Las Redes Sociales afectan a nuestra autoestima y bienestar, así lo demuestran numerosos estudios psicológicos que ven a las redes sociales como un factor de riesgo para la autoestima de las personas. Las publicaciones mostradas en las redes sociales afectan a la percepción de la autoimagen propia, perjudicando nuestro nivel de autoestima. Un factor importante es la frecuencia y tiempo que las personas usan las redes sociales, a mayor uso más influencia tienen. La utilización de las nuevas tecnologías parece idealizar un patrón de mujer y hombre perfectos, una vida perfecta, creada en un perfil social. No muestran una realidad, sólo una apariencia idealizada. Se ha visto que las mujeres presentan mayor afectación, pero también los hombres reaccionan ante publicaciones de cuerpos musculosos y esbeltos, llevándolos a visualizarse con ese cuerpo idealizado, y por ello las redes sociales afectan a nuestra autoestima y bienestar, porque modifican nuestra conducta para conseguirlo. Influencers, ¿realidad o ficción? Es habitual seguir en redes sociales a influencers, marcas o revistas cuyas publicaciones se asemejan más a anuncios publicitarios que al día a día de las personas en general, cuyo fin es la venta de un producto, llegando a nosotros imágenes poco realistas de cómo deberíamos ser nosotros y cómo debería ser nuestro día a día. Un estereotipo de belleza y de estilo de vida que no es fácilmente alcanzable. Esta comparación puede incidir en la aparición de consecuencias emocionales, ya que nos genera frustración, desmotivación, vacío, tristeza e, incluso, rabia, y una baja autoestima. Así mismo, en los casos en los que se vea afectada la percepción de la autoimagen, puede favorecer la aparición de trastornos depresivos y alimentarios. Like=felicidad Por otra parte, cuando somos nosotros los que realizamos publicaciones, ya sean fotos, videos o pensamientos y recibimos “ likes ” o comentarios en nuestro perfil, nos provoca una gratificación inmediata, ya que estamos siendo aprobados por los demás, y estamos siendo aceptados. Todos tenemos la necesidad de encajar y de ser queridos y cuidados por los demás, y esta sensación de placer, generada por una aprobación externa, provoca que cada vez queramos más, como una especie de adicción. Por lo tanto, las redes sociales están provocando que nuestro bienestar o placer dependa de un agente externo, es decir, nuestra felicidad empieza a no depender de nosotros mismos, si no, de nuestra red social. Entregamos nuestra felicidad a personas que ni siquiera forman parte de nuestro día a día. Este uso indebido de las redes sociales también tiene consecuencias a nivel cognitivo, ya que varios estudios demuestran cómo nuestra capacidad de atención y concentración está disminuyendo desde que el uso de la tecnología se ha instalado tantas horas a lo largo de nuestro día a día. Así mismo, nuestro nivel de paciencia también ha decaído: necesitamos más estímulos, pero más pequeños y rápidos, para no “cansarnos” o aburrirnos. TIPS para utilizar las Redes Sociales Tener un uso productivo y equilibrado de las diferentes redes, en unos horarios previamente “pactados” contigo mismo/a. Usarlas para seguir información que nos aporte un aprendizaje y autoconocimiento. Recordar siempre que en las publicaciones no aparece la verdad completa, sólo exponemos una parte del todo. Dejar de seguir cuentas que afecten a nuestro bienestar. Todo lo que nos genere una comparación y la no aceptación propia. Recordar que las redes sociales son sólo canales de comunicación e interacción. Se debe evitar a toda costa tomarlas como un modelo que influya en nuestro estilo de vida. Aprender a apreciar nuestra realidad, nuestra vida tal y como es, y centrarnos en conseguir nuestros propósitos.
La teórica francesa y crítica de arte, Marion Zilo, escribió el libro “ Faceworld, le visage au XXI siècle” (“Faceworld, el rostro en el siglo XXI”), que trata de las fuentes del narcisismo contemporáneo , del cual la selfie ( autorretrato realizado con la cámara de un celular) es su paroxismo. Y en esta aérea, existe una fecha histórica: la ceremonia de los Premios Oscar en marzo de 2014. Al cierre de esa edición de la gala norteamericana, la presentadora Ellen DeGeneres reunió a un grupo de actrices y actores allí presentes para realizar una 'selfie' . De esa manera, protagonizó uno de los gestos más cotidianos en las redes sociales y lo compartió en twitter. En esa oportunidad, podíamos ver a Jennifer Lawrence, Meryl Streep, Channing Tatum, Julia Roberts, Bradley Cooper y Angelina Jolie. La propia Ellen DeGeneres redactó el mensaje siguiente: Ojalá el brazo de Bradley (Cooper) fuese más largo. ¡La mejor foto de la historia!, y la viralizó. El Tuit enviado comenzó a correr como la pólvora y rápidamente llegó a alcanzar la impresionante suma de 3 millones de retuits (reenvíos) . No podríamos afirmar si esta fue o no la mejor foto de la historia, como lo autoproclamó la animadora, pero si definitivamente, considerándolo a posteriori, ha sido un hito comunicacional que marcará un antes y un después. Y eso también incluye el mundo político . En efecto, hoy la “celebridad” se ha convertido en un recurso político fundamental . Y eso, porque el campo político ha ganado en heteronomía, es decir que es un “campo laboral” que se ha continuamente abierto a cada vez más actores porque básicamente la dependencia a la opinión pública ha reemplazado la dependencia a las instituciones. Hoy, la opinión pública dicta los pasos de todos los políticos y por eso se habla tanto de “populismo”, porque se “dialoga” directamente con el pueblo, indicándole lo que quiere escuchar, sin importar lo sensato y coherente de lo que se anuncia. Hoy nadie puede negar que hemos asistido a un real declive de las instituciones partidistas, ya que los partidos políticos han dejado de ser el espacio dentro del cual se construyen las candidaturas . Observen simplemente los 4 últimos alcaldes que ha tenido Antofagasta. Es decir, en esta ciudad, hace más de 20 años que no gana un alcalde que provenga de un partido político. La