mil elefantes africanos de sabana, la segunda población más grande de estos animales en el continente. El número de estos animales en África disminuyó un 60% durante los últimos 50 años, según los datos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), lo que empujó a la institución a declararlos en peligro de extinción. Sus principales amenazas son la pérdida de sus hábitats y la caza furtiva incentivada por la demanda del marfil, procedente sobre todo de algunos países asiáticos. Los colmillos de los paquidermos se venden para ser transformados en figuras, esculturas, pulseras, collares u otros adornos exclusivos.