La felicidad es un estado emocional y subjetivo que se define como un bienestar general y satisfacción con la vida. Aunque su manifestación varía de persona a persona, los investigadores han desarrollado diversas herramientas y métodos para intentar cuantificarla desde una perspectiva científica. Por ejemplo, el test de felicidad del científico Martin Seligman, conocido como Inventario de Felicidad Auténtica, evalúa diferentes aspectos del bienestar subjetivo y la felicidad en las personas. Este test se administra a través del sitio web Authentic Happiness de la Universidad de Pensilvania, proporcionando información sobre cómo se comparan los resultados del usuario con otros individuos y grupos demográficos. Además, existen otras herramientas como la Escala General de Felicidad creada por Sonja Lyubomirsky o el cuestionario PANAS (Positive and Negative Affect Schedule) que examina los estados de ánimo positivos y negativos. También se destacan medidas objetivas de la felicidad, incluyendo indicadores fisiológicos, sociales y económicos. Los niveles de felicidad pueden verse influenciados por factores genéticos, ambientales y culturales. Estudios transculturales han demostrado que las normas culturales influyen en las percepciones y expresiones de la felicidad. Varios factores pueden influir en los niveles de felicidad de una persona. Estos incluyen factores genéticos, como la predisposición a experimentar emociones positivas, así como factores ambientales y sociales, como las relaciones interpersonales, el sentido de propósito y la calidad del entorno físico y social. Pero además de las mediciones subjetivas, los científicos también han explorado indicadores objetivos de la felicidad. Estos incluyen medidas fisiológicas, como la actividad cerebral y los marcadores biológicos del estrés, así como indicadores sociales y económicos, como el ingreso per cápita, la calidad de vida y la esperanza de vida. Comprender y medir la felicidad tiene importantes implicaciones para la salud mental y el bienestar humano. La investigación ha demostrado que los niveles más altos de felicidad se asocian con una mejor salud física y mental, así como con una mayor resiliencia frente al estrés. En última instancia, buscar la felicidad es un rasgo distintivo del ser humano. Diversos esfuerzos a nivel global buscan medir los niveles de felicidad en todo el mundo. Según el último Índice Global de Felicidad elaborado por Naciones Unidas, Finlandia es el país más feliz del mundo por sexto año consecutivo.
¿ Todo lo que nos rodea y experimentamos es real? La duda de si vivimos en una simulación está presente desde hace décadas en la humanidad. Ahora, una ley física podría indicar “la realidad” es una construcción artificial”. Todo se remonta a “ la hipótesis de la simulación ”, publicada en 2003. Esta sugiere que si la humanidad es capaz de simular repetidamente un Universo a través de una computadora avanzada, es altamente probable que nosotras y nosotros mismos vivamos en una de esas múltiples simulaciones. En este contexto, el físico Melvin Vopson, de la Universidad de Portsmouth, investiga una nueva ley de la física que podría respaldar la hipótesis de la simulación. En este sentido, el científico estudia la posibilidad de que vivamos en un universo simulado y sus implicaciones en la ciencia y tecnología. ¿Qué es la infodinámica por qué podría probar que vivimos en una simulación? La idea forma parte del campo de la física de la información; una disciplina que postula que la realidad física se constituye principalmente por unidades fundamentales de información, también conocidas como “ bits ” (igual que dentro de una computadora). Vopson ya había propuesto que la información tiene masa, además de que todas las partículas elementales almacenan información sobre sí mismas, tal como lo hace el ADN de los organismos vivos. Vopson afirmó el año pasado que descubrió una nueva ley física que podría predecir mutaciones genéticas en los organismos. Esto incluye a virus y bacterias, lo que ayudaría a evaluar las posibles consecuencias. A través de un comunicado de la Universidad se explica que el descubrimiento se basa en la segunda ley de la termodinámica. Esta establece que la entropía forma parte de todos los procesos