irrupción en el juego político de la opinión pública, cada vez más grande y potenciada aún más por el “boom” de las redes sociales (rrss), hace que la opinión pública, “por fuera” de los partidos, sea la única capaz de arbitrar entre los candidatos para definir quién es el favorito para una candidatura. De manera más general, podemos argumentar que el campo político se ha, sin duda alguna, “individualizado” : este ahora pone en competencia a personalidades respaldadas por partidos políticos y ya no más a partidos políticos representados por personalidades. Hemos asistidos a una inversión de las modalidades. Hoy, no es la UDI quien postula a Evelyn Matthei como candidata a la presidencia de Chile, es Evelyn Matthei que está tirando el carro de Chile Vamos, con todos los partidos que lo componen; y no lo hace como militante de la UDI, sino como “Evelyn Matthei”, personaje político “autónomo”, alcaldesa de Providencia. Hoy, las personalidades sobrepasan a los partidos, sino que sería el PDG sin Franco Parisi. O el Partido Republicano sin José Antonio Kast. Así, el estatus político que otorga el concepto de celebridad se ha visto alterado. Hoy, es el principal recurso en la carrera por la elegibilidad y ya no es un atributo accidentalmente asociado al cargo. Para quienes no cuentan con un capital de celebridad previo a una elección, es decir quienes no se benefician de una alta “tasa de conocimiento”, una campaña electoral ya no basta para poder rectificar lo que hoy constituye una tremenda falencia. Para ser competitivo, hay que ser famoso, activo en redes sociales y sacarse numerosas “selfies”. La fase actual de nuestra historia política, la que tolera y enarbolese la personalización de la política a costa; a la diferencia de lo que se solía hacer antes; de exhibir y reivindicar una naturaleza y un comportamiento ejemplar en la área publica, descalifica el discurso institucional. Privilegia más bien la broma / la buena talla, el discurso exaltado y panfletario en vez de una moderación razonada. Hoy, la ejemplaridad en el cargo y en su rol de político es vista como una incapacidad para reducir la distancia que separa a quienes gobiernan de quienes son gobernados. Y eso es un error. Porque llegan al poder gente que es incapaz de gobernar, no teniendo la aptitudes técnicas ni psicológicas para gobernar, ya que tomaron el camino corto para llegar a la cúspide. No vivieron el recorrido iniciático que cada héroe de los cuentos mitológicos y/o clásicos debe vivir para consagrarse justamente como héroe. Es casi una ley humana que hoy en día está “ by passeada ” por la evolución de nuestra sociedad y sus tan importantes “ rrss ”. En 1968, la gran figura del pop-art, Andy Warhol, escribía en el catálogo de una muestra en Estocolmo: « En el futuro, todo el mundo tendrá derecho a sus quince minutos de fama». Andy Warhol había sentido los tiempos que se avecinaban: efectivamente, una época basada en el ego. Irónicamente, podemos pensar que la mejor manera de anestesiar a un pueblo es hacerle creer que cada uno tiene una cierta importancia, que cada individuo que compone la sociedad es único y tendrá derecho a expresar esa singularidad, a hacer valer su tan pertinente opinión, porque todos deben estar informados de los diferentes aspectos de esa singularidad que «me» distingue del resto de la masa. Y eso, a lo menos, durante un cuarto de hora. Muchos esperan hoy tener su breve momento de fama cotidiana. Sus likes por montón en Facebook, sus « corazones » en Instagram (bajo sus selfies con pose de duck face); toneladas de followers y retuiteos para que sus comentarios, chistes y memes ojalá lleguen a ser virales. Hoy, el principal enemigo de todos es, en realidad, el anonimato. Ese que produce la multitud. Lo principal, hoy, es ser famoso. A toda costa. Poco importa las competencias que uno pueda exhibir, los recursos que se van a utilizar para llegar a aquello. Poco importa ser incapaz de dirigir una municipalidad, una región, un país; y que se lleve a la quiebra cualquier proyecto que se establezca. En 2024, eso es accesorio…. pero eso sólo, quizás, hasta le momento que la cruda realidad alcance lo virtual, y que lo virtual no pueda esconder lo real. Porque a un momento dado, los celulares, las Tablet, los computadores terminan apagándose. Por lo menos, por un rato.
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto significativo en la salud mental de la población, lo que se refleja en el aumento de licencias médicas por problemas de salud mental. Ante esta situación, se ha lanzado la tercera versión de la campaña masiva de prevención y promoción, Cuida Tu Salud Mental, liderada por PsiConecta y con la participación de diversas organizaciones como Sana Mente, la Universidad Católica, el Instituto Milenio para la Investigación en Depresión y Personalidad, Metro de Santiago, la Agencia Dive y la Agencia Loca. La campaña se centra en la exhibición de cápsulas psicoeducativas, protagonizadas por suricatas, que promueven hábitos saludables para el cuidado de la salud mental, como la alimentación, el buen dormir, prácticas mentales y movimiento corporal. Estas cápsulas se podrán ver en las pantallas de la red de transporte público Metro de Santiago. Paula Errázuriz, académica de Psicología UC y fundadora de PsiConecta, destaca la importancia de este animal en la campaña, ya que son animales que se cuidan mutuamente, lo que refleja la importancia de cuidar y acompañar a otros y a uno mismo, especialmente en estas fechas. La invitación es a participar activamente en la campaña, estar atentos a las redes sociales y a los distintos videos que estarán en circulación para poder cambiar ciertos hábitos que permitan mejorar la salud mental. Para más información sobre la campaña, se puede ingresar al sitio web de www.psiconecta.org. El programa se estrena todos los sábados a las 22:00 horas por las pantallas de CNN Chile y tiene como propósito comunicar, informar y visibilizar el incremento de trastornos de salud mental, así como entregar herramientas para mejorar los niveles de bienestar y felicidad.
