El estrés se define como una sensación de tensión mental y preocupación desencadenada, en general, por circunstancias adversas. Este estado, que es inherente a la condición humana, actúa como respuesta instintiva y natural frente a diversos estímulos desafiantes. La manera en que los individuos lo gestionan determina su impacto en la salud y el bienestar, tal como indica la Organización Mundial de la Salud (OMS). Si bien en general el estrés ha sido asociado a los adultos y a la vorágine de su vida cotidiana, ahora, la ciencia puso el foco en los jóvenes, ya que un estudio liderado por expertos de la Universidad Estatal de Carolina del Norte planteó que pueden experimentar “sensaciones de envejecimiento” en días estresantes, especialmente cuando sienten que tienen menos control sobre sus vidas Esta investigación liderada por Shevaun Neupert, profesor de psicología en la Universidad Estatal de Carolina del Norte, arrojó luz sobre cómo personas de entre 18 y 36 años pueden sentir los efectos del estrés en su percepción de la edad y en su bienestar físico y mental. El trabajo, titulado “El efecto de las creencias de control sobre la relación entre los factores estresantes diarios y la edad subjetiva en adultos más jóvenes”, fue publicado en la revista Mental Health Science. “La literatura nos dice que, cuando las personas mayores se sienten mayores de lo que realmente son, eso se asocia con una serie de resultados de salud negativos. Sin embargo, hay poca investigación que examine este problema en adultos más jóvenes: personas en la adolescencia y entre 20 y 30 años de edad. Una comprensión más profunda de este fenómeno en todos los grupos de edad podría ayudarnos a desarrollar intervenciones que protejan nuestro bienestar físico y mental”, dijo Neupert en un comunicado. Y agregó: “Este trabajo puede ser particularmente oportuno, ya que los investigadores del estrés están viendo un aumento en la cantidad de estrés que los adultos más jóvenes experimentan ahora en comparación con la cantidad de estrés que experimentaron las generaciones anteriores cuando eran jóvenes”. Para llegar a estas conclusiones, los expertos recolectaron datos de 107 adultos jóvenes, con edades comprendidas entre los 18 y 36 años, a través de encuestas diarias que se realizaron durante ocho días consecutivos. Estas encuestas buscaban capturar el nivel de estrés, la percepción de control sobre la vida y la edad subjetiva de los participantes. “Los participantes informaron haber experimentado niveles más altos de estrés de lo normal, también informaron verse y sentirse mayores. No obstante, esto sólo fue cierto en los días en que también consignaron sentir que tenían menos control sobre sus vidas del que normalmente tenían”, desarrolló Neupert. “Esto nos dice que el fenómeno del estrés que hace que las personas se sientan mayores no se limita a los adultos mayores. también les sucede a los jóvenes. Hay investigaciones que nos dicen que el estrés hace que los adultos mayores sientan su edad, o incluso se sientan mayores de lo que realmente son. También vale la pena señalar que tanto los niveles de estrés como los niveles de control eran relativos”, apuntó el autor. Al tiempo que concluyó: “Es importante porque sabemos que experimentar estrés crónico con el tiempo puede tener efectos adversos y que las personas generalmente informan niveles crecientes de estrés a medida que pasan de la edad adulta joven a la mediana edad, entre los 40 y los 50 años. Si estos jóvenes ya están experimentando niveles históricamente altos de estrés para su edad, y ese estrés está afectando su edad, será importante que prestemos mucha atención a los marcadores que utilizamos para evaluar el estrés físico y mental relacionado con la salud para esta generación”.