naturales del Universo. En este sentido, Vopson esperaba que la entropía de los sistemas de información también aumentara con el tiempo. Sin embargo, observó que se mantenía constante o disminuye con el tiempo. Esto lo llevó a proponer la segunda ley de la infodinámica, según un artículo publicado en AIP Physics . ¿La simetría del Universo es otro indicio? Otra de las pistas que el científico detectó fue el predominio de la simetría en el Universo. Esto también se relaciona con la segunda ley de la infodinámica y destaca que los sistemas de información también eliminan los datos que consideran prescindibles. “Los principios de simetría desempeñan un papel importante respecto a las leyes de la naturaleza, pero hasta ahora había pocas explicaciones de por qué podía ser así” afirmó Vopson. “Mis hallazgos demuestran que una simetría elevada se corresponde con el estado de entropía informativa más baja, lo que podría explicar la inclinación de la naturaleza hacia él “, agregó. Cabe detallar que se requiere todavía un largo camino de investigaciones antes de concluir que vivimos en una simulación. Sin embargo, la segunda ley de la infodinámica sugiere que la información podría constituir la materia oscura del universo. Esto sería un fuerte indicio de que “ la realidad ” que nos rodea es una construcción artificial. En este mundo, todo lo que percibimos como real, desde la sensación del aire en la cara hasta el sabor de los alimentos, podría ser simplemente una construcción artificial, apelando a la teoría de que vivimos una simulación informática, según un argumento filosófico conocido como “la hipótesis de la simulación”. Como se informó anteriormente en DW, esta hipótesis, publicada en 2003, sugiere que, si la humanidad es capaz de simular repetidamente el Universo utilizando algún tipo de computadora avanzada, entonces es altamente probable que estemos viviendo en una de esas numerosas simulaciones. Recientemente, el físico Melvin Vopson de la Universidad de Portsmouth ha investigado si una nueva ley de la física podría respaldar esta teoría de que vivimos en una simulación. Su estudio actual explora la hipótesis del universo simulado y las implicaciones que esto tendría para la ciencia y la tecnología. La idea, esencialmente un ejercicio mental, ha ganado popularidad entre diversas personalidades prominentes, incluyendo a Elon Musk. Pertenece al campo de la física de la información, una disciplina que postula que la realidad física está principalmente constituida por unidades fundamentales de información, conocidas como bits. En trabajos previos, Vopson ya había propuesto que la información tiene masa y que todas las partículas elementales almacenan información sobre sí mismas, al igual que el ADN humano. En 2022, Vopson afirmó haber descubierto una nueva ley física que podría predecir mutaciones genéticas en organismos, incluyendo virus, y ayudar a evaluar sus posibles consecuencias. Infodinámica: ¿vivimos en una simulación? Como explica el comunicado de la Universidad de Portsmouth, este descubrimiento se basa en la segunda ley de la termodinámica, que establece que la entropía, una medida del desorden en un sistema aislado, implica una pérdida de energía por lo que siempre aumenta o permanece constante en cualquier proceso natural en el Universo.
El equipo internacional de científicos, encabezado por investigadores del Departamento de Física (DFI) de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile y del Instituto Milenio para la Investigación en Óptica (MIRO), demostró –experimentalmente– la posibilidad de teleportar luz desde un extremo a otro de una red fotónica, sin necesidad de que ésta interactúe con el centro del sistema, lo que podría revolucionar la forma en que se envía y maneja información a largas distancias. La teleportación en física se asocia, en general, a la mecánica cuántica y consiste en enviar información desde un lugar a otro sin necesariamente estar cerca. Sin embargo, en este trabajo, este concepto fue fortalecido y el grupo de científicos, además de enviar información a distancia, también lo hizo de manera más estable y fiable, usando sistemas protegidos naturalmente gracias a sus propiedades topológicas, las que consisten en que ciertos sistemas y