Para nadie es un secreto que las amistades son una parte fundamental de nuestra vida. Y no hace falta que le pregunten a los adolescentes, que para ellos lo es todo. Pero pasa más de una vez y a cualquier edad que esos amigos inseparables empiezan a verse menos, chatean de vez en cuando y dejan de hablarse a menudo. ¿Sin causa aparente? Eso es lo que pensamos. Pero, según los expertos, siempre hay una razón. Hablamos de esas situaciones y cómo afrontarlas. Quien tiene un buen amigo, tiene un tesoro, reza el dicho popular. Y es que esas amistades verdaderas, como ha corroborado un estudio científico publicado en la revista Genus, nos pueden ayudar a mitigar los niveles de ansiedad y depresión. Otra investigación de la Universidad de California en San Diego encontró que las personas se ven más atractivas cuando están rodeadas de un grupo de amigos. E incluso el antropólogo británico Robin Dunbar ha llegado a la conclusión de que el número de amigos íntimos está entre 3 y 5. Los motivos La personalidad y evolución de la vida, factores que nos alejan Y aunque la ciencia nos siga descubriendo más motivos para conservar una buena amistad, ¿por qué se nos hace difícil mantenerla en el tiempo? O, ¿por qué nos distanciamos de un buen amigo/a? Las razones pueden ser obvias, pero muchas veces no somos conscientes de ellas. Para la psicóloga Nathalie P. Lizeretti, hay diferentes aspectos a tener en cuenta, y uno de ellos es la personalidad de cada uno: “hay quienes tienen muchos amigos pero no son íntimos; en cambio otros igual tienen dos amigos pero son para toda la vida y eso depende del tipo de vínculo y de la personalidad”, dice la experta, que es coordinadora del Grupo de Trabajo de Inteligencia Emocional del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña (COPC). El otro aspecto que nos puede alejar de un buen amigo, según Lizeretti, es el evolutivo. Por ejemplo, muchas veces pasa con esas amistades de la infancia y que se tambalean en la adolescencia, cuando aparecen las parejas, “porque lo que antes era solo mis amigos, ahora lo tengo que compartir también con una pareja”, dice la experta. Luego seguimos evolucionando, vienen los hijos y cada vez hay menos espacio para ofrecer o compartir con los amigos. Normalmente empiezas a quedar más con los papás de los niños del colegio y no tienes tanto tiempo para quedar con tus amigos de toda la vida. “Son esas cosas de la vida cotidiana que pueden llevar a distanciarnos en cantidad de tiempo de los amigos, pero no en calidad”, añade Lizeretti, que es también directora del centro de investigación, formación y desarrollo de inteligencia emocional (CIDIE) fundación Ramón Rosal en Mataró. Envejecer y madurar El paso de los años… ¿tiene algo que ver? A medida que envejecemos también tendemos a reducir nuestro círculo de amistades. Es a partir de los 25 años que empezamos a perder más amigos que los que hacemos, según han confirmado investigadores de la Universidad de Oxford y de la Universidad Aalto de Finlandia. En muchas ocasiones, con el paso de los años, nos vamos volviendo más selectivos con nuestras amistades, apunta Montse Armero, psicóloga general sanitaria. ¿La explicación? Es que cuando somos más jóvenes, muchas amistades se forjan en un contexto más heterogéneo como puede ser el colegio o instituto. “Con esas personas podemos compartir valores o formas de ver la vida, pero muchas veces no es así, simplemente son personas con las que compartimos un espacio educativo en común”, comenta la especialista. Además, en nuestras primeras etapas vitales no nos conocemos tan bien a nosotros mismos y no tenemos tan claro qué nos gusta y qué no de los demás. En cambio, cuando somos adultos, solemos aumentar nuestro nivel de autoconocimiento y tenemos menos dudas acerca de con qué tipo de personas preferimos rodearnos, por lo que a menudo somos más selectivos, matiza Armero, que es también experta en mindfulness y estilo de vida saludable. Cuando las redes sociales se inmiscuyen En las relaciones digitales hay muchas cosas que se malinterpretan Un paso más allá, Lizeretti también pone el foco en las redes sociales que si bien nos han permitido poder estar en contacto con gente de fuera, también están provocando confusión en torno a conceptos como la amistad verdadera o lo que es auténtico o no, sobre todo en los más jóvenes o adolescentes. “Hay muchas cosas que se malinterpretan como el que te den un like, te añadan, cosas que no tienen nada que ver con lo que es la amistad. No puedes decir que tienes 500 amigos en Instagram porque no son amigos”, recalca la experta. Para la psicóloga del COPC, se está entrando en una superficialidad de las relaciones humanas. Y pone la lupa sobre la típica imagen de grupos de amigos sentados en un banco, restaurante o terraza y cada uno está con su móvil. “Ahí se está poniendo por delante al que no está y no al que está sentado a su costado”, dice Lizeretti. No se debe olvidar que la amistad, junto a la pareja y la familia, es uno de los pilares del ser humano. Y muchas veces nuestra salud mental depende de nuestra red de amigos, recuerda la psicóloga. “Pero de esas amistades que cuando estás hecho polvo sabes que llamarás y van a dedicarte un espacio para ti aunque tenga que dejar todo lo demás. Y esto las redes sociales están haciendo que se pierda”, matiza la experta. Asimilando la pérdida ¿Cómo nos afecta el alejamiento de ese buen amigo? Cuando hay una ruptura significativa en la vida de las personas, sea con una pareja, familiar o una amistad cercana, lo habitual es que experimentemos diferentes emociones a medida que vamos asimilando esa pérdida, explica Armero. “Son las llamadas fases del duelo, que no solo son aplicables al fallecimiento de alguien cercano. Y el modelo más conocido para describir estas etapas es el de la psiquiatra Elisabeth Klübber-Ross, que incluye las fases de negación, ira, negociación, dolor emocional y aceptación”, detalla la psicóloga. “Aunque es importante tener claro que no todas las personas pasamos por las mismas etapas ni experimentamos las mismas emociones - continúa Armero-. Habrá personas que ante la ruptura con un buen amigo experimenten su dolor a través del llanto o la tristeza, otras se sentirán más angustiadas o sentirán más enfado y rencor propios de la ira. En resumen, podemos experimentar esas sensaciones y emociones de forma muy mezclada”. También dependerá de la fase evolutiva en la que nos encontremos. Tal como explica Lizeretti, no es lo mismo distanciarnos o perder una amistad cuando somos adolescentes ya que en esta etapa lo más importante del mundo son tus amigos, por lo tanto se lo puede vivir de una forma más dramática que si lo pierdes o te distancias con 30 años cuando tienes hijos, pareja o una hipoteca que pagar. El nivel de comprensión emocional que tenga cada persona para aceptar o no las razones por las que una amiga o un amigo se aleje en ciertos momentos de nuestra vida, también cuenta. Por ejemplo, si tu amiga tiene hijos y tú no, entenderás que ella ahora hace planes más de niños, que tiene otras obligaciones y que de alguna manera se distancia en cantidad de tiempo de ti, pero no en calidad. En algún momento los hijos crecerán y volveréis a retomar la amistad, de otra manera pero la volveréis a retomar, indica Lizeretti. Qué hacer Empatía, tolerancia y comunicación ¡tus aliados! En resumen, las amistades íntimas o verdaderas no se pierden. “Puede haber un distanciamiento en la cantidad de tiempo que dediques a estar con tus amigos pero no en la calidad. Al final, si hay un vínculo emocional muy fuerte y estrecho, esa amistad no se rompe”, recuerda Lizeretti. En la misma línea, Armero enfatiza la importancia de la empatía: “hay que entender a los demás aunque no vivamos su misma situación”. Ahora bien, si el distanciamiento de la amistad se debe a un motivo externo a la relación, como puede ser la pandemia o porque has estado fuera, una buena manera para retomarla puede ser recuperar antiguos hábitos o crear nuevos con los que ambas personas se sientan cómodas, indica Armero. Pero si el distanciamiento se da por un malentendido o unas expectativas no cumplidas, Armero recomienda hablar y expresar lo que nos ha dolido y distanciado. “Una buena relación de amistad hay que cuidarla mucho, y eso implica hacer uso de una comunicación frecuente y que podamos expresar cómo nos sentimos”, agrega. Cosas simples como llamar más a menudo o verse un rato a través de videollamadas también nos acercan mucho y nos ayudan a mantener ese vínculo emocional, indica Armero. “Y si no puedes hablar frecuentemente al menos mantén el contacto a través de mensajes de audio o por escrito. O incluso puedes enviar una carta, postal o felicitación de Navidad”, remata la psicóloga.