¿Los líderes nacen o se hacen? Los expertos lo tienen claro: un poquito de ambas. La identidad de liderazgo es un intrigante viaje de exploración, como un puzzle que se va montando poco a poco. A medida que los líderes asumen sus funciones y obtienen el reconocimiento de aquellos a quienes dirigen, las piezas van encajando en su sitio. ¿Cuáles son esas piezas? Curiosamente, un nuevo estudio de la Universidad Estatal de Nueva York del que hablan en The Oxford Review, destaca ciertos procesos que llevan a la configuración del líder. ¿Qué caracteriza la identidad de los nuevos líderes en la actualidad? Cuando pensamos en las figuras de liderazgo organizacional del siglo XXI, ¿qué nos viene a la cabeza? No, no hablamos de esos gigantes tecnológicos ni de los gurús de las redes sociales. Nos referimos a esas personas al frente de equipos de cualquier departamento en pequeñas, medianas o grandes empresas. Personas capaces de navegar por la profunda incertidumbre de un mundo cambiante, al tiempo que entienden el impacto de su trabajo y actitud en el bienestar de las personas. Así lo destaca Deloitte cuando habla de los nuevos líderes de la Generación Z. Porque sí, esos jóvenes nativos digitales ya son adultos que trabajan y que reclaman a sus superiores un estilo de liderazgo más abierto y empático que mantenga al equipo motivado y valorado. Algo que los diferencia significativamente de los baby boomers, que principalmente esperaban de sus líderes disciplina, autoridad y supervisión. Los líderes de hoy enfocan una ética de trabajo basada en la colaboración, tolerancia e innovación, que se centre en el aprendizaje y el crecimiento para atraer y retener el talento laboral de la Generación Z. Además, se espera que sean flexibles y honestos a la vez, y que estén dispuestos a escuchar las opiniones de los miembros de su equipo. El papel de las organizaciones a la hora de formar nuevos líderes Las organizaciones tienen un papel fundamental en el desarrollo de la identidad de sus nuevos líderes. Pueden hacerlo a través de una formación formal que establezca los estándares y expectativas deseadas para el comportamiento y el estilo de liderazgo. Pero también pueden hacerlo observando cómo se comportan los demás, para entender cómo se relacionan los líderes actuales con la cultura organizacional. Lo cierto es que la transición al liderazgo es un desafío constante. Aquellos que no logran adoptar su nueva identidad dentro de un tiempo aceptable, podrían ser penalizados o eventualmente descartados. Los resultados dependerán tanto del contexto y los apoyos que encuentre en su equipo y en sus superiores, como en las creencias que tenga el individuo sobre el poder y la influencia. Claves para la formación de la identidad de los nuevos líderes Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Nueva York concluyó que la identidad de los nuevos líderes puede desarrollarse a través de una serie de elecciones personales y situacionales del entorno laboral. Estos procesos incluyen: La percepción personal del liderazgo: Cada persona tiene sus propios enfoques sobre el poder y sobre qué forma de dirigir es la más adecuada. Son creencias determinadas por sus valores, actitudes y experiencias individuales. Por ejemplo, los líderes enfocados a crear comunidad se guían por la responsabilidad social más que por el interés propio: buscan capacitar a los miembros del equipo mediante procesos de toma de decisiones compartidos. En comparación, los líderes que asumen un papel más autoritario, utilizan recompensas o castigos como motivadores del comportamiento cuando es necesario. La percepción de la cultura organizacional del liderazgo: Las organizaciones que fomentan una cultura de control pueden crear líderes dominantes, mientras que las que promueven la capacitación y la creación de equipos tienden a desarrollar estilos de liderazgo orientados a la comunidad. Creencias sobre el poder: Las creencias personales sobre el poder de los nuevos líderes suelen proceder de sus interacciones con otros líderes a lo largo de su carrera profesional. En este sentido, pueden desarrollarse liderazgos más centrados en el poder como estrategia para generar respeto, confianza y una comunicación bidireccional abierta entre ellos y sus subordinados. O, por otro lado, pueden darse liderazgos que entiendan el poder de una forma más autoritaria que ayuda a establecer una jerarquía a través de las órdenes y la comunicación unidireccional. Capacidad de evaluar las situaciones: El liderazgo es un acto de equilibrio entre lo que necesita la organización y cómo interpretan los líderes esas demandas. Es importante que los nuevos directivos mantengan la mente abierta para determinar cuándo es necesario aplicar unos métodos de liderazgo u otros. Motivación para liderar: Aceptar un rol de líder es aceptar también más responsabilidades y obligaciones. Las personas asumen funciones de liderazgo por muchas razones: pueden estar impulsadas por