materiales se vuelven robustos e imperturbables, proporcionando las características necesarias para que ocurra este fenómeno. Al viajar la información de extremo a extremo, pasando por el centro de un material, la posibilidad de pérdida debido a imperfecciones del sistema es muy alta. En cambio, en nuestro trabajo demostramos que podemos lograrlo sin interactuar con la red misma. Así, esto se puede entender como una forma de “teleportación” de luz, es decir, transporte de luz a largas distancias, explica el académico del DFI, Rodrigo Vicencio. Esta innovadora tecnología podría tener un impacto significativo en diversas aplicaciones tecnológicas actuales, como la transferencia de información de internet a través de redes de fibras ópticas. Hasta la fecha, la propuesta más prometedora y publicitada para garantizar la seguridad en la transferencia de información ha sido la encriptación cuántica, pero este nuevo sistema implica un método más confiable al no ser posible extraer información significativa a lo largo del sistema. El descubrimiento fue realizado utilizando arreglos fotónicos (materiales que utilizan la luz en vez de electricidad) fabricados, diseñados y caracterizados por los investigadores del Laboratorio de Redes Fotónicas de la Universidad de Chile, que durante aproximadamente un año estuvieron experimentando en una red de diamante, donde descubrieron que, al excitarla en un extremo con diversos colores, la luz comenzó a ser transportada desde un extremo a otro. Los científicos involucrados en el estudio aseguran que continuarán explorando otras redes fotónicas, todas made in Chile, para identificar configuraciones más robustas que permitan la implementación exitosa de estas propiedades. Junto a Rodrigo Vicencio, quien es además investigador del Instituto Milenio de Óptica MIRO, participaron: Gabriel Cáceres (magíster en ciencia mención Física U. de Chile) y Bastián Real (investigador postdoctoral DFI), quienes gestaron la idea teórica; a ellos se sumaron Diego Guzmán (también investigador postdoctoral DFI), quien está encargado de la fabricación de las redes iniciales; Paloma Vildoso e Ignacio Salinas (ambos estudiantes de magíster en ciencias mención Física U. de Chile), a cargo de los experimentos con imágenes; y Alberto Amo (Universidad de Lille, Francia) y Tomoki Ozawa (Tohoku University, Japón), quienes brindaron soporte teórico. Los resultados de este destacado estudio fueron publicados en la prestigiosa revista científica APL Photonics .
La innovación y el desarrollo científico son temas en los que Chile destaca, según el Estudio Longitudinal 2023, realizado por la Fundación Imagen de Chile e Ipsos. Y son además ejes que en los últimos años han marcado la línea de desarrollo que el país está impulsando, y donde se han enfocado parte de las inversiones de los últimos años. La investigación mostró esta vez una mejor percepción de Chile en los 12 mercados prioritarios analizados: Sao Paulo, Toronto, Nueva York, Washington, Londres, Berlín, París, Madrid, Shanghái, Tokio, Nueva Delhi y Dubái. Y en la percepción de Chile comparada con América Latina, el país destaca en “Desarrollo científico y astronómico”, con un 46%, el mayor porcentaje entre los países medidos. También, lidera en “Desarrollo de sustentabilidad y protección del medio ambiente”, con 43%. En todo caso, todos los países analizados exhibieron mejoras en lo que refiere a su percepción. País que mira hacia el futuro Según Rossana Dresdner, directora ejecutiva de la Fundación Imagen de Chile, la apuesta por un Chile que fomenta la innovación, la ciencia, la sustentabilidad y la protección del medio ambiente, se traduce en un país que mira hacia el futuro y que busca estar a la vanguardia de los avances tecnológicos y la urgencia climática. “El estudio confirma que tenemos mucho potencial de ser reconocidos por esos aspectos y hay que seguir desarrollando ese posicionamiento”, comenta Dresdner, acerca de los resultados del estudio. El mismo da cuenta también de que aspectos como la familiaridad y la favorabilidad han aumentado progresivamente desde 2020 para Chile, Argentina, Brasil, Perú y Colombia. Nuestro país registró el crecimiento más alto, entre 2020 y 2023, en su favorabilidad, pasando de un 43% a un 51%.