Esta metodología permite que la persona se focalice y se concentre en lo que es realmente rentable en términos de productividad, eliminando todas las distracciones que puede haber alrededor. De dónde viene y cómo aplicarla. A lo largo de las décadas han aparecido métodos que contribuyen al bienestar de las personas. La metodología ‘Walt Disney’ , ‘PROACT’ , ‘Harvard’ , ‘el silencio incómodo’ , son algunos de los miles de casos que contribuyen a la vida personal y el trabajo de las personas y permiten un equilibrio que garantiza el éxito personal de cada una de ellas. Una vez que nacen y se difunden son aplicadas hasta por reconocidos millonarios que, al utilizarlas diariamente, aumentan su patrimonio e influencia. Sumado a las historias ejemplares de Elon Musk o Jeff Bezos, Bill Gates tomó y fomentó una metodología que le cambió la vida: “Deep Work” o también denominado “trabajo profundo”. En este hábito en particular (porque si no, no tendría grandes efectos) las personas se concentran realmente en lo que es rentable en términos de productividad. De esta manera, se elimina todo tipo distracciones que existen alrededor, como puede ser el teléfono celular o diversas aplicaciones. La metodología Si bien se hizo reconocida por el fundador de Microsoft, este método fue acuñado por el profesor de Ciencias de la Computación en la Universidad de Georgetown, Cal Newport, en su texto denominado: “Deep Work: Rules for Focused Success in a Distracted World” (Trabajo profundo: Reglas para el éxito enfocado en un mundo disperso, en español). El autor remarca que, a través de periodos de 60 y 90 minutos, se pueden establecer grandes estados de concentración sin distracciones y garantizando que la mente trabaje en su máximo esplendor y potencial. La teoría propone que las personas se predispongan a poner foco en una actividad que verdaderamente importa y es productiva y eliminar todo tipo de distracción que puede llegar a incidir negativamente durante ese tiempo. Aquí es donde se diferencian lo que implica el trabajo profundo del trabajo superficial, que incluye llamadas, responder mails o ir a reuniones. Si bien esto último debe ocupar su atención, no debe ocupar la mayoría del tiempo. Según una investigación denominada “Pormenores del trabajo” realizada por ASANA, una marca que potencia a las empresas al organizar su trabajo en un espacio conectado, los trabajadores del conocimiento “dedican el 60 % de su tiempo a tareas de coordinación, como responder emails, coordinar proyectos y programar reuniones”. Los beneficios de aplicarla Así es como llevándola a cabo trae consigo numerosos beneficios. El primero (y ya resaltado) eliminar la distracción. ¿Por qué tan importante? Existen fenómenos como el llamado “atención residual” que, por ejemplo, ocurre cuando se está realizando alguna tarea en particular y se mira el celular para ver un mensaje. Este mensaje puede hacer que no sea tan efectiva la tarea. Según diversas investigaciones, una persona puede demorar hasta 20 minutos en recuperar el estado de concentración después de una interrupción. Otra de las ventajas es que permite reconfigurar el cerebro. A través de esta metodología, se aprende más rápido habilidades nuevas. La mente afianza y construye los conocimientos en una base más sólida y facilita que se desarrollen estas habilidades con mayor efectividad. Al aprender más rápido, la persona logra resolver situaciones más complejas en tiempos impensados y crea otros proyectos a mayor velocidad y más innovadores, ya que enfoca la mirada en las prioridades. Estas últimas posibilidades traerán sin dudas, gratificación y fluidez. Claves para aplicarlo Existen algunos secretos que ayudan a la aplicación de esta metodología. Estos son: Identificar las distracciones: El primer gran paso es descubrir, reconocer y aceptar las distracciones que la persona tiene a su alrededor. Gran parte de los individuos son adictos o al menos no llevan un control del tiempo que pasan mirando la pantalla. Los dispositivos móviles pasan a ser, muchas veces, una herramienta eficaz a otra letal, que no contribuye para nada en el trabajo. Determinar el tiempo: El siguiente paso será lo que se denomina en inglés el “time blocking” (bloquear el tiempo). Aquí la persona elige determinadas horas para trabajar y enfocarse en su objetivo a alcanzar. En esta oportunidad, suele optar por las horas que más productivo se siente, como pueden ser las primeras horas de la mañana o la primera hora de la tarde. Crear rituales: La mente, por lo general, recuerda asociaciones específicas. Es decir, aprende, anticipa y se prepara cuando usa una misma combinación que sabe que la va a utilizar más adelante. Así es como las personas pueden realizar rituales antes de entrar en concentración para avisarle al cerebro que es momento de encontrarse y trabajar. Preguntas como: dónde vas a trabajar; cuándo y durante cuánto tiempo; de qué manera y que hace falta, contribuyen a la respuesta del ritual. Sumar descansos: El cerebro, como cualquier parte del cuerpo, se cansa si se le exige demasiado. Por eso, para generar mayor energía y, además, ser los plazos más duraderos y efectivos, será mejor determinar los minutos del cansancio y aplicarlos en su momento justo. En su caso, Gates sugiere tres a cuatro horas de uso intensivo con descansos de 10’, ya que, luego de un tiempo más largo, es muy difícil que una persona actúe con eficacia. Reduce las distracciones y planifica: Ser conscientes de las distracciones y decidir cambiarlas o hasta el momento, darle un espacio al costado, es fundamental para el progreso del método. Sincerarse y hacer algo al respecto, es una decisión más que valiosa (y valiente!). Por último, la planificación. Sin saber hacia dónde se va, será muy difícil tomar decisiones. Así es como la persona debe decidir qué se trabajará, a qué hora y con qué herramientas. De esta manera, no se liberará nada al azar. Sea Bill Gates o una persona no reconocida, el método “Deep Work” siempre estará para todos y todas, sin excepción, para contribuir con el bienestar laboral y personal.