valores y creencias firmes, por un sentido del deber o por una conexión emocional con su función. Quienes eligen el liderazgo a menudo descubren que es profundamente gratificante, a pesar de los costes personales asociados al cargo. Estar dispuesto a equivocarse para aprender Los líderes se esfuerzan por perfeccionar sus habilidades y mejorarlas, a menudo probando distintas estrategias para descubrir cuáles son las más beneficiosas. Mediante el ensayo y el error, desarrollan un estilo personalizado que puede ayudar a maximizar la eficacia dentro de la situación laboral actual. ¿Mano dura o refuerzo positivo? Como líder, es importante reconocer el poder del refuerzo. Felicitando y celebrando los éxitos con elogios y comentarios positivos, puedes fomentar un entorno en el que los comportamientos de éxito pasen a formar parte la identidad de líder. Por el contrario, si eres más de corregir o señalar los errores, serán precisamente los fallos los que se relacionen más con tu identidad. Abierto al cambio Cuando los nuevos líderes eligen o desarrollan su «estilo», tienden a internalizarlo y hacerlo parte de su propia identidad. Pero no se trata de algo estático. La identidad de los líderes debe evolucionar con el tiempo, creciendo y adaptándose a las valoraciones que reciben de quienes les rodean. El concepto de líder existe desde tiempos inmemoriales, pero la forma en la que se construye su identidad ha ido cambiando a lo largo de los siglos. Los nuevos líderes de hoy requieren grandes dotes de comunicación, decisión, planificación estratégica y empatía. No existe un enfoque único para convertirse en líder, la identidad de liderazgo se encuentra dentro de cada persona. Tener una comprensión clara de lo que se necesita para convertirse en uno puede ayudar a los aspirantes a capitanes en el viaje hacia la búsqueda de su verdadero yo como líder.
Más de 250 mil personas rindieron en noviembre de 2023 las Pruebas de Acceso a la Educación Superior, de las cuales 523 obtuvieron mil puntos en una o más de ellas. Sin embargo, para muchos el puntaje puede no haber sido el esperado o el necesario para postular y quedar admitido en la carrera y universidad deseadas, plazo que venció el viernes y cuyos resultados serán dados a conocer el martes 17 de enero. ¿Cómo afrontar el que las cosas no se hayan dado como se esperaba? Primero que todo, “respirar profundo y mantener la calma: no es el fin del mundo”, dice Gretchen Beiza, psicóloga de la red de colegios Cognita, con 17 establecimientos en Chile. Si hay claridad de que la Universidad es su mayor anhelo y objetivo central, el estudiante puede inscribirse en algún preuniversitario -presencial, online o personalizado- para volver a preparar los contenidos que son evaluados en la PAES de invierno, en julio 2024. Además, algunas casas de estudio ofrecen el denominado Plan Académico de Bachillerato, que permite tener más tiempo para definir el área que más se aproxima a los intereses, vivenciando las asignaturas dentro del ambiente y la vida universitarios. Por último, para muchos jóvenes y familias este no es el único camino, también podrían serlo los institutos de formación técnica o bien la inserción en la vida laboral. Sin embargo, antes de tomar cualquier decisión, la especialista plantea que el apoyo y la contención de los padres frente a un mal resultado, es fundamental. “La recomendación es contener y acompañar, ayudando a los hijos a aceptar que este sentimiento es temporal, pero, en definitiva, es sano vivirlo”. En ese sentido, Gretchen Beiza explica que podría pasar que en este tiempo existan dudas respecto a la orientación vocacional o de la elección previa. “En esos casos, hay que volver al punto de inicio: una buena opción es buscar información sobre las carreras que le interesan y/o conversar con profesionales que estén ya trabajando en esas áreas, con el fin de conocer un poco más de qué trata cada una en la realidad”. Finalmente, aun cuando los adolescentes están buscando independencia, la participación activa y el acompañamiento de los padres es un ingrediente importante para el éxito y enfrentar la decepción, que podría expresarse de distintas maneras. “Es importante señalar que el sentimiento de frustración que se produce cuando tenemos altas expectativas sobre algo y esto no se cumple, es absolutamente esperable, como también lo es una cierta dosis de ira, ansiedad o tristeza”, señala la psicóloga, por lo que se debe distinguir que un estado depresivo no es lo mismo que un estado de pena pasajera. Cuando dicha frustración causa un intenso estrés, que el/la joven no puede superar, que comienza a interferir en su vida diaria y en su desempeño habitual, cambiando hábitos de sueño, alimentación, ocio, socialización, higiene, etc., pudiendo incluso presentar síntomas somáticos como dolores de cabeza o estómago, entre otros, entonces sí es motivo de intervención, buscando apoyo profesional”, puntualiza la psicóloga de la red Cognita.