Hay una pregunta esencial que se hace todo ser humano alguna vez en su vida y que es la esencia de la conciencia que nos hace ser quien somos, esto es, la pregunta de por qué estamos aquí. El pensamiento moderno apoyado en la ciencia responde muy bien al cómo llegamos aquí: la mayormente azarosa unión de un esperma y un óvulo, el abrazo carnal de dos seres con los que no teníamos nada que ver hasta el momento de la concepción. Para la ciencia establecida no es necesario ir más allá de esto, puesto que, según el paradigma materialista, no existíamos antes de la concepción en el vientre de nuestra madre y no venimos al mundo por ninguna razón o necesidad en específico, lo único que de alguna manera traemos con nosotros son los genes de nuestros antepasados. Esta respuesta no es muy satisfactoria para muchas personas que creen que su vida y el mismo mundo tienen un propósito, un significado y un destino que no puede ser reducido solamente de la ciega evolución de la materia. Los aspectos cualitativos de la existencia, las intuiciones, las verdades espirituales, no pueden comprobarse científicamente, pero aún así ejercen una atracción y nos dotan de una razón de ser, son aquello que nos mueve e impulsa a crecer y desarraollarnos moral y espiritualmente, puesto que el ser humano, creemos, no deja de crecer cuando se convierte en adulto. El tema de la reencarnación y la posibilidad de haber elegido a nuestros padres antes de nacer es un tema que ha sido objeto de debate y especulación a lo largo de la historia. Algunas corrientes espirituales y religiosas sostienen que, como almas, tenemos la capacidad de elegir nuestra familia y las circunstancias de nuestro nacimiento antes de encarnar en este mundo. Según estas creencias, se dice que antes de nacer, como almas, tenemos la oportunidad de revisar nuestras vidas pasadas y aprender de ellas, así como de establecer objetivos y lecciones que deseamos experimentar en nuestra próxima encarnación. En este proceso, se dice que elegimos a nuestros padres y a nuestro entorno familiar, ya sea para aprender ciertas lecciones, para sanar relaciones o para cumplir con un propósito específico en nuestra vida. Sin embargo, es importante destacar que estas creencias no están respaldadas por evidencia científica y son consideradas más bien como creencias espirituales o filosóficas. La ciencia no ha podido demostrar la existencia de la reencarnación o la capacidad de elegir a nuestros padres antes de nacer. En última instancia, la respuesta a la pregunta de si realmente elegimos a nuestros padres antes de nacer queda en el ámbito de la fe y las creencias personales de cada individuo. Algunas personas pueden encontrar consuelo y sentido en la idea de que hubo una elección consciente en su llegada a este mundo, mientras que otras pueden tener diferentes perspectivas y creencias sobre el origen de la vida y la existencia humana.
La felicidad es un estado emocional y subjetivo que se define como un bienestar general y satisfacción con la vida. Aunque su manifestación varía de persona a persona, los investigadores han desarrollado diversas herramientas y métodos para intentar cuantificarla desde una perspectiva científica. Por ejemplo, el test de felicidad del científico Martin Seligman, conocido como Inventario de Felicidad Auténtica, evalúa diferentes aspectos del bienestar subjetivo y la felicidad en las personas. Este test se administra a través del sitio web Authentic Happiness de la Universidad de Pensilvania, proporcionando información sobre cómo se comparan los resultados del usuario con otros individuos y grupos demográficos. Además, existen otras herramientas como la Escala General de Felicidad creada por Sonja Lyubomirsky o el cuestionario PANAS (Positive and Negative Affect Schedule) que examina los estados de ánimo positivos y negativos. También se destacan medidas objetivas de la felicidad, incluyendo indicadores fisiológicos, sociales y económicos. Los niveles de felicidad pueden verse influenciados por factores genéticos, ambientales y culturales. Estudios transculturales han demostrado que las normas culturales influyen en las percepciones y expresiones de la felicidad. Varios factores pueden influir en los niveles de felicidad de una persona. Estos incluyen factores genéticos, como la predisposición a experimentar emociones positivas, así como factores ambientales y sociales, como las relaciones interpersonales, el sentido de propósito y la calidad del entorno físico y social. Pero además de las mediciones subjetivas, los científicos también han explorado indicadores objetivos de la felicidad. Estos incluyen medidas fisiológicas, como la actividad cerebral y los marcadores biológicos del estrés, así como indicadores sociales y económicos, como el ingreso per cápita, la calidad de vida y la esperanza de vida. Comprender y medir la felicidad tiene importantes implicaciones para la salud mental y el bienestar humano. La investigación ha demostrado que los niveles más altos de felicidad se asocian con una mejor salud física y mental, así como con una mayor resiliencia frente al estrés. En última instancia, buscar la felicidad es un rasgo distintivo del ser humano. Diversos esfuerzos a nivel global buscan medir los niveles de felicidad en todo el mundo. Según el último Índice Global de Felicidad elaborado por Naciones Unidas, Finlandia es el país más feliz del mundo por sexto año consecutivo.