Las Redes Sociales afectan a nuestra autoestima y bienestar, así lo demuestran numerosos estudios psicológicos que ven a las redes sociales como un factor de riesgo para la autoestima de las personas. Las publicaciones mostradas en las redes sociales afectan a la percepción de la autoimagen propia, perjudicando nuestro nivel de autoestima. Un factor importante es la frecuencia y tiempo que las personas usan las redes sociales, a mayor uso más influencia tienen. La utilización de las nuevas tecnologías parece idealizar un patrón de mujer y hombre perfectos, una vida perfecta, creada en un perfil social. No muestran una realidad, sólo una apariencia idealizada. Se ha visto que las mujeres presentan mayor afectación, pero también los hombres reaccionan ante publicaciones de cuerpos musculosos y esbeltos, llevándolos a visualizarse con ese cuerpo idealizado, y por ello las redes sociales afectan a nuestra autoestima y bienestar, porque modifican nuestra conducta para conseguirlo. Influencers, ¿realidad o ficción? Es habitual seguir en redes sociales a influencers, marcas o revistas cuyas publicaciones se asemejan más a anuncios publicitarios que al día a día de las personas en general, cuyo fin es la venta de un producto, llegando a nosotros imágenes poco realistas de cómo deberíamos ser nosotros y cómo debería ser nuestro día a día. Un estereotipo de belleza y de estilo de vida que no es fácilmente alcanzable. Esta comparación puede incidir en la aparición de consecuencias emocionales, ya que nos genera frustración, desmotivación, vacío, tristeza e, incluso, rabia, y una baja autoestima. Así mismo, en los casos en los que se vea afectada la percepción de la autoimagen, puede favorecer la aparición de trastornos depresivos y alimentarios. Like=felicidad Por otra parte, cuando somos nosotros los que realizamos publicaciones, ya sean fotos, videos o pensamientos y recibimos “ likes ” o comentarios en nuestro perfil, nos provoca una gratificación inmediata, ya que estamos siendo aprobados por los demás, y estamos siendo aceptados. Todos tenemos la necesidad de encajar y de ser queridos y cuidados por los demás, y esta sensación de placer, generada por una aprobación externa, provoca que cada vez queramos más, como una especie de adicción. Por lo tanto, las redes sociales están provocando que nuestro bienestar o placer dependa de un agente externo, es decir, nuestra felicidad empieza a no depender de nosotros mismos, si no, de nuestra red social. Entregamos nuestra felicidad a personas que ni siquiera forman parte de nuestro día a día. Este uso indebido de las redes sociales también tiene consecuencias a nivel cognitivo, ya que varios estudios demuestran cómo nuestra capacidad de atención y concentración está disminuyendo desde que el uso de la tecnología se ha instalado tantas horas a lo largo de nuestro día a día. Así mismo, nuestro nivel de paciencia también ha decaído: necesitamos más estímulos, pero más pequeños y rápidos, para no “cansarnos” o aburrirnos. TIPS para utilizar las Redes Sociales Tener un uso productivo y equilibrado de las diferentes redes, en unos horarios previamente “pactados” contigo mismo/a. Usarlas para seguir información que nos aporte un aprendizaje y autoconocimiento. Recordar siempre que en las publicaciones no aparece la verdad completa, sólo exponemos una parte del todo. Dejar de seguir cuentas que afecten a nuestro bienestar. Todo lo que nos genere una comparación y la no aceptación propia. Recordar que las redes sociales son sólo canales de comunicación e interacción. Se debe evitar a toda costa tomarlas como un modelo que influya en nuestro estilo de vida. Aprender a apreciar nuestra realidad, nuestra vida tal y como es, y centrarnos en conseguir nuestros propósitos.
La teórica francesa y crítica de arte, Marion Zilo, escribió el libro “ Faceworld, le visage au XXI siècle” (“Faceworld, el rostro en el siglo XXI”), que trata de las fuentes del narcisismo contemporáneo , del cual la selfie ( autorretrato realizado con la cámara de un celular) es su paroxismo. Y en esta aérea, existe una fecha histórica: la ceremonia de los Premios Oscar en marzo de 2014. Al cierre de esa edición de la gala norteamericana, la presentadora Ellen DeGeneres reunió a un grupo de actrices y actores allí presentes para realizar una 'selfie' . De esa manera, protagonizó uno de los gestos más cotidianos en las redes sociales y lo compartió en twitter. En esa oportunidad, podíamos ver a Jennifer Lawrence, Meryl Streep, Channing Tatum, Julia Roberts, Bradley Cooper y Angelina Jolie. La propia Ellen DeGeneres redactó el mensaje siguiente: Ojalá el brazo de Bradley (Cooper) fuese más largo. ¡La mejor foto de la historia!, y la viralizó. El Tuit enviado comenzó a correr como la pólvora y rápidamente llegó a alcanzar la impresionante suma de 3 millones de retuits (reenvíos) . No podríamos afirmar si esta fue o no la mejor foto de la historia, como lo autoproclamó la animadora, pero si definitivamente, considerándolo a posteriori, ha sido un hito comunicacional que marcará un antes y un después. Y eso también incluye el mundo político . En efecto, hoy la “celebridad” se ha convertido en un recurso político fundamental . Y eso, porque el campo político ha ganado en heteronomía, es decir que es un “campo laboral” que se ha continuamente abierto a cada vez más actores porque básicamente la dependencia a la opinión pública ha reemplazado la dependencia a las instituciones. Hoy, la opinión pública dicta los pasos de todos los políticos y por eso se habla tanto de “populismo”, porque se “dialoga” directamente con el pueblo, indicándole lo que quiere escuchar, sin importar lo sensato y coherente de lo que se anuncia. Hoy nadie puede negar que hemos asistido a un real declive de las instituciones partidistas, ya que los partidos políticos han dejado de ser el espacio dentro del cual se construyen las candidaturas . Observen simplemente los 4 últimos alcaldes que ha tenido Antofagasta. Es decir, en esta ciudad, hace más de 20 años que no gana un alcalde que provenga de un partido político. La