Los Converse All-Star salieron al mercado en EE.UU. en 1917 y en 1923 fueron rebautizadas, incluyendo el nombre del jugador de baloncesto Chuck Taylor, quien fue el portavoz de la compañía. Con el paso de los años, estas zapatillas saltaron de la cancha de baloncesto a la calle y se convirtieron en el calzado favorito de muchas generaciones de jóvenes. A mas de 100 años de haber salido al mercado los famosos zapatos de Converse Chuck Taylor All-Star, conocidos como Chapulinas en Chile, estos sufrieron algunos cambios según informó Nike, la marca que compró la compañía hace dos décadas. Nike introdujo cambios en el diseño de ese icónico calzado deportivo para hacerlo más cómodo y duradero, y atraer a un público más joven, a casi un siglo de mantenerse inalterados. Entre las novedades que presentan los Chuck Taylor All-Star II están un interior acolchado con un forro de microfibra y una plantilla de tecnología Lunarlon desarrollada por Nike, para una mayor sujeción en el puente del pie. Además, las nuevas zapatillas cuentan con una lengüeta antideslizante acolchada y el famoso círculo exterior irá cosido en vez de pegado. Los ojales de los cordones son del mismo color que la tela de las zapatillas, que dejaron de ser de algodón, para a pasar a usarse una fibra conocida como Tensel, que es más resistente.
Cada vez menos van a consumir los jóvenes de la Generación Z, de acuerdo con un estudio que dio a conocer GfK. Según la empresa de investigación de mercado, este comportamiento se basa en tres pilares clave que son las finanzas, la sustentabilidad y la calidad de vida. Señala el informe que para este grupo existe una inseguridad económica que apunta a un futuro menos prometedor, que se expresa en que el 30% de estos jóvenes están preocupados por cómo pagar sus facturas y el 21% es pesimista respecto de sus ganancias financieras. Explica Felipe Mendes, vicepresidente de Tech & Durables para Latinoamérica de NIQ, matriz de GfK, que es una generación que ha experimentado inseguridad económica en los últimos años, lo que genera cautela a la hora de decidir una compra. El 52% de los encuestados dice que prefiere esperar un poco más a la hora de adquirir un producto. “Aunque son jóvenes con más formación, se enfrentan a una importante transformación tecnológica a la que deben seguir el ritmo, lo que les dificulta encontrar un empleo y construir una vida económicamente equilibrada”, afirma. Consumo consciente Mucho más que otras, la Generación Z busca equilibrar su vida personal y profesional, siendo la salud mental más importante para ellos que el tiempo dedicado al trabajo. El 48% de los jóvenes afirma buscar productos que les ayuden a llevar un estilo de vida más saludable. “Además de ser difícil esta travesía profesional, tendrán una relación laboral diferente a la de generaciones anteriores y, por tanto, se espera que esta limitación económica les acompañe de alguna manera a lo largo de su vida”, analiza Mendes. Se trata, según el estudio, de una generación especialmente preocupada por el consumo consciente. El 50% de ellos se siente culpable cuando hace una acción que puede ir en contra de este principio y el 83% cree que las marcas también deben ser conscientes. Acceder a productos reciclados o incluso de segunda mano, y usar algo durante mucho más tiempo, es una visión muy presente en sus vidas y estimulada por las tendencias ESG, ampliamente difundidas en las redes sociales. En opinión de Felipe Mendes, esto “implica un reto para las empresas a la hora de reorientar el consumo y rediseñar sus modelos de negocio”.