¿ Todo lo que nos rodea y experimentamos es real? La duda de si vivimos en una simulación está presente desde hace décadas en la humanidad. Ahora, una ley física podría indicar “la realidad” es una construcción artificial”. Todo se remonta a “ la hipótesis de la simulación ”, publicada en 2003. Esta sugiere que si la humanidad es capaz de simular repetidamente un Universo a través de una computadora avanzada, es altamente probable que nosotras y nosotros mismos vivamos en una de esas múltiples simulaciones. En este contexto, el físico Melvin Vopson, de la Universidad de Portsmouth, investiga una nueva ley de la física que podría respaldar la hipótesis de la simulación. En este sentido, el científico estudia la posibilidad de que vivamos en un universo simulado y sus implicaciones en la ciencia y tecnología. ¿Qué es la infodinámica por qué podría probar que vivimos en una simulación? La idea forma parte del campo de la física de la información; una disciplina que postula que la realidad física se constituye principalmente por unidades fundamentales de información, también conocidas como “ bits ” (igual que dentro de una computadora). Vopson ya había propuesto que la información tiene masa, además de que todas las partículas elementales almacenan información sobre sí mismas, tal como lo hace el ADN de los organismos vivos. Vopson afirmó el año pasado que descubrió una nueva ley física que podría predecir mutaciones genéticas en los organismos. Esto incluye a virus y bacterias, lo que ayudaría a evaluar las posibles consecuencias. A través de un comunicado de la Universidad se explica que el descubrimiento se basa en la segunda ley de la termodinámica. Esta establece que la entropía forma parte de todos los procesos naturales del Universo. En este sentido, Vopson esperaba que la entropía de los sistemas de información también aumentara con el tiempo. Sin embargo, observó que se mantenía constante o disminuye con el tiempo. Esto lo llevó a proponer la segunda ley de la infodinámica, según un artículo publicado en AIP Physics . ¿La simetría del Universo es otro indicio? Otra de las pistas que el científico detectó fue el predominio de la simetría en el Universo. Esto también se relaciona con la segunda ley de la infodinámica y destaca que los sistemas de información también eliminan los datos que consideran prescindibles. “Los principios de simetría desempeñan un papel importante respecto a las leyes de la naturaleza, pero hasta ahora había pocas explicaciones de por qué podía ser así” afirmó Vopson. “Mis hallazgos demuestran que una simetría elevada se corresponde con el estado de entropía informativa más baja, lo que podría explicar la inclinación de la naturaleza hacia él “, agregó. Cabe detallar que se requiere todavía un largo camino de investigaciones antes de concluir que vivimos en una simulación. Sin embargo, la segunda ley de la infodinámica sugiere que la información podría constituir la materia oscura del universo. Esto sería un fuerte indicio de que “ la realidad ” que nos rodea es una construcción artificial. En este mundo, todo lo que percibimos como real, desde la sensación del aire en la cara hasta el sabor de los alimentos, podría ser simplemente una construcción artificial, apelando a la teoría de que vivimos una simulación informática, según un argumento filosófico conocido como “la hipótesis de la simulación”. Como se informó anteriormente en DW, esta hipótesis, publicada en 2003, sugiere que, si la humanidad es capaz de simular repetidamente el Universo utilizando algún tipo de computadora avanzada, entonces es altamente probable que estemos viviendo en una de esas numerosas simulaciones. Recientemente, el físico Melvin Vopson de la Universidad de Portsmouth ha investigado si una nueva ley de la física podría respaldar esta teoría de que vivimos en una simulación. Su estudio actual explora la hipótesis del universo simulado y las implicaciones que esto tendría para la ciencia y la tecnología. La idea, esencialmente un ejercicio mental, ha ganado popularidad entre diversas personalidades prominentes, incluyendo a Elon Musk. Pertenece al campo de la física de la información, una disciplina que postula que la realidad física está principalmente constituida por unidades fundamentales de información, conocidas como bits. En trabajos previos, Vopson ya había propuesto que la información tiene masa y que todas las partículas elementales almacenan información sobre sí mismas, al igual que el ADN humano. En 2022, Vopson afirmó haber descubierto una nueva ley física que podría predecir mutaciones genéticas en organismos, incluyendo virus, y ayudar a evaluar sus posibles consecuencias. Infodinámica: ¿vivimos en una simulación? Como explica el comunicado de la Universidad de Portsmouth, este descubrimiento se basa en la segunda ley de la termodinámica, que establece que la entropía, una medida del desorden en un sistema aislado, implica una pérdida de energía por lo que siempre aumenta o permanece constante en cualquier proceso natural en el Universo.
