Científicos de la Universidad de Minnesota han descubierto un océano oculto en las profundidades del mar, gracias al estudio de las ondas sísmicas generadas por terremotos. El líder de esta investigación, el profesor en Biología y Doctor Steve Jacobsen, reveló la presencia de agua en una roca ubicada a casi 650 kilómetros debajo de la superficie terrestre. Lo más sorprendente es que este océano se encuentra en un estado esponjoso desconocido hasta ahora, debido a la ringwoodita, una piedra que actúa como una esponja atrayendo hidrógeno y capturando agua debido a su estructura cristalina única. Este avance podría indicar la existencia de un ciclo del agua bajo la superficie y explicaría la abundancia de agua en la Tierra. El dato más impactante es que el volumen del agua almacenada en esta roca podría superar el total presente en todos los océanos. Incluso si solo un 1% de la ringwoodita estuviera compuesto por agua, significaría tres veces más líquido debajo del suelo que lo presente en los mares. ¿Qué es y cómo se descubrió la ringwoodita? Investigadores de las universidades de Northwestern y Nuevo México cuyo equipo estaba a cargo del investigador y geólogo Gonzalo Preto, publicaron en Science (2014) un trabajo en que afirman que en el manto existen grandes cantidades de ringwoodita que resultan fundamentales para explicar el ciclo del agua en el planeta Tierra. Este mineral actúa como una esponja para contener agua en forma química y el proceso de deshidratación a altas temperaturas y presiones en el manto ayuda a dinamizar la tectónica de placas y explica el origen del agua en el planeta Tierra, ya que se trata de un componente abundante en los meteoritos. Las conclusiones se fundan en un descubrimiento publicado en marzo de 2014 en la revista Nature de un trozo de ringwoodita dentro de un diamante expulsado desde una profundidad de 643 km por un volcán en Brasil. Ese pequeño pedazo de ringwoodita, la única muestra que existe de dentro de la Tierra, contenía una sorprendente cantidad de agua unida en forma sólida en el mineral. En 2022 se descubrió otro diamante en la tierra con una incrustación de ringwoodita.
Seguro que la capa de ozono de la Antártida se está recuperando? La delgada banda de la estratosfera de entre 11 y 40 kilómetros sobre la superficie del planeta que protege a los seres vivos de la Tierra de los dañinos rayos ultravioletas procedentes del Sol, fue descubierta hace más de un siglo y, ahora, según un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Otago en Nueva Zelanda, quizá la recuperación no estaría siendo tal en los agujeros de ozono sobre la Antártida. Contrariamente a la percepción, la investigación, publicada en la revista Nature Communications, plantea que los agujeros no solo no se han reducido sino que son alarmantemente grandes y persistentes, más profundos de lo que se creía. Los últimos tres años (2020-2022) han sido testigos del resurgimiento de grandes agujeros de ozono de larga duración sobre la Antártida, escribieron los investigadores. Comprender la variabilidad del ozono sigue siendo de gran importancia debido al importante papel que desempeña el ozono estratosférico antártico en la variabilidad climática en todo el hemisferio sur. Un poco de historia Desde mediados de la década de 1970, los científicos descubrieron que productos químicos llamados clorofluorocarbonos (CFC), que alguna vez se usaron de forma masiva en aerosoles y refrigeradores, estaban reduciendo los niveles de ozono, creando agujeros anuales en gran parte en la región de la Antártida. Aquí es donde entró el Protocolo de Montreal de 1987, que prohibió los CFC en un intento por limitar estos agujeros en la capa de ozono. “La mayoría de las comunicaciones importantes sobre la capa de ozono en los últimos años han dado al público la impresión de que el 'problema del ozono' se ha resuelto”, dicen los expertos de este estudio. Sin embargo, a pesar de que una evaluación respaldada por la ONU afirmó que el acuerdo de cooperación ambiental internacional estaba funcionando y que la capa de ozono se regeneraría por completo alrededor de 2066, los investigadores analizaron los cambios mensuales y diarios del ozono, en diferentes altitudes y latitudes dentro del agujero de ozono antártico, de 2004 a 2022 y encontraron que hay mucho menos ozono en