El estrés se define como una sensación de tensión mental y preocupación desencadenada, en general, por circunstancias adversas. Este estado, que es inherente a la condición humana, actúa como respuesta instintiva y natural frente a diversos estímulos desafiantes. La manera en que los individuos lo gestionan determina su impacto en la salud y el bienestar, tal como indica la Organización Mundial de la Salud (OMS). Si bien en general el estrés ha sido asociado a los adultos y a la vorágine de su vida cotidiana, ahora, la ciencia puso el foco en los jóvenes, ya que un estudio liderado por expertos de la Universidad Estatal de Carolina del Norte planteó que pueden experimentar “sensaciones de envejecimiento” en días estresantes, especialmente cuando sienten que tienen menos control sobre sus vidas Esta investigación liderada por Shevaun Neupert, profesor de psicología en la Universidad Estatal de Carolina del Norte, arrojó luz sobre cómo personas de entre 18 y 36 años pueden sentir los efectos del estrés en su percepción de la edad y en su bienestar físico y mental. El trabajo, titulado “El efecto de las creencias de control sobre la relación entre los factores estresantes diarios y la edad subjetiva en adultos más jóvenes”, fue publicado en la revista Mental Health Science. “La literatura nos dice que, cuando las personas mayores se sienten mayores de lo que realmente son, eso se asocia con una serie de resultados de salud negativos. Sin embargo, hay poca investigación que examine este problema en adultos más jóvenes: personas en la adolescencia y entre 20 y 30 años de edad. Una comprensión más profunda de este fenómeno en todos los grupos de edad podría ayudarnos a desarrollar intervenciones que protejan nuestro bienestar físico y mental”, dijo Neupert en un comunicado. Y agregó: “Este trabajo puede ser particularmente oportuno, ya que los investigadores del estrés están viendo un aumento en la cantidad de estrés que los adultos más jóvenes experimentan ahora en comparación con la cantidad de estrés que experimentaron las generaciones anteriores cuando eran jóvenes”. Para llegar a estas conclusiones, los expertos recolectaron datos de 107 adultos jóvenes, con edades comprendidas entre los 18 y 36 años, a través de encuestas diarias que se realizaron durante ocho días consecutivos. Estas encuestas buscaban capturar el nivel de estrés, la percepción de control sobre la vida y la edad subjetiva de los participantes. “Los participantes informaron haber experimentado niveles más altos de estrés de lo normal, también informaron verse y sentirse mayores. No obstante, esto sólo fue cierto en los días en que también consignaron sentir que tenían menos control sobre sus vidas del que normalmente tenían”, desarrolló Neupert. “Esto nos dice que el fenómeno del estrés que hace que las personas se sientan mayores no se limita a los adultos mayores. también les sucede a los jóvenes. Hay investigaciones que nos dicen que el estrés hace que los adultos mayores sientan su edad, o incluso se sientan mayores de lo que realmente son. También vale la pena señalar que tanto los niveles de estrés como los niveles de control eran relativos”, apuntó el autor. Al tiempo que concluyó: “Es importante porque sabemos que experimentar estrés crónico con el tiempo puede tener efectos adversos y que las personas generalmente informan niveles crecientes de estrés a medida que pasan de la edad adulta joven a la mediana edad, entre los 40 y los 50 años. Si estos jóvenes ya están experimentando niveles históricamente altos de estrés para su edad, y ese estrés está afectando su edad, será importante que prestemos mucha atención a los marcadores que utilizamos para evaluar el estrés físico y mental relacionado con la salud para esta generación”.