El equipo internacional de científicos, encabezado por investigadores del Departamento de Física (DFI) de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile y del Instituto Milenio para la Investigación en Óptica (MIRO), demostró –experimentalmente– la posibilidad de teleportar luz desde un extremo a otro de una red fotónica, sin necesidad de que ésta interactúe con el centro del sistema, lo que podría revolucionar la forma en que se envía y maneja información a largas distancias. La teleportación en física se asocia, en general, a la mecánica cuántica y consiste en enviar información desde un lugar a otro sin necesariamente estar cerca. Sin embargo, en este trabajo, este concepto fue fortalecido y el grupo de científicos, además de enviar información a distancia, también lo hizo de manera más estable y fiable, usando sistemas protegidos naturalmente gracias a sus propiedades topológicas, las que consisten en que ciertos sistemas y materiales se vuelven robustos e imperturbables, proporcionando las características necesarias para que ocurra este fenómeno. Al viajar la información de extremo a extremo, pasando por el centro de un material, la posibilidad de pérdida debido a imperfecciones del sistema es muy alta. En cambio, en nuestro trabajo demostramos que podemos lograrlo sin interactuar con la red misma. Así, esto se puede entender como una forma de “teleportación” de luz, es decir, transporte de luz a largas distancias, explica el académico del DFI, Rodrigo Vicencio. Esta innovadora tecnología podría tener un impacto significativo en diversas aplicaciones tecnológicas actuales, como la transferencia de información de internet a través de redes de fibras ópticas. Hasta la fecha, la propuesta más prometedora y publicitada para garantizar la seguridad en la transferencia de información ha sido la encriptación cuántica, pero este nuevo sistema implica un método más confiable al no ser posible extraer información significativa a lo largo del sistema. El descubrimiento fue realizado utilizando arreglos fotónicos (materiales que utilizan la luz en vez de electricidad) fabricados, diseñados y caracterizados por los investigadores del Laboratorio de Redes Fotónicas de la Universidad de Chile, que durante aproximadamente un año estuvieron experimentando en una red de diamante, donde descubrieron que, al excitarla en un extremo con diversos colores, la luz comenzó a ser transportada desde un extremo a otro. Los científicos involucrados en el estudio aseguran que continuarán explorando otras redes fotónicas, todas made in Chile, para identificar configuraciones más robustas que permitan la implementación exitosa de estas propiedades. Junto a Rodrigo Vicencio, quien es además investigador del Instituto Milenio de Óptica MIRO, participaron: Gabriel Cáceres (magíster en ciencia mención Física U. de Chile) y Bastián Real (investigador postdoctoral DFI), quienes gestaron la idea teórica; a ellos se sumaron Diego Guzmán (también investigador postdoctoral DFI), quien está encargado de la fabricación de las redes iniciales; Paloma Vildoso e Ignacio Salinas (ambos estudiantes de magíster en ciencias mención Física U. de Chile), a cargo de los experimentos con imágenes; y Alberto Amo (Universidad de Lille, Francia) y Tomoki Ozawa (Tohoku University, Japón), quienes brindaron soporte teórico. Los resultados de este destacado estudio fueron publicados en la prestigiosa revista científica APL Photonics .