el centro del agujero de ozono en comparación con hace 19 años. “Esto significa que el agujero no sólo es más grande en área, sino también más profundo durante la mayor parte de la primavera. Hicimos conexiones entre esta caída de ozono y los cambios en el aire que llega al vórtice polar sobre la Antártida. Esto revela que los recientes y grandes agujeros en la capa de ozono pueden no ser causados sólo por los CFC”, afirma Hannah Kessenich, candidata a doctorado en el Departamento de Física y autora principal de la investigación. Los datos no son nada conciliadores: “Nuestro análisis terminó con datos de 2022, pero a día de hoy el agujero de ozono de 2023 ya ha superado el tamaño de los tres años anteriores: a finales del mes pasado era de más de 26 millones de km2, casi el doble del área de la Antártida”. “Aunque está separado del impacto de los gases de efecto invernadero en el clima, el agujero de ozono interactúa con el delicado equilibrio de la atmósfera. Debido a que el ozono generalmente absorbe la luz ultravioleta, un agujero en la capa de ozono no sólo puede causar niveles extremos de radiación ultravioleta en la superficie de la Antártida, sino que también puede afectar drásticamente el lugar donde se almacena el calor en la atmósfera ”, apuntan los autores del estudio. ¿Qué factores influyen en la capa de ozono? Los químicos utilizados en aerosoles y refrigeradores ya sabemos que agotan la capa de ozono de la Tierra, pero también influyen los grandes incendios y las erupciones volcánicas que han contribuido a que en los últimos años se produzcan agujeros de ozono más grandes de lo habitual sobre la Antártida. Kessenich señaló que el Protocolo de Montreal y las reducciones de CFC siguenen camino. Sin embargo, añade que los recientes y sustanciales agujeros de ozono pueden no ser únicamente el resultado de los CFC, excluyendo los datos de años con rupturas de vórtices polares. Algunos científicos se muestran escépticos ante los hallazgos del estudio, que se basan en gran medida en los agujeros observados entre 2020 y 2022 y utilizan un período corto (19 años) para sacar conclusiones sobre la salud a largo plazo de la capa de ozono.
Científicos de la Universidad de Minnesota han descubierto un océano oculto en las profundidades del mar, gracias al estudio de las ondas sísmicas generadas por terremotos. El líder de esta investigación, el profesor en Biología y Doctor Steve Jacobsen, reveló la presencia de agua en una roca ubicada a casi 650 kilómetros debajo de la superficie terrestre. Lo más sorprendente es que este océano se encuentra en un estado esponjoso desconocido hasta ahora, debido a la ringwoodita, una piedra que actúa como una esponja atrayendo hidrógeno y capturando agua debido a su estructura cristalina única. Este avance podría indicar la existencia de un ciclo del agua bajo la superficie y explicaría la abundancia de agua en la Tierra. El dato más impactante es que el volumen del agua almacenada en esta roca podría superar el total presente en todos los océanos. Incluso si solo un 1% de la ringwoodita estuviera compuesto por agua, significaría tres veces más líquido debajo del suelo que lo presente en los mares. ¿Qué es y cómo se descubrió la ringwoodita? Investigadores de las universidades de Northwestern y Nuevo México cuyo equipo estaba a cargo del investigador y geólogo Gonzalo Preto, publicaron en Science (2014) un trabajo en que afirman que en el manto existen grandes cantidades de ringwoodita que resultan fundamentales para explicar el ciclo del agua en el planeta Tierra. Este mineral actúa como una esponja para contener agua en forma química y el proceso de deshidratación a altas temperaturas y presiones en el manto ayuda a dinamizar la tectónica de placas y explica el origen del agua en el planeta Tierra, ya que se trata de un componente abundante en los meteoritos. Las conclusiones se fundan en un descubrimiento publicado en marzo de 2014 en la revista Nature de un trozo de ringwoodita dentro de un diamante expulsado desde una profundidad de 643 km por un volcán en Brasil. Ese pequeño pedazo de ringwoodita, la única muestra que existe de dentro de la Tierra, contenía una sorprendente cantidad de agua unida en forma sólida en el mineral. En 2022 se descubrió otro diamante en la tierra con una incrustación de ringwoodita.