irrupción en el juego político de la opinión pública, cada vez más grande y potenciada aún más por el “boom” de las redes sociales (rrss), hace que la opinión pública, “por fuera” de los partidos, sea la única capaz de arbitrar entre los candidatos para definir quién es el favorito para una candidatura. De manera más general, podemos argumentar que el campo político se ha, sin duda alguna, “individualizado” : este ahora pone en competencia a personalidades respaldadas por partidos políticos y ya no más a partidos políticos representados por personalidades. Hemos asistidos a una inversión de las modalidades. Hoy, no es la UDI quien postula a Evelyn Matthei como candidata a la presidencia de Chile, es Evelyn Matthei que está tirando el carro de Chile Vamos, con todos los partidos que lo componen; y no lo hace como militante de la UDI, sino como “Evelyn Matthei”, personaje político “autónomo”, alcaldesa de Providencia. Hoy, las personalidades sobrepasan a los partidos, sino que sería el PDG sin Franco Parisi. O el Partido Republicano sin José Antonio Kast. Así, el estatus político que otorga el concepto de celebridad se ha visto alterado. Hoy, es el principal recurso en la carrera por la elegibilidad y ya no es un atributo accidentalmente asociado al cargo. Para quienes no cuentan con un capital de celebridad previo a una elección, es decir quienes no se benefician de una alta “tasa de conocimiento”, una campaña electoral ya no basta para poder rectificar lo que hoy constituye una tremenda falencia. Para ser competitivo, hay que ser famoso, activo en redes sociales y sacarse numerosas “selfies”. La fase actual de nuestra historia política, la que tolera y enarbolese la personalización de la política a costa; a la diferencia de lo que se solía hacer antes; de exhibir y reivindicar una naturaleza y un comportamiento ejemplar en la área publica, descalifica el discurso institucional. Privilegia más bien la broma / la buena talla, el discurso exaltado y panfletario en vez de una moderación razonada. Hoy, la ejemplaridad en el cargo y en su rol de político es vista como una incapacidad para reducir la distancia que separa a quienes gobiernan de quienes son gobernados. Y eso es un error. Porque llegan al poder gente que es incapaz de gobernar, no teniendo la aptitudes técnicas ni psicológicas para gobernar, ya que tomaron el camino corto para llegar a la cúspide. No vivieron el recorrido iniciático que cada héroe de los cuentos mitológicos y/o clásicos debe vivir para consagrarse justamente como héroe. Es casi una ley humana que hoy en día está “ by passeada ” por la evolución de nuestra sociedad y sus tan importantes “ rrss ”. En 1968, la gran figura del pop-art, Andy Warhol, escribía en el catálogo de una muestra en Estocolmo: « En el futuro, todo el mundo tendrá derecho a sus quince minutos de fama». Andy Warhol había sentido los tiempos que se avecinaban: efectivamente, una época basada en el ego. Irónicamente, podemos pensar que la mejor manera de anestesiar a un pueblo es hacerle creer que cada uno tiene una cierta importancia, que cada individuo que compone la sociedad es único y tendrá derecho a expresar esa singularidad, a hacer valer su tan pertinente opinión, porque todos deben estar informados de los diferentes aspectos de esa singularidad que «me» distingue del resto de la masa. Y eso, a lo menos, durante un cuarto de hora. Muchos esperan hoy tener su breve momento de fama cotidiana. Sus likes por montón en Facebook, sus « corazones » en Instagram (bajo sus selfies con pose de duck face); toneladas de followers y retuiteos para que sus comentarios, chistes y memes ojalá lleguen a ser virales. Hoy, el principal enemigo de todos es, en realidad, el anonimato. Ese que produce la multitud. Lo principal, hoy, es ser famoso. A toda costa. Poco importa las competencias que uno pueda exhibir, los recursos que se van a utilizar para llegar a aquello. Poco importa ser incapaz de dirigir una municipalidad, una región, un país; y que se lleve a la quiebra cualquier proyecto que se establezca. En 2024, eso es accesorio…. pero eso sólo, quizás, hasta le momento que la cruda realidad alcance lo virtual, y que lo virtual no pueda esconder lo real. Porque a un momento dado, los celulares, las Tablet, los computadores terminan apagándose. Por lo menos, por un rato.
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto significativo en la salud mental de la población, lo que se refleja en el aumento de licencias médicas por problemas de salud mental. Ante esta situación, se ha lanzado la tercera versión de la campaña masiva de prevención y promoción, Cuida Tu Salud Mental, liderada por PsiConecta y con la participación de diversas organizaciones como Sana Mente, la Universidad Católica, el Instituto Milenio para la Investigación en Depresión y Personalidad, Metro de Santiago, la Agencia Dive y la Agencia Loca. La campaña se centra en la exhibición de cápsulas psicoeducativas, protagonizadas por suricatas, que promueven hábitos saludables para el cuidado de la salud mental, como la alimentación, el buen dormir, prácticas mentales y movimiento corporal. Estas cápsulas se podrán ver en las pantallas de la red de transporte público Metro de Santiago. Paula Errázuriz, académica de Psicología UC y fundadora de PsiConecta, destaca la importancia de este animal en la campaña, ya que son animales que se cuidan mutuamente, lo que refleja la importancia de cuidar y acompañar a otros y a uno mismo, especialmente en estas fechas. La invitación es a participar activamente en la campaña, estar atentos a las redes sociales y a los distintos videos que estarán en circulación para poder cambiar ciertos hábitos que permitan mejorar la salud mental. Para más información sobre la campaña, se puede ingresar al sitio web de www.psiconecta.org. El programa se estrena todos los sábados a las 22:00 horas por las pantallas de CNN Chile y tiene como propósito comunicar, informar y visibilizar el incremento de trastornos de salud mental, así como entregar herramientas para mejorar los niveles de bienestar y felicidad.
Para nadie es un secreto que las amistades son una parte fundamental de nuestra vida. Y no hace falta que le pregunten a los adolescentes, que para ellos lo es todo. Pero pasa más de una vez y a cualquier edad que esos amigos inseparables empiezan a verse menos, chatean de vez en cuando y dejan de hablarse a menudo. ¿Sin causa aparente? Eso es lo que pensamos. Pero, según los expertos, siempre hay una razón. Hablamos de esas situaciones y cómo afrontarlas. Quien tiene un buen amigo, tiene un tesoro, reza el dicho popular. Y es que esas amistades verdaderas, como ha corroborado un estudio científico publicado en la revista Genus, nos pueden ayudar a mitigar los niveles de ansiedad y depresión. Otra investigación de la Universidad de California en San Diego encontró que las personas se ven más atractivas cuando están rodeadas de un grupo de amigos. E incluso el antropólogo británico Robin Dunbar ha llegado a la conclusión de que el número de amigos íntimos está entre 3 y 5. Los motivos La personalidad y evolución de la vida, factores que nos alejan Y aunque la ciencia nos siga descubriendo más motivos para conservar una buena amistad, ¿por qué se nos hace difícil mantenerla en el tiempo? O, ¿por qué nos distanciamos de un buen amigo/a? Las razones pueden ser obvias, pero muchas veces no somos conscientes de ellas. Para la psicóloga Nathalie P. Lizeretti, hay diferentes aspectos a tener en cuenta, y uno de ellos es la personalidad de cada uno: “hay quienes tienen muchos amigos pero no son íntimos; en cambio otros igual tienen dos amigos pero son para toda la vida y eso depende del tipo de vínculo y de la personalidad”, dice la experta, que es coordinadora del Grupo de Trabajo de Inteligencia Emocional del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña (COPC). El otro aspecto que nos puede alejar de un buen amigo, según Lizeretti, es el evolutivo. Por ejemplo, muchas veces pasa con esas amistades de la infancia y que se tambalean en la adolescencia, cuando aparecen las parejas, “porque lo que antes era solo mis amigos, ahora lo tengo que compartir también con una pareja”, dice la experta. Luego seguimos evolucionando, vienen los hijos y cada vez hay menos espacio para ofrecer o compartir con los amigos. Normalmente empiezas a quedar más con los papás de los niños del colegio y no tienes tanto tiempo para quedar con tus amigos de toda la vida. “Son esas cosas de la vida cotidiana que pueden llevar a distanciarnos en cantidad de tiempo de los amigos, pero no en calidad”, añade Lizeretti, que es también directora del centro de investigación, formación y desarrollo de inteligencia emocional (CIDIE) fundación Ramón Rosal en Mataró. Envejecer y madurar El paso de los años… ¿tiene algo que ver? A medida que envejecemos también tendemos a reducir nuestro círculo de amistades. Es a partir de los 25 años que empezamos a perder más amigos que los que hacemos, según han confirmado investigadores de la Universidad de Oxford y de la Universidad Aalto de Finlandia. En muchas ocasiones, con el paso de los años, nos vamos volviendo más selectivos con nuestras amistades, apunta Montse Armero, psicóloga general sanitaria. ¿La explicación? Es que cuando somos más jóvenes, muchas amistades se forjan en un contexto más heterogéneo como puede ser el colegio o instituto. “Con esas personas podemos compartir valores o formas de ver la vida, pero muchas veces no es así, simplemente son personas con las que compartimos un espacio educativo en común”, comenta la especialista. Además, en nuestras primeras etapas vitales no nos conocemos tan bien a nosotros mismos y no tenemos tan claro qué nos gusta y qué no de los demás. En cambio, cuando somos adultos, solemos aumentar nuestro nivel de autoconocimiento y tenemos menos dudas acerca de con qué tipo de personas preferimos rodearnos, por lo que a menudo somos más selectivos, matiza Armero, que es también experta en mindfulness y estilo de vida saludable. Cuando las redes sociales se inmiscuyen En las relaciones digitales hay muchas cosas que se malinterpretan Un paso más allá, Lizeretti también pone el foco en las redes sociales que si bien nos han permitido poder estar en contacto con gente de fuera, también están provocando confusión en torno a conceptos como la amistad verdadera o lo que es auténtico o no, sobre todo en los más jóvenes o adolescentes. “Hay muchas cosas que se malinterpretan como el que te den un like, te añadan, cosas que no tienen nada que ver con lo que es la amistad. No puedes decir que tienes 500 amigos en Instagram porque no son amigos”, recalca la experta. Para la psicóloga del COPC, se está entrando en una superficialidad de las relaciones humanas. Y pone la lupa sobre la típica imagen de grupos de amigos sentados en un banco, restaurante o terraza y cada uno está con su móvil. “Ahí se está poniendo por delante al que no está y no al que está sentado a su costado”, dice Lizeretti. No se debe olvidar que la amistad, junto a la pareja y la familia, es uno de los pilares del ser humano. Y muchas veces nuestra salud mental depende de nuestra red de amigos, recuerda la psicóloga. “Pero de esas amistades que cuando estás hecho polvo sabes que llamarás y van a dedicarte un espacio para ti aunque tenga que dejar todo lo demás. Y esto las redes sociales están haciendo que se pierda”, matiza la experta. Asimilando la pérdida ¿Cómo nos afecta el alejamiento de ese buen amigo? Cuando hay una ruptura significativa en la vida de las personas, sea con una pareja, familiar o una amistad cercana, lo habitual es que experimentemos diferentes emociones a medida que vamos asimilando esa pérdida, explica Armero. “Son las llamadas fases del duelo, que no solo son aplicables al fallecimiento de alguien cercano. Y el modelo más conocido para describir estas etapas es el de la psiquiatra Elisabeth Klübber-Ross, que incluye las fases de negación, ira, negociación, dolor emocional y aceptación”, detalla la psicóloga. “Aunque es importante tener claro que no todas las personas pasamos por las mismas etapas ni experimentamos las mismas emociones - continúa Armero-. Habrá personas que ante la ruptura con un buen amigo experimenten su dolor a través del llanto o la tristeza, otras se sentirán más angustiadas o sentirán más enfado y rencor propios de la ira. En resumen, podemos experimentar esas sensaciones y emociones de forma muy mezclada”. También dependerá de la fase evolutiva en la que nos encontremos. Tal como explica Lizeretti, no es lo mismo distanciarnos o perder una amistad cuando somos adolescentes ya que en esta etapa lo más importante del mundo son tus amigos, por lo tanto se lo puede vivir de una forma más dramática que si lo pierdes o te distancias con 30 años cuando tienes hijos, pareja o una hipoteca que pagar. El nivel de comprensión emocional que tenga cada persona para aceptar o no las razones por las que una amiga o un amigo se aleje en ciertos momentos de nuestra vida, también cuenta. Por ejemplo, si tu amiga tiene hijos y tú no, entenderás que ella ahora hace planes más de niños, que tiene otras obligaciones y que de alguna manera se distancia en cantidad de tiempo de ti, pero no en calidad. En algún momento los hijos crecerán y volveréis a retomar la amistad, de otra manera pero la volveréis a retomar, indica Lizeretti. Qué hacer Empatía, tolerancia y comunicación ¡tus aliados! En resumen, las amistades íntimas o verdaderas no se pierden. “Puede haber un distanciamiento en la cantidad de tiempo que dediques a estar con tus amigos pero no en la calidad. Al final, si hay un vínculo emocional muy fuerte y estrecho, esa amistad no se rompe”, recuerda Lizeretti. En la misma línea, Armero enfatiza la importancia de la empatía: “hay que entender a los demás aunque no vivamos su misma situación”. Ahora bien, si el distanciamiento de la amistad se debe a un motivo externo a la relación, como puede ser la pandemia o porque has estado fuera, una buena manera para retomarla puede ser recuperar antiguos hábitos o crear nuevos con los que ambas personas se sientan cómodas, indica Armero. Pero si el distanciamiento se da por un malentendido o unas expectativas no cumplidas, Armero recomienda hablar y expresar lo que nos ha dolido y distanciado. “Una buena relación de amistad hay que cuidarla mucho, y eso implica hacer uso de una comunicación frecuente y que podamos expresar cómo nos sentimos”, agrega. Cosas simples como llamar más a menudo o verse un rato a través de videollamadas también nos acercan mucho y nos ayudan a mantener ese vínculo emocional, indica Armero. “Y si no puedes hablar frecuentemente al menos mantén el contacto a través de mensajes de audio o por escrito. O incluso puedes enviar una carta, postal o felicitación de Navidad”, remata la psicóloga.