La innovación y el desarrollo científico son temas en los que Chile destaca, según el Estudio Longitudinal 2023, realizado por la Fundación Imagen de Chile e Ipsos. Y son además ejes que en los últimos años han marcado la línea de desarrollo que el país está impulsando, y donde se han enfocado parte de las inversiones de los últimos años. La investigación mostró esta vez una mejor percepción de Chile en los 12 mercados prioritarios analizados: Sao Paulo, Toronto, Nueva York, Washington, Londres, Berlín, París, Madrid, Shanghái, Tokio, Nueva Delhi y Dubái. Y en la percepción de Chile comparada con América Latina, el país destaca en “Desarrollo científico y astronómico”, con un 46%, el mayor porcentaje entre los países medidos. También, lidera en “Desarrollo de sustentabilidad y protección del medio ambiente”, con 43%. En todo caso, todos los países analizados exhibieron mejoras en lo que refiere a su percepción. País que mira hacia el futuro Según Rossana Dresdner, directora ejecutiva de la Fundación Imagen de Chile, la apuesta por un Chile que fomenta la innovación, la ciencia, la sustentabilidad y la protección del medio ambiente, se traduce en un país que mira hacia el futuro y que busca estar a la vanguardia de los avances tecnológicos y la urgencia climática. “El estudio confirma que tenemos mucho potencial de ser reconocidos por esos aspectos y hay que seguir desarrollando ese posicionamiento”, comenta Dresdner, acerca de los resultados del estudio. El mismo da cuenta también de que aspectos como la familiaridad y la favorabilidad han aumentado progresivamente desde 2020 para Chile, Argentina, Brasil, Perú y Colombia. Nuestro país registró el crecimiento más alto, entre 2020 y 2023, en su favorabilidad, pasando de un 43% a un 51%.
Hay una pregunta esencial que se hace todo ser humano alguna vez en su vida y que es la esencia de la conciencia que nos hace ser quien somos, esto es, la pregunta de por qué estamos aquí. El pensamiento moderno apoyado en la ciencia responde muy bien al cómo llegamos aquí: la mayormente azarosa unión de un esperma y un óvulo, el abrazo carnal de dos seres con los que no teníamos nada que ver hasta el momento de la concepción. Para la ciencia establecida no es necesario ir más allá de esto, puesto que, según el paradigma materialista, no existíamos antes de la concepción en el vientre de nuestra madre y no venimos al mundo por ninguna razón o necesidad en específico, lo único que de alguna manera traemos con nosotros son los genes de nuestros antepasados. Esta respuesta no es muy satisfactoria para muchas personas que creen que su vida y el mismo mundo tienen un propósito, un significado y un destino que no puede ser reducido solamente de la ciega evolución de la materia. Los aspectos cualitativos de la existencia, las intuiciones, las verdades espirituales, no pueden comprobarse científicamente, pero aún así ejercen una atracción y nos dotan de una razón de ser, son aquello que nos mueve e impulsa a crecer y desarraollarnos moral y espiritualmente, puesto que el ser humano, creemos, no deja de crecer cuando se convierte en adulto. El tema de la reencarnación y la posibilidad de haber elegido a nuestros padres antes de nacer es un tema que ha sido objeto de debate y especulación a lo largo de la historia. Algunas corrientes espirituales y religiosas sostienen que, como almas, tenemos la capacidad de elegir nuestra familia y las circunstancias de nuestro nacimiento antes de encarnar en este mundo. Según estas creencias, se dice que antes de nacer, como almas, tenemos la oportunidad de revisar nuestras vidas pasadas y aprender de ellas, así como de establecer objetivos y lecciones que deseamos experimentar en nuestra próxima encarnación. En este proceso, se dice que elegimos a nuestros padres y a nuestro entorno familiar, ya sea para aprender ciertas lecciones, para sanar relaciones o para cumplir con un propósito específico en nuestra vida. Sin embargo, es importante destacar que estas creencias no están respaldadas por evidencia científica y son consideradas más bien como creencias espirituales o filosóficas. La ciencia no ha podido demostrar la existencia de la reencarnación o la capacidad de elegir a nuestros padres antes de nacer. En última instancia, la respuesta a la pregunta de si realmente elegimos a nuestros padres antes de nacer queda en el ámbito de la fe y las creencias personales de cada individuo. Algunas personas pueden encontrar consuelo y sentido en la idea de que hubo una elección consciente en su llegada a este mundo, mientras que otras pueden tener diferentes perspectivas y creencias sobre el origen de la vida y la existencia humana.