¿Los líderes nacen o se hacen? Los expertos lo tienen claro: un poquito de ambas. La identidad de liderazgo es un intrigante viaje de exploración, como un puzzle que se va montando poco a poco. A medida que los líderes asumen sus funciones y obtienen el reconocimiento de aquellos a quienes dirigen, las piezas van encajando en su sitio. ¿Cuáles son esas piezas? Curiosamente, un nuevo estudio de la Universidad Estatal de Nueva York del que hablan en The Oxford Review, destaca ciertos procesos que llevan a la configuración del líder. ¿Qué caracteriza la identidad de los nuevos líderes en la actualidad? Cuando pensamos en las figuras de liderazgo organizacional del siglo XXI, ¿qué nos viene a la cabeza? No, no hablamos de esos gigantes tecnológicos ni de los gurús de las redes sociales. Nos referimos a esas personas al frente de equipos de cualquier departamento en pequeñas, medianas o grandes empresas. Personas capaces de navegar por la profunda incertidumbre de un mundo cambiante, al tiempo que entienden el impacto de su trabajo y actitud en el bienestar de las personas. Así lo destaca Deloitte cuando habla de los nuevos líderes de la Generación Z. Porque sí, esos jóvenes nativos digitales ya son adultos que trabajan y que reclaman a sus superiores un estilo de liderazgo más abierto y empático que mantenga al equipo motivado y valorado. Algo que los diferencia significativamente de los baby boomers, que principalmente esperaban de sus líderes disciplina, autoridad y supervisión. Los líderes de hoy enfocan una ética de trabajo basada en la colaboración, tolerancia e innovación, que se centre en el aprendizaje y el crecimiento para atraer y retener el talento laboral de la Generación Z. Además, se espera que sean flexibles y honestos a la vez, y que estén dispuestos a escuchar las opiniones de los miembros de su equipo. El papel de las organizaciones a la hora de formar nuevos líderes Las organizaciones tienen un papel fundamental en el desarrollo de la identidad de sus nuevos líderes. Pueden hacerlo a través de una formación formal que establezca los estándares y expectativas deseadas para el comportamiento y el estilo de liderazgo. Pero también pueden hacerlo observando cómo se comportan los demás, para entender cómo se relacionan los líderes actuales con la cultura organizacional. Lo cierto es que la transición al liderazgo es un desafío constante. Aquellos que no logran adoptar su nueva identidad dentro de un tiempo aceptable, podrían ser penalizados o eventualmente descartados. Los resultados dependerán tanto del contexto y los apoyos que encuentre en su equipo y en sus superiores, como en las creencias que tenga el individuo sobre el poder y la influencia. Claves para la formación de la identidad de los nuevos líderes Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Nueva York concluyó que la identidad de los nuevos líderes puede desarrollarse a través de una serie de elecciones personales y situacionales del entorno laboral. Estos procesos incluyen: La percepción personal del liderazgo: Cada persona tiene sus propios enfoques sobre el poder y sobre qué forma de dirigir es la más adecuada. Son creencias determinadas por sus valores, actitudes y experiencias individuales. Por ejemplo, los líderes enfocados a crear comunidad se guían por la responsabilidad social más que por el interés propio: buscan capacitar a los miembros del equipo mediante procesos de toma de decisiones compartidos. En comparación, los líderes que asumen un papel más autoritario, utilizan recompensas o castigos como motivadores del comportamiento cuando es necesario. La percepción de la cultura organizacional del liderazgo: Las organizaciones que fomentan una cultura de control pueden crear líderes dominantes, mientras que las que promueven la capacitación y la creación de equipos tienden a desarrollar estilos de liderazgo orientados a la comunidad. Creencias sobre el poder: Las creencias personales sobre el poder de los nuevos líderes suelen proceder de sus interacciones con otros líderes a lo largo de su carrera profesional. En este sentido, pueden desarrollarse liderazgos más centrados en el poder como estrategia para generar respeto, confianza y una comunicación bidireccional abierta entre ellos y sus subordinados. O, por otro lado, pueden darse liderazgos que entiendan el poder de una forma más autoritaria que ayuda a establecer una jerarquía a través de las órdenes y la comunicación unidireccional. Capacidad de evaluar las situaciones: El liderazgo es un acto de equilibrio entre lo que necesita la organización y cómo interpretan los líderes esas demandas. Es importante que los nuevos directivos mantengan la mente abierta para determinar cuándo es necesario aplicar unos métodos de liderazgo u otros. Motivación para liderar: Aceptar un rol de líder es aceptar también más responsabilidades y obligaciones. Las personas asumen funciones de liderazgo por muchas razones: pueden estar impulsadas por