Esta metodología permite que la persona se focalice y se concentre en lo que es realmente rentable en términos de productividad, eliminando todas las distracciones que puede haber alrededor. De dónde viene y cómo aplicarla. A lo largo de las décadas han aparecido métodos que contribuyen al bienestar de las personas. La metodología ‘Walt Disney’ , ‘PROACT’ , ‘Harvard’ , ‘el silencio incómodo’ , son algunos de los miles de casos que contribuyen a la vida personal y el trabajo de las personas y permiten un equilibrio que garantiza el éxito personal de cada una de ellas. Una vez que nacen y se difunden son aplicadas hasta por reconocidos millonarios que, al utilizarlas diariamente, aumentan su patrimonio e influencia. Sumado a las historias ejemplares de Elon Musk o Jeff Bezos, Bill Gates tomó y fomentó una metodología que le cambió la vida: “Deep Work” o también denominado “trabajo profundo”. En este hábito en particular (porque si no, no tendría grandes efectos) las personas se concentran realmente en lo que es rentable en términos de productividad. De esta manera, se elimina todo tipo distracciones que existen alrededor, como puede ser el teléfono celular o diversas aplicaciones. La metodología Si bien se hizo reconocida por el fundador de Microsoft, este método fue acuñado por el profesor de Ciencias de la Computación en la Universidad de Georgetown, Cal Newport, en su texto denominado: “Deep Work: Rules for Focused Success in a Distracted World” (Trabajo profundo: Reglas para el éxito enfocado en un mundo disperso, en español). El autor remarca que, a través de periodos de 60 y 90 minutos, se pueden establecer grandes estados de concentración sin distracciones y garantizando que la mente trabaje en su máximo esplendor y potencial. La teoría propone que las personas se predispongan a poner foco en una actividad que verdaderamente importa y es productiva y eliminar todo tipo de distracción que puede llegar a incidir negativamente durante ese tiempo. Aquí es donde se diferencian lo que implica el trabajo profundo del trabajo superficial, que incluye llamadas, responder mails o ir a reuniones. Si bien esto último debe ocupar su atención, no debe ocupar la mayoría del tiempo. Según una investigación denominada “Pormenores del trabajo” realizada por ASANA, una marca que potencia a las empresas al organizar su trabajo en un espacio conectado, los trabajadores del conocimiento “dedican el 60 % de su tiempo a tareas de coordinación, como responder emails, coordinar proyectos y programar reuniones”. Los beneficios de aplicarla Así es como llevándola a cabo trae consigo numerosos beneficios. El primero (y ya resaltado) eliminar la distracción. ¿Por qué tan importante? Existen fenómenos como el llamado “atención residual” que, por ejemplo, ocurre cuando se está realizando alguna tarea en particular y se mira el celular para ver un mensaje. Este mensaje puede hacer que no sea tan efectiva la tarea. Según diversas investigaciones, una persona puede demorar hasta 20 minutos en recuperar el estado de concentración después de una interrupción. Otra de las ventajas es que permite reconfigurar el cerebro. A través de esta metodología, se aprende más rápido habilidades nuevas. La mente afianza y construye los conocimientos en una base más sólida y facilita que se desarrollen estas habilidades con mayor efectividad. Al aprender más rápido, la persona logra resolver situaciones más complejas en tiempos impensados y crea otros proyectos a mayor velocidad y más innovadores, ya que enfoca la mirada en las prioridades. Estas últimas posibilidades traerán sin dudas, gratificación y fluidez. Claves para aplicarlo Existen algunos secretos que ayudan a la aplicación de esta metodología. Estos son: Identificar las distracciones: El primer gran paso es descubrir, reconocer y aceptar las distracciones que la persona tiene a su alrededor. Gran parte de los individuos son adictos o al menos no llevan un control del tiempo que pasan mirando la pantalla. Los dispositivos móviles pasan a ser, muchas veces, una herramienta eficaz a otra letal, que no contribuye para nada en el trabajo. Determinar el tiempo: El siguiente paso será lo que se denomina en inglés el “time blocking” (bloquear el tiempo). Aquí la persona elige determinadas horas para trabajar y enfocarse en su objetivo a alcanzar. En esta oportunidad, suele optar por las horas que más productivo se siente, como pueden ser las primeras horas de la mañana o la primera hora de la tarde. Crear rituales: La mente, por lo general, recuerda asociaciones específicas. Es decir, aprende, anticipa y se prepara cuando usa una misma combinación que sabe que la va a utilizar más adelante. Así es como las personas pueden realizar rituales antes de entrar en concentración para avisarle al cerebro que es momento de encontrarse y trabajar. Preguntas como: dónde vas a trabajar; cuándo y durante cuánto tiempo; de qué manera y que hace falta, contribuyen a la respuesta del ritual. Sumar descansos: El cerebro, como cualquier parte del cuerpo, se cansa si se le exige demasiado. Por eso, para generar mayor energía y, además, ser los plazos más duraderos y efectivos, será mejor determinar los minutos del cansancio y aplicarlos en su momento justo. En su caso, Gates sugiere tres a cuatro horas de uso intensivo con descansos de 10’, ya que, luego de un tiempo más largo, es muy difícil que una persona actúe con eficacia. Reduce las distracciones y planifica: Ser conscientes de las distracciones y decidir cambiarlas o hasta el momento, darle un espacio al costado, es fundamental para el progreso del método. Sincerarse y hacer algo al respecto, es una decisión más que valiosa (y valiente!). Por último, la planificación. Sin saber hacia dónde se va, será muy difícil tomar decisiones. Así es como la persona debe decidir qué se trabajará, a qué hora y con qué herramientas. De esta manera, no se liberará nada al azar. Sea Bill Gates o una persona no reconocida, el método “Deep Work” siempre estará para todos y todas, sin excepción, para contribuir con el bienestar laboral y personal.