Seguro que la capa de ozono de la Antártida se está recuperando? La delgada banda de la estratosfera de entre 11 y 40 kilómetros sobre la superficie del planeta que protege a los seres vivos de la Tierra de los dañinos rayos ultravioletas procedentes del Sol, fue descubierta hace más de un siglo y, ahora, según un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Otago en Nueva Zelanda, quizá la recuperación no estaría siendo tal en los agujeros de ozono sobre la Antártida. Contrariamente a la percepción, la investigación, publicada en la revista Nature Communications, plantea que los agujeros no solo no se han reducido sino que son alarmantemente grandes y persistentes, más profundos de lo que se creía. Los últimos tres años (2020-2022) han sido testigos del resurgimiento de grandes agujeros de ozono de larga duración sobre la Antártida, escribieron los investigadores. Comprender la variabilidad del ozono sigue siendo de gran importancia debido al importante papel que desempeña el ozono estratosférico antártico en la variabilidad climática en todo el hemisferio sur. Un poco de historia Desde mediados de la década de 1970, los científicos descubrieron que productos químicos llamados clorofluorocarbonos (CFC), que alguna vez se usaron de forma masiva en aerosoles y refrigeradores, estaban reduciendo los niveles de ozono, creando agujeros anuales en gran parte en la región de la Antártida. Aquí es donde entró el Protocolo de Montreal de 1987, que prohibió los CFC en un intento por limitar estos agujeros en la capa de ozono. “La mayoría de las comunicaciones importantes sobre la capa de ozono en los últimos años han dado al público la impresión de que el 'problema del ozono' se ha resuelto”, dicen los expertos de este estudio. Sin embargo, a pesar de que una evaluación respaldada por la ONU afirmó que el acuerdo de cooperación ambiental internacional estaba funcionando y que la capa de ozono se regeneraría por completo alrededor de 2066, los investigadores analizaron los cambios mensuales y diarios del ozono, en diferentes altitudes y latitudes dentro del agujero de ozono antártico, de 2004 a 2022 y encontraron que hay mucho menos ozono en el centro del agujero de ozono en comparación con hace 19 años. “Esto significa que el agujero no sólo es más grande en área, sino también más profundo durante la mayor parte de la primavera. Hicimos conexiones entre esta caída de ozono y los cambios en el aire que llega al vórtice polar sobre la Antártida. Esto revela que los recientes y grandes agujeros en la capa de ozono pueden no ser causados sólo por los CFC”, afirma Hannah Kessenich, candidata a doctorado en el Departamento de Física y autora principal de la investigación. Los datos no son nada conciliadores: “Nuestro análisis terminó con datos de 2022, pero a día de hoy el agujero de ozono de 2023 ya ha superado el tamaño de los tres años anteriores: a finales del mes pasado era de más de 26 millones de km2, casi el doble del área de la Antártida”. “Aunque está separado del impacto de los gases de efecto invernadero en el clima, el agujero de ozono interactúa con el delicado equilibrio de la atmósfera. Debido a que el ozono generalmente absorbe la luz ultravioleta, un agujero en la capa de ozono no sólo puede causar niveles extremos de radiación ultravioleta en la superficie de la Antártida, sino que también puede afectar drásticamente el lugar donde se almacena el calor en la atmósfera ”, apuntan los autores del estudio. ¿Qué factores influyen en la capa de ozono? Los químicos utilizados en aerosoles y refrigeradores ya sabemos que agotan la capa de ozono de la Tierra, pero también influyen los grandes incendios y las erupciones volcánicas que han contribuido a que en los últimos años se produzcan agujeros de ozono más grandes de lo habitual sobre la Antártida. Kessenich señaló que el Protocolo de Montreal y las reducciones de CFC siguenen camino. Sin embargo, añade que los recientes y sustanciales agujeros de ozono pueden no ser únicamente el resultado de los CFC, excluyendo los datos de años con rupturas de vórtices polares. Algunos científicos se muestran escépticos ante los hallazgos del estudio, que se basan en gran medida en los agujeros observados entre 2020 y 2022 y utilizan un período corto (19 años) para sacar conclusiones sobre la salud a largo plazo de la capa de ozono.