valores y creencias firmes, por un sentido del deber o por una conexión emocional con su función. Quienes eligen el liderazgo a menudo descubren que es profundamente gratificante, a pesar de los costes personales asociados al cargo. Estar dispuesto a equivocarse para aprender Los líderes se esfuerzan por perfeccionar sus habilidades y mejorarlas, a menudo probando distintas estrategias para descubrir cuáles son las más beneficiosas. Mediante el ensayo y el error, desarrollan un estilo personalizado que puede ayudar a maximizar la eficacia dentro de la situación laboral actual. ¿Mano dura o refuerzo positivo? Como líder, es importante reconocer el poder del refuerzo. Felicitando y celebrando los éxitos con elogios y comentarios positivos, puedes fomentar un entorno en el que los comportamientos de éxito pasen a formar parte la identidad de líder. Por el contrario, si eres más de corregir o señalar los errores, serán precisamente los fallos los que se relacionen más con tu identidad. Abierto al cambio Cuando los nuevos líderes eligen o desarrollan su «estilo», tienden a internalizarlo y hacerlo parte de su propia identidad. Pero no se trata de algo estático. La identidad de los líderes debe evolucionar con el tiempo, creciendo y adaptándose a las valoraciones que reciben de quienes les rodean. El concepto de líder existe desde tiempos inmemoriales, pero la forma en la que se construye su identidad ha ido cambiando a lo largo de los siglos. Los nuevos líderes de hoy requieren grandes dotes de comunicación, decisión, planificación estratégica y empatía. No existe un enfoque único para convertirse en líder, la identidad de liderazgo se encuentra dentro de cada persona. Tener una comprensión clara de lo que se necesita para convertirse en uno puede ayudar a los aspirantes a capitanes en el viaje hacia la búsqueda de su verdadero yo como líder.
Más de 250 mil personas rindieron en noviembre de 2023 las Pruebas de Acceso a la Educación Superior, de las cuales 523 obtuvieron mil puntos en una o más de ellas. Sin embargo, para muchos el puntaje puede no haber sido el esperado o el necesario para postular y quedar admitido en la carrera y universidad deseadas, plazo que venció el viernes y cuyos resultados serán dados a conocer el martes 17 de enero. ¿Cómo afrontar el que las cosas no se hayan dado como se esperaba? Primero que todo, “respirar profundo y mantener la calma: no es el fin del mundo”, dice Gretchen Beiza, psicóloga de la red de colegios Cognita, con 17 establecimientos en Chile. Si hay claridad de que la Universidad es su mayor anhelo y objetivo central, el estudiante puede inscribirse en algún preuniversitario -presencial, online o personalizado- para volver a preparar los contenidos que son evaluados en la PAES de invierno, en julio 2024. Además, algunas casas de estudio ofrecen el denominado Plan Académico de Bachillerato, que permite tener más tiempo para definir el área que más se aproxima a los intereses, vivenciando las asignaturas dentro del ambiente y la vida universitarios. Por último, para muchos jóvenes y familias este no es el único camino, también podrían serlo los institutos de formación técnica o bien la inserción en la vida laboral. Sin embargo, antes de tomar cualquier decisión, la especialista plantea que el apoyo y la contención de los padres frente a un mal resultado, es fundamental. “La recomendación es contener y acompañar, ayudando a los hijos a aceptar que este sentimiento es temporal, pero, en definitiva, es sano vivirlo”. En ese sentido, Gretchen Beiza explica que podría pasar que en este tiempo existan dudas respecto a la orientación vocacional o de la elección previa. “En esos casos, hay que volver al punto de inicio: una buena opción es buscar información sobre las carreras que le interesan y/o conversar con profesionales que estén ya trabajando en esas áreas, con el fin de conocer un poco más de qué trata cada una en la realidad”. Finalmente, aun cuando los adolescentes están buscando independencia, la participación activa y el acompañamiento de los padres es un ingrediente importante para el éxito y enfrentar la decepción, que podría expresarse de distintas maneras. “Es importante señalar que el sentimiento de frustración que se produce cuando tenemos altas expectativas sobre algo y esto no se cumple, es absolutamente esperable, como también lo es una cierta dosis de ira, ansiedad o tristeza”, señala la psicóloga, por lo que se debe distinguir que un estado depresivo no es lo mismo que un estado de pena pasajera. Cuando dicha frustración causa un intenso estrés, que el/la joven no puede superar, que comienza a interferir en su vida diaria y en su desempeño habitual, cambiando hábitos de sueño, alimentación, ocio, socialización, higiene, etc., pudiendo incluso presentar síntomas somáticos como dolores de cabeza o estómago, entre otros, entonces sí es motivo de intervención, buscando apoyo profesional”, puntualiza la psicóloga de la red Cognita.
Los Converse All-Star salieron al mercado en EE.UU. en 1917 y en 1923 fueron rebautizadas, incluyendo el nombre del jugador de baloncesto Chuck Taylor, quien fue el portavoz de la compañía. Con el paso de los años, estas zapatillas saltaron de la cancha de baloncesto a la calle y se convirtieron en el calzado favorito de muchas generaciones de jóvenes. A mas de 100 años de haber salido al mercado los famosos zapatos de Converse Chuck Taylor All-Star, conocidos como Chapulinas en Chile, estos sufrieron algunos cambios según informó Nike, la marca que compró la compañía hace dos décadas. Nike introdujo cambios en el diseño de ese icónico calzado deportivo para hacerlo más cómodo y duradero, y atraer a un público más joven, a casi un siglo de mantenerse inalterados. Entre las novedades que presentan los Chuck Taylor All-Star II están un interior acolchado con un forro de microfibra y una plantilla de tecnología Lunarlon desarrollada por Nike, para una mayor sujeción en el puente del pie. Además, las nuevas zapatillas cuentan con una lengüeta antideslizante acolchada y el famoso círculo exterior irá cosido en vez de pegado. Los ojales de los cordones son del mismo color que la tela de las zapatillas, que dejaron de ser de algodón, para a pasar a usarse una fibra conocida como Tensel, que es más resistente.
Cada vez menos van a consumir los jóvenes de la Generación Z, de acuerdo con un estudio que dio a conocer GfK. Según la empresa de investigación de mercado, este comportamiento se basa en tres pilares clave que son las finanzas, la sustentabilidad y la calidad de vida. Señala el informe que para este grupo existe una inseguridad económica que apunta a un futuro menos prometedor, que se expresa en que el 30% de estos jóvenes están preocupados por cómo pagar sus facturas y el 21% es pesimista respecto de sus ganancias financieras. Explica Felipe Mendes, vicepresidente de Tech & Durables para Latinoamérica de NIQ, matriz de GfK, que es una generación que ha experimentado inseguridad económica en los últimos años, lo que genera cautela a la hora de decidir una compra. El 52% de los encuestados dice que prefiere esperar un poco más a la hora de adquirir un producto. “Aunque son jóvenes con más formación, se enfrentan a una importante transformación tecnológica a la que deben seguir el ritmo, lo que les dificulta encontrar un empleo y construir una vida económicamente equilibrada”, afirma. Consumo consciente Mucho más que otras, la Generación Z busca equilibrar su vida personal y profesional, siendo la salud mental más importante para ellos que el tiempo dedicado al trabajo. El 48% de los jóvenes afirma buscar productos que les ayuden a llevar un estilo de vida más saludable. “Además de ser difícil esta travesía profesional, tendrán una relación laboral diferente a la de generaciones anteriores y, por tanto, se espera que esta limitación económica les acompañe de alguna manera a lo largo de su vida”, analiza Mendes. Se trata, según el estudio, de una generación especialmente preocupada por el consumo consciente. El 50% de ellos se siente culpable cuando hace una acción que puede ir en contra de este principio y el 83% cree que las marcas también deben ser conscientes. Acceder a productos reciclados o incluso de segunda mano, y usar algo durante mucho más tiempo, es una visión muy presente en sus vidas y estimulada por las tendencias ESG, ampliamente difundidas en las redes sociales. En opinión de Felipe Mendes, esto “implica un reto para las empresas a la hora de reorientar el consumo y rediseñar sus